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Leo, con horror, la noticia publicada en un digital:
Cierta conocida, sex-symbol de la celulitis, se declara SEXUALMENTE ACTIVA a los ochenta años, y pienso que es bien cierto que “Las desgracias nunca vienen solas”. Primero, el cabrón de Putin y luego esto. La información produjo en mí un escalofrío que recorrió mi columna vertebral mientras mis manos se agitaban, afectadas por temblores convulsos, y el terror atenazaba mis músculos, impidiéndome pensar con claridad. Visualizaba escenas imaginarias en las que la tigresa XXL me mantenía retenido en su dormitorio, y con un impulso psicótico, fruto de su lujuria, se despojaba de la faja quedándose en tanga. De pronto, me veía catapultado contra la pared y asfixiado por una masa carnal que me hacía sentir la sensación de haberme caído desde un rascacielos para sepultarme en un gigantesco colchón de glicerina, que me envolvía privándome de la respiración. Como consecuencia del arrebato pasional, las placas teutónicas enloquecidas provocaban un terrible tsunami que asolaba las costas de la baja California. Pronto comprendí que aquella prenda íntima soportaba una presión similar a la de la PRESA DE LAS TRES GARGANTAS, y yo, que no oculto mi admiración por las rubias flaquitas de “pecho juvenil”, por aquella filosofía Confuciana de: LA BUENA TETA EN LA MANO QUEPA y TETA QUE LA MANO NO CUBRE MÁS QUE TETA ES UNA UBRE, pero está visto que el Altísimo no está en la voluntad de concederme un instante de tregua. Hasta que, indiscutiblemente, la pasión amorosa de mi musa lanzada al desenfreno me conduzca a morir aplastado, con el colesterol por las nubes debido al exceso de carne roja.
Ante tan oscuros presagios, decidí establecer mis líneas de defensa. Máxime cuando la valquiria añadió un segundo alegato a su confesión: NO HAGO EL AMOR CON FACHAS. Y como consecuencia, la luz se hizo en mi cerebro y astutamente recurrí a la contrainteligencia, difundiendo a los cuatro vientos que, pese a mi aspecto saludable, padecía todo tipo de enfermedades venéreas, lo que me convertía en una bomba bacteriológica ambulante. Y, acuciado por el terror, con los pelos como escarpias, pregoné y pregono a quien quiera oírme ¡SOY UN FACHA! Esta confesión, que me sitúa en la “casta de los intocables”, me obliga a transitar por las calles entre insultos, agresiones y escupitajos provenientes de los “DEMÓCRATAS”, que han movilizado a los infelices ciudadanos con su “alerta antifascista”. Incapaz de soportarlo, en un arranque de desesperación, decido amputarme los atributos en la esperanza de que Irene Montero me libre del deshonor y la ignominia, catalogándome de TRANSEXUAL TORTURADO POR LA DERECHA. Esto, tal vez, me proporcionaría un puesto bien remunerado en el ministerio de Igualdad, con despacho lujoso y vehículo oficial, pero de pronto caigo en la cuenta, la nueva actividad me obligaría a difundir mi imagen por los medios, lo que difícilmente pasaría inadvertido a la activa “DEPREDADORA SEXUAL”, y viendo cómo se me cerraban todos los caminos, tomo una última decisión, me visto de julandrón y me desplazo a las oficinas del registro. Los paparazis alertados por la Podemita de mis intenciones, me bombardean con sus cámaras, y yo, que me he sometido a un doloroso proceso depilatorio, camino provocativa lanzando besos a todos y posando para los más influyentes. Luzco una figura escultural, a la que contribuye el uso de una faja “completa” que, al decir de nuestras mayores, constituyó una infranqueable barrera frente a las torpes manazas de los salidos, salvando así muchos precintos de virginidad.
Una vez ante la ventanilla, me dirijo a un funcionario que mira con avidez mis pechos de silicona, y le expongo mi deseo de registrarme como mujer. Y así hasta hoy.
Y con esto me despido.
Siempre suyo, perdón (suya, aún me está tratando el psicólogo, pues todavía me despierto por las noches empapado en sudor y profiriendo gritos de terror) con cariño MARI PURI.
Ps: No quiero dejarles privados de otro motivo de hilaridad: Un caballero muy pintón, con aspecto de intelectual, que dice ser marido de la Diva, declara: SOY LA ENVIDIA DE TODOS LOS FACHAS ¿No será Tezanos? Aunque frases como esta dan verosimilitud a aquel viejo aserto de que: EL AMOR ES UN ESTADO DE LOCURA TEMPORAL.
En fin, querido ¡Que la disfrutes! Y, por favor, dado que te presupongo bien educado, dejemos las formalidades, no me contestes con la frase habitual: Y UD. QUE LO VEA ¡POR FAVOR! NO
Volviendo a la cordura
La SRA. ALMEIDA, que tiene tanto de comunista ortodoxa como yo de Virgen vestal, pronto descubrió lo que en aquel partido se cocía. El corsé, cuidadosamente confeccionado por LOS SARTORIUS, EL FERLOSIO desnortado y el reputado economista Ramón Tamames (gran aficionado a las alfombras persas y a los palos de Golf ¿recuerda?) que se sentían sobradamente satisfechos en sus ansias de notoriedad, mostrándose a los pobres mortales con la soberbia y dignidad de un purpurado. A ellos, como acólitos, se unieron profusión de escritores mediocres y periodistas trepas que contribuyeron a construir la leyenda del comunismo de intelectuales, que tan útil fue para captar jóvenes universitarios aquejados de humanismo cristiano que menospreciaron el esfuerzo económico y sacrificio de sus familias, normalmente gente humilde, que vio con decepción que sus hijos, una vez unidos a la secta, actuaban como conspiradores, visitando el TOP periódicamente, donde algunos describían terribles torturas a manos de la brigada político-social. Aún recuerdo a un rebotado de seminario vasco que nos contaba como su hermano, noble gudari, de unos cincuenta años, había sido sacado de su casa y arrastrado de los pelos por la guardia civil en lo que fue preludio de su futuro martirio por la causa vasca. El montaje se desinfló cuando al mentiroso le descubrimos una foto del aludido cuando frisaba los veinticinco años y descubrimos, con el cachondeo consiguiente, que era calvo como una bola de billar, o el caso de un compañero de estudios, hijo único de un magistrado y una odontóloga (algo así como Garzón) que también era sobrino único de una estirpe de farmacéuticas, todas solteras sin esperanza, propietarias de boticas muy rentables. Mi amigo era muy aficionado al teatro, y se permitía una vida regalada uniendo a la mensualidad recibida de su familia la venta de recetas para adquirir ciertas animas, muy necesarias para estudios nocturnos. Esto fue un intento de dopaje que inocentemente nacía en nuestra sociedad, pero solo con buen fin y para superar los obstáculos puestos por un grupo de ególatras encumbrados en la pasta, que convertían cada asignatura en una oposición a registros, dando origen a unas generaciones de ingenieros enciclopédicos absolutamente ajenos a la práctica profesional. Y, volviendo a nuestro héroe, hoy, prematuramente fallecido. Un día se unió al seno de una manifestación de la NAVAL, en el puente de Deusto. Buscando su momento de gloria se encaramó en una farola desde la cual voceo: ESTUDIANTES Y OBREROS, NO POLICIAS Y BANQUEROS. Esto le supuso el premio de ser fotografiado como un líder libertario apareciendo inmortalizado en múltiples panfletos de propaganda comunista en la era del ciclostil, y así se escribe la historia; y para que hablar de los mítines, con protección de la CIA, de Felipito y Guerra; o los intentos desesperados del pobre Marcelino Camacho por ser encarcelado y así hacer carrera cuando llegase la democracia.
En fin, una payasada que culminó para el PC con el periodo agropecuario y concluyó en el fiasco de Izquierda Unida, tras truncar muchas vidas propiciando el sufrimiento de muchos familiares de incautos involucrados.
Cierro este recuerdo mencionando que en la Fábrica de Sabios de Indauchu, como llamaban los fantoches de Bilbao a la Escuela de Ingenieros, por aquellos tiempos, se oían frases, en boca del profesorado, tales como: “Este año es muy bueno para la construcción. Tengo que traer un camión de gallegos” o “los de fuera que se jodan, bastante hacemos con dejarlos estudiar aquí” o “¿no han venido las meonas?” en referencia a las dos compañeras que teníamos en clase. Luego la peste de los pelmas que se autotitulaban “cantautores”, el OPUS, los pro-etarras y toda la purria.
Y volviendo a Dª Cristina, incombustible en medio de tanta purga, vio caer a sus compañeros, entre ellos el destacado JULIO ANGUITA, único comunista coherente que he conocido aparte de ENRICO BERLINGUER. Y no niego que, en su juventud fue lo que se conocía como un bollito de entrepierna generosa (supongo) que lamentablemente yo no probé, pronto se liberó del molesto corsé de la ortodoxia marxista, sin apartarse del tronco bolchevique, recolectando sus frutos siempre que le fue posible, vendiendo muy bien su imagen humilde, adoptando un tono chabacano y populachero para así contar con el favor de las bases borreguiles, mientras alimentaba sus fianzas formando equipos muy bien cimentados en la amistad para el provecho común.
A raíz de mi divorcio, mis amigos, antiguos militantes comunistas, que la tenían como buena amiga, valiente y compañera (y esto es cierto) me ofrecieron sus servicios por un módico “todo uno”, con seguridad de éxito en el proceso de obtener la custodia de mis hijos, y ¡Naturalmente, reusé! entregándome en la lucha cuerpo a cuerpo contra las mentiras del sistema defendidas por: un imbécil togado, al que vi un día paseando por la calle Real, una tarde de domingo, luciendo un chándal con sandalias frailunas y garras oscuras en los pies, acompañado por una arrabalera que desbordaba sus mantecas con otra prenda similar, aunque de color indefinido, con dibujitos que dejarían ciegos a Balenciaga, Givenchy o Cocó Chanel ¡DIOS, QUE TROPA!; y una psicóloga que parecía haber dormido mal, después de acudir a su cita conmigo, tras notable retraso, me mareó con el ridículo test de manchas hasta que, justamente cabreado por aquella pantomima, corté el festejo diciéndole que donde tenía que ver campos floridos mariposas y pajaritos no veía más que coños. Por supuesto que el informe resultó desfavorable pero mi imagen salió tan bien parada que dos días después, habiendo coincidido ambos en el avión de Madrid, me tiró los tejos hasta tal punto que, de no ir por motivos importantes, le hubiese ofrecido una cena en el príncipe de Viana precedida por una sesión de olimpismo de colchón en mi hotel favorito. Y de toda aquella mierda han salido los patógenos de nuestro actual sistema judicial.
Resumiendo, Cristina es una mujer valiente, leal para los suyos, que pronto trepó por el árbol político y, aunque no la he tratado personalmente, mis amigos insistían que cenásemos juntos, con todos los desheredados de la famélica legión del proletario, en algún “modesto restaurante madrileño” de mil pesetas cubierto.
Su marido, hombre que respeto por su inteligencia, y ella comparten, más que vivencias sexuales incendiarias, un don que Dios niega a los imbéciles: el SENTIDO DEL HUMOR. Y ahora, ya jubilada, con la bolsa bien llena, se permite reírse de sí misma para continuar riéndose de todo el mundo con la connivencia de su esposo. A ambos les deseo larga vida cuajada de felicidad, ya que para mí no son más que lo que algunos españoles se merecen.
Y AHORA, TOCA ESCANDALIZAR PARA VENDER UN LIBRO DE MEMORIAS LAUDATORIAS PARA SUS AMIGOS Y CORRELIGIONARIOS. En fin, ¡TODO SEA POR LA PASTA!
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