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La crisis del coronavirus ha despertado los apetitos más totalitarios y las esperanzas de quien pretende aprovechar la pandemia para sus objetivos de siempre. Hablamos con Luis Losada sobre estos temas. El es economista de formación y periodista de vocación. Actualmente dirige una consultora de comunicación y su observación traspasa fronteras dirigiendo el portal CitizenGO en Hispanoamérica.
Estamos en la era de la desinformación y en esta pandemia hay muchas cosas que se desconocen y/o que se ocultan.
Dicen que hay transparencia, pero lo que hay es sobreinformación, que es mucho peor que la censura. Además de las ‘fake news’ están las ‘smoke news’, las noticias humo. Nos bombardean con información sobre cifras de curados, detalles de las fases y bailes en los balcones.
Pero nos esconden quién es el equipo de expertos que decide la llamada desescalada, nuestro futuro; por qué se declaró el estado de alarma en lugar del de excepción, qué ha ofrecido Ciudadanos al gobierno a cambio de su apoyo, cuál será la condicionalidad exigida por Bruselas, por qué el gobierno no acude al mecanismo de rescate más barato que la financiación ordinaria.
Y en materia sanitaria seguimos sin saber si existen protocolos de actuación eficaces, si las CCAA están compartiendo su conocimiento, por qué cada hospital tiene su propio protocolo y si hay mecanismos internacionales para compartir información.
¿Los medios tienen responsabilidad en esta estrategia de ocultación?
Mucha. Los medios tienen una función social que cumplir: destapar la verdad para hacer que la sociedad sea más libre y por tanto más digna y próspera. El gobierno, como todos los gobiernos, trata de tapar sus vergüenzas. La novedad es que se ha encontrado a unos medios de comunicación sin un moldeo de negocio claro, languidecientes, zombies.
Y en ese entorno les han ofrecido respiración artificial. Lo más increíble es que la bombona de oxígeno ofrecida es pequeña. Pero ha sido suficiente para que los grandes medios se dediquen con entusiasmo a relatarnos con mucho detalle lo que podemos hacer en cada fase sin preguntarse por qué diablos debemos de tener nuestras libertades restringidas.
Por no hablar de China, la gran opaca…
La transparencia de una dictadura es como la castidad en un prostíbulo. China no sólo ocultó su problema al mundo, sino que utilizó a la OMS para su estrategia. ¿Quería tapar sus vergüenzas o forma parte del arte de la guerra bacteriológica? No lo sé. Hay indicios para afirmar lo segundo. Pero aunque sólo fuera lo primero, es razón suficiente para que asuma sus responsabilidades.
Hay una denuncia en Estados Unidos de varios pequeños empresarios norteamericanos contra China. Y me dicen los abogados que tiene posibilidades de prosperar. Soy escéptico. Pero sí tengo claro que intencionadamente o no, China ha pretendido utilizar esta crisis para ganar la hegemonía mundial. Y también tengo claro que no va a ganar porque Estados Unidos ha decidido que no gane. Y eso significa que China tendrá que pagar. De una manera u otra. Y creo que eso es una buena noticia.
¿No se cree la solidaridad China enviando material de protección a todo el mundo?
No. Me parece una estrategia de blanqueo. Saben que estamos en la tercera guerra mundial por capítulos, como dice el papa Francisco. Y saben que Trump no se va a dejar ganar. Son los culpables de la bomba nuclear y quieren aparecer como la Cruz Roja… No cuela.
¿Cree que la crisis es o está siendo utilizada como un experimento social?
Las crisis aceleran revoluciones. Y algún mandatario como el mexicano López Obrador ha llegado a verbalizar que la crisis “le viene como anillo al dedo”. Estoy seguro que Iglesias piensa lo mismo.
Cuando exaltas el miedo a la muerte puedes pedir la libertad completa. Y la Hacienda. Y lo que haga falta… Y creo que hay cierto placer patológico de algunos al sentir la fuerza del poder. ¿Cómo se explica sino que Sánchez se mostrase tan ufano por haber reducido la movilidad, el consumo eléctrico y petrolífero por el confinamiento?, ¿cómo explicar que se hayan impuesto un millón de multas por saltarse el estado de alarma cuando el estado de alarma impide imponer sanciones?
Se ha utilizado el estado de alarma para interrumpir un oficio de Viernes Santo en una catedral en la que apenas había 20 personas. No sólo el riesgo era cuasi cero sino que el decreto de alarma no impedía los servicios religiosos.
Lo mismo pasa con las libertades políticas. Primero se intentó secuestrar las ruedas de prensa. Luego, maniatar al Parlamento. Posteriormente se prohibió una concentración en coches -de nuevo- con riesgo cero. El poder por el poder.
Y me temo que España no es el único país.
En Ecuador, Naciones Unidas está chantajeando a su gobierno con ayudas de reconstrucción a cambio de aborto legal y seguro. En el Perú el gobierno aprovecha la crisis para reparto masivo de píldoras del día después.
Y volviendo a España, en nuestro país hubo orden de no atender a los mayores procedentes de residencias de ancianos, en una actitud gerontocida coherente con el impulso de la Ley de Eutanasia.
Por lo demás, no sé si había un plan deliberado para incrementar el control estatal de la economía, pero lamentablemente, ese me temo que será el resultado: la restatalización.
Y además de eso, el incremento del control estatal y el recorte de las libertades.
En el debate libertad vs seguridad siempre gana la seguridad cuando hay sensación de desprotección. Además, cuanto más mayor es la edad media de una sociedad, más miedo, más sensación de desprotección, más facilidad para limitar la libertad. Y somos una sociedad envejecida, con una media de edad de 49 años…
Tras el 11S nos humillaron al 100% de los viajeros aéreos sin que nadie se quejara demasiado. ¿Resultado? Más humillación, no más seguridad.
Lo de ahora es un círculo perfecto: miedo -casi pánico- a la enfermedad como caldo de cultivo para una brutal restricción de las libertades.
Hay muy pocos países que hayan escapado de esta tendencia.
Muy pocos. Suecia apostó por la inmunidad de rebaño, esa que nosotros añoramos ahora. Su resultado es bastante positivo.
Israel apostó por confinar exclusivamente a la población de riesgo. Tampoco les ha ido mal.
Corea y China -en cambio- apostaron por modelos que pretenden implantarse en Argentina y España que tratan de monitorear nuestros movimientos. Por nuestra seguridad, dicen. Si el Gran Hermano ha violado a libertad religiosa y política sin ese instrumento, cabe temer qué hará con esa herramienta de ‘big data’ en sus manos…
Confío en que le rebelión ciudadana impida semejante atropello a nuestras libertades.
¿Y qué la parece la propuesta del pasaporte sanitario?
Me parece más razonable. Es verdad que supone una discriminación de los enfermos o de los sectores de riesgo. Pero es más razonable que el confinamiento indiscriminado. Hasta que tengamos vacuna o tratamiento adecuado debemos de proteger a los más vulnerables. Y esa protección se hace restringiendo su contacto con otros pero permitiendo recuperar la normalidad. La de siempre, no la nueva que pretende el Nuevo Orden Mundial
¿En qué que consiste ese Nuevo Orden Mundial?
Una sociedad sin Dios, sin familia y sin propiedad. La autoridad moral de los líderes espirituales sería sustituida por la élite de los científicos, esos aspirantes a dios con barniz de supuesta objetividad. La familia es observada como factor de opresión capitalista y reproductiva. Así que hay que apostar por los hogares de un solo miembro, sin raíces ni compromisos ni descendencia. La cultura LGTB es clave en este punto.
Y por último, sin propiedad que supuestamente nos ate y nos comprometa. Mejor alquilar un “car sharing” que tener un coche. Mejor trabajar en la nube que en el ordenador. Mejor vivir de alquiler que de propiedad. Mejor comprar en Amazon que en la tienda de la esquina. Es la cultura del judío errante que impide el progreso que ofrece la propiedad.
Súmenle el control estatal de la economía y el resultado es China, un país con cámaras por todos los lados y con un estado que califica a cada ciudadano en función de su comportamiento. Si criticas al gobierno, no tienes derecho a salir del país. Casi, casi, como las fases del Dr. Fraudillo Castejón.
¿Cree que habrá resistencia?
Sí, creo que sí. Las caceroladas que estamos viviendo todos los días a las 9 de la noche son para mí una esperanza. La gente se expresa como puede, cacerola en mano. Pero lo que están diciendo es: no al gobierno de la chapuza y el bulo, no a dejar nuestras vidas en manos de perfectos inútiles, no al secuestro de nuestra libertad.
España es mucho más grande que muchos de sus políticos. Nuestro país ha superado crisis gravísimas. Tiene enorme capacidad de trabajo y creatividad envidiada en el mundo. Estoy seguro de que superaremos este bache a pesar de nuestros políticos.
Hay quien habla de que nada será igual tras esta crisis. ¿Lo comparte?
Estoy seguro. La crisis no sólo ha azotado nuestro sistema sanitario y nuestra economía, sino nuestro modo de vida. Desde el gobierno se ha fomentado a los ‘balconazis’ o policía de balcón, sembrando la desconfianza entre vecinos. Se ha quebrado la cohesión social siguiendo el modelo cubano de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución). Y ese intangible será muy difícil de recuperar.
El miedo sigue instalado lo que permitirá seguir ejerciendo el totalitarismo. Y la destrucción empresarial es tan brutal que muchos -demasiados- vivirán del Estado. 21 millones de personas viven hoy del Estado., ¡Insostenible! Sólo sobrevivirán en la normalidad de antes aquellas personas firmes que sean capaces de enfrentarse al totalitarismo político.
Es curioso además que la parálisis del covid19 provocará consecuencias por años. ¿A alguien le interesaba el reseteo?
A todo el mundo le interesaba el reseteo. Todo el mundo sueña con empezar de cero a construir “su” mundo. Pero las inercias naturales lo impiden. Si reseteas el mundo como se ha hecho, vuelves a entregar cartas. Y tienes opción de construir de nuevo, presupuesto cero. Un mundo con iglesias, mezquitas y sinagogas cerradas, sin manifestaciones de protesta, con poder policial como nunca y con los medios comiéndote en la mano. El sueño de todo político con ansias de poder.
¿Ud. qué haría con el reseteo?
Yo creo que la crisis sanitaria ha evidenciado las carencias del mando único y del sistema autonómico. Hasta El País habla de recentralizar de alguna manera la Sanidad. Pero la Sanidad es sólo un ejemplo. Creo que está siendo una oportunidad perdida para replantear de cero el estado autonómico. Portugal es un país central y no ha tenido nuestros problemas de descoordinación.
También es una oportunidad para replantear el poder informativo de los grandes grupos tecnológicos como Google y Facebook. Estados Unidos ha puesto en marcha un mecanismo de denuncia de sus censuras en respuesta a los llamados ‘fact checking’. Me parece clave poner coto a la censura sin control de los ‘nuevos medios de comunicación’.
Y es momento para pensar qué queremos ser de mayores como país. Yo creo que tenemos una enorme ventaja competitiva en el turismo: infraestructuras de primera, sistema sanitario decente, oferta de ocio abundante, patrimonio cultural, paisaje, gastronomía,… ¿Qué tiene poco valor añadido como dice el ministro del ramo? ¡Que me diga cuál es su modelo alternativo! Creo que tenemos que hacer el esfuerzo para incrementar la estancia y el gasto por día, mejorar la calidad, modernizar nuestros negocios y atraer compras inmobiliarias para que residan o hibernen los jubilados europeos. Pero en lugar de resetear algunos pretenden apagarlo definitivamente. ¡Insensatos!
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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