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Hay que reconocer que son listos, sobre todo a la hora de engañar al personal… Fíjense si son listos que, como esos pájaros que cantan en un sitio y ponen los huevos en otro, nos están haciendo creer que lo más importante ahora mismo son los indultos a los golpistas catalanes (para recuperar, dicen,  la normalidad en Cataluña) y lo que pretenden, en realidad, es cargarse al Rey, así, suavemente…¿o es que tras el acuerdo de indultar a los condenados no está, como objetivo principal, quitarle al Rey el poder de árbitro que tiene fijado en el artículo 56 de la propia Constitución?… ¿o qué si no es ese deseo de rebajar a SM a la simple categoría de «EXPEDIDOR», es decir a una simple «maquinita» cuya única función sea la de «expedir» lo que se acuerde en Consejo de Ministros, sin otra posibilidad que la de firmar?.
                   O sea, que se quita a Don Felipe de la Zarzuela y en su sillón ponemos un «robot» y ya no hace ni falta proclamar la República… y encima nos ahorramos los casi diez millones del presupuesto ( que se le regalarían de inmediato al feminismo, claro).
               Porque analicemos la figura del «expedidor» y para ello no hay  modelo más idóneo que el de un «expendedor de tabacos»?. Pues, a la vista está. Un estanco, en realidad una tienda que vende tabacos en exclusiva y autorizada por el Gobierno  (en plan monopolio). Unos tabacos, en cuya fabricación no interviene para nada, y que tiene que comprar al precio determinado por el propio Gobierno… y además supervisado y aprobado por las Autoridades Sanitarias.
            De tal modo que el estanquero, el EXPENDEDOR, (expedidor) no puede tocar en absoluto el contenido de lo que expende, ni siquiera comprobar, por una posible manipulación tóxica, si lo que vende puede ser causa de delito y punible por el Código Penal…tiene que limitarse a expedir lo que recibe para su venta sea legal o no, ya que de lo contrario se expone al cierre de la Expendeduría, el estanco.
               Un ejemplo. Trasladada esta función de «expender» a Su Majestad: supongamos que el Gobierno aprueba, en Consejo de Ministros, trasladar el Museo del Prado, entero, con edificio incluído, a Barcelona, y manda a la firma del Rey el Decreto, (¡Dios! ¿y qué hace el Rey? ¿qué puede hacer?) …pues de acuerdo con el apartado «f» del artículo 62 SM no tendría más remedio que firmarlo… «expedir» el Decreto para su publicación en el BOE.
             Y quien dice el Museo del Prado, puede decir también, el Acueducto de Segovia, la Mezquita de Córdoba o la Biblioteca Nacional y la Giralda de Sevilla.
            Todo. Absolutamente todo, tendría que firmarlo el Rey sin rechistar… y eso, curiosamente, es lo que hoy están defendiendo casi todos los Medios de Prensa y los más sesudos columnistas. EXPEDIR. para ellos no hay otra palabra, otra posibilidad.
            Y eso es lo que Sánchez, el ETEOCLES,  esconde detrás de los Indultos, dejar al Rey en calzoncillos si firma y la República si no firma.
               Por eso los Padres de la Constitución, previendo que llegaran al Gobierno personajes como el Sánchez, que con tal de seguir en la Moncloa es capaz de EXPEDIR a los independentistas catalanes y vascos (y los que vengan) no sólo el Museo del  Prado y demás tesoros artísticos españoles, sino hasta el Río Guadalquivir y la frontera con Portugal… y hasta el 2050 lo que haga falta (acaba cediendo a cambio de votos hasta las Baleares) introdujeron, por si acaso, y en el mismo articulo 62 el apartado «i» ( Corresponde al Rey: EJERCER el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá autorizar indultos generales) e incluso como compensación a un Rey que teniendo todos los poderes en sus manos renunció VOLUNTARIAMENTE  a casi todos ellos.
            Y ese EJERCER es el que puede detener los INDULTOS y lo que es más importante todavía: evitar la jugada maestra que esconde el Eteocles de la Moncloa, que no es otra que quitarse al Rey de en medio para ganar por «jaque mate» la partida. Ojo, con la jugada.
                Pero, de ese otro Felipe, FELIPE VI, EL EJERCEDOR, EL ÁRBITRO hablaré en otro artículo… si es que me dejan en libertad de hablar.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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