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Aquel 1951 las fiestas en honor a la heroína María Pita del agosto coruñés, se cerraron  con la celebración el viernes día 31, de un festejo taurino que sería presidido por el Jefe del Estado, Generalísimo Franco.

Desde primeras horas de la tarde la animación en los alrededores de la plaza fue extraordinaria. En la taquillas se colocó el cartel de no hay localidades.

El Caudillo llegó a las cinco y media de la tarde,  En todos los lugares del trayecto, hasta la plaza, el paso del Generalísimo, que vestía de paisano, y venía en coche, acompañado de su esposa y rodeado de su vistosa escolta mora, fue acogido con constantes vítores y aclamaciones. Al aparecer el Jefe del Estado en el palco principal de la plaza de toros, donde era esperado por todas las autoridades coruñesas, el público, que abarrotaba  el coso, le tributó una cálida ovación. La banda del Frente de Juventudes de Málaga, que minutos antes había desfilado por el anillo, y se hallaba formada en el centro del ruedo, junto a la del Regimiento de Infantería Isabel la Católica nº 29, interpretaron el Himno Nacional, mientras que una multitud de palomas surcaban el cielo coruñés.

Con el Jefe del Estado, ocuparon la presidencia, su esposa, Carmen Polo de Franco; el jefe de la Casa Militar, teniente general Martín Alonso; el segundo jefe de la Casa Civil Fernando Fuertes y el alcalde de La Coruña, Alfonso Molina.

Se lidiaron toros de Arturo Sánchez de Salamanca, de buena presentación, bravos, salvo el segundo y sexto que fueron mansos y huidizos, para Luis Miguel Dominguín, Manolo González y Miguel Báez “Litri”.

Luis Miguel se lució con el capote. En banderillas dejó dos pares que fueron muy aplaudidos. El toro, excesivamente castigado, llegó falto de fuerzas al último tercio. Faena con pases sentado en el estribo, muy valientes. Insistiendo, Dominguín, consiguió varios derechazos y naturales muy ceñidos. Dejó media estocada que fue suficiente y escuchó una gran ovación.  En su segundo veroniqueó con temple y gusto, Volvió a lucirse en banderillas con tres extraordinarios pares. Muy jaleado con la muleta, fue dejando pases de rodillas, derechazos, naturales, manoletinas y molinetes muy ligados que encandilaron a los tendidos. Mató de una entera con descabello y recibió las dos orejas del toro de la vacada salmantina.

El Generalísimo Franco charla con los toreros Manolo González, Luis Miguel Dominguín y Miguel Báez Litri, en el palco de honor de la plaza de toros de La Coruña.

Por su parte Manolo González recibió muy airoso por verónicas al segundo de la tarde. Faena artística y pinturera a un toro huidizo que no se prestó al lucimiento. Dejó pases muy valientes y de bonita factura. Cobró una entera atravesada y recibió una gran ovación, obligándole el respetable a saludar desde los medios. Con su segundo, Manolo organizó un auténtico alboroto desde sus inicios con el capote. Con la pañosa anduvo sencillamente genial con pases de todo tipo y condición. Artista, torero, dejó una magnífica estocada y recorrió el anillo llevando en sus manos  las dos orejas del noble animal.

Escalofriante faena la que le realizó Litri al tercero de la tarde, que  tuvo su inicio con unos ajustadísimos estatuarios para seguir con naturales y de pecho, mirando al tendido. Más naturales que pusieron la plaza boca abajo, finalizando su labor con unos temerarios molinetes. Volcándose sobre el morrillo del astado, dejó una estocada entera muy efectiva. Dos orejas, rabo y hasta una paloma que le arrojó desde barrera un espectador. Con el que cerraba el festejo, un bicho huidizo que rehuyó la pelea, realizó una faena de aliño, finalizando su labor con un pinchazo y media desprendida. Se llevó muchos aplausos.

En el descanso de la corrida los tres diestros fueron requeridos por el Jefe del Estado, subiendo los tres al antepalco, donde fueron agasajados con unas copas de  Jerez y el regalo de una pitillera de plata con el escudo de la casa del Generalísimo.

Al finalizar la corrida y tras la salida a hombros de los tres espadas, el Jefe del Estado fue despedido con enormes muestras de cariño y gritos de ¡Franco! ¡Franco!, mientras de nuevo era interpretado el himno Nacional, el público puesto en pie, tributó a Franco nuevas demostraciones de fervorosa adhesión, que duraron varios minutos.  

En el exterior de la Plaza, el Caudillo fue de nuevo aclamado, siendo incesantes los gritos de ¡Franco!, ¡Franco!, ¡Franco! y ¡Arriba España! por parte de los miles de coruñeses que se habían agolpado en los aledaños del coso taurino.

Por el centro de la ciudad, en coche y rodeado por su espectacular escolta Mora, acompañado por su esposa y el alcalde de La Coruña Alfonso Molina, el Jefe del Estado se trasladó a la Plaza de María Pita, donde se hallaban concentradas todas las organizaciones del Frente de Juventudes de la provincia y los grupos artísticos de toda España, que habían participado en las competiciones Nacionales de cultura y arte, vistiendo las trajes típicos de cada una de la regiones.

Además, una gran multitud invadía la plaza, que se hallaba engalanada con mástiles, gallardetes y banderas. Del Palacio Municipal colgaban reposteros, y del balcón principal, sobre el que se había colocado un dosel, pendía el guion del Generalísimo.

Al aparecer Franco en la Plaza de María Pita, fue acogido con manifestaciones de adhesión, que arreciaron cuando el Caudillo, acompañado de su esposa y el alcalde, se dispuso a entrar en el Palacio Municipal, en el que formaba desde el vestíbulo al primer piso, la guardia municipal en uniforme de  gala. Detrás del Caudillo llegaron las personalidades de su séquito, y, con ellas, el capitán general de la Octava Región; gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, y demás autoridades civiles y militares. También esperaban al Caudillo el embajador de Santo Domingo en España, Elías Brache, así como representaciones de todas las entidades, oficiales, económicas, sociales, deportivas, culturales y particulares de La Coruña. Las bandas de música del Frente de Juventudes de Málaga, del Regimiento de Infantería “Isabel la Católica”, número 29, la banda municipal y otras agrupaciones, interpretaron el himno Nacional, mientras el clamor de las ovaciones populares se mezclaba con el estampido de bombas de palenque, el sonido de las campanas de los templos coruñeses y las sirenas de los buques surtos en el puerto.

El Generalísimo, con su esposa, autoridades y representaciones, penetró directamente en el piso bajo del Palacio Municipal, donde estaba expuesta la I Exposición Bienal de Arte Gallego, a la que concurrieron numerosos artistas de toda la región, y que sirvió como certamen que dio la selección de obras que  participarían en la I Exposición Bienal Hispanoamericana, que tendría lugar en Madrid en el mes de octubre de ese mismo año.

También se exhibía en la Exposición una monumental maqueta del proyecto de “Casa de América”, o gran palacio de cultura hispanoamericana en La Coruña, que iba a construirse entre las playas de Santa Cristina y Bastiagueiro.

El alcalde de La Coruña explicó al Caudillo, minuciosamente, la característica del proyecto, del que era autor el arquitecto municipal señor Rey Pedreira. El Generalísimo elogió la grandiosidad de la obra y. a continuación, hizo un recorrido por el certamen, donde admiró los cuadros al óleo, dibujos y trabajos de escultura y artesanía que allí se exhibían, pidiendo explicaciones sobre los artistas concursantes, que también le fueron facilitadas por el alcalde.

Acto seguido, el Caudillo y su esposa subieron al piso principal del Ayuntamiento, acompañados por las autoridades. En el salón oficial de la Alcaldía, el Caudillo conversó unos instantes con las primeras autoridades coruñesas. A la esposa del Caudillo, a quien acompañaban su hermana, Isabel Polo de Guezala, la esposa del gobernador civil y otras damas, le fue entregado un  ramo de flores.

Después de departir con las autoridades, ante las insistentes aclamaciones del público congregado en la plaza de María Pita, el Caudillo salió al balcón principal del Ayuntamiento, y en este momento culminó la apoteosis popular de adhesión al Caudillo de España, Durante largo rato hubo de corresponder a las expresivas demostraciones de afecto y simpatía que le tributaba el pueblo coruñés con los gritos de ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! ¡Viva España! y ¡Arriba España!

Seguidamente comenzó un brillante desfile. Primero pasó ante el Caudillo la banda del Regimiento de Infantería de Isabel la Católica, con cornetas, tambores y gaitas gallegas. Luego desfilaron, entre aplausos y demostraciones de simpatía, los conjuntos artísticos del Frente de Juventudes de toda España con sus trajes típicos.

Los grupos de danzas interpretaron, al paso, sus bailes regionales. Desfiló después el Frente de Juventudes de toda la provincia; los aprendices de la Fábrica de Armas y del Parque de Artillería, los de la Empresa Nacional Bazán de El Ferrol del Caudillo, y diferentes bandas de música. Cerró el desfile el coro regional gallego “Cantigas da Terra”, que, con  gaitas del país, interpretó alegres sones galaicos.

Durante el desfile no cesaron ni un solo instante las aclamaciones y vítores al Caudillo, que aumentaron en el momento en que el Generalísimo, su esposa, autoridades y representaciones abandonaron el balcón central del Ayuntamiento, desde el cual hubo de corresponder con saludos, repetidas veces, a las fervorosas manifestaciones de adhesión popular de los coruñeses.

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Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.

 
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