27/06/2024 18:41
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Nuria Ester, nacida en Barcelona, es la menor de 3 hermanas. Creció en un ambiente en dicotomía, pues fue educada en un colegio religioso, pero en casa el ambiente era totalmente contrario. Estudió un grado superior y también se graduó como Diseñadora de Moda, que fue su profesión durante más de 22 años. Dejó sui vida profesional para poder ocuparse de su hijo y de su padre enfermo, lo cual le ha dado mucho tiempo libre para formarse y profesar su fe. En la actualidad tiene 3 canales de YouTube donde lee obras de místicos y santos de la Iglesia, estos son:

DIVINA LECTURA, donde lee actualmente la obra HISTORIA DE UN ALMA de Santa Teresa del Niño Jesús y espera poder leer muchas más obras para ayudar a las personas que no tienen tiempo o les cuesta leer por diferentes motivos. También tiene un segundo canal llamado MARÍA VALTORTA ALMA VÍCTIMA, donde lee la obra de María Valtorta y en el cual son ya más de 40 mil suscriptores y tienen una bonita comunidad y los frutos que da son muy bellos. Este canal surgió por inspiración del Padre Fortea, el cual lo recomienda en una de sus conferencias. Y por último VIVIR EL FIAT, donde lee la obra de Luisa Piccarreta, con la intención de reconducir la interpretación de la obra dentro de la doctrina de la fe, ya que existen muchas divergencias y confusión en torno a dicha lectura.

¿Cómo le marcó la experiencia con la ouija en la juventud?

Me marcó muchísimo, ya que todo lo que preguntamos fue sobre el futuro, así que como mezclaban verdades con mentiras, yo creí que todo era cierto y que el “cuadro” que dibujó sobre mi futuro era cierto. Tanto me sugestionó que tuve una relación en la que considerábamos el matrimonio y la rompí pensando que mi futuro marido aún estaba por llegar.

¿Cuántos años estuvo en este ambiente de oscuridad y qué sentía?

Estuve aproximadamente 3 décadas en este ambiente. Sentía un pequeño vínculo con Dios, al cual, a pesar de mi estilo de vida alejada de la Iglesia, seguía orando casi cada noche. Recuerdo que cuando tenía serios problemas, le oraba, lamentándome y le explicaba mis asuntos personales en la noche, pero también recuerdo que jamás le culpé de nada de lo que me sucedía. Diré que lo que no sentía era “paz”, esa paz llegó en cuanto dije “sí” y volví a la Iglesia, recurrí a los Sacramentos y cambié radicalmente de estilo de vida. Un día un párroco me preguntó cómo me sentía después de mi regreso y mi respuesta fue “siento una paz que jamás he sentido antes”, sonrió y dijo… es el Espíritu Santo.

¿Hasta qué punto era consciente de que estaba obrando mal?

A mi entender, por más que nos alejemos de Dios, existe una voz interior, que nos indica lo que está bien y lo que está mal. Durante aquellos años estaba engañada pensando que uno puede hacer las cosas a su manera, y que mientras no haga daño a nadie, todo está bien, pero nos olvidamos de que también debemos, y en primer lugar, no hacer daño a Dios, no herirle. Diría que no era demasiado consciente hasta que llegó el punto de inflexión donde lo ví todo con otra mirada, con Dios como protagonista de mi historia.

¿Puede atestiguar por su propia experiencia que el demonio existe?

Rotundamente sí, y diré que es infinitamente más inteligente que cualquier ser humano, que juega con ventaja, pues nosotros el mundo espiritual no lo vemos. Lo podemos sentir o presentir, pero no vemos. Diré que lo único que quiere es nuestra destrucción física y espiritual y que su éxito más rotundo es hacernos creer que no existe, de manera que se vive la vida de forma individualista, buscando placeres, diversiones y demás, lo que nos hace olvidarnos del prójimo y por supuesto de Dios. El demonio triunfa cuando se niega su existencia, el demonio no molesta cuando la persona ya está en un camino alejado de Dios y va solo por los caminos que le llevan a la perdición, a la muerte del alma. Cuando regresas a Dios sientes más aún su presencia y su enemistad, su furia cuando ve que te ha perdido le lleva a delatarse aún más y a procurarte todo tipo de molestias y miedos, pero Dios es más grande y todo es para su gloria. “Cuando Dios ordena, hasta el diablo obedece”, al final los demonios obedecen los mandatos de Dios y hacen hasta donde Dios permite.

¿Cuándo empezó a plantearse que tenía que cambiar de vida?

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El mismo día que sentí justamente que el cielo existe, pero que también el infierno existe, que Dios existe y me observa, me mira, me ama y se entristece y no está feliz de ver mi estilo de vida y de mis decisiones, las cuales yo aprobaba. Fue el mismo día que sentí vivamente la Presencia de Dios y una llamada profunda a volver a la Iglesia con Él y a no arrodillarme jamás delante de nadie más que no fuera Dios (pues yo me arrodillaba delante de figuras de barro de otra religión que practicaba, la Umbanda).

Sentí cómo ofendía a Dios de tantas maneras, y que los juicios que yo hacía sobre mí, no son para nada parecidos a los juicios que Dios hace. Comprendí que mi vida debía de cambiar radicalmente y poner la mirada en cómo Él me mira, vivir pensando que Él todo lo ve y sufre si le hiero.

A la vez, comprendí que el mundo demoníaco había estado por el contrario muy satisfecho con mi vida anterior y que romper con aquello iba a ser solo con la ayuda de Dios. Todo eso lo entendí porque Dios me ayudaba a comprenderlo.

¿Cuándo fue el momento en el que tomó la decisión?

El día de la Virgen de Guadalupe del año 2020. Fue tan rápido que estuve días como aturdida, sin comprender bien qué me había pasado. La sensación que tuve, desde que sentí vivamente la Presencia de Dios frente a mí y de cómo mi vida le disgustaba, fue de un amor inmenso, una alegría exultante, un “volver a los brazos de mi Padre” el cual, de todos modos aún me amaba. Expresar lo que sentí es complicado, pero recuerdo que la primera sensación que tuve fue la de un verdadero arrepentimiento de mi vida anterior, lo cual fue una gracia de Dios y eso vino seguido de una felicidad inmensa y una paz no sentida antes.

Toda la oscuridad de mi vida anterior desapareció en el instante que recibí la absolución de mis pecados y recibí después de tantos años el Cuerpo de Cristo. Ese día la Iglesia tenía un concierto de música Sacra en plena Misa, sentí que era el día de mi boda, que el cielo entero se alegraba de mi regreso, y no dejé de llorar sola en mitad de la Iglesia, en silencio por pura felicidad. Era demasiado bonito, no sé explicarlo. Fue un volver a casa con una gratitud inmensa y una certeza de que no solo yo era feliz de aquello, que mi regreso estaba alegrando a todo un Dios, nuestro Señor. ¿No es acaso impresionante que Dios mismo se alegre de la vuelta de un hijo?

¿Cómo fue su proceso de acercarse a los sacramentos y de crecimiento en la fe?

Los Sacramentos los quise recibir inmediatamente, pues había recibido una buena formación católica en un colegio del Opus Dei, el cual había dejado de lado cuando salí de la vida de la fe.

De manera casi instintiva, sentí que debía dirigirme a la Virgen María, pues yo como madre comprendo que una madre quiere que todos amen a nuestros hijos, por lo tanto, sentí que como Madre nuestra, Ella me conduciría. Así que un día fui a la casa del sacerdote que me confesó y le pedí que me explicara cómo rezar el rosario, el me dio un folleto y un rosario de la ciudad de Bethlem, de cuando estuvo allí. Así que empecé a rezarlo, poco después decidí consagrarme a María por la Advocación de Fátima, pero si te digo la verdad, todo llegaba de manera natural, creía que debía hacerlo y lo hacía, era un sentimiento de “confianza” total. Sentía que yo era una niña pequeña tomada de la mano de su Madre de un rosario, y que de Su Mano, iba segura. Eso se lo conté al Sacerdote y sonrió.

Hice lo más acertado, a partir de ahí, mi vida de fe fue rápida en crecimiento y Dios me bendijo con unas nuevas amistades católicas, las cuales me acompañaron desde el inicio. También quise recobrar el contacto con la Obra (Opus Dei) haciendo una bonita amistad con una mujer que a parte de amiga, me ayuda muchísimo en asuntos de formación. La dirección espiritual de un santo fraile franciscano fue otra bendición, ya que con el me sincero y me ayuda a discernir sobre asuntos complicados,. He de decir que he hecho muchas amistades de personas consagradas.

En definitiva, Dios puso los adoquines de mi camino y yo camino segura de la mano de María, porque Ella me lleva a Su Hijo.

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¿En qué medida es más feliz ahora y su vida es más plena?

Tremenda pregunta. De 0 a 100 diría que mi vida antes estaba en un grado de felicidad del 25 y ahora está por encima del 100. Me explico:

Mi vida no ha cambiado en el sentido de que mis problemas se hayan solucionado, aunque he de decir que muchos de ellos han sido resueltos de manera rápida aportándome muchísima tranquilidad. La vida sigue siendo lo que es, un camino pedregoso con luces y sombras. La diferencia es que ahora, ya no voy sola en el caminar, ahora siento verdaderamente la Presencia de Dios que me acompaña. La soledad desapareció, el vacío se esfumó, ahora me siento más llena que nunca, me siento completa, pues lo que me faltaba lo pone Dios. Para explicarme diré que antes era una vasija vacía llena de objetos inútiles, ahora sigo siendo una vasija vacía pero estoy llena de amor a Dios, un amor que Dios recibe y que sé que le agrada. Ese amor da vida a mi espíritu y lo eleva. Ya no soy solo un cuerpo viviendo una vida, ahora soy un espíritu viviendo una vida de fe en un cuerpo y con la mirada puesta en Dios, quien me mira y me ama.

¿Cuál es el principal consuelo de vivir en gracia de Dios?

Vivir en gracia de Dios es vivir en amistad con Dios. El mayor consuelo es poder sentir, y poder decir, Dios me sostiene, siento su Mano sobre mí, me cuida, me ama y me perdona. El mayor consuelo es sentir en tu corazón el amor de Dios, sentir que dentro de ti, llevas a Dios mismo cuando estás en estado de gracia y has recibido Su Cuerpo. La plenitud se siente cuando haces también adoración y observándole, te llegan ráfagas de alegría, de paz, de amor, y sientes que el Señor te observa y viene a ti, para darte un beso. Vivir en gracia de Dios para mí es sentir lo que significa el amor verdadero, un amor para nada comparado al amor humano que podemos sentir por el prójimo. El amor de Dios es distinto, la gracia de Dios es vivir una historia de amor con el Amor.

¿Qué diría a las personas que están en una situación similar y no tienen fuerza para cambiar de vida?

Es bueno reconocer que uno solo no puede, el primer paso es reconocerlo y ponerse en manos de Dios, explicándole, como a un buen amigo, que es lo que es, nuestros problemas e incapacidades y designarlo a Él como “hacedor” del cambio.

Después hay que poner esa pizca de “fe” que obrará el milagro y esperar, pues los tiempos de Dios no son los nuestros. Cada persona tiene una historia y necesita un hecho particular para comprender las cosas, así que siendo Dios quien prepara la situación para el cambio, todo lo demás no importa, es mejor ponerse en confianza y dejarle a Él la dirección de los acontecimientos. Además Dios es muy divertido y creativo y siempre le gusta sorprendernos y hasta sacarnos una carcajada para que reconozcamos que su nivel de creatividad es incomprensible e impresionante. Al final no te tocará otra que decir “gracias a Dios” porque en verdad comprendes que Él lo hizo todo.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Véase el caso Vallecas, por ejemplo. Toda la nigromancia es altamente peligrosa y debe ser evitada porque es real. Las entidades contactadas suelen ser de muy baja estofa y estar apegadas a la existencia terrenal y a las sensaciones groseras. Algunas, efectivamente, son directamente maléficas, cuando no vampíricas de energía para sostenerse indefinidamente en ese plano de existencia. Es decir, no es necesario creer en la doctrina de la Iglesia para apartarse de esas prácticas sino que un somero conocimiento de las artes ocultas basta para ser prudente. Otro asunto distinto son las psicofonías o ritos sagrados de un tipo o de otro para impulsar la elevación de ciertas almas y que puedan así deshacerse de las cadenas que arrastran.

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