18/10/2024 07:05

Pedro Sánchez ha ido a ver a Francisco y lo hace sobre todo porque quiere “resignificar el Valle de los Caídos” y quiere que Francisco le avale. Resignificar viene a ser lo mismo que cambiar el significado de toda una Cruz, la cruz más grande del mundo según el récord “Guinness”.

Sánchez pretende así subvertir la nominación del Valle de los Caídos mediante votos provenientes de todos aquellos diputados que maman de las ubres del monstruoso presupuesto español que lleva varios años batiendo todos los récords de déficit público y de la consiguiente deuda. Y lo querrá hacer mediante su omnipotencia parlamentaria, ya que Diputados de distintos frentes votan todos con la boca cerrada y los bolsillos llenos. Porque la Moncloa se ha convertido en una ser elefantiásico, que vomita todos los días una enorme cantidad de Decretos leyes, Decretos y  disposiciones generales de gran utilidad, como lo es la Orden de 26 de septiembre por la que se nombra una Directora del Gabinete del Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno (BOE del 28 de septiembre de 2024).

En cualquier caso lo que Sánchez va a pedir a Francisco es que le entregue como nuevo Judas a la Comunidad Benedictina y a la Escolanía del Valle de los Caídos para hacer del Valle un monumento al odio, ya que no le gusta el que construyó Franco para dar testimonio de fraternidad entre quienes fueron beligerantes. En lugar de acceder a esta indignidad, Francisco bien podría decirle a Sánchez que no hace muchos años hubo una comisión de veteranos alemanes y franceses de la II Guerra Mundial que rindieron visita al Valle porque querían conocer el monumento, la cruz y la Basílica, y que quedaron impresionados por la magnitud de la obra y sobre todo por su significado, encomiando el esfuerzo por una verdadera reconciliación entre combatientes.

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Porque la Cruz no es otra cosa que el testimonio de Cristo que da su vida por sus amigos. Y si de lo que se trata ahora es de resignificar la Cruz, habrá de ser en el sentido inverso, es decir que vehiculice el odio, que según el PSOE debe sustituir al amor. 

Ruego a los lectores que recuerden que según el programa máximo del PSOE de 1888, que sigue figurando en el artículo 3.6 de los actuales estatutos del Partido, su meta no es otra que la supresión de las clases, si bien en la actualidad esa misma lucha se extiende a la disolución no solamente de las estructuras económicas de la sociedad capitalista sino también y principalmente de la totalidad de las instituciones en las que se articula la sociedad, desde la familia natural, cada vez más asfixiada por la ideología de género, pasando por las instituciones educativas, sanitarias o culturales hasta llegar a las instituciones del Estado cuya independencia va desapareciendo progresivamente fagocitadas todas, independientemente de su función normativa, administrativa, judicial, consultiva o de control, por el partido político, todo ello apoyado -eso si- por una nube de medios informativos debidamente subvencionados. Y el Partido Popular ni está ni se le espera.

De todos modos el camino está ya abierto y como se trata de que todo quede invertido, cosa que agrada especialmente a Francisco, en lugar de la oración franciscana por la paz, que como sabemos reza que donde haya odio yo ponga amor, ahora acogerá a Sánchez pero para decirle que donde hay amor que él ponga el odio que es lo que se le da bien. Al fin y al cabo ya Zapatero corrigió al mismísimo Jesucristo afirmando que es la libertad la que nos hace verdaderos. Vamos, que Roma también boca abajo. 

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 Francisco Javier Montero

Licenciado en Derecho

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