Esta semana celebraremos la Nochebuena. Es decir, y en realidad, el nacimiento de Nuestro Señor, la fiesta de la Natividad, a la que hay que darle el único sentido que tiene, impidiendo que cada año se vaya perdiendo un poco más como viene ocurriendo desde hace tiempo.
En el Evangelio son numerosos y realmente portentosos los milagros que se describen que hizo Nuestro Señor, pero precisamente el mayor de todos, y con diferencia, pasa desapercibido, en parte confundido y como oculto por todo lo que rodea a su celebración: me refiero a la Natividad, a la Nochebuena.
No hay mayor milagro que el del nacimiento de Nuestro Señor. Porque fue hacerse lo infinito, finito; lo inmaterial, materia; lo inconmensurable, limitado; lo intangible, palpable; lo todopoderoso, impotente; lo grande, pequeño; la fuerza, debilidad; Dios, pleno, con todos sus atributos, sin perder ni uno sólo, ni menoscabo de ninguno de ellos, ser humano.
¡Qué mayor milagro! Mucho más, infinitamente más, que curar enfermos o incluso resucitar muertos.
Y también la Natividad fue el milagro de los milagros, el mayor con diferencia de todos, porque fue la prueba fehaciente y absoluta del amor de Dios por su criatura, porque sólo guiado de ese infinito amor por los hombres, pudo Dios, voluntariamente, sin tener porqué, sin recibir beneficio alguno por ello, acceder a ser, precisamente, materia, limitado, palpable, impotente, pequeño, débil, en fin, simple ser humano.
Más aún: porque con ello quiso decirnos cara a cara y con palabras humanas lo que hay más allá, con lo que nos vamos a encontrar cuando muramos, y lo que debemos hacer para que, cuando llegue ese momento, sea de alborozo, de alegría, de felicidad y no de tragedia.
Y todavía más: porque sabía que, naciendo como ser humano, iba a pasar, como hombre por la muerte y muerte de cruz.
Meditemos en estos días que llegan, especialmente en el de la Natividad, sobre aquel hecho único, inmenso, sobre Aquel que fue, de verdad y realmente, la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros porque ya nunca se repetirá.
¡¡Feliz Natividad del Señor!! ¡¡Feliz Nochebuena a todos!!
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