23/09/2024 22:30
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Irene Barajas. 22 años. Estudiante de Farmacia y Biotecnología, lleva dos años y medio haciendo rescates ante clínicas abortistas con la Escuela de Rescatadores Juan Pablo II y Más Futuro de Madrid. En esta entrevista reflexiona sobre su experiencia, explicando la necesidad de cubrir todos los turnos para reducir el aborto a la mínima expresión.

¿Por qué decidió involucrarse en el tema de los rescates?

Porque no quería vivir en la indiferencia e ignorancia. El aborto hay que combatirlo actuando, no sirve de nada quejarse sin implicarse. «Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.» (Santiago 2:17)

Si todos los provida nos movilizásemos el aborto se terminaría, el problema es que el gobierno a través del miedo está consiguiendo controlar a la población. Debido a la reforma del código penal mucha gente ha dejado de ir a rescates y, por tanto, hay muchas mujeres que tienen cita para abortar y no consiguen hablar con ningún voluntario. Si tuviéramos voluntarios suficientes para cubrir toda la jornada laboral de los abortorios el número de bebés matados descendería de más de 88.000 al año a prácticamente 0. La frase que más se repite en rescates es: “¿Por qué no os vi antes de entrar a abortar? No lo hubiese hecho.”

Es hora de actuar y defender la vida de estos bebés, no hay que tener miedo. “Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.” (Mateo 5:10)

¿Cuáles es el balance que haría de estos dos años y medios?

El balance es muy negativo, cada día matan a muchos bebés, muchos más de los que la gente se piensa. Mueren sin poder defenderse y sufriendo mucho físicamente, voy a decir las cosas claras y como son, o les trituran, o les succionan o les queman vivos con inyecciones hidrosalinas. Nadie habla del dolor fetal, porque aportaría al feto la condición de ser humano, algo que va en contra de los intereses promotores del aborto. El Doctor David Prentince en numerosos artículos científicos explica que “los mecanismos de supresión del dolor no se desarrollan hasta la semana 32”. Como consecuencia, el niño abortado a las 20 o 30 semanas no solo siente dolor, sino que lo siente de manera más amplia, intensa e incesante que un adulto.

¿Cómo puede haber un porcentaje tan alto de la población que frente a esta realidad se mantenga indiferente?

¿Qué experimenta cuando se logra salvar una vida?

Una felicidad absoluta. Desde que nació el primer bebé que salvé (gracias a Dios) no he podido dejar de ir a rescates. Es muy gratificante el ver que, por dos minutos de tu tiempo, simplemente por decir “te ayudamos” se puede prevenir que un bebé muera descuartizado.

También se sufre mucho cuando finalmente las madres acaban abortando…

Se sufre mucho cuando ves a las mujeres salir destrozadas de abortar y te dicen “que rabia no haberos visto antes”. Pero el número de voluntarios que tenemos es limitado, no podemos cubrir todas las horas.

Igualmente hay momentos duros en los que os insultan y os amenazan…

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Nos insultan y nos amenazan porque saben que pierden dinero por nuestra culpa, que es lo único que les interesa. Su objetivo es impedir que hablemos con las mujeres porque son conscientes de que en el 99% de los casos las mujeres no quieren abortar y que lo único que necesitan es saber que no están solas y que hay ayudas.

Pero en general es una labor muy gratificante…

No hay ninguna madre que se arrepienta de haber tenido a su hijo. Siempre nos dan las gracias.

¿De dónde sacas la fuerza para ir a los rescates sin miedo?

De Dios. Mucha gente me dice, “no hables del aborto públicamente que seguro que te repercute en tu vida profesional.” Y desgraciadamente, tienen razón, pero no voy a entrar en la dinámica de la ingeniería social del miedo. Prefiero vivir defendiendo la verdad y no en silencio por miedo. Hay que tener miedo del mal, no del bien y en rescates lo único que se hace es ayudar.

Yo animo a todo el mundo a que se una a rescates, si somos cristianos la única opinión que nos tiene que importar es la de Dios, no nos puede frenar el miedo y el que dirán.

¿Por qué además de la oración es importante, que la misma oración os de fuerzas para pasar a la acción?

La oración es súper importante porque quien hace los rescates es Dios y no nosotros. Pero con rezar no basta, hay que actuar también (siempre que las circunstancias personales lo permitan).

No quiero que esto se malinterprete, hay personas que, aunque quieran, no pueden venir a rescates y gracias a su oración conseguimos salvar a muchos bebés. Y estoy segura de que detrás de cada bebé rescatado hay muchas oraciones de monjas de clausura que dedican su vida a rezar por los demás, algo que considero super necesario.

No estoy diciendo que el rezar sea algo secundario, a lo que me refiero es que, los que podamos, deberíamos de implicarnos más, porque las injusticias no se combaten desde el silencio, se combaten saliendo a la calle. Yo siempre pienso esta frase que escuché en una homilía: “cuando nos muramos Dios nos va a pedir que rindamos cuentas del bien que pudimos haber hecho y no hicimos.” Los bebés no tienen ni voz ni fuerza para defenderse, y creo que, como cristianos tenemos el deber de protegerles y defenderles.

¿Qué diría a otros jóvenes para que se animen a hacer rescates?

No paro de repetir lo del miedo, pero creo que es el principal impedimento, más que la pereza. Que no tengan miedo de los hombres, y sí de no actuar conforme Dios manda.

La gente se piensa que es imposible terminar con el aborto porque es una industria que mueve muchos millones y están muy equivocados. Claro que es posible terminar con el aborto, pero para eso hay que rezar, actuar y no callarse. Es decir, no tener miedo a exponer tus ideas y defender tus principios, aunque por el camino tengas que renunciar a muchas cosas. «Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo.» (Galatas 1:10).

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¿Cuál es el caso que más te ha impactado en todo este tiempo?

El caso que más me impactó fue el de una chica que habían violado y que tenía cita para abortar. Me acerqué a hablar con ella y le dije “en el abortorio te habrán dicho que la solución es abortar, pero no lo es. El aborto lo único que va a hacer es sumar más dolor a tu situación. Nosotras estamos aquí para ayudarte, no estás sola.” Gracias a Dios decidió seguir adelante con su embarazo y desde que nació su hija es otra persona. Pasó de estar con depresión y sin ganas de vivir a dar gracias cada día por su vida y la de su hija.

Es incoherente que ante un acto tan violento como el de una violación la solución que te ofrezca la sociedad sea responder con más violencia aún. El aborto nunca soluciona un problema, solo destruye y por duplicado, destruye físicamente al bebé y mentalmente a su madre, no hay ninguna mujer a la que un aborto le deje indiferente.

Muchas personas tienen una postura contraria al aborto, salvo en casos de violación y esto es una incongruencia. La vida se defiende sin excepciones, no te puede parecer justificable el que maten a bebés en determinadas situaciones. Esto lo resume muy bien Santa Teresa de Calcuta, a quien tenemos que tener como ejemplo, “la amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre”.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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La batalla del aborto se debe empezar a ganar en colegios, institutos y universidades, así como en entornos laborales, proponiendo una vida de castidad. La verdadera batalla está en perder el miedo y el complejo a una vida natural de castidad. Hacer atractiva para los jóvenes la castidad, es decir, la fidelidad matrimonial o el celibato en caso de solteros o consagrados.
Si no se ataca la raíz, habrá muchos más abortos. No se puede invitar a los jóvenes al hedonismo continuo de discotecas, pubs, salas de fiesta, botellones, fiestas de todo tipo, etc., y luego pretender que sean responsables y sensatos. Es una incoherencia absoluta.

Lo que hace falta es cristianos que tengan la valentía propia de mártires de renunciar incluso a la vida por defender públicamente la castidad contra todo tipo de atentados contra ella. Cristianos dispuestos a «hacer el ridículo», a correr la suerte del Señor cuando los judíos se burlaban de Él incluso en la cruz, cristianos dispuestos a someterse a todo tipo de insultos, ultrajes y desprecios, a ser despedidos e, incluso agredidos o encarcelados, por defender la castidad, sembrando una semilla que puede tardar algún tiempo en dar fruto, pero que lo dará. Si los jóvenes no son castos porque no se les hace ver la realidad tal como es, se les promete un mundo de placeres, hedonismo y «felicidad» vano y falso, habrá abortos como diluvios. No se busque otra solución, que no la hay.
Si no se aplaca el problema en la raíz, no habrá solución nunca. Al revés, el aborto acabará siendo como el divorcio, algo a lo que insanamente se acostumbre el mundo entero del modo más insensato.

Por otra parte, como expresa el mismo Señor, según Evangelio de San Mateo en el capítulo 6, la limosna ha de practicarse de modo que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha, es decir, no se ha de practicar la caridad para ser vistos por los demás, de lo contrario no se obtiene recompensa alguna, incluida la de eliminar por completo los abortos de todo país del mundo. También lo repite en mismo Señor en el capítulo 23 reprochando el proceder público de los fariseos, que solo hacen el bien para ser vistos por los demás. La política no solo no es solución al aborto, sino su garantía, sea la del signo que sea, porque política es sinónimo de engaño y mentira. Y engaño y mentira vienen de satanás.

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