En el programa El Periscopio del Grupo Internacional de Medios, ha aparecido una crónica que cita al Magistrado Luis Sanz, este último alertaría de un plan para convertir nuestro Estado en una república confederal.
En todo caso, creo que ese plan sería una tercera fase, la segunda es el régimen del 78. Sobran ya argumentos para calificar a la prostitución, digo Constitución, como la antesala de lo que denuncia el sorprendido magistrado.
Esta podrida «república coronada» como bien calificaba el gran Fernando Vizcaíno Casas, valiéndose de sus enormes grietas (hechas a conciencia), ha servido para que los enemigos eternos de España la hayan utilizado a su placer para sus perversos fines. Enemigos que han gozado del beneplácito de la Jefatura del Estado, la Justicia y los Ejércitos, los cuáles, ante su inacción, se han convertido en cómplices pasivos (en el caso de la justicia en muchísimas ocasiones activos) de los elementos traidores internos y externos empeñados en nuestra destrucción.
Señoría, la destrucción de España viene de lejos, siendo el detonante el magnicidio de Carrero Blanco, pudiéndose considerar ese crimen como la primera fase del plan.
La prostitución, digo constitución ya ha madurado lo suficiente, ha cumplido su objetivo básico, destruir a Dios y a España, ahora falta darle el estoque final con un nuevo texto legislativo, la tercera fase, y para eso ya están sus masones compañeros de toga y puñetas preparados para triturar los pocos recursos que vengan del mundo patriota.
En fin, esto es lo que nos ha deparado el estado de desecho, digo derecho, que padecemos: un híbrido jefe de estado monárquico-republicano sin cometido alguno, una nación separada, con desigualdades territoriales, sin fe Católica, sin orgullo patrio, invadida, más insegura que Haití, etc., y para colmo de males, arruinada económicamente para décadas…
Malditos seáis los responsables de este desastre, Dios sabrá poneros dónde merecéis estar.
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