Hace años que me devano los sesos para entender la fidelidad incondicional de decenas de miles de personas que se suponen inteligentes (lo bastante para aprobar la oposición al CNP o la Guardia Civil), por su bienamado ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
No podía entender que por esa fidelidad ciega perjurasen, incumpliendo sus más elementales deberes, violasen las leyes que juraron defender y pisotearan los derechos y libertades de sus conciudadanos, familiares y amigos incluidos.
Porque por esa equívoca lealtad llegan a obedecer órdenes, no solo ilegales e inmorales, sino incluso suicidas, como las que recibieron los agentes asesinados en Barbate.
Sin embargo, mis dudas han recibido cumplida explicación y mis cuitas han llegado a su fin. Ahora ya lo entiendo: Marlaska es el santo más milagrero del santoral, y obedeciéndolo y adorándolo, podrán sus devotos imitar sus milagros.
El más conocido es este que narraré, en el que pretende dejar tibios los de los panes y los peces y la transmutación del agua en vino, ambos de ese aprendiz llamado Jesús –digo aprendiz, comparado con el maestro Marlaska-. Permítanme la ironía con respeto sacrosanto a Cristo.
En 2023, RTVE informaba sobre las rentas de Marlaska: había declarado un efectivo de sólo 10.000 euros en el banco y un sueldo mensual de 4.900 €.
En abril de 2024, el diario The Objective informaba de que el mes anterior Marlaska había comprado, en efectivo, un chalet en El Escorial de 1,2 millones de euros.
https://theobjective.com/espana/2024-04-07/marlaska-sueldo-90000-euros-viviendas-vip/
Es decir, que ha multiplicado por 12 su efectivo. Con un par.
La fe consiste en creer lo que no hemos visto, y el premio consiste en ver aquello en lo que creímos.
Y como lo creemos porque ya lo hemos visto, sólo nos queda maldecir a los follones y malandrines que acusan a Marlaska de tener fabulosas sumas de dinero en bancos mejicanos, procedentes del narcotráfico. El infierno se cebará con todos ellos, si no se retractan a la mayor brevedad.
Por mi parte ya estoy preparando en casa un rincón donde elevar un altar para adorar a San Marlaska, y recomiendo lo mismo a todos aquellos, particularmente los uniformados, que quieran salir de la pobreza, pero sin sacrificios ni esfuerzo.
Fiat iustitia, ruat caelum.
Hágase justicia, aunque se hunda el cielo.
Autor
- Guerrillero insurgente. El sistema lo describe como negacionista, conspiranoico, anticientífico, egoísta e insolidario. Él se cisca en el sistema y no ceja esfuerzos para derribarlo. No usa trabuco, pero a su ordenador lo llama “La MG-42”.
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