22/11/2024 00:39
Getting your Trinity Audio player ready...

La editorial El Comunista Feroz acaba de publicar el libro “Técnicas del Golpe de Estado”, del que son autores Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, el dúo genocida.

El capítulo 1 explica el golpe de estado que podríamos llamar de derechas, consistente en la toma del poder por la fuerza de las armas, utilizando para ello fundamentalmente al Ejército, con el acompañamiento de la guardia civil y policía nacional, en su caso, etc.

Es un tipo de golpe de estado que ha quedado en desuso, por la gran cantidad de voluntades que hay que unir en torno a la idea, la existencia de numerosos topos o filtraciones de la información al gobierno de turno, etc., que hacen que, a la larga y a la corta, acabe en fracaso, y con todos sus autores, intelectuales y materiales, reducidos a prisión, comunicada y sin fianza.

Los autores estudian y recomiendan en el capítulo 2 el “Golpe de Estado Jurídico”, lo que constituye una gran aportación a la historiografía política contemporánea, y acreditan que Pablo Iglesias, básicamente, es un gran estratega de la coyuntura, sabiendo sacarle partido a cualquier imprevisto o situación aciaga que se presente, siempre en beneficio del partido comunista.

Como decía Stalin, matar a una persona es un asesinato, pero “liquidar” a sesenta mil ancianos –por ahora-, es una cifra estadística, totalmente irrelevante, y que no va a ninguna parte.

La toma del poder por la vía jurídica consiste básicamente en:

Declarar el estado de alarma, única situación excepcional que no exige la intervención del Congreso, sino que puede hacerse desde el propio gobierno.

Una vez decretado el estado de alarma, hay que transformarlo en la práctica en un estado de excepción, en el que los ciudadanos pierden la totalidad de sus derechos fundamentales, y quedan al albur nuestro, es decir, del gobierno… Se suprime la libertad de residencia, de andar por las calles, de trabajo, de empresa, de manifestación, de reunión, etc., pero decimos que todo ello “es por su propio beneficio”, con lo cual no se rebela nadie o casi nadie.

LEER MÁS:  Negacionismo, la palabra policía que se ha convertido en símbolo de libertad y rebelión frente al control mental de masas. Por Max Romano

Al mismo tiempo, es fundamental acabar con el poder judicial, para lo cual se procede al cierre de los órganos judiciales pero eso sí, cobrando todos el ciento por ciento de sus retribuciones, para que no se quejen. Al fin y al cabo, ¡el ideal del funcionario es cobrar sin trabajar!

Con ello conseguimos que nadie pueda recurrir nuestras decisiones injustas y arbitrarias, es decir, prácticamente todas los que adoptemos, y que ese enorme poder del Estado, el Leviatán moderno, pase a estar enteramente en nuestras manos.

Es muy importante cerrar también el Congreso de los Diputados, con el “argumento” de la pandemia, ocupando así el poder legislativo, con lo cual ya solo mandamos nosotros…

Se decreta que las facultades del Congreso pasen a estar en manos de su presidenta, que es una señora nombrada por nosotros, con lo cual todo se queda en casa.

Es importante también “controlar” la fiscalía general del Estado, para lo cual hay que nombrar a una persona de total confianza, que nos tenga una lealtad perruna, por ejemplo algún ex ministro de justicia.

Los medios de comunicación social son básicos en esta época en la que la mayoría de la gente no tiene criterio propio, pues su único “criterio” es el publicado por los medios… Teniendo en cuenta que el 90% de la población se informa por las televisiones, públicas y privadas, y habida cuenta de que las televisiones y radios públicos ya las tenemos totalmente controladas, habrá que dar mucho dinero, en forma de subvenciones directas (15 millones de euros, por ejemplo), y una gigantesca campaña publicitaria (de 100 millones de euros) a las televisiones privadas, para que nos bailen el agua, y remen totalmente a nuestro favor…

Es muy importante tener a la población en permanente estado de zozobra e inquietud, por lo que dichos medios informativos a nuestro servicio, tendrán que estar todo el santo día dando la tabarra con la pandemia asesina, asustando a la población, y generando un clima de inquietud y preocupación, muy útil a nuestros propósitos.

LEER MÁS:  Pedro Sánchez, el hombre que quiere ser dictador. Por Julio Merino

Es básico acabar con el tejido productivo, los profesionales liberales, trabajadores autónomos, pequeña y mediana empresa, etc., para lo cual hay que prohibirles el trabajo por cuenta propia o ajena, de forma que dentro de poco tiempo no puedan pagar sus deudas, y tengan que depender totalmente del gobierno, es decir, de nosotros.

También hay que dar una paga universal a todo el mundo, de forma que ese lazo de dependencia gubernamental les obligue en el futuro a votarnos a nosotros, lanzando amenazas frecuentes a través de los medios que controlamos, es decir casi todos, de que sí vuelve la “derecha” al poder, se quedarán sin ese sueldo vitalicio.

Hay que seguir pagando las jubilaciones, invalideces y el sueldo de los empleados públicos, para que no se rebelen contra nosotros… En España hay 47 millones de habitantes, pero escasamente trabajan 17 millones, y tenemos más de 10 millones de jubilados e inválidos, y 3.500.000 trabajadores públicos, por lo que teniendo contentos a esos grandes contingentes de población, ¡LA VICTORIA ES NUESTRA!

En definitiva, sin disparar un tiro, y con un ejército, policía nacional, guardia civil, etc., que son auténticos mercenarios, y solo obedecerán al que les paga la nómina, se puede dar un golpe de estado jurídico, sin ningún problema.

¡PATRIA O MUERTE!

Autor

Ramiro Grau Morancho