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La cueva de Altamira, situada en mi tierra, Cantabria concretamente en Santillana del Mar, se dice que es el primer lugar del mundo en el cual se identificó la existencia del arte rupestre del Paleolítico superior. Fue descubierta en 1868 por el asturiano Modesto Cubillas que encontró la entrada al liberar a su perro pues estaba atrapado entre las grietas de unas rocas por perseguir a una presa. Marcelino Sanz de Sautuola (1831-1888) la visitó por primera vez en 1875 y entonces no la consideró obra humana y será su hija María Justina (1871-1946) la primera en ver las famosas figuras en el techo. También se dice que Marcelino atribuyó las pinturas al período paleolítico.
Bueno, vamos a ver, puede parecer una especie de paranoia pero viendo un día la película, que por cierto les recomiendo, »Altamira», protagonizada por Antonio Banderas, tuve otra especie como de »iluminación» pues ahí la cueva para mí de cueva tenía poco. Y me voy a explicar:
En las imágenes que nos ofrece la película de cómo debería haber sido cuando se descubrió, se puede ver claramente que no es una simple cueva sino la entrada a algún tipo de estructura muy antigua hecha por el hombre. ¿Se utilizó en su momento como »cueva-refugio»? Pues puede que sí, pero posteriormente.
Se ve, y no sólo en la película, que es un edificio »achatado» por el paso del tiempo y por la presión de la tierra sobre el techo. En una escena de la película el director te pone encima un árbol, ¿guardián del conocimiento? Es una estructura con túneles y galerías dentro, llenas de pinturas que puede que sean de cuando se construyó esa misma estructura o bien tiempo después, de eso no estoy seguro.
Me da la sensación de que fue un edificio parecido a los encontrados, por ejemplo, en el norte de África, que tienen forma cónica, tal vez piramidal, y que yo creo que se utilizaban como una especie de »máquinas» para poder acceder a otros planos de conciencia, a mundos paralelos o realidades alternativas, de ahí precisamente los bisontes. Como se ve muy bien en la película, la hija de Marcelino, curiosamente no el propio Marcelino, se ve influida (la ponen como que enferma) tal vez por la carga electromagnética y con ello de frecuencias que hay dentro de esta pseudocueva y que influye claramente incluso en su psique, tanto es así que ve luego a los bisontes moverse y cobrar vida con ello. No es casual esto…
Y digo que no es casual esto porque, por ejemplo, es curioso observar que el bisonte es el tótem animal más destacado de los nativos americanos (¿conexión América-España muy anterior a Colón?) que solía representar a la divinidad absoluta, es decir, »el Gran Espíritu», con un bisonte blanco, llamado »Wakan Tanka». Cada visión o sueño en el cual aparezca un bisonte es interpretado de esa manera. También es venerado en China y en la India. Según cuenta una leyenda nativa americana, un día apareció un bisonte blanco hembra distribuyendo su sabiduría y sobre todo su »conocimiento del universo». Ahí está yo creo la clave de las pinturas.
Y es que he descubierto también que hay una »Línea Ley» muy importante, creo que viene hacia Cantabria de la zona de Burgos (¿pasa por su maravillosa Catedral?) y que se origina me parece en el Sáhara o aún más lejos, tal vez en el sur del Océano Atlántico, que parte en dos Cantabria y, curiosamente, la »cueva» de Altamira está justo por la zona por donde pasa esa línea. ¿Casualidad? Hay un mapa en el cual están dibujadas todas o casi todas las estructuras que están construidas encima de zonas telúricas terrestres y la »cueva» de Altamira aparece ahí. Y en otro dibujo donde aparecen muchas de las principales líneas ley terrestres aparece una que atraviesa la península de parte a parte. ¿Más casualidades?
El llamado »evolucionismo» de la época en la cual fue descubierta, decía que tribus antiguas y primitivas no debían disponer de conocimientos sobre arte y que desde entonces hasta ahora habría habido un continuo progreso, luego si el arte es símbolo de civilización debería haber aparecido en las últimas etapas humanas y no en pueblos primitivos de la Edad de Piedra. Aquí está precisamente, aún hoy en día, el problema para el mundo académico. El mundo académico ese que nos dice que la historia humana empieza en Atapuerca y que llega hasta nuestros días, pero continuamente se está demostrando con nuevas revelaciones arqueológicas (aunque las quieran ocultar) y de personas valientes y honradas (que las hay también dentro de ese mundo) que hubo mucha más historia antes de Atapuerca.
Resumiendo. Se ha llegado a decir que es una falsa cueva y que sobre todo sus pinturas son falsas pero mi conclusión es que esta supuesta cueva no fue originariamente una simple cueva sino un edificio y muy posiblemente una especie de »máquina cuántica» construida por una civilización avanzada hace miles de años.
Autor
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Iván Guerrero Vasallo (Santander,1984) es propietario de la Librería Virtual Iván G. y editor del blog Codex Historicum. Además de estudioso y lector voraz de libros relacionados con la Historia de la Humanidad, es un gran aficionado a la escritura. Escritor y novelista.
https://www.amazon.es/Iv%C3%A1n-Guerrero-Vasallo/e/B00LDBGY1O
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Debe de estar interrelacionada con la covacha del ojete y el misterio de los nematodos sonrientes.
Pasé la edad de creer en los cuentos. La edad del hombre sobre la tierra está perfectamente documentada en la Sagrada Escritura y no sobrepasa los 6.000 años. Así que no creo ni en Caperucita Roja y la Cueva de Altamira, ni en Los Siete Enanitos y Atapuerca.
El Sr. Marcelino Sanz de Sautuola (1831 – 1888) fue el inventor de la leyenda de Altamira. Tras visitar la Exposición Universal de París de 1878, donde dice contempló numerosas colecciones de objetos prehistóricos, regresó con un proyecto en su mente: Realizar un yacimiento paleolítico en su tierra cántabra. En al menos una ocasión, hacia 1875, ya había visitado la que sería llamada Cueva de Altamira, en Vispieres, Santillana del Mar, Santander, en terrenos de su propiedad. Pero ¡claro! sin observar ningún fresco en ella. La cueva había sido descubierta hacia 1870 gracias a un derrumbe que ensanchó su angosta entrada, por un aparcero llamado Modesto Cubillos, quien, sabedor de su interés, se lo había comunicado. D. Marcelino nos cuenta que en el verano de 1879, su hija de 8 años, María, que le acompañaba, descubrió los frescos de la cueva de Altamira, que él inmediatamente relacionó con el Paleolítico ¿Cómo no? Había que recurrir a la agudeza de la percepción infantil para no llamarse tonto a sí mismo y a cuantos visitando la cueva no habían observado ningún fresco.
Inmediatamente, D. Marcelino publica “Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander” (1880) que constituye el primer llamamiento serio en favor de la existencia del arte rupestre paleolítico y que causó un gran impacto mundial, pues nadie esperaba que hombres del paleolítico dejaran muestras de tan alto nivel cultural.
Pero los franceses, padres de la ciencia prehistórica, Cartailhac y Mortillet, tras el informe de un ingeniero (cuyo nombre se oculta) enviado por el último para investigar las pinturas, consideraron éstas una falsificación, mientras en la zona corría la voz de que eran obra del pintor francés Ratier, que disfrutó el mecenazgo de D. Marcelino.
Pero el toque se salida había sido dado y –como dice el refrán-, “la ocasión la pintan calva y hay que cogerla por los pelos”: En 1895 en La Mouthe (Dordoña), aparecieron grabados tallados en sus paredes junto a sedimentos paleolíticos, lo que parecía confirmar su antigüedad. En 1901 se encontraron otros grabados en la cueva de Les Combarelles (Dordoña) y pinturas en la cercana Font de Gaume. Los enemigos jurados del cristianismo habían abierto un nuevo frente y asentaban un duro golpe al catolicismo, pues la fecha de la Creación dada por la Biblia estaría errada, al tiempo que hacían caja con la multitud de visitantes.
No es necesario llegar a la pandemia covidiana para descubrir el sometimiento de la ciencia a las finanzas. Acosados por los medios de comunicación y por los creadores de opinión, en 1902 el profesor E. Cartailhac rectificó en “Mea culpa d´un sceptique”, y admitió la veracidad de Altamira, tras lo que fue definitivamente aceptada y los arqueólogos reconocieron oficialmente la existencia del arte rupestre. Desde entonces, nuevos y numerosos hallazgos se sucedieron y se suceden ya de forma continuada.
Tras su aprobación por la ciencia, comienzan las visitas de multitudes a la que comenzó a denominarse “capilla sixtina del arte rupestre”. Y es tal la afluencia que ya en 1958 los expertos advierten que la masa de visitantes pone en peligro las pinturas. En 1978 se alcanzan los 175.000 visitantes, 177.000 en 1993. En 1999 (?) ante el deterioro de los frescos la cueva se cierra al público.
D. Marcelino Sanz de Sautuola sería el creador del Banco de Santander e iniciador de una saga de banqueros.
Otro día podríamos hablar del cuento de Los Siete Enanitos y Atapuerca, cuyo descubrimiento se remonta a finales del s. XIX, cuando una empresa inglesa construye una línea de ferrocarril que atraviesa la Sierra de Atapuerca. Aunque los ingleses trabajan tiempo en el lugar, no descubren los restos arqueológicos, y algún malpensado sospechará que fueron precisamente ellos quienes los enterraron. Sea como fuere, de lo que no me cabe duda es que la datación de los restos humanos allí hallados es una falsedad, por mucho que la UNASCO lo declare Patrimonio de la Humanidad.
¡Cuántos incautos han perdido la Fe por estas tretas! ¡Necios!
Solo a la Ciencia se le permite cambiar de opinión cada varios años y negar lo que ayer afirmaba impunemente, sin que la fe del necio en ella se menoscabe.
M.T.