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Más allá de anunciar alguna que otra medida económica de carácter meramente populista que no provocará otra cosa que una disminución de la competitividad empresarial, un crecimiento del paro y un aumento de la pobreza, Pedro Sánchez durante la sesión de investidura se quitó definitivamente el disfraz de candidato a presidente de la nación española, para erigirse en el líder supremo de un nuevo Frente Popular cuya máxima aspiración es destruir España y acabar con la democracia y el Estado de Derecho. Así, mostrando al mundo su diabólica condición, el psicópata monclovita durante su intervención no presentó, como la ocasión requería, un programa de Gobierno para el conjunto de la ciudadanía española, sino que desarrolló sin ningún tipo de escrúpulo moral un “discurso del odio” tejido con los hilos de la mentira, en un burdo y despreciable intento de criminalizar a la derecha en su conjunto. De esta forma, P. Sánchez enarboló la bandera del guerracivilismo, al establecer, como ya hizo durante la campaña electoral, la existencia de dos bloques sociopolíticos irreconciliablemente enfrentados, esto es, el “el bloque reaccionario”, compuesto por todos aquellos que razonablemente no le rinden pleitesía, y el “bloque progresista”, conformado por todos aquellos otros que de forma fraudulenta apoyan su pretensiones presidencialistas.
En consecuencia, P. Sánchez a lo largo de su discurso llegó al extremo de manifestar que con la derecha no habría sanidad ni educación pública y se encerraría a las mujeres en la cocina, a las personas LGTBI en los armarios y a los inmigrantes en campos de concentración. Obviamente, solo un tarado intelectual en grado sumo puede llegarse a creer tan espuria caricatura de la realidad, ya que basta con echar la vista atrás para comprobar que nada de ello sucedió en España en las distintas etapas en las que gobernó la derecha. Sin embargo, con este argumento de base, el psicópata monclovita se atrevió incluso a señalar que era necesario levantar un muro para que la derecha no gobernara jamás, negando así la posibilidad de alternancia política. Tan pernicioso razonamiento viene a poner de manifiesto que P. Sánchez o bien desconoce en que consiste al democracia o bien carece de convicciones democráticas. Así, como señaló lord Acton en su obra Ensayos sobre la libertad y el poder “La prueba más segura para juzgar si un país es verdaderamente libre, es el quantum de seguridad del que gozan las minorías”, mientras que por su parte Giovanni Sartori en su obra ¿Qué es la democracia? manifestaba que “Hablamos de democracia para aludir, a grandes rasgos, a una sociedad libre, no oprimida por un poder político discrecional e incontrolado, ni dominada por una oligarquía cerrada y restringida”. Ateniéndonos pues a ambos planteamientos parece evidente que el discurso del psicópata monclovita no fue otra cosa que un alegato antidemocrático en toda regla, algo por otra parte nada sorprendente dado su talante totalitario.
Posteriormente llegó el turno de defender tanto la amnistía como el resto de concesiones al independentismo catalán, y aquí fue cuando P. Sánchez demostró sin dejar lugar a la duda que es un personaje tan patético como amoral, ya que después de decir por activa y por pasiva hace tan solo cuatro meses que jamás concedería la amnistía a los golpistas catalanes por ser manifiestamente anticonstitucional, ahora se despacha sin ningún tipo de escrúpulos con que es totalmente constitucional, absolutamente democrática, necesaria para España y fundamental para recuperar la convivencia entre españoles y catalanes. Obviamente, su argumentación tan solo consiste una vez más en un perverso encadenamiento de una mentira tras otra. Así, como se ha encargado de poner de manifiesto el CGPJ, la amnistía es anticonstitucional por dinamitar la independencia del Poder Judicial al subordinarlo a las decisiones del Poder Ejecutivo, es antidemocrática por suprimir la separación de poderes y, de esta forma, el sistema de contrapesos que garantizan el correcto funcionamiento de todo sistema realmente democrático, no es necesaria para España sino más bien todo lo contrario, ya que supone admitir el carácter esencialmente represor del Estado español, privilegiar a Cataluña con un modelo tributario propio y poner en bandeja de plata la declaración unilateral de independencia por parte del nacionalismo catalán, y no favorece el entendimiento entre españoles y catalanes por la sencilla razón de que, como señalaron posteriormente los representantes parlamentarios de Junts y ERC, el objetivo del independentismo no es la convivencia de los catalanes con el resto de españoles, sino la celebración de un referéndum de autodeterminación que permita llevar a cabo un nuevo proceso secesionista. En consecuencia, el humillante y servil sometimiento de P. Sánchez al chantaje independentista solo puede deberse y de hecho se debe a la necesidad de apoyos parlamentarios que tiene el psicópata monclovita para mantenerse en el poder.
Estuvo francamente acertado Alberto Núñez Feijóo cuando, demostrando temple y maneras de “hombre de Estado”, puso las cosas en su sitio, demostrando con argumentos incontestables que P. Sánchez no era otra cosa que un mentiroso compulsivo y un títere en manos del independentistas a los que se ha entregado para saciar sus ambiciones de poder. Por ello le advirtió, dando afortunadamente por concluida su política de acercamiento al partido socialista, que no recurriera a los populares cuando la nación se volviera ingobernable por mor de las enloquecidas exigencias rupturistas del inframundo independentista.
Sin embargo, fue Santiago Abascal el que dio a P. Sánchez el golpe de gracia, mediante una brillante exposición que aunaba la claridad de ideas y la coherencia discursiva a la hora de denunciar con determinación y firmeza buena parte de las innumerables fechorías vilmente cometidas por el psicópata monclovita. Así, S. Abascal no tuvo empacho alguno en acusar a ese fantoche en que se ha convertido P. Sánchez, en primer lugar, de ser un gobernante indigno por procurarse el poder gracias a sus obscenos pactos con los enemigos de España, en segundo lugar, de ser un político corrupto por ayudar a otros políticos a eludir la acción de la Justicia a cambio de su apoyo parlamentario, en tercer lugar, de liquidar el Estado de Derecho, la separación de poderes, la igualdad ante la ley y la convivencia pacífica entre españoles y, en cuarto lugar, de preparar un “Golpe de Estado” en connivencia con las minorías separatistas, para con todo ello dar lugar al inicio de la tiranía, tal y como ya hiciera Adolf Hitler cuando tras llegar al poder mediante unas elecciones libres maniobró para liquidar la democracia.
Es de destacar que la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, que a la postre no es otra cosa que una servil delegada del Gobierno socialcomunista, reconvino a S. Abascal, instándole a que retirara sus palabras ya que de lo contrario ella misma las eliminaría del diario de sesiones, cercenando de esta forma la libertad de expresión del líder de Vox y de la de los millones de españoles a los que representa. Como era de esperar, S. Abascal rehusó someterse a semejante humillación y junto a todos los diputados de la formación verde abandonó el hemiciclo, para unirse a la concentración que se estaba desarrollando a las puertas del Congreso para manifestar públicamente su oposición a los ignominiosos pactos suscritos por socialistas, comunistas e independentistas.
Por todo lo expuesto, solo cabe concluir señalando la importancia de que la rebelión civil siga desarrollándose en todos los rincones de la geografía española, para recordar al psicópata golpista que somos millones los españoles que no renunciaremos a defender a la nación española, a la democracia y al Estado de Derecho, sabedores de que, como decía Rudyard Kipling en su poema “If”, “si puedes soportar oír la verdad que has dicho, tergiversada por villanos para engañar a los necios. O ver como se destruye todo aquello por lo que has dado la vida y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas” entonces y solo entonces venceremos.
Autor
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Rafael García Alonso.
Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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Sanchez para seguir siendo el líder del Psoe y poder manejarlo a placer radicalizo a las juventudes socialistas hasta convertirlas en una herramienta de sus intereses y eso es exactamente lo que esta haciendo con la sociedad, radicalizarla para partirla en dos y de esa manera machacar a la que no le apoya, a el y a sus aliados.
Bueno, bueno, no se ponga en plan folletín del siglo XIX. Que ya los «dos bloques enfrentados» los estableció Felipe González con su propaganda sobre el «Dóberman». De aquellos polvos vienen estos lodos, Sánchez no ha surgido por generación espontánea y no es más que el continuador de la obra de demolición de sus predecesores. Por favor, no hagan como si todo lo que sucede ahora fuera inaudito, inesperado, inusitado, sólo porque son ustedes quienes dan ahora a la tecla en vez de serlo Jaime Campmany, por ejemplo. Y a ver si se inventan algo original en vez de tanto abusar de Hitler ( qué miedito les da cambiar de ejemplo, esto ya resulta, además de tedioso, muy sospechoso ).
Pero ya que se empeñan, a ver si algún día me explican cómo es que el Hitler de turno, el mamarracho de Sánchez en este caso, no quiere más territorios apra su patria sino que se dispone a regalarlos, no quiere una patria unida ( ya sabe «Ein Land, ein Volk, ein Führer «) sino disgregarla todavía más y hasta hacerla estallar, cómo no fomenta un patriotismo exacerbado sino el odio a la patria, y, para colmo, resulta que nos está convirtiendo ( otros ejemplos favoritos de ustedes ) no en el Tercer Reich sino en Cuba o Venezuela.
Muy bien contestado y muy de acuerdo.
España unida, grande y libre es totalmente incompatible con la democracia y el Estado de derecho al aborto, el divorcio, la eutanasia, la manipulación de embriones, el semen donado, la ideología de género, la ideología sodomita lgtbi+ corruptora de menores y asesina de su felicidad futura, la guarrería generalizada, la depravación, las drogas hasta en la farmacia, el adulterio impune, la corrupción como forma generalizada de vida, el robo, la delincuencia, el asesinato, el poder para etarras y antiespañoles y tantas y tantas cosas satánicas que tanto gustan a los culpables y responsables ante Dios y ante la historia, votantes de derechas e izquierdas, no a los de ultra extrema derecha, como Franco, Hitler, Mussolini, Antonescu, Horthy, Mannerheim, Oliveira Salazar, Pinochet, etc., a los que tanto gustan ambos de culpar y contra cuyos escasos partidarios claman con odio enfurecido y apelativos de locos y descerebrados, sin examen de conciencia alguno por su parte, claro está (habría que ver qué clase de «salud» mental, física y espiritual ha traído y trae la democracia y el Estado de derecho a todo lo malo, perverso y criminal).