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 Porque la historia pasa, pero no siempre se pasa por ella, la Asociación Pro Guardia Civil ha escrito al Papa que nos coló el último conclave, Jorge Mario Berglogio, a fin de que tome medidas correctoras contra los miembros de las asociaciones sacerdotales que arropan a Ignacio Arieta, párroco de Lemona (Vizcaya), afín a ETA, a quienes sus compañeros han apoyado tras ser suspendido recientemente de sus funciones eclesiásticas por monseñor Iceta, obispo de Vizcaya, a raíz de haberse descubierto al tal Arieta en uno de esos documentales sobre ETA que últimamente están surgiendo como las setas, en el tiempo de las setas, naturalmente, que no antes. 

    Cuál es el contrasentido de esta petición. Pues no otro que haber perdido la memoria. O como decíamos antes, no haber pasado por la historia que sí pasó por ellos. Un contrasentido porqué como pensaba y seguro que sigue pensando Ignacio Arieta, pensaba la mayoría del clero en Vascongadas, adscritos, con sus obispos a la cabeza, al nacionalismo vasco. Un clero repugnante y vil que apoyó la supuesta resistencia vasca durante el régimen de Franco, inclinándose con la llegada de la democracia hacia la izquierda marxista vasca, cuya jerarquía (Setién y Uriarte, principalmente) no se mostró renuente a proporcionar reconocimiento de legitimidad. Siendo lo más sangrante que no se pueda decir que la inmensa mayoría del clero vasco se haya esforzado en desalentar el terrorismo de ETA. Ahí quedan como pruebas de cargo sus declaraciones y comportamientos. Así como el número de sacerdotes que colaboraron con ETA o con su brazo político, Herri Batasuna.  

    Así pues, como estos de verde oliva no se han enterado de nada, no estará de más que se les recuerde que en 1981, los tres obispos vascos  hicieron público un manifiesto, que los susodichos llamaron “carta pastoral”, a favor del independentismo y comparando a ETA con la acción contraterrorista de la Guardia Civil. 

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    De todo lo dicho se deduce, sin necesidad de ser muy sagaz, que los que conculcan la historia, hasta cambiarla, lo pueden hacer, porque otros la han olvidado hasta perder todo rastro de lo que fue.

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Pablo Gasco de la Rocha