El jaque mate será propio, un suicidio por algún renuncio de cariz criminal que aflorará durante las investigaciones de corrupción con origen en La Moncloa. Ese será el final del fullero que usa la prerrogativa del poder para deslegitimar a la Justicia cuyas orientaciones imparciales conducen a una trama criminal más allá de las aparentes y conocidas. No se puede ser un criminal y quedar demostrado para que el delincuente despojado de la máscara siga al gobierno de una nación que le conoce, además de ser reconocido su juego sucio allende las fronteras españolas. Con la caída de delincuente llegarán las rabietas encolerizadas de millones de paniaguados que han vivido del cuento a costa de los recursos del Estado y probablemente habrá que poner orden, una vez que el cómplice de Interior esté a buen recaudo una vez descubierto el alcance delictivo del desgobierno sanchista.
En tanto el tiempo de Sánchez se acaba, los movimientos judiciales conducen espontáneamente a que siga el curso de la causa contra Begoña Gómez, donde un VOX personado como acusación particular denuncia la tomadura de pelo acerca de las no declaraciones de Begoña Gómez con un Barrabés imputado que ha aludido a la implicación del presidente en los asuntos turbios de tráfico de influencias. Así las cosas que tan mal pintan para el trilero socialista, Jorge Buxadé anunció ante los medios de comunicación confinados en los aledaños de los juzgados de Plaza Castilla, la intención procesal de llamar a declarar a Pedro Sánchez como testigo en la causa abierta contra su mujer.
Y con este jaque que amenaza al mentiroso Sánchez de incurrir en un delito privativo de libertad como es el falso testimonio. Una cuestión harto interesante que podría poner contra las cuerdas y entre la espada y la pared al matrimonio, puesto que si Begoña Gómez no declara es para no inculparse junto al que daba el visto bueno de los negocios personales fraudulentos, con aquiescencia expresa de un consejo de ministros cómplice que decidió el multimillonario rescate de Air Europa sabiendo de los tintes irregulares de la operación. Begoña Gómez no declara como estrategia de la defensa y lo tendrá que hacer Sánchez como testigo una vez que Barrabés confesó haberse reunido en la Moncloa con la pareja sospechosa.
Diríase que el caso de corrupción con sede en La Moncloa y orquestada ufanamente por la señora va adquiriendo un carácter paradójicamente kármico. El embudo se estrecha y a pesar de la persecución contra los medios de comunicación libres y la afrenta estafadora contra la justicia imparcial, Sánchez va encontrando menos resquicios a medida que se acaba la imaginación de los asesores, expertos en juego sucio y, no lo olvidemos, capaces de todo para mantener al corrupto en el poder y asegurar la sopa boba multimillonaria del despilfarro público regando a los afectos. Justo, además, cuando una denuncia de Hazte Oír pasa el primer filtro ante el Tribunal Supremo para conocer un presunto delito de malversación de caudales públicos.
En definitiva, el caso Gómez-Sánchez está tomando un crucial interés para la supervivencia de España-aún sabiendo cómo las gasta el marrullero- cuya espada de Damocles pende de su cuello con los hilos sostenidos desde la presidencia de un gobierno corrupto y traidor.
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ESPEREMOS QUE ASI SEA, PERO NO HAY QUE BAJAR LA GUARDIA Y QUERELLARSE Y DENUNCIAR A LA MAS MINIMA HASTA QUE CAIGA TOTALMENTE Y ENTRE ENTRE REJAS
Que ya Felipe gonzález se libró de declarar hace un porrón de años, que le salvó el juez Bacigalupo, que esto no es nuevo, ni el «sanchismo» ha caído de un árbol.