20/09/2024 10:31
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Actualmente asistimos a una canibalización interna del PP donde el melifluo e inane equipo de Pablo Casado busca derribar el valor al alza de Isabel Díaz Ayuso para imponer su dominio hegemónico sobre el PP.

Dosiers, espionajes, conchaveo con la izquierda para tumbar al rival interno –Ayuso- que puede derribar el poder de Pablo Casado y su Secretario general Teodoro García Egea…Tácticas arteras y miserables. Pero no es nuevo en la derecha española casposa y entreguista.

Echemos la vista atrás. La UCD –Unión de “Centro” Democrático- fue pasto de pugnas, enfrentamientos encarnizados y una lucha interna donde las traiciones de Adolfo Suárez al pueblo español hicieron que la UCD perdiera 6 millones de votos en tan sólo 3 años pasando de los 7 millones de sufragios obtenidos en las elecciones de 1979 al millón y medio conseguido en los comicios generales de 1982. El CDS –Centro Democrático y Social- quedó reducido a 600.000 votos en los citados comicios, siendo Adolfo Suárez el gran derrotado.

El votante español castigó al “centro”, y escupió en las urnas a un partido  llamado UCD que había creado desempleo, inflación, aumento del terrorismo y desintegración nacional. En su lugar, la enorme masa juvenil española que no había conocido las ventajas comparativas del franquismo al tragarse las trolas del PSOE de Felipe González así como los desencantados de la política española, votaron por Felipe González en 1982.

La UCD había logrado, entre 1977 y 1982:

1. La destrucción de la propiedad privada, garantía de la única y verdadera libertad, confiscando las rentas de obreros y clases medias por el doble método de la desmesurada inflación por una parte, y de la terrible presión fiscal por la otra, dejando en la miseria a millones de españoles.

2. En 1978 Adolfo Suárez aprobó la creación de una batería de impuestos donde el más canallesco era el “Impuesto de la Renta de las Personas Físicas –IRPF-“  que, legislado en 1978, contemplaba 28 tramos y alcanzaba un marginal máximo de un 65 por cien para rentas altas. El objetivo a batir eran todas las rentas, especialmente las medias y bajas, justo las que no pagan impuestos directos durante el régimen de Francisco Franco.

3. España atravesaba una terrible etapa de inestabilidad comercial externa a cuenta del boicot del Mercado Común Europeo empujado por Reino Unido y Francia. El gobierno Suárez, en vez de invertir los recursos nacionales para provecho de los españoles, practicaba exportaciones masivas de cereal a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

4. En 1977 Adolfo Suárez aprobó la “Amnistía”, favorecedora del terrorismo etarra y ultraizquierdista. Fue una concesión a la izquierda y al separatismo para favorecer la Transición. Puso en la calle a 1200 terroristas de las organizaciones ETA, GRAPO Y FRAP; 600 de los cuales volvieron a atentar entre 1978 y 1984, en los peores años de derramamiento de sangre, produciendo al menos 1300 crímenes.

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5. Gracias a la aprobación de la Constitución de 1978 España había implosionado en “nacionalidades” y “autonomías”: poderes públicos instalados en el ámbito de lo que antaño eran regiones de España pero que, gracias a Suárez y a la Constitución de 1978, se habían convertido en el aparato político al servicio de la construcción estatalista de las nuevas Taifas. El “café para todos” de Suárez había convertido al antaño Estado nacional en un “almacén de retales”, tal y como recordó el excelso diputado Blas Piñar López durante la sesión de votación a la investidura del presidente Leopoldo Calvo Sotelo en 1981.

6. Suárez permitió que Marruecos, Portugal y la Comunidad Económica Europea regatearan y liquidaran licencias y derechos de pesca que nuestra flota pesquera –la segunda mayor del mundo tras la japonesa, en 1975-, ostentaban en caladeros próximos a Marruecos o el Sáhara.

7. Suárez prohibió manifestaciones de afirmación de la unidad nacional promovidas por Fuerza Nueva y otras formaciones patrióticas donde se exhibía la bandera nacional española, mientras permitía otras concentraciones donde se hacía exaltación manifiesta de la banda terrorista de ETA, luciendo capuchas y metralletas.

8. Herri Batasuna, brazo política de ETA, estaba presente en el Congreso de los Diputados. Telesforo Monzón, asesino durante la guerra civil española de tradicionalistas del Requeté, era un destacado dirigente de Herri Batasuna y diputado que afirmaba a todas horas y en tribunas públicas que lo suyo era “una guerra santa contra Madrid”.

9. España había pasado de un 2 por cien de desempleo en 1975 a un 12 por cien en 1981. Semejante destrucción de empleo bajo el gobierno UCD no era baladí. Eran el preludió de lo que Felipe González culminaría a partir de 1984: la “reconversión industrial” que pondría en la calle a 2.700.000 personas al demoler los Altos hornos de Sagunto así como la industria siderúrgica y naval, joyas de la corona del INI –Instituto Nacional de Industria- franquista, gracias a las cuales nuestra nación era, en 1975, la octava potencia industrial del mundo.

10. Adolfo Suárez legalizó, en 1977, a la marca política del horror y el genocidio en medio mundo: el Partido Comunista de España. La derecha “dura”; esto es, Manuel Fraga Iribarne, líder de Alianza Popular, fue el que en el Club Siglo XXI presentó en sociedad al carnicero de Paracuellos, Santiago Carrillo. Así pues la derecha democrática –Alianza Popular- y el “centro” –UCD- legalizaron y blanquearon al comunismo y lo incluyeron en el sistema de partidos políticos.

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11. Suárez no quiso meter a España en la OTAN a ciegas, es decir, a cambio de nada, pero sí lo hizo su sucesor en la UCD y en el gobierno: Leopoldo Calvo Sotelo. Este presidente firmó la incorporación de España a la Alianza Atlántica sin exigir la recuperación de la Soberanía sobre Gibraltar y dejando fuera de la cobertura de defensa a Ceuta y a Melilla. Nuestro Ejército se convirtió, desde entonces, en comparsa de EEUU y Reino Unido para ir a la guerra allá donde EEUU dijera que “había que llevar la democracia” o “luchar contra el terrorismo”.  Esto es: utilizar soldados españoles como carne de cañón en Afganistán, o para derribar Estados estables como Irak, Libia o Siria a mayor gloria del terrorismo islamista y los intereses de EEUU.

No enumeraré más desastres y traiciones perpetrados por la derecha española y del “centro reformista” desde 1975. Sólo diré que el “centro derechista” por el que pugnan en Génova 13 Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, así como la derecha atlantista y globalista, no han traído más que desafección, triunfo de la izquierda, aniquilación de la Soberanía española y desprecio a la herencia franquista de prosperidad y justicia social.

Quién gane esta guerra interna en el PP–muy posiblemente será Ayuso- en un Congreso extraordinario, me la trae sin cuidado. La sumisión a poderes extranjeros, a las políticas de Bruselas, al atlantismo y a los lobbies de género e inmigracionistas son cosas de la derecha mundialista de hoy, de ayer y de siempre. Seguirán satelizando España, robándole Soberanía y regando a los enemigos externos e internos.

Debemos tomar nota de la política social y patriota de Polonia y Hungría y entender que el entreguismo, el globalismo y el marxismo cultural son rémoras que debemos superar cuanto antes para que España vuelva a ser grande y deparar a todo español, por el hecho de serlo, el derecho a ganarse con su trabajo una vida digna, una familia numerosa y un hogar que le de cobijo y esperanza.

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Jose Miguel Pérez