22/02/2025 08:21

El título del artículo hace referencia al acertado libro que en su día escribieron los españoles de camisa vieja a chaqueta nueva, Castiella y Areilza, sobre reivindicaciones territoriales que de haber una justicia internacional serían españolas, todo ello sin restar culpas de la mala gestión, cuando no traición, que nuestros mandatarios han llevado a cabo con lo que fueron nuestras posesiones.

Suscribo por completo lo escrito en su momento por españoles con solera, pero además de las demandas territoriales, hay que mantener, por imposibles que parezcan, otro tipo de reivindicaciones, sean estas de ámbito político, penal, religioso, etc.

Sabemos que es casi una misión imposible el que esas reivindicaciones se puedan llevar a cabo, pero considero que todo y su cuasi imposibilidad, hay que mantener su constante reivindicación, la negación o arrinconamiento de esas peticiones da una falsa idea de rendición sobre las mismas.

Sé que me tildaréis de ensoñadora, como por ejemplo, cuando escribí el artículo de Tierra Santa. Soy consciente de que prácticamente es imposible que el mundo Cristiano a día de hoy reine en los Santos lugares, pero así y todo, no renunció a la reconquista de los mismos y mantendré mientras viva esa reivindicación.

En el terreno penal, podríamos alegar la modificación del artículo 15 de la prostitución, digo constitución, la pena capital para los asesinos sé que es una quimera, pero yo erre que erre, seguiré exigiendo severos y ejemplares castigos, como mínimo, para los condenados por asesinato. Todo el que desprecia la vida de los demás con alevosía y premeditación debería saber lo que se juega.

En lo político, por ejemplo, una de mis exigencias es volver al punto de partida, que para mí no es otro que diciembre de 1976 y la aprobación de la Ley de Reforma Política mediante engaño, es exactamente desde ese momento cuando empezó la liquidación de España. ¿Mi referente? La España tradicional que tanta paz nos dejó durante décadas.

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En lo relativo al campo del desarrollo, demando volver a la reindustrialización, anterior a la nefasta «reconversión industrial», término progre que sirvió para destruir el tejido industrial. Volver a llegar a la potencia que fuimos en industria, agricultura, ganadería y pesca, todo ello acompañado de un gran plan energético que nos haga autosuficientes y exportadores de energía.

Depurar la docencia del virus woke que la invade, sobre todo institutos y universidades, éstas últimas, las públicas, someterlas a un régimen estricto de saneamiento, limpiando las aulas de profesorado y alumnado enemigo de España, los cuales se dedican respectivamente al adoctrinamiento y acoso del alumnado sano.

Podría explayarme en multitud de reivindicaciones para con el bien de nuestra Nación, pero creo que estos ejemplos han sido suficientes para dejar clara mi intención. No debemos, por muy rocambolescas que parezcan esas demandas, renunciar a ellas.

Quede claro para los intocables de negro con puñetas, que todo lo que reivindico en el presente artículo lo hago a través de la fórmula Torcuato, es decir de la ley a la ley y pasando por la ley, no vaya a ser que los talibanes contra los delitos de odio al leerlo les dé una taquicardia.

Seguiremos en la lucha.

 

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Carlota Sales
Carlota Sales
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