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La fiesta que le montaron los propios compañeros de partido a la vicepresidenta valenciana ya dice mucho del tipo de representación que se puede esperar de esta gente.
Algún medio de comunicación extranjero se pregunta qué es lo que está sucediendo en España y por qué hay tan bajo nivel de políticos. Es obligación de los medios españoles dar respuesta a esas preguntas. Y esas no son otras que la llegada de formaciones antidemocráticas con nombres de comunista, pero que actúan como ultraizquierdistas y con actitudes profascistas, según convenga en cada momento.
La degeneración del Parlamento y del parlamentarismo español ha alcanzado su máximo grado con la irrupción de lo que fue Podemos hace unos años y que ahora empieza a descomponerse en todos los parlamentos regionales y en el nacional. Pero no solo Podemos está moribundo, ahí tienen actitudes como la de Mónica Oltra, miembro de Compromís y vicepresidenta del Gobierno valenciano: el apoyo de su partido no es más que una actitud defensiva ante la claridad que muestra el tribunal. En el caso de encubrimiento de pederastia que achaca a Oltra.
La prensa extranjera, sobre todo, no entiende que toda una vicepresidenta de un Gobierno de comunidad autónoma haya estado encubriendo al pederasta y actual presidiario del sistema penitenciario español. Abusos sexuales continuados y desprecio institucional a las personas humilladas, que además eran menores, constituyen una de las humillaciones más duras, repugnantes y despreciables hacia cualquier persona.
Para más ‘inri’, la citada vicepresidenta permaneció bajo el mismo techo con el personaje abusador. Pero ahí no acaba todo: parece, y siempre según el juez, que la propia vicepresidenta de Ximo Puig urdió un plan para menospreciar institucionalmente a la menor que sufrió la humillación de ser abusada sexualmente, con la tapadera de cuantos rodean y ‘besan el trasero’ a Oltra. No es casualidad que sigan saliendo implicados. ¿Habrá más implicados y más menores?
La fiesta que le montaron los propios compañeros de partido a la vicepresidenta valenciana ya dice mucho del tipo de representación que se puede esperar de esta gente. Nula, salvo que sea en provecho propio. Nunca en la democracia española habían aterrizado en el Parlamento formaciones con tan poco nivel de formación política y tan alto grado de degeneración.
Una depravación que comenzó con falsas intenciones como la de «regenerar» la política española y la valenciana. Sus primeras «estocadas» fueron contra el expresidente de la comunidad valenciana, Camps, y contra quien fuera digna e ilustre alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. La ciudad de Valencia aún espera el perdón de Oltra y demás secuaces tras absolver el tribunal a Barberá de todas falsedades de las que se le acusó.
Nadie olvida los ataques furibundos, mal intencionados y falsas acusaciones que Oltra y otros miembros de su partido volcaron contra la difunta exalcaldesa, con un agravante: el propio Partido Popular se asustó ante las acusaciones que resultaron ser falsas; así lo confirmó el tribunal pasado un tiempo. Aún recuerdo la foto que Oltra plasmó en una cutre camiseta veraniega con la cara de Camps: todos los tribunales le han absuelto de las falsas acusaciones que recibió. Su delito fueron tres trajes. El delito de Oltra es el encubrimiento de un pederasta con el que vivió bajo techo y el duro y cruel agravante de si sus retoños vivieron también en el mismo domicilio. Ni que decir tiene que en la fiesta vimos las lágrimas de cocodrilo. ¿Quién cree ya a esta «personaja»?
Aquella saña con que Oltra y su partido actuaron contra Rita Barberá, resulta que hoy es presunción de inocencia. Más humillación a la sociedad valenciana. El silencio de ésta es clamoroso y vergonzoso. De haber sido en sentido contrario hubieran salido en algarada y procesión laica con Barberá, como así hicieron muchos energúmenos que no dudaron en plantarse ante su domicilio a sabiendas de que las acusaciones eran falsas, falsificadas y falseadas. ¿Es ésta la forma degenerada con la que actúa la izquierda en este país?, Pues sí, lo es, y suficientemente demostrado ha quedado; miren atrás y verán amenazas de todo tipo.
Estamos esperando a que Ximo Puig actúe de alguna manera lógica y coherente. Hasta Pedro Sánchez «El mentiroso» le ha pedido que cese a Oltra con carácter inmediato, lo mismo que están haciendo los concejales socialistas del Consistorio valenciano y los consejeros socialistas de la Generalidad. Claro que, sobre la cabeza del socialista Ximo Puig, penden las espadas de Damocles con la corrupción de su hermano. ¿Va a dimitir alguien?
En la izquierda piden dimisiones cuando se trata del contrario, pero si es la propia siempre empiezan las ruedas de prensa con lo de «no voy a dimitir». Pues eso, quienes decían que venían a regenerar la democracia, no solo la han degenerado, sino que han echado porquería sobre las instituciones y la clase política. Y Mónica Oltra sin dimitir, pero agudizando su desprecio a las menores abusadas y a sus familias con esos bailes horteras en los que le acompaña su formación que, dicho sea de paso, de política tiene muy poco.
La sociedad valenciana tendría que haberse echado a la calle, como haría la izquierda de algarada y batucada, y presionar hasta la extenuación para que la ridícula vicepresidenta dimitiera, pidiera perdón a las menores abusadas, a sus familias y a la propia sociedad valenciana. Sin duda, Oltra ha cavado su tumba social y política hasta el punto de que será apuntada con el dedo por los siglos de los siglos y por allí donde pase o viva.
Sin duda, si la Obra de Protección de Menores hubiera estado centralizada, este personaje –que dice haber actuado con ética, a sabiendas de que miente– hubiera sido «defenestrado «ipso facto»». La Virgen de los Desamparados es la patrona de Valencia y, la menor con la que el exmarido cometió abusos sexuales, era una menor protegida por la Generalidad.
Parece que Mónica Oltra se ha pasado por los michelines la protección y tutela a las que está obligada, aunque lo suyo parece que es el baile para humillar más a las familias. No obstante, el karma vuelve. Al tiempo.
Quiera Dios que sus retoños, si los tiene, no reciban el trato vejatorio que el padre dio a niñas desamparadas, pero tuteladas por la Generalidad. A cualquier persona normal se le caería la cara de vergüenza, pero a Oltra no. Simplemente es una desvergonzada. Lo peor de todo es que predica eso de que su actuación es ética y honrada.
En fin, ha puesto a la sociedad en el disparadero. ¿Alguien ha visto feministas protestando por la calle con batucadas?
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