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En la mañana del miércoles 18 de septiembre de 1957, el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, Francisco Franco, presidia el acto de inauguración del barrio para pescadores, construido en la zona de San Pedro de Visma de la ciudad de La Coruña por el Instituto Nacional de la Marina.

El grupo de viviendas constaba en total de 146 casas,  divididas en dos grandes bloques de tres plantas. Estaba dotado, en la parte central del barrio, de un grupo escolar con dos escuelas de orientación marítima para niños, y otras tantas para niñas. En el mismo edificio, se ubicaba una taberna marinera, que daba a una terraza, en la que se había habilitado una parrilla típicamente gallega.

Las viviendas eran de tres tipos, y las rentas mensuales oscilaban entre 125 y 96 pesetas. Los beneficiarios habrían de abonar, además, una cuota mensual de amortización de 50 pesetas, durante un plazo de 40 años. Las viviendas de tipo A, constaban de tres habitaciones, comedor, cocina, ducha y aseo; las de tipo B, las mismas dependencias, pero solamente dos dormitorios, y la del tipo C tenían las mismas dependencias y servicios que la de tipo A, pero de mayores dimensiones.

Para recibir al Jefe del Estado, tanto el nuevo barrio como sus inmediaciones, se engalanaron con profusión de Banderas Nacionales y del Movimiento.

En la nueva barriada se habían congregado gentes marineras procedentes de diversos puntos de la provincia, la totalidad de la población pescadora de San Pedro de Visma, varios millares de coruñeses, los beneficiarios que iban a recibir las nuevas  viviendas y representaciones de todas las cofradías de pescadores de Galicia y armadores.

El Generalísimo llegó a San Pedro de Visma a las doce en punto de la mañana. Vestía uniforme blanco de capitán general, y le acompañaban los segundos jefes de sus casas Militar y Civil, general Laviña y  señor Fuertes de Villavicencio, respectivamente.

Al llegar el Caudillo fueron disparadas bombas de palenque, y los miles de coruñeses congregados en el barrio y sus alrededores tributaron una gran acogida al Generalísimo, aclamándole con gritos de ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!.

Fue cumplimentado por los capitanes generales de  la VIII Región Militar, teniente general  Carlos Rubio  López-Guijarro, y del Departamento Marítimo de El Ferrol, almirante Pedro Fernández Martín;  gobernadores civiles de La Coruña, Pontevedra, y Lugo, señores Graciá Martínez. Fernández Martínez y Otero Aenlle, respectivamente; gobernador  militar de La Coruña, general Julio Pérez Salas; alcalde de la ciudad, señor Molina Brandao; jefe de la Región Aérea del Atlántico, general Sedaño y el Consejo Provincial del Movimiento en pleno. También  se hallaban presentes el presidente del Instituto Social de la Marina, almirante Pastor Tomasety; el director general técnico del mismo, y jefe nacional del Sindicato de la Pesca, Antonio Pedrosa Latas, y el delegado provincial del Instituto, señor Martínez Barjacoba. Una centuria de Flechas Navales  de Vivero  se hallaba formada para rendir honores de ordenanza al Generalísimo.

 

Los Flechas Navales de Vivero, rindieron honores de ordenanza al Caudillo de España en la inauguración del barrio de los marineros de La Coruña.

A continuación, el Jefe del Estado y personalidades se dirigieron a pie hacia el nuevo barrio, recorriendo una distancia de 50 metros entre una multitud enfervorizada y presa de emoción que no cesó de aclamar al Caudillo de España.

En la plazoleta central del barrio, que llevaría el nombre de plaza del Crucero, el Jefe del Estado, tras escuchar el Himno Nacional,  interpretado por la banda de música de las Falanges Navales, pasó revista a las Falanges Juveniles del Mar de Vivero, y recibió el cálido homenaje de las representaciones pesqueras de toda la región que se  habían congregado en San Pedro de Visma.

En unión del almirante Tomasety y otras personalidades, el Jefe del Estado visitó algunas de las viviendas de los diferentes tipos, y a continuación, penetró en el grupo escolar, cuyas aulas habían sido decoradas con motivos marineros por los artistas locales señores Labra y Villar Chao. En una de las aulas del grupo se había preparado un estrado, en el cual se situó el Jefe del Estado.

El director general técnico del Instituto Social de la Marina y jefe nacional del Sindicato de la Pesca, señor Pedrosa Latas, hizo uso de la palabra dando la gracias al jefe del Estado  resaltando  la confianza de que en el Caudillo  tenía la gente del mar, en la seguridad de que a sus respetuosas demandas, tendría siempre el consejo o la más acertada resolución.

Entre aclamaciones, el Caudillo de España, Francisco Franco, recorre el barrio de los marineros en La Coruña

Una cerrada salva de aplausos y entusiastas gritos de ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!, acogieron las palabras del jefe nacional del Sindicato de la Pesca, quien a continuación entregó al Jefe del Estado un álbum con las aspiraciones de los pescadores gallegos y una artística urna en miniatura de plata, como recuerdo de la jornada.

Terminada la intervención de Antonio Pedrosa,  el Jefe del Estado se encaminó nuevo a la plazoleta central del barrio, donde se había instalado otra tribuna. Al aparecer en ella la multitud le aclamó con fervoroso entusiasmo durante largo rato.

De seguido pronunció unas palabras el presidente delegado del Instituto Social de la Marina, almirante Pastor Tomasety, que con respecto al nuevo barrio  inaugurado, manifestó: “Poco importa cuál haya sido la cifra de los oportunos presupuestos. Lo importante, lo verdaderamente interesante, excelentísimo señor, es pensar que esas viviendas, aromadas todavía de pintura fresca, han de ser en breve, posiblemente desde hoy, verdaderos hogares, en el sentido augusto que tiene esa palabra, contribuyendo así a combatir ese terrible problema social del hacinamiento de la gente.”

Ei almirante Tomasety añadió que se honraba en expresar el sentimiento de profunda gratitud al Caudillo, como portavoz de los trabajadores del mar. Dijo, asimismo, que en fechas próximas otros pescadores españoles contarían también con viviendas y centros de formación. Finalmente rogó al Jefe del Estado que se dignase entregar las viviendas a sus beneficiarios. Una gran ovación subrayó las últimas palabras del almirante Pastor Tomasety.

Seguidamente, el Jefe del Estado pronunció el siguiente discurso:Solamente unas palabras porque los hechos son mucho más elocuentes que ellas  y  a través de vuestra vida habréis escuchado tantas que resultaron falsas y banales, que pecaríamos del mismo defecto de los qué nos antecedieron, si hiciéramos promesas y no os ofreciéramos realidades.

Esta obra que aquí contempláis, todas las que se extienden por la superficie de España, las que en nuestras costas y en nuestros puertos se acumulan, son obra del Movimiento Nacional. Esto no podría hacerse y carecería de continuidad y eficacia si no tuviésemos unos principios y una doctrina, si nuestra política,  estuviera vacía, como durante tantos años lo estuvo la política liberal; si siguiésemos aquella mala costumbre de dejar hacer, obedeciendo a aquella tesis liberal que permitía se acumulasen las miserias en tantos rincones y lugares de España y volviésemos la cabeza para no verlas, como si un Estado no tuviera la obligación ineludible de promover e impulsar el bien común. Esta es la enorme diferencia que existe y que quiero grabar en vuestro ánimo; no se trata de la obra personal del Caudillo, no debemos abrigar ese mesianismo; es la obra de un régimen, la consecuencia de una doctrina, es la obra de unos principios;

En los puntos que establecimos como base de partida de nuestro Movimiento, decíamos que viviríamos de cara al mar. Vivir de cara al mar, es renovar nuestros navíos y  lanzarlos por las rutas de los mares al tráfico internacional; es satisfacer el anhelo de los pescadores de nuevas y mejores naves e instrumentos de trabajo; es arrancar de las entrañas del mar y de sus fondos las riquezas para esparcirlas por nuestro territorio; es no vivir indiferente ni a los problemas de la pesca de altura ni a los que nos ofrece la pesca de bajura; es atender solícitamente a los que un día tras otro exponen sus vidas para aumentar la riqueza de la nación.

Todo esto implica, el vivir cara al mar y esto, es lo que viene cumpliendo nuestro Movimiento Nacional; que si a mí me corresponde el honor de dirigirlo como capitán de la empresa, es al Movimiento, es a la existencia de una doctrina y de unos principios, a los que debéis vosotros el que puedan llevarse a cabo estas realidades.

Se quejaba España porqué el crédito dejaba antes grandes sectores desamparados, y pedía y así se establece en nuestros puntos, que beneficiase a toda la nación, se humanizase y nacionalizase. Y, aquí tenéis una elocuente muestra: el crédito viene a constituir el medio de poder levantar estas casas, viene a renovar vuestras embarcaciones. Todo lo que antes se repartía caprichosamente, porque quedaba a iniciativa y decisión de los definidores financieros, que eran los jefes de empresas bancarias, está hoy regulado por el Estado en beneficio de todos los españoles y de sus producciones, que orienta y estimula el crédito hacia aquellos sectores de la producción, que demandan ser fecundos por él, lo mismo en la industria que en el mar o en la tierra.”

“Hace solamente unos días recorría estas tierras de Galicia para ver y observar las nuevas granjas que se habían reformado con el fin de mejorar la suerte de este campo inmenso de nuestros agricultores, Hay que pensar lo que representa en la economía de España y en la vida de las familias gallegas la situación raquítica de las economías familiares de nuestros campesinos, donde una familia campesina o una familia pescadora de bajura, no podían contar al año con más de ocho mil pesetas de totales ingresos para sostener a una familia en estos tiempos. Y todo eso puede cambiarse y multiplicarse notablemente los rendimientos. No se trata de ningún milagro sino mejorar las especies, y los cultivos, racionalizando la producción con los adelantos modernos, creándoles una nueva economía equilibrada, que permitirá multiplicar los rendimientos por tres o por cuatro, cambiando los barcos por otros nuevos con nuevos aparejos, todo lo que la ciencia pone a disposición del hombre. Y esto es lo que os trae el Movimiento Nacional: la facilidad de realizar estos sueños e ideales, estas mejoras que toman hoy realidad en esas casas, en las embarcaciones nuevas, en todo lo que hoy el Crédito Nacional fecunda y que antes vivía bajo un crédito inexistente o usurario.

Por todo ello debéis defender el Movimiento Nacional, como cosa propia, porque no es que vengamos a sustituir unos caciques por otros, sino que venimos a poner a España en pie, a que se realicen vuestros anhelos y a que, a través del Sindicato, trayendo a él a los hombres mejores, pueda establecerse el diálogo y que la colaboración de las masas españolas en la obra del Estado sea una realidad que nos permita vivir en una fraternidad mayor y más contentos en una España grande, una España una, una España libre.

¡Arriba España!”

El discurso del Generalísimo fue varias veces interrumpido por el entusiasmo de la multitud, y al final, subrayado con clamorosas ovaciones y gritos de ¡Franco, Franco, Franco!

El Jefe del Estado, Generalísimo Franco, entrega uno de los títulos de propiedad de las nuevas casas del barrio de los marineros en La Coruña

Uno de los pescadores dio las gracias al Caudillo en nombre de todo el vecindario de San Pedro de Visma, y entregó al Caudillo una vieira de plata, conteniendo mariscos naturales.

Ei Jefe del Estado procedió después a entregar personalmente los títulos de las viviendas a cada uno de los 146 cabezas de familia beneficiarios, quienes desfilaron ante el Jefe del Estado, quien les estrechó la mano y les felicitó efusivamente. Los títulos iban extendidos en artísticos trípticos forrados en hilo, en una de cuyas partes llevaba una imagen de la Virgen del Carmen; en otra, los contratos entre los beneficiarios y el Instituto Social de la Marina, y en la tercera, el título de la casa.  Él Caudillo procedió después a la entrega de 17 créditos al honor y a la capacidad en el trabajo, por un valor total que superaba el medio millón de pesetas, y concedidos a productores para la construcción de embarcaciones movidas por gas-oíl, que los liberaba de la inseguridad del uso del remo.

Minutos antes de la una, el Generalísimo abandonó el barrio de San Pedro de Visma entre las aclamaciones y los vítores de los coruñeses.

Tras ello el Caudillo de España se dirigió a su residencia veraniega del Pazo de Meirás, donde ofreció, junto a su esposa Carmen Polo, un almuerzo  a las autoridades de La Coruña.

Junto al Caudillo y esposa almorzaron el cardenal-arzobispo de Santiago de Compostela; capitán general de la VIII Región y señora; capitán general del Departamento Marítimo de El Ferrol del Caudillo; general jefe de la Región Aérea Atlántica y señora; gobernador civil de La Coruña y señora; alcalde de La Coruña; presidente de la Diputación Provincia!; comandante de Marina y señora; alcalde de El Ferrol del Caudillo y señora; general segundo jefe de la Casa Militar; segundo jefe e intendente de la Casa Civil y ayudante de campo del Jefe del Estado. Con ello se ponía fin a una histórica jornada, una más, de las muchas inauguraciones que el Caudillo realizó en la ciudad de La Coruña.

PD/Ese año de 1957 Franco creaba el ministerio de la Vivienda, que venía a sustituir al Instituto Nacional de la Vivienda, que desde 1939 había puesto en marcha un plan de viviendas protegidas, de viviendas bonificables y de viviendas de renta limitada, al que se habían sumado otros organismo del régimen como el Instituto nacional de la Marina, destacando también la iniciativa, por ejemplo, del  capitán general de la VI región militar con sede en Burgos, Teniente General Juan Yagüe Blanco, que construyó desde su toma de posesión en 1943 a 1952, año de su muerte, 1.807 viviendas por un valor de 237 millones de pesetas de la época en poblaciones como Burgos, Miranda de Ebro, Aranda de Duero, Roa de Duero, Soria, San Leonardo.

A   partir de 1961 hasta 1975, el nuevo ministerio de la Vivienda realizaría el  II Plan Nacional de la Vivienda, con la construcción de más de cuatro millones de viviendas sociales, logrando que un inmenso número de españoles consiguiesen en propiedad una vivienda social, pagada a lo sumo en diez años y cuando los intereses de préstamo de  los grandes bancos españoles, en esas fechas, rondaban el 10%.

Esa enorme política social de vivienda llevó al régimen del Generalísimo Franco a promulgar en 1964  la ley de arrendamientos urbanos, que venía a completar la ley de viviendas de renta limitada de 1951,  y donde se favorecía de forma nítida  a los inquilinos, sobre todo a los  humildes, en detrimento de los propietarios, imponiendo  la congelación de las rentas de alquileres y la prórroga indefinida de los contratos, algo que se encargaría de dinamitar el gobierno de Felipe González con el decreto Boyer de 1985, que liberó de forma abusiva el mercado del alquiler.

Desde 1980, la política de construcción de viviendas sociales, por parte de los gobiernos de turno, la mayoría de ellos socialistas, más preocupados en financiar chiringuitos ideológicos, ha sido casi inexistente, desembocando todo ello en el grandísimo problema que hoy amenaza de forma injusta y miserable a la sociedad española con la ocupación ilegal de viviendas, muchas de ellas logradas con un ímprobo esfuerzo,  jaleada y apoyada desde el propio gobierno, por supuesto socialista, en este caso apoyado por los comunistas de salón más rancios, los separatistas catalanes, el partido de los negocios vascos y el indeseable Bildu, con varios militantes, cómplices y chivatos de la sanguinaria organización marxista y anti española ETA, en sus podridas filas.

Para que luego la izquierda española quiera dar lecciones de justicia social. ¡Qué desfachatez! ¡Qué vergüenza! ¡Y que mentira!

 

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Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.