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No es una frase mía, válgame el cielo. Jamás me atrevería a desear tanta inquina a un ser humano, ni menos aún a robar la propiedad intelectual de ese cainita chascarrillo con que llegó a la política el «piel fina» Pablo Manuel, quien mantiene 16 coches de la Benemérita y 50 efectivos evitando la receta acosadora de un jarabe que aplaudía en políticos que no eran de su cuerda, y hoy vende cancelar sus vacaciones – con 14 guardaespaldas – por una simple pintada, acabáramos. Como diría el castizo: «Manolete, si no sabes torear, pa’ que te metes».

Se cumple así una extraña paradoja. El «Tic… Tac…» que Iglesias desgranaba en sus mítines, copiado de su financiador y mentor, el golpista Hugo Chavez, se hace verbo, sufriendo en carne propia las hieles del «Tu odio mi sonrisa» de su puño y letra, sobre todo de su puño, un marqués de sade afrancesado, con látigo en espaldas de mujeres periodistas, ya sea en twitter o por whatsapp, frente a tu casa donde viven tus hijos, te pille por la calle o donde tercie, pongamos por caso a Cifuentes o a la noble ciudad de Segovia, ¿se acuerdan?:

«Pido disculpas por no romper la cara a los fachas con los que discuto en televisión. Quizás después en lugar de mariconadas de teatro nos vamos de cacería a Segovia a aplicar la justicia proletaria que es lo que se merecen esos fachas»

No seré yo quien incite al odio hacia un ser humano carcomido por el odio, menos aun cuando padece deformaciones físicas y manifiestas psicopatías de misoginia frustrada, aunque permitan uds que me pregunte si semejante mala baba,  escupida durante décadas allá donde iba, obedece a su prominente chepa o a su nombre cristiano, a ser vástago de un terrorista frustrado o descender de quien compadreaba con falangistas.

Llevando a máximos lo que Zapatero anunció a Gabilondo «Hay que tensionar», Pablo Iglesias protagonizó el delictivo asalto a la sede del PP en la jornada de reflexión de 2004, un hecho del que se vanaglorio en TV. primer escrache masivo que anticipó lo que vendría despùes. 

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Las imágenes de Cifuentes rodeada, vejada e insultada a escasos metros de su domicilio por «la gente» de Iglesias, evocaban el ambiente vivido en España tras el pucherazo del 36. cuando «La Pasionaria» asaltó las cárceles y liberó a los sicarios del PSOE en aquel golpe de estado a la República del 34. 

Repetían el método que exilió al rey; la algarada popular de 1931, pervirtiendo unas elecciones municipales donde los monárquicos ganaron por mayoría absoluta y cuyos resultados la II República jamás publicó. 

Es la famosa «democracia popular» que antecede a la «justicia popular» anunciada por Iglesias para los segovianos; señalamientos y escraches,pues la violencia física siempre empieza con la violencia verbal… justificada, ¿recuerdan?  «algo habrá hecho» o el… «era un fascista» de los comunistas de ETA blanqueados por Iglesias.

En ese perpetuo perdón con el abuso que desde la revolución francesa, el progresismo falaz de occidente acostumbra a ejercer, quien mejor lo ejemplifica es Eduardo Maestre. reconocido comisario político en Twitter y TV, quien destila su mejor bilis marxista contra Inda o quien se tercie:

«El buenismo me asquea. Cifuentes solo recibió lo que se merece: crítica e insultos. No la tocaron ni un pelo, ni uno» y si se lo hubieran tocado lo habría justificado igual, añado yo.

No se quien me asquea más, si el bien pagado Maestre o la cobardía de Iglesias, pero hay un aserto popular que con buen tino afirma: «Quien siembra vientos recoge tempèstades»  y hoy Maestre balbucea con cinismo en los platós de La Sexta que el merecido escrache al político ahora es un inaceptable acoso familiar, aunque a Pablo Manuel nadie le tocase un solo pelo de su feminista coleta. Y es que «el tiempo pone a todos en su lugar».

Si la lectura de nuestra reciente historia y las advertencias al buen tono, la moderación y el sentido común no fueron obstáculo para tanto exceso verbal, la ineludible hora de afrontar lo sembrado, no verán uds. gallardía. sino llantos e hipocresía. Abierta la caja de pandora que blanqueaba asaltos, violencia verbal, acoso a políticos y también a sus familias, la víbora que ellos crearon ha girado su cabeza y receta a otros su mordedura.

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Los millones de parados por su gestión con el COVID, los miles de ancianos que olvido en las residencias y la ruina que se avecina, hará que las sensibilidades de millones esten a flor de piel. Yo aventuro un exilio temprano y poco regio, cuando aflore la basura bajo las cloacas de Venezuela, Irán, o las del partido de iglesias. Se verá.

Lo visto es que a Rajoy le pegaron un puñetazo, a los padres de Rivera les pintaron la tienda, piden un tiro en la nuca a Abascal y a Aznar le metieron un coche bomba. Si Pablo Manuel no tiene cintura por una pintada, que aprenda a moderarse de una vez. 

Es hora de parar esta espiral irracional «acción-reacción» que nos lleva a los odios de la guerra civil. 

Entiendan sus señorías (en sus propias carnes) que lo que durante décadas recetaron y aplaudieron, tiene límites, aunque Pablo Manuel no los vea, no los tenga, ni modere su verbo, llamando miserables a diputadas en cortes.

 «Pensando en su señoría encuentro justificado, incluso, el atentado personal» Angel Galarza, Ministro de Largo Caballero (PSOE), a D. Calvo Sotelo en cortes, asesinado días después por sicarios del PSOE de dos tiros en la nuca.

«No son fascistas, son miserables parásitos. España se quitará de en medio la inmundicia a la que ustedes representan»  Pablo Iglesias ministro de Pedro Sanchez (PSOE) en cortes, a la diputada María de la Cabeza Ruiz,

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REDACCIÓN