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Fray Andrés de Urdaneta y Ceráin, O.S.A. (Villafranca de Ordizia, posiblemente en 1508-Ciudad de México, 3 de junio de 1568) fue un militar, cosmógrafo, marino, explorador y religioso agustino español. Participó en las peligrosas expediciones de García Jofre de Loaísa y Miguel López de Legazpi, y alcanzó fama universal por descubrir y documentar la ruta a través del océano Pacífico desde Filipinas hasta Acapulco, conocida como Ruta de Urdaneta o tornaviaje.
Juventud
Nació en la localidad guipuzcoana de Villafranca de Ordizia, siendo sus padres don Juan Ochoa de Urdaneta y doña Gracia de Ceráin, ambos de ilustre linaje. Juan de Urdaneta fue alcalde de Villafranca en 1511, y la madre debió tener relación familiar con el sector de las ferrerías, pues era pariente de Miguel López de Legazpi, y el propio Urdaneta reconocía a Andrés de Mirandaola como sobrino suyo. Aunque la tradición sitúa su lugar natal en el caserío de Oyanguren, parece más lógico suponer que se hallaba en el casco de la villa; Lope Martínez de Isasti reseña en su Compendio Historial de Guipúzcoa (1625) la existencia de una «casa de Urdaneta»
Tuvo estudios, aunque se desconoce dónde, y destacó en las matemáticas, aparte del dominio del latín y la filosofía.
La expedición de Loaísa
En 1525, junto a Juan Sebastián Elcano, formó parte de la expedición de García Jofre de Loaísa. Al fallecer Elcano, fue uno de los testigos que firmó su testamento. Tras la campaña de las Molucas, muertos Elcano y Loaisa (1526), regresó a España en 1536 al mando de la expedición en la única nao llegando a Lisboa, donde le fue incautada por el rey de Portugal la numerosa e importante información recabada en el periplo de una circunnavegación de once años. Ya en la corte de España, visitó al emperador y le entregó una memoria recuperada de su conocimiento sobre el viaje y acerca de esas ansiadas islas. De su estancia en las Molucas regresó con una hija que entregó a su hermano en adopción.
De España pasó a la Nueva España, de la mano de Pedro de Alvarado quien lo convirtió en un personaje importante de la provincia de Nueva España ya que quería incluirlo en nuevas expediciones a las Molucas y Filipinas. A la muerte de este siguió contando en los proyectos con la confianza del virrey Luis de Velasco. Sorprendentemente y tras ostentar puestos políticos notables, en marzo de 1553 a sus 45 años, ingresó como fraile en la orden de San Agustín en el convento de los agustinos de la capital mexicana regido por Agustín Gormaz, donde pasó los siguientes once años.
Fray Andrés de Urdaneta, un hombre en la Excelencia.
El tornaviaje
Los barcos de la flota se construyeron en Acapulco, Nueva España, y medían 28 metros de eslora.
La expedición estaba compuesta por la Capitana, donde iban Legazpi y Urdaneta, los galeones San Pablo y San Pedro y las gabarras San Juan y San Lucas.
Urdaneta seleccionó cuidadosamente a la tripulación para conseguir cohesión social y evitar motines. Incluyó un 33 % de guipuzcoanos elegidos en la Nueva España y que ya se conocían.
En un informe al virrey precisó que:
es necesario incluir alimentos frescos para buscar la salud de la tripulación.
Seleccionó, entre otros, habichuelas, ananás y cocos, para evitar el escorbuto durante la larga duración del viaje.
Ruta de ida
La expedición zarpó, al mando de Legazpi, el 21 de noviembre de 1564 del puerto de La Navidad, en Nueva España (actualmente Barra de Navidad, Jalisco, México). La ida a Filipinas se desarrolló en dos meses con los vientos alisios a favor siguiendo una ruta ya conocida
Espera en Filipinas
En Filipinas permanecieron cuatro meses reparando los barcos y esperando el tiempo a favor para iniciar el regreso a primeros de junio.
La ruta de vuelta desde las Filipinas por el Oeste era estratégicamente muy importante, pues permitiría a la Nueva España el comercio con el Este de Asia sin navegar por aguas controladas por los portugueses en las Molucas, India y África. Urdaneta y otros pilotos conocían los intentos anteriores y continuaron el esfuerzo navegando hacia el norte buscando hallar una corriente favorable que los llevara nuevamente hasta América.
Ruta de vuelta o tornaviaje
Ruta del tornaviaje de Filipinas a Acapulco, Nueva España
Para el regreso, Urdaneta zarpó de San Miguel, en Filipinas, el 1 de junio de 1565, y puso rumbo nordeste aprovechando el monzón del suroeste. Ascendió hasta el paralelo 40, donde encontró la corriente de Kuro Siwo, que les llevó por el océano Pacífico hasta el cabo Mendocino en California, siendo bautizado así dicho cabo por el propio Urdaneta en honor al virrey Antonio de Mendoza. Desde allí, costearon rumbo sur hasta Acapulco, Nueva España a donde llegó el 8 de octubre, tras haber recorrido 7644 millas náuticas (14 157 km) en 130 días, a una media de 59 millas náuticas (109 km) por día.
Al llegar, Urdaneta descubrió que un capitán de la expedición, Alonso de Arellano, que se había separado de la flota, se había adelantado y desde las islas Filipinas había alcanzado primero la vuelta hasta el puerto de Navidad en agosto. Urdaneta se presentó ante la Real Audiencia y siguiendo los pasos de Arellano continuó el viaje hasta la corte del Rey, para informar del suceso.
Las crónicas agustinas han dado realce a la actuación de Fray Urdaneta y, debido a su larga experiencia empírica, se ha asociado su nombre con la ruta del tornaviaje.
Durante los siguientes 250 años las naves españolas emplearon esta ruta. En particular el galeón de Manila que recorría el trayecto Acapulco-Manila-Acapulco.
Hoy sigue siendo una de las principales rutas marítimas del mundo moderno.
Fallecimiento
Tras informar personalmente al rey Felipe II de su descubrimiento, Andrés de Urdaneta regresa a la Nueva España a su convento donde fallece el 3 de junio de 1568 a los 60 años de edad. A pesar de su gran hazaña Urdaneta fue prácticamente olvidado quedando como uno de los descubridores más desconocidos de su tiempo. El convento sufrió un incendio posteriormente y el actual reconstruido se convirtió posteriormente en la Biblioteca Nacional de México. Los restos reposan probablemente bajo el claustro del convento.
Legado
La evangelización de las Filipinas, que aún hoy continúa siendo el único país católico de Asia (si se exceptúa a Timor oriental), se originó gracias a Urdaneta y a los otros cuatro frailes agustinos que le acompañaron en la expedición de Legazpi, a los que les indicó que evangelizaran en el idioma nativo. Los fundadores del Instituto Geográfico Vasco (INGEBA) (Euskera: Euskal Geografi Elkargoa) escogieron su nombre para acompañar a la denominación de la entidad.
La Nao San Pedro fue una nao española del siglo xvi. Fue la primera embarcación que recorrió el océano Pacífico de oeste a este. Este trayecto fue el primero de una ruta que los españoles explotarían durante 250 años y que vino a llamarse Galeón de Manila.
Historial
El barco se construyó en Puerto de la Navidad, en la costa occidental del entonces Virreinato de Nueva España (actual estado mexicano de Jalisco). El barco era una nao mercante. Estaba hecha de maderas (roble, pino y encina), hierro forjado y fundido, cobre, bronce, plomo y lona de cáñamo. Tenía 30,50 metros de eslora y una manga de 9,20 metros.
Zarpó por primera vez el 21 de noviembre de 1564 hacia Filipinas (bajo dominio español hasta 1898) en un viaje que fue preparado y dirigido por el fraile agustino Andrés de Urdaneta y llevado a cabo por él junto con el adelantado Miguel López de Legazpi. De Filipinas regresaron nuevamente a Nueva España en el conocido como «tornaviaje», bajo el mando de un joven capitán de dieciocho años llamado Felipe de Salcedo, nieto de Legazpi, y con la dirección técnica de Urdaneta, llegando al puerto de Acapulco en 1565.
¡GLORIA Y HONOR A URDANETA!
Autor
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Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún. Aficionado a la escritura y a la historia de España.
Caballero Legionario que fue del IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.
Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas
Luchador nato por el Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.
Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.
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