18/12/2024 04:36

Con las declaraciones de Víctor de Aldama hoy en el Tribunal Supremo, suma y sigue que se añade al descomunal iceberg en superficie tras el que se esconde la molicie criminal del sumergido Pedro Sánchez. Con una décima parte de las investigaciones de la UCO sobre las actividades criminales del PSOE sanchista, cualquier ciudadano de a pie ya estaría detenido en una operación policial armada. La figura del aforamiento fue bien estudiada por potenciales criminales seguros de que iban a delinquir y así se aseguraban la impunidad. Por eso al día de hoy siguen tras la pantalla de protección canallesca de la que se sirvieron para actuar como una mafia conjunta. Debería someterse a referéndum si los políticos deben ser aforados o por el contrario responder bajo lupa de todas y cada una de las gestiones con uso indiscriminado de las arcas del estado. En un país nórdico los políticos elegidos son confinados en exiguos apartamentos y tratados como presuntos delincuentes para preservar la actitud honrada en el desempeño del deber pagado por los ciudadanos. Aquí al sur, la política es pretexto de parásitos para adquirir ventajas de carroñeros sinvergüenzas y vivir del cuento. Ejemplo de ello es la repugnante pareja que contamina Galapagar.

Con cualquier malhechor no metido a política sería justificable una operación policial para detener a los delincuentes del socialismo actual. Si de verdad esta España con tantos méritos históricos lejanos y hasta cercanos fuera consciente de la dignidad que la responsabiliza del pasado, presente y el futuro por el que tantos se empeñaron dejando sus huellas con sacrificio por un triunfo colectivo de toda una nación plena de honores, con lo que se sabe más allá de la sospecha de todos los entramados de corrupción que además han arrasado con la existencia de miles de ciudadanos, el enemigo número 1-número 1 también del laberinto de corruptelas- sería detenido en acción policial, preferentemente y, con ese operativo extendido al consejo de ministros donde se pergeña una destrucción planificada de todo el país diezmando, inequívocamente después de Valencia y Letur, a la ciudadanía.

Ya no se habla de pérdidas de vida por la metáfora de las dificultades que han destruido la de hacendosos ciudadanos durante estos seis años de suplicio, introducidos con el cruel aprovechamiento de la pandemia con fines políticos, sino de homicidios por negligencia y hasta con premeditación, como así sospechan miles de valencianos desasistidos después de la debacle provocada por la apertura de las presas que arrasaron Valencia sin ser avisados. Y lo que más demuestra sobre la actitud homicida-según aseguran- es el sádico abandono que han practicado dejando que el fango pudra la zona arrasada sin que exista la menor perspectiva de recuperación o auxilio institucional transcurridos ya cincuenta días.

Las áreas afectadas huelen a muerte cuando han quedado enterradas la víctimas sin que exista la menor esperanza de recuperar sus cuerpos bajo toneladas de barro cementado. Y lo ocultan importando nada la existencia de los ajenos, sus desgracias y sufrimientos. Pero lo que más apesta para cuantos conviven con la memoria perenne de lo que consideran un asesinato masivo soportando además el desdén de los ejecutores, es esa indiferencia intrínseca y desalmada que los deja indefensos y al albur de un mañana sin renovación ni mínima esperanza. Todo gracias al corrupto criminal Pedro Sánchez, el demonio con identidad humana que ha arrastrado en aquelarre al PSOE; abducidos por la cómoda complacencia de la maldad practicada por un sectarismo demoníaco que llevan en la cara todos y cada uno de los elementos que forman parte de este desgobierno mafioso y delictivo.

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Parece que nada le solivianta aunque la procesión va por dentro. Juega con muchos ases marcados en la manga. Sánchez se confía en el comodín de la elecciones controladas por INDRA para blanquear, junto al CIS, entre otros muchos organismos públicos y medios comprados para prostituir la conciencia del periodismo junto al lupanar de RTVE, s actividad criminal tal y como se ha hecho hasta ahora. El proceso de degradación institucional exige un punto de inflexión que acabe con la carrera política y delictiva del psicópata-reconocido por la psiquiatría profesional- monclovita.

Víctor Aldama temía por su vida porque no es Ábalos, el gánster del PSOE a las órdenes directas del capo que le ha ofrecido pactos para no ser delatado. Lo han querido dejar como chivo expiatorio y se ha rebelado aun siendo amenazado para ser protegido por el héroe de estos tiempos Dani Esteve-Desokupa-y escuchado públicamente por otro héroe como es el periodista Iker Jiménez. De las declaraciones de hoy se podría haber deducido la detención, en el marco del caso de los Hifrocarburos, de la socia del empresario que llevó 90.000 euros en efectivo a la más que sucia sede de Ferraz.

Seguramente que, cuanto está emergiendo sobre la criminalidad del PSOE en estos últimos años, sea el grueso de una carrera delictiva que en envergadura y práctica criminal supere la basura acumulada del partido durante los últimos 40 años.

La declaración ante el Tribunal Supremo de Víctor Aldama toma visos de una consistencia drástica y determinante contra Sánchez. Una solidez de responsabilidad criminal por la que ningún gobernante debería dirigir un  país con la certeza de una masiva criminalidad que aflora desde todos los aspectos que inciden en la influencia de sus rastreras decisiones.

No se comprende que una España despierta y consciente de que cuanto descubre es aún peor que lo imaginado, siga echando un pulso a este terrorismo que representa el abyecto y pútrido ser con apariencia humana que comanda La Moncloa como a un grupo terrorista que cuenta ya en su haber con miles de víctimas asesinadas desde la plandemia del 2020 hasta la apertura de las presas del 2024. Así lo sé respecto a nuestros padre sedados hasta la muerte bajo el protocolo de una eutanasia genocida y encubierta, y la realidad valenciana, inexorable, casi dos meses después de la ejecución. Un terrorismo que ha desintegrado la economía con la intención de rasar a todos los habitantes en la dependencia de un estado intervencionista, para someter con un yugo de intransigencia ideológica a un país que vivió 40 años de libertad hasta que llegó el punto de inflexión de un irresoluto 11-M con la garra siniestra de un Zapatero aún protagonista de los males que padecemos. Porque nada es casualidad en el oscurantismo continuado de sucesos anormales impulsados desde los despachos de diablos con apariencia humana y DNI español.

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No es compatible con la dignidad de todo un país que los responsables de la Seguridad Nacional, la verdadera que vela por la supervivencia d incluso cuando ha de defenderla de la garra de agresores internos, dependa de la apatía y de la impotencia de cuantos deberían responde por su propio honor por las maldades que se han permitido inescrupulosamente y que tantas vidas de inocentes han costado hasta ahora. Porque ya no se entiende que un criminal que debería estar ahogado por la corrupción y aherrojado de grilletes para limitar su libertad y evitar seguir delinquiendo a a costa de la supervivencia de millones de hartos ciudadanos, siga presidiendo una España atacada que hiede a estupefacción de diario, con la peste monclovita emanada por una caterva de zombis dispuestos a imponer la antropofagia para salir airosa de las consecuencias provocadas por una acción criminal conjunta desde que Pedro Sánchez asaltó torticeramente el poder.

La vida de Pedro Sánchez no vale nada ante las del conjunto de españoles que han perdido la suya por su pérfido y oportunista revanchismo.  Camuflado depredador en la gestión de un gobierno que ha masacrado el Estado de derecho con la intención de que fenezca  la libertad ganada incluso a pulso por los otrora contendientes conciliados de la Guerra Civil, en pos de las codicias sectarias de un grupúsculo de parásitos que han sembrado la cizaña del odio, de la falta de valores morales, de la tergiversación del Bien y del mal para sacar un rédito de malignidad cuyo precio es la ruina de un gran país llamado todavía España.

 

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Editor ÑTV ESPAÑA
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