04/07/2024 19:30
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En Cuatros perros verdes, usted trata un poco el feminismo, pero no da una opinión sobre él, a pesar de que usted la tiene, y la ha expuesto muy claramente.

 

Ya he dicho que una novela de tesis me parece un fraude, porque una tesis tiene que demostrarse racionalmente, no apelando a sentimientos o emociones, que es con lo que juega la novela. Por entonces empezaba el feminismo, o si quiere neofeminismo con mucha fuerza en Usa, y se contagiaba a Europa. Javier y Sheila mantienen una discusión a medias racional a medias emocional, cada uno dice lo que quiere. Yo no digo que uno u otra tengan razón, me saldría del tema literario. 

 

Sin embargo, de hecho usted condena allí al feminismo al relacionarlo con la droga y con el inglés hippy, que no queda muy bien, a pesar de que a Sheila le parece “más guapo, más alto y más majo” que Javi. 

Es que fue así. El feminismo aquel, los jipis, la droga, el homosexismo… todo apareció junto y mezclado. Se

+decía que las drogas también liberaban… la mente. Aunque Javi tiene mucho de golfo, ha conocido algunos efectos de la droga en Méjico y Nueva York, y no lo acepta. No, si quiere ver un atisbo de condena en el relato, podría ser este: el reencuentro entre Javi y Sheila comienza de modo jovial y alegre, la cuestión del inglés es para Javier secundaria, lo que va enrareciendo el reencuentro entre los dos es la discusión en el Lhardy, que a veces resulta cómica. Si quieres, ahí puedes ver una condena: el feminismo enrarece las relaciones de pareja.  Pero Sheila termina acusando a Javi de ser solo  capaz de jugar, sin ir más allá en la relación amorosa. El lector puede elegir, si quiere, o simplemente tomar nota de las posiciones de cada cual.

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Saliendo de la novela, usted ha dicho que el feminismo mata, en relación con el 8 de marzo y el covid.

Eso es casi una broma. Cada año son liquidadas cien mil vidas humanas solo en España, mediante el aborto. Eso es muy fuerte. Es alucinante, si se piensa un poco. Y es la esencia del feminismo: la negación de la diferencia.

 

El feminismo es más que eso. Usted también se opone a la presencia de la mujer en las fuerzas armadas, por ejemplo.

Sí, me opongo. El feminismo puede tener muchas manifestaciones secundarias, pero la principal se manifiesta precisamente en el aborto como “un sacramento” según frase típica.

 

¿Prohibiría usted la entrada de mujeres en las fuerzas armadas, por ejemplo?

No lo prohibiría, pero lo desalentaría, al contrario, de lo que se hace ahora.

 

¿Por qué, en definitiva?

Porque la mujer está para preservar y transmitir la vida. Todo en su cuerpo y su psique lo indica. Negar eso es una aberración evidente, es “odiar el género humano”, como decían los paganos romanos de los cristianos.

 

Usted tiene que sufrir al ver a mujeres desfilando o al mando de tropas.

No sufro, solo me desagrada, pero no se me ocurriría criticar a esas mujeres. Ellas sabrán por qué lo hacen, no voy yo a decirles lo que tienen que hacer.

Me parece que está usted cayendo en una contradicción lógica. Está en contra y al mismo tiempo dice que no condena. 

No condeno, critico. Y tampoco a las personas. Mire, en estas discusiones siempre la emocionalidad se impone sobre la lógica, y es usted quien no entiende una lógica elemental. Si las estadísticas dicen que hay tres millones de parados, eso no queda desmentido por el hecho de que algunos individuos consigan trabajo fácilmente. Si el PIB desciende, ello no se contradice con que algunos se enriquezcan. Si digo que la mujer, en general y como está bien a la vista, está psíquica y físicamente orientada a la transmisión de la vida, no quiere decir que en todos y cada uno de los casos sea así.  Hay muchos grados y hay excepciones que confirman la regla. Viene a ser lo mismo que con los homosexuales. Yo no critico a ningún homosexual, sino a una ideología aberrante, por lo demás cargada de odio y con pretensiones tiránicas,  como pasa también con el feminismo. Es decir, hay tres niveles que no se pueden abordar indistintamente: el de los individuos, el de la sociedad en su conjunto, y el de las ideologías. Yo puedo criticar una ideología, constatar una realidad social o biológica, y respetar a individuos que no están en la norma.

 

Pues siguiendo su lógica: si la mujer está orientada a la transmisión de la vida, ¿cuál es el papel del varón? ¿Destruirla?

Curiosamente esa acusación es parte de la argucia feminista. Pero sí, hay algo de verdad ahí, el papel del varón es en gran parte destruir la vida. Hay dos cosas que compartimos con todos los seres vivientes, tomen la forma que tomen: la nutrición y la reproducción. Y nutrición significa matar a otros seres vivos. La nutrición es el papel principal del varón en todas las culturas, empezando por la caza y las luchas por dominar los terrenos de ella,  lo cual exige una agresividad que obviamente es mayor en el varón. Casi todos los oficios humanos tienen relación directa o indirecta con la nutrición y no puede ser casual que todos o casi todos hayan sido invenciones masculinas. Como Javier argumentaba –emocionalmente, claro–: “¿Por qué siempre, desde que existen seres humanos, los hombres se han deslomado trabajando  y corriendo mil peligros? Para dar mejor vida a las mujeres y a los niños”. 

 

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Pero usted ignora los avances técnicos y científicos actuales y sus perspectivas, que pueden hacer que esa división del trabajo  entre nutrición y reproducción cambie, incluso radicalmente.

Es posible, pero no lo creo. Más bien creo que se generará un malestar creciente, como por lo demás estamos viendo. Los papeles de macho y hembra están tan enraizados en la vida, al menos la superior o más compleja, que se reproducen entre los mismos homosexuales, aunque sea en parodia. Por lo demás, esa división del trabajo no es radical. La mujer también puede ocuparse de la nutrición y el hombre de la reproducción cuidando de los hijos, por ejemplo. La intuición oriental del yin y el yang me parece muy profunda, filosófica y biológicamente: en el yin hay un poco de yang y viceversa, de otro modo la comprensión entre los sexos que nunca fue fácil, se haría imposible. Esto, biológicamente, se sabe perfectamente. El varón no solo produce testosterona, sino también algo de hormonas femeninas, y viceversa. Estas proporciones varían bastante según los individuos sin que, en general, alteren la diferencia sexual básica. Pero esto nos desvía un poco del asunto. En el imaginario masculino, la mujer “borra la tristeza, calma la amargura”, como dice el tango, aunque puede resultar al revés. Y sobre la ciencia, ¿sabía que unas feministas radicales afirmaban que sus ideas eran las únicas coherentes con la física cuántica? 

Una visión del siglo XVI español: http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/una-vision-del-siglo-xvi-5042/

 

Autor

Pio Moa
Pio Moa
Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.

En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistasLa quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad DigitalEl Economista y Época.