16/05/2024 10:38
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ÉL

(Viene del capítulo 7-A)

Todavía se seguía hablando en la calle y en todos los medios de comunicación de las declaraciones de Doña Letizia en la revista “Hola” (las mujeres se habían entretenido con las fotos donde aparecía la Princesa y en el modelo rojo que llevaba puesto), cuando a las 7 de la tarde del día 4 aparecieron en la tribuna los tres oradores que iban a participar en el acto electoral y habían organizado al unísono el “PJR” y la “UdyP”, los dos partidos que se habían coaligado para las elecciones generales del día 14: la de la Presidencia de la República y la de las Cortes Constituyentes.

Los tres oradores no eran otros que Don Felipe de Borbón, Doña Rosa Díez y Doña Leticia.

Pero, aquello fue más que un acto electoral, aquello fue una vorágine popular. Porque desde horas antes de que comenzara el acto las calles adyacentes al Palacio de los Deportes eran un verdadero hormiguero de hombres, mujeres y niños que incluso a sabiendas de que no iban a poder entrar (el Palacio sólo tiene cabida para unas 18.000 personas y allí en los alrededores habría ya más de 200.000). Desde la plaza Colón hasta la plaza de Roma, Doctor Esquerdo, Ibiza, Narváez, Menéndez Pelayo, Príncipe de Vergara y Goya estaban abarrotadas.

La llegada del Príncipe y Doña Letizia provocó un clamor nunca visto en un acto político. Los protagonistas tuvieron que entrar en las dependencias del Palacio con gran aparato policial que les abría el paso. Lo más curioso es que casi todos portaban banderas y banderines con los colores de la vieja bandera republicana.

Y en medio de ese gran clamor comenzó el acto, que presentaba Isabel San Sebastián.

La primera en tomar la palabra fue Doña Letizia, que ese día vestía más informal de lo que en ella era habitual. Pantalones negros muy ajustados y una especie de blusón blanco con lunares rojos; el pelo recogido en un moño alto y unos tacones enormes. Estaba guapísima.

Y Doña Letizia se situó delante del micrófono, de pie, y con gran soltura y una sonrisa de felicidad, y una nítida dicción, comenzó diciendo:

Madrileños, españoles todos…

Un momento, un momento, que me he equivocado de entrada (dijo entre risas y en un tono hasta populachero, lo que provocó una primera reacción de aplausos y de gritos que coreaban su nombre).

Gracias buena gente, gracias. Sois divinos (y otra vez surgieron los aplausos. Y es que aquel público estaba ya entregado de antemano).

Estoy aquí, no para hablar de política, que de eso los que saben son estos dos que tengo a mi izquierda (y más aplausos, ahora para el Príncipe y Rosa Díez, quienes se pusieron de pie y saludaron llevándose las manos al pecho y luego con la uve de victoria). Estoy aquí para presentarles a este viejo carcamal de mi marido (y esto ya fue la locura. El nombre de Letizia trascendía las paredes del Palacio y miles de personas lo repetían en el exterior). Un marido que se me ha vuelto loco y quiere ser ni más ni menos que Presidente de la República. Lo que es la vida, ayer iba a ser Rey de España y ahora quiere ser Presidente de la III República (más aplausos y gritos con el nombre del Príncipe y un eslogan que caló pronto entre los asistentes y que se repetiría a lo largo de la tarde: ¡¡FELIPE, PRESIDENTE!!).

Pero, que conste en actas, yo le apoyo y le apoyaré siempre. ¿Y sabéis por qué? Porque es un tío cojonudo y (y otra vez la interrumpieron los aplausos y los gritos con su nombre y vivas al Príncipe)… y, decía, porque es el padre de mis hijas y porque estoy más enamorada que cuando me casé. ¿Y sabéis por qué? Porque este hombre es un político nato y porque lleva a ESPAÑA en su alma … (¡¡¡LETIZIA!!! ¡¡¡LETIZIA!!! ¡¡¡LETIZIA!!!…aquello era ya casi un tumulto). ¡Que nadie se engañe! (casi gritó también la Princesa), ¡que nadie se engañe!… DON FELIPE SERÁ EL MEJOR PRESIDENTE DEL MUNDO. (Fuertes aplausos y gritos coreados a favor del Príncipe). Bueno, pues ya he dicho lo que quería decir. ¡NO!, me falta una última cosa: Gritad conmigo… ¡¡¡FELIPE PRESIDENTE!!! Gracias. (¡buh! y ya fue la locura).

Y la presentadora del acto, Isabel San Sebastián, volvió al micrófono.

— A continuación… (pero, como seguían los aplausos y el jolgorio tuvo que repetirlo varias veces)

— A continuación… A continuación… por favor, silencio… A continuación, tiene la palabra la Presidenta del Partido «UPyD», doña Rosa Díez. (Y doña Rosa se levantó y se dirigió hacia el micrófono en medio de grandes aplausos)

Queridos amigos -comenzó diciendo- venía aquí con la intención de desgranar el programa de mi Partido, Unión Progreso y Democracia, pero ya me habéis convencido de que hoy no es día de rollos políticos. Por eso me voy a limitar a decir por qué estoy aquí y al lado del Candidato Don Felipe de Borbón (más aplausos y nueva interrupción). Sabéis que durante muchos años fui socialista y miembro del PSOE, pero también sabéis que hace unos años rompí mis carnets y fundé, con un grupo de amigos, otro Partido, el UPyD. ¿Y sabéis por que rompí con el PSOE? Rompí y me fui cuando descubrí que al PSOE le importaba tres pepinos Euskadi, mi tierra, y hasta España. Que sólo les interesaba el Poder y los sillones del Poder. (Otra vez grandes aplausos)… Por favor, por favor… ¿Y por qué me he aliado con el Príncipe Don Felipe? Os lo voy a decir muy claro: porque, en las reuniones que hemos tenido desde que ´se postuló como Candidato a la Presidencia de la República, me he convencido de que este hombre ama por encima de todo a España… ¡¡Sí, sí, a ESPAÑA!! (y se armó un escándalo y un griterío de ¡¡Viva España!!)… Es verdad que cuando escuché por primera vez su apoyo al derecho de autodeterminación me asusté. Lo reconozco: fue una sorpresa para mí. Pero, cuando me explicó con detalle su propuesta inmediatamente me puse de su lado. Porque tiene toda la razón al desear resolver de una puñetera vez el «problema catalán» y el «problema vasco». España no puede vivir eternamente con la espada del independentismo en el cuello. Si los catalanes y los vascos no quieren ser España o quieren vivir fuera de España, lo mejor es que lo digan en las urnas. Con España o fuera de España. No hay más. (Más aplausos).

Por eso estoy aquí y por eso hemos acordado trabajar juntos. Nosotros le apoyaremos para que consiga su propósito y él nos apoyará para las elecciones a Cortes Constituyentes. Así que en este momento de alegría sólo puedo pediros el voto para Don Felipe de Borbón. ¡¡Viva España!! ¡¡Viva el nuevo Presidente de la III República!! (y se armó. Rosa Díez fue más aplaudida que seguramente lo habría sido en toda su carrera política).

Y volvió a salir la presentadora Isabel San Sebastián.

— Por favor, silencio, silencio. Les pido un poco de atención. A continuación tiene la palabra… ¡¡El Candidato Don Felipe de Borbón!! (Y aquello fue la apoteosis de aplausos).

Entonces Don Felipe se levantó de su asiento y al pasar al lado de la Princesa en dirección al micrófono tuvo el detalle de besar, aunque muy ligeramente a Doña Letizia. Dios, la que se armó, porque de pronto se oyó una voz femenina solitaria que gritó ¡¡Que se besen!!, ¡¡que se besen!!… y fue como una mecha encendida, ya que mil, diez mil, todos los que llenaban el Palacio, se sumaron al mismo grito y el ¡Que se besen, que se besen! fue coreado con tal fuerza que trascendió a la calle y cundió entre los que seguían el acto desde el exterior.

Pero, Doña Letizia, rápida como el viento, se levantó a su vez y casi corriendo se acercó a Don Felipe y de un salto se abrazó a él y le besó en los labios, ¡vaya que si le besó!… y ya fue la locura. Aplausos, vivas a Don Felipe, vivas a doña Letizia y vivas a España.

El Príncipe aguantó la marejada con el micrófono en las manos y esperó hasta que se calmaron los ánimos. Fueron más de cinco minutos de aplausos y gritos.

— Por favor, por favor, silencio. Dejad que hable Don Felipe – dijo la presentadora San Sebastián.

Amigos todos -comenzó diciendo el Príncipe- no sabéis qué feliz me siento hoy. Y me siento feliz porque hoy voy a poder decir lo que a mí me dé la gana y no lo que me hayan escrito los del Gobierno. Hoy me siento más libre que nunca. Hoy me siento feliz porque voy a poder hablar de ESPAÑA sin complejos y sin censuras. ¡¡ESPAÑA!! (y aquí se volvió a armar, ya que miles de gargantas gritaron al unísono el nombre de ESPAÑA)

Por favor, escuchadme. Me están llamando ya hasta traidor porque defiendo y he planteado ya el derecho de los pueblos españoles a la autodeterminación. Me acusan de que eso es romper la unidad de España. Pues, yo digo que no. Lo que yo digo es que ya es hora de que los pueblos hablen y digan si se sienten y quieren ser españoles o no.

España es grande, lo más grande del mundo, pero también son Grandes Cataluña, Euskadi, Cantabria, Asturias, Galicia, Extremadura, las Castillas, Aragón, Navarra, Valencia, Baleares, Murcia, La Rioja, Canarias, Ceuta, Melilla y Andalucía. ¡Y Madrid, siempre Madrid, el rompeolas de las ESPAÑAS! (y otra vez volvió la locura y miles de gargantas gritando el nombre de Madrid).

Todos los pueblos de España son grandes, pero si alguno de ellos no se siente español no podemos obligarle por la fuerza a mantenerse dentro de la gran España. Que se manifiesten en las urnas y lo digan abiertamente. Pero, ellos, los pueblos, no la clase política dirigente, que a lo mejor o peor sólo aspiran a mantenerse en el sillón del Poder.

España, la gran España, no puede perder el tiempo discutiendo siempre el «problema catalán» o el «problema vasco». Otros problemas deben ocupar nuestro tiempo: el paro, la seguridad ciudadana, la vivienda, la educación, la sanidad, la juventud, nuestros ancianos, nuestra pisoteada agricultura…

Lo digo y lo repito: se acabaron los independentismos de salón. O dentro de España o fuera de España.

(¡España! ¡Es-pa-ña! ¡Es-pa-ña!…y los miles de dentro y los miles de fuera corearon a gritos el nombre de España).

También quería hablaros (pero, seguían los aplausos y los gritos)… También quería hablaros del tema que más daño ha causado a nuestra Democracia: ¡la corrupción! (y aquí sí que se armó, porque fue mencionar esa palabra y saltó un grito unánime: ¡¡No a los corruptos!!, ¡¡ fuera corrupciones!!). Sí, sí, ya lo sé -continuó el Príncipe cuando le dejaron- y estoy de acuerdo con vosotros. Y yo os aseguro, que si me dais vuestro voto y salgo elegido el próximo día 14 aplastaré a los corruptos. Es más, y os lo juro, donde yo esté jamás habrá corrupción. (Y más aplausos).

Pero, aquí termino hoy. Tiene razón nuestra amiga Rosa Díez: hoy no es día de rollos políticos.

Hoy es un día de alegría.

Sin embargo, no sería bien nacido si no os pidiera un último favor.

Os pido que el próximo día 14 votéis a Rosa, porque estoy convencido de que Rosa sería una gran Presidenta del Gobierno. Un aplauso para Rosa Díez. Gracias a todos.

(Y el Príncipe y Rosa Díez se fundieron en un gran abrazo, mientras las miles de personas aplaudían y gritaban eso de FELIPE, PRESIDENTE).

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Por los altavoces internos y externos comenzó a escucharse la voz inconfundible de Raphael que cantaba su canción preferida: YO SOY AQUEL.

Pero lo gordo llegó a la salida, porque aquello era una marea humana gritando el nombre del Príncipe. Tanto que para poder salir el coche tuvieron que ponerle delante 12 motoristas y dos coches de la policía, e igual por atrás. E incluso así la comitiva tardó en llegar casi media hora a la plaza Colón y enfilar la calle Génova. Los madrileños saludaban al Príncipe y a la Princesa como si ya fuesen los Jefes del Estado.

Y naturalmente las portadas de los periódicos del día 5 iban todas dedicadas al acto-mitin del Príncipe y Rosa Díez en el Palacio de Deportes de Madrid. Pero, entre todas destacaba la de «El País». Porque aquello ya no era una información, ni siquiera una opinión, aquello era una declaración de guerra. El periódico de Prisa titulaba, con las letras más grandes que había utilizado nunca, así:

DOS TRAIDORES SE ABRAZAN

ANTE 20.OOO FOROFOS DE LA EXTREMA DERECHA

El chaquetero Felipe de Borbón y la socialista renegada Rosa Díez se ponen de acuerdo para cargarse España.

* *

Piden y defienden el Derecho de Autodeterminación de los pueblos de España y se apuntan a una República Federal.

* *

Y por si no bastara con los titulares en la primera página empezaba un feroz artículo firmado por el mismísimo Juan Luis Cebrián con este título:

«HAY QUE ACABAR CON EL ÚLTIMO BORBÓN».

Y citaba las famosas palabras de Pablo Iglesias contra Don Antonio Maura de 1910:

Hemos llegado al extremo de considerar que antes que SS suba al Poder debemos llegar hasta el atentado personal.

Era la guerra. El País se posicionaba ya claramente contra el Candidato Don Felipe de Borbón.

Pero, la tercera bomba de la campaña del Príncipe apareció en la portada de “El Mundo” el día 5, porque con grandes titulares anunciaba una entrevista en exclusiva que le había realizado a Don Felipe de Borbón el columnista estrella del periódico, Raúl del Pozo, en el Hospital de Momtreux. Ya los titulares adelantaban el contenido de las declaraciones del candidato a la Presidencia de la República:

Entrevista en exclusiva con Don Felipe de Borbón y Grecia.

LUCHARÉ POR LOS ESTADOS UNIDOS DE ESPAÑA

Los pueblos tienen derecho a la Autodeterminación

  • La corrupción es una lacra peor que el sida o el cáncer.

  • Felipe González, José María Aznar y Julio Anguita fueron grandes políticos durante la Transición.

También iba en la primera página de “El Mundo” una gran fotografía de Raúl del Pozo y el Príncipe en la que se veían de fondo las aguas del lago Lemán y las montañas alpinas.

Por su interés reproducimos íntegra la entrevista que publicaba en sus páginas interiores, muy destacada, el periódico que todavía dirige Pedro J. Ramírez.

Confieso que esta entrevista no la he montado yo, todo ha sido pactado y preparado por el sibilino de mi director, Don Pedro Jota Ramírez. Sólo he puesto una condición para venir hasta Montreux, que el periódico me tenía que reservar la suite real del «Hotel Montreux Palace», porque ahí, justo ahí, pasé yo una noche entera con aquella impresionante belleza que era la Bardot en 1968, ella tenía 34 años y yo 32 (coño, si no os lo creéis, dejadme al menos que me lo crea yo).

Estoy sentado en una terraza cubierta con cristal del Hospital St.Julien, que está situado a dos pasos del hotel y con unas vistas de ensueño, el lago Lemán a los pies y enfrente los Alpes. Les aseguro que a uno le dan ganas de quedarse aquí para toda la vida. Lo malo es que Suiza lo tiene todo, menos alma. Todo es bellísimo, pero todo es frío. Sigamos.

Frente a mí tengo sentado a un caballerete bien vestido, elegantemente vestido, con una barba negra muy cuidada y ya con una frente despejada. Este niño se nos ha hecho mayor. Es el Príncipe de Asturias y heredero de la Corona de España. No es ya Rey por ironías del destino. Ahora es un candidato a la Presidencia de la III República.

Hoy, (30 de enero del 2016) me lo acaba de decir, da la casualidad que es su cumpleaños.

    • Alteza -comienzo diciéndole.

    • No, don Raúl del Pozo, aquí no soy Alteza. Aquí soy Felipe de Borbón y Grecia, hijo de Juan Carlos de Borbón y de Sofía de Grecia. Un ciudadano español de 48 años, que está casado con Letizia Ortiz y tiene tres hijas maravillosas. Si soy casi de tu generación.

  • Por Dios, Felipe, que cuando tú naciste ya tenía yo los huevos negros.

  • Eso por ser un adelantado, que es lo que has sido siempre.

  • Eso es verdad, fíjate si soy un adelantado que hasta me hice republicano antes que tú. Oye, a propósito, ¿estoy sentado ante Felipe de Borbón o ante Simeón de Bulgaria?

  • Ja, ja, ja… Ya empezamos. No, no soy Simeón de Bulgaria, aunque es un hombre al que admiro y un buen amigo de la familia. Estás sentado frente a Felipe de Borbón.

  • Por cierto ¿Sabes quién fue Felipe Igualdad?

  • Sí, un príncipe de la casa Borbón. Se llamaba Luis Felipe de Orleans y era Duque de Orleans.

  • ¿Sabes que por cambiarse de chaqueta terminó en la guillotina a los 46 años?

  • Sí, lo sé, pero te recuerdo que en las Democracias no hay guillotinas.

  • ¿Y qué me dices de tus antepasados Carlos IV y Fernando VII?

  • Que fueron unos malos Reyes y que le hicieron mucho daño a España. La Historia es la Historia y no se puede cambiar a capricho. La verdad es la verdad aunque nos la traiga el porquero.

Pregunta: Bueno, hablemos de lo suyo. ¿No te parece una indecencia que el que hace tan sólo unos meses fuera el Príncipe heredero a la Corona de España sea hoy un Candidato más a la Presidencia de una República?

Respuesta: ¿Y no te parece a ti, señor del Pozo, que tu vida es una indecencia? ¿No es indecente que hasta hace sólo unos años fueras un comunista convencido y ahora seas un adinerado tripón que se pasa la vida jugando al golf?

Pregunta: ¡Touché! Empate. Ya veo que eres un Borbón de los pillos.

Respuesta: No. Hay libertad. Tú piensas con libertad y yo te respondo con libertad. Es la Democracia.

Pregunta: Por cierto ¿qué es eso que pregonas sobre los ESTADOS UNIDOS DE ESPAÑA?

Respuesta: Pues, es uno de los puntos claves de mi Programa. Yo pienso que ha llegado la hora de plantearnos seriamente el tema de las Autonomías y especialmente lo del “problema catalán” y “el problema vasco”. Ha llegado la hora de que los pueblos de España se manifiesten y digan a las claras si quieren seguir estando dentro de España o fuera. No podemos pasarnos la vida peleándonos por ese tema. Por ello soy partidario del derecho de Autodeterminación.

Pregunta: ¿Y cómo se come y cómo se guisa eso, Alteza, Real?

Respuesta: Déjate de cachondeos y títulos. En mi criterio habría que celebrar Referéndum Voluntarios en todas las Autonomías de hoy…

Pregunta: Un momento, un momento. ¿Qué es eso de un Referéndum Voluntario?

Respuesta: Está muy claro. El Estado ofrece la posibilidad de un Referéndum de Autodeterminación para que las Autonomías decidan ejercerlo o no. Naturalmente, aquellas que no lo soliciten quedarán inmediatamente integradas en la República y las que lo soliciten dependerá del resultado.

Pregunta: Supongamos entonces que Cataluña y Euskadi celebran el Referéndum y gana la independencia de España. ¿Que pasaría entonces?

Respuesta: Pues, pasaría que seguirían su camino fuera de España. Eso sí, con todas las consecuencias.

Pregunta: ¿Y si gana el no y la mayoría quiere seguir dentro de España?

Respuesta: También está claro. Formarían parte como Estado Federado y dentro de la República Federal que yo defiendo. Con una condición, que tendrían que asumir las autoridades de Barcelona y Álava, que si gana el NO no se podrá realizar otro Referéndum de Autodeterminación hasta al menos pasados 30 años. Mientras tanto nadie podrá ya hablar de independentismo. Pero, eso en cualquier caso serán las Cortes Constituyentes las que lo fijen en la Constitución que tendremos que hacer con el consenso de todos.

Pregunta: No sabes en qué berenjenal te vas a meter. Allá tú. Pasemos a otro tema ¿Tú quieres mandar o te vas a conformar con ser una figura decorativa, como casi todos los Presidentes de las Repúblicas?

Respuesta: Bueno, no todas. Creo que el Presidente Francés y el de Estados Unidos mandan algo. Sí es verdad que a mí no me gusta nada ser figura decorativa y muchos menos un jarrón que va de escaparate en escaparate. Esa ha sido mi discusión con mis padres todos estos años. Pienso que el Jefe del Estado no debe ser nunca una figura decorativa, tampoco un dictador. Mi alma repele la dictadura.

Pregunta: Pues, a su bisabuelo Alfonso XIII sí que le gustaban y se trajo de Cataluña al general Primo de Rivera.

Respuesta: Sí, pero eso le costó la Corona y tenerse que marchar de España.

Pregunta: O sea, que a ti eso de que “El Rey reina pero no gobierna” no te va.

Respuesta: No, no me va. Lo que sí hay que hacer, y habrá que hacer, es distribuir muy bien los Poderes Ejecutivos: el Presidente del Gobierno debe tener los suyos y el Presidente de la República los suyos.

Pregunta: ¿Y qué me dices de los otros Poderes del Estado? ¿Qué hacemos con el Poder Legislativo y el Poder Judicial?

Respuesta: ¡Ah, amigo mío! ya hemos llegado al meollo de la cuestión. No hay democracia donde no hay independencia de los tres poderes clásicos de Montesquieu. Yo defenderé siempre la independencia de los tres poderes. Sobre todo el del poder judicial. La justicia no puede mezclarse con la política. Los jueces no pueden depender de los Gobiernos o de los Partidos políticos. Eso, la dependencia, es cosa de las Dictaduras. Las Cortes están para hacer las leyes, pero no las que les convenga al Gobierno de un Partido o sus socios. Las Cortes tienen que hacer las leyes que más convengan al país y siempre de acuerdo con los derechos humanos y los que marquen los organismos internacionales.

Pregunta: Eso, querido Felipe, es el sueño de una noche de verano. Por cierto  ¿quién dijo aquello de que «a cualquier precio el Poder jamás es caro»?

Respuesta: Lo dice el personaje Eteocles al final de «Las fenicias», una de las tragedias de Séneca.

Pregunta: ¡Touché! ¿Y estás de acuerdo con Séneca?

Respuesta: Radicalmente NO. Hitler y Stalin estuvieron de acuerdo y miran dónde llegaron.

Pregunta: ¿Y cómo se consigue un Poder judicial totalmente independiente si los jueces son nombrados o elegidos por los Gobiernos o por los Partidos?

Respuesta: Ya, ya veo por dónde vas. El sistema de elección de los jueces, especialmente los de la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y el Constitucional. Pues, en mi criterio el modo más objetivo es el de la Oposición pura y dura. Ya sé que el sistema de oposición tampoco es perfecto, pero es el menos malo. Como el de los catedráticos de la Universidad. Los jueces tienen que juzgar desde la independencia más absoluta y sin mirar, aunque sólo sea por el rabillo del ojo, que una sentencia le pueda arrojar a los pasillos. Lo mismo digo del Tribunal Constitucional o de Garantías, como se le llamó en la Segunda República.

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Si los miembros del Tribunal más alto de la Nación son elegidos por los Partidos políticos nunca serán totalmente independientes y se dejarán influenciar por los que tienen el poder de retirarlos. Una Justicia politizada ya no es Justicia. Un juez puede ser un gran jurista, pero si se deja teledirigir por los políticos acabará como acabaron aquellos buenos juristas de la etapa del nazismo: sentados en los banquillos de Núremberg.

Pregunta: ¿O estás conmigo o eres mi enemigo?

Respuesta: No. Quien no está contra mí puede ser mi amigo.

Pregunta: Joder, macho, no hay quien te coja en una.

Respuesta: Raúl, la Historia está ahí para todos. Pompeyo el Magno inició la guerra civil de Roma amenazando a los que no se pusieran de su parte y César hizo lo contrario, tranquilizar a los que en un principio no estaban con él. Y César le ganó la Guerra a Pompeyo. La política es muy complicada, sobre todo si no se tienen las ideas claras. Y César las tenía.

Pregunta: Una pregunta tonta: ¿por qué Jorge Washington rechazó la Corona de Rey cuando se la ofrecieron por unanimidad?

Respuesta: Por dos razones muy claras. Es verdad que al conseguir la victoria total contra Inglaterra y la Independencia podía haber hecho lo que hubiera querido. No aceptó ser Rey porque era un verdadero demócrata y porque no creía en el derecho hereditario. Y lo dijo muy claro: si yo acepto la Corona y me proclamo Rey lo tendrían ya que ser mis hijos, mis nietos y mis sucesores… y con eso no estoy de acuerdo. La Jefatura del Estado no puede ser propiedad de una familia. Una Nación no puede ser de nadie, tiene que ser de todos. Y yo estoy de acuerdo con Washington.

Pregunta: ¿Y por eso está aquí y ahora?.

Respuesta: Seguramente sí. Los Estados Unidos, aunque muchos piensen lo contrario, tienen muchas cosas buenas.

Pregunta: Volvamos a su Programa. ¿Crees tú, jovencito, que lo de la corrupción tiene arreglo?

Respuesta: Sí, ya lo sé, es una utopía, pero habrá que intentarlo. La corrupción es tan antigua como la política, como está en la Historia. Alejandro Magno compraba sujetos para tener espías dentro del campo enemigo. Roma llegó a ser el Reino de la corrupción y gracias al oro que compraba voluntades, desde Senadores a miembros de la familia imperial, hubo romanos que se enriquecieron hasta extremos increíbles. De Napoleón se sabe que pagaba a escondidas hasta a los más honrados ciudadanos. Su hermano Luciano llegó de embajador a Madrid sin un duro y volvió a Francia siendo una de las grandes fortunas de su tiempo, gracias a su alianza de intereses con el tal Godoy. Los políticos necesitan dinero y los banqueros lo prestan para obtener favores inconmensurables. La empresa que consigue un monopolio, sea el que sea, ya no tiene ningún problema.

Pregunta: Al grano, señor Candidato, ¿crees que puedes acabar con la corrupción en España?

Respuesta: Creo que sí, estoy convencido. La corrupción siempre llega por el mismo camino, porque no se toman las medidas necesarias para evitarla. Te pongo un ejemplo: casi todas las corrupciones y corruptelas de la Democracia han llegado por vía de los Ayuntamientos y de los Partidos Políticos. Los Ayuntamientos porque siempre han estado abandonados y su única fuente de subsistencia han sido las recalificaciones (por ahí vino el «boom» de la construcción y la famosa burbuja del ladrillo). Conceda fórmulas legales de financiación a los ayuntamientos y se habrá terminado la corrupción.

En cuanto a los Partidos ídem de ídem. Los dos grandes Partidos se han transformado en verdaderos Ministerios, con cientos o miles de empleados, a los que hay que pagar mensualmente estén en el Poder o estén en la Oposición. Más las carísimas campañas electorales. ¿Y qué hacen para mantener esa máquina? Las directivas dirán y jurarán que tienen suficiente con las subvenciones del Estado o con ayudas legales de simpatizantes, pero todos sabemos que eso no es toda la verdad. Que se buscan «colaboraciones» subterráneas, desinteresadas de momento, a cambio de «algo», Y ahí están los casos “Filesa” y “Gürtel”. Y si a eso le sumas que estamos en el país del «Lazarillo de Tormes», o del «Buscón» o de «Rinconete y Cortadillo» ya tienes la tortilla sin huevos. No, hay que cortar eso…y lo de los Sindicatos. Otros Ministerios que viven del Estado. Si los Partidos y los Sindicatos son fuente de corrupciones apaga y vámonos.

Pregunta: No siga, Don Felipe, no siga. Todo lo que dice es verdad, pero como ya estoy cansado del tema le propongo que hablemos de otras cosas.

Respuesta: Lo que usted diga, Don Raúl.

Pregunta: ¿Por qué no hablamos de tías?

Respuesta: ¡Ah no, de eso no, lo tengo prohibido!

Pregunta: Bueno, pues cuéntame un chiste. Me han dicho que en eso eres un genio.

Respuesta: Por favor, yo no soy un genio en nada. Yo soy un currante. Aquí el rico eres tú, el «golfista» número 1 de Madrid. Pero, ahí va el último que me han contado:

«Iba un día Goya por la calle y se le acerca un majo, muy majo, y le pregunta: Maestro ¿y a quién vas a pintar hoy?

Y Goya le responde muy serio:

¡Ay, hijo, al que te da de comer, al que te da de comer!

Entonces vas fresco Maestro, el que nos daba de comer huyó hace 5 días y se llevó todo lo que había en la caja».

Pregunta: ¿Conoces el de Robespierre?

Respuesta: No.

Pregunta: Pues, ahora me toca a mí, escucha:

» Entraba un día en la Convención Robespierre, el hombre que había hecho de la guillotina su diversión preferida, cuando se le acercó un joven «sanculotte» y le espetó a la cara.

¿Y hoy a quién le vas a cortar la cabeza, Robespierre?

Y Robespierre con cara de pocos amigos le responde:

-A tu madre, hijo, a tu madre.

-Pues, entonces -le responde el obrerillo- vas de culo, porque yo no tengo madre… ja, ja, ja».

En ese momento apareció en la terraza la Princesa Doña Letizia, que me saludó muy cariñosa con dos besos y le dijo al Príncipe:

      • Felipe, tu padre te reclama.

      • ¿Pasa algo?

      • No, sólo quiere hablar contigo.

      • Raúl, ¿me perdonas un momento?

      • Sí, por supuesto. Aquí te espero.

Y ambos se dirigieron al interior del Hospital.

Entonces, y contemplando aquel paisaje de ensueño, me di cuenta que se me estaban quedando cosas en el tintero. Así que en cuanto volvió, sólo fueron unos minutos, le ataqué en directo. Bueno, antes le pregunté por el Rey.

      • No, no pasa nada. Mi padre se muere, pero con las botas puestas. Joder, tiene el cuerpo minado por el cáncer y sin embargo tiene la cabeza mejor que tú y que yo.

      • Pero ¿quería algo en especial?.

      • No, cosas familiares. Este hombre va a estar en todo hasta el último suspiro.

Pregunta: A ver Felipe, que se me han pasado algunas cosas que quería hablar contigo. ¿Qué opinas del “café para todos” de Suárez?

Respuesta: Mira, Suárez fue un gran Presidente, pero en lo del “café para todos” se equivocó de pe a pa. En aquellos primeros momentos de la Transición en España sólo había dos comunidades que de verdad querían la Autonomía: Cataluña y el País Vasco. En el resto de España nadie se había planteado lo de las Autonomías. Por tanto si Suárez se hubiese limitado a darles Autonomía a Cataluña y Euskadi habría sido suficiente y no habría llegado el lío de las 17 Autonomías. Eso fue un desastre. Porque España no podía, ni puede todavía, sostener 17 Gobiernos, 17 Parlamentos y todo lo que conlleva eso consigo. España no puede soportar 8.112 alcaldes, 65.896 concejales, 1.206 parlamentarios autonómicos, 1031 diputados provinciales y 650 diputados y senadores. Con esto, está claro, hay que terminar.

Pregunta: ¿Y qué opina el candidato Borbón de las guerras? ¿Habrías tu mandado tropas españolas a Irak o Afganistán.

Respuesta: Mira, también en esto tengo una idea muy clara y por ello llevo en mi Programa la idea de los ESTADOS UNIDOS DE EUROPA. Creo que la Unión Europea está anticuada. Europa necesita unirse, si quiere ser más fuerte. En mi criterio Europa debiera tener un sólo ejército y unas Relaciones Exteriores también únicas. Si eso se consiguiera los Estados Federados ya no tendrían el problema individual de las guerras. No es España, ni Italia, ni Francia, ni el Reino Unido, ni Alemania quienes tengan que mandar tropas a las guerras exteriores a Europa, tendría que ser la Europa de los Estados Unidos la que decidiese si se debía participar o no en alguna de esas guerras. Por otra parte, no te voy a negar que yo particularmente estoy contra todas las guerras, pero todos sabemos que las guerras, a veces, son absolutamente necesarias, como lo fue la Segunda Guerra Mundial.

Pregunta: ¿Sabe Don Felipe cómo resolvió la Segunda República el “problema catalán”?.

Respuesta: Sí, con los cañones del general Batet.

Pregunta: ¿No le da al Candidato miedo eso de la República, con los dos desastres que fueron la Primera y la Segunda?

Respuesta: Pues, no, no me da miedo. Francia va ya por la Quinta y le va bien. Si una República no funciona se le da carpetazo y se trae otra nueva. No pasa nada.

Pregunta: ¿Y qué le parecen sus contrincantes en la batalla que se avecina?

Respuesta: Si te digo la verdad, que les tengo miedo. Felipe, Aznar y Anguita fueron para mí, los mejores políticos de la Transición.

Pregunta: Bueno, Don Felipe de Borbón y Grecia, pues ya no tengo más preguntas.

Respuesta: Pues yo sí tengo una para don Raúl del Pozo. ¿Se atreve usted a jugar una partida de ajedrez conmigo?

    • Hombre, eso me parece bien. Aunque hace muchísimos años que no juego al ajedrez, que ahora recuerde desde mis tiempos de “Pueblo”, cuando me pasaba horas enteras jugando con el Yale y el Merino.

Así que nos encerramos en otra habitación del Hospital y jugamos no una, sino tres. Y tengo que decir que el cabrón me ganó las tres. Este tío dará mucho que hablar en el futuro.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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