22/11/2024 07:11
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Llevo varios días sin publicar algún artículo debido a problemas familiares y a que se me chafó un artículo que iba a hacer sobre una entrevista a un camarada sobre un proyecto audiovisual nuevo. Como en el Hormiguero están poniendo la enésima entrevista a David Summers aún siendo yo fan de los Hombres G me dispongo a escribir un nuevo escrito porque esto me suena ya a repetido. Quiero compartir con ustedes mis reflexiones sobre el presente y el futuro de España en este maravilloso Octubre que estamos teniendo climatológicamente hablando.
 
Por que si dejamos aparte la climatología la cosa se está poniendo bastante oscura.¿Soy un pesimista yo? ¿Un amargado que lo ve todo negro? ¿ Un reaccionario que no soporta los éxitos del régimen del 78? ¿O soy más bien una persona realista? El tiempo dirá. Pero considero que estamos viviendo la calma chicha que viene antes de la tormenta. Nuestros comprados sindicatos se niegan a salir a la calle a protestar y por algún lado tendrá que venir la explosión.
 
Considero en primer lugar que España es una nación enferma. Y de una enfermedad grave. No una enfermedad que se arregle poniendo tiritas sino que si queremos salir de este desplome imparable será necesaria la cirugía. Señores, España padece un cáncer terminal, hecho metástasis, que es el Estado de las autonomías. Hay que acabar con el antes de que este acabe con nosotros. España padece también otro cáncer la proliferación de la industria política. Individuos que no saben hacer la O con un canuto nos lanzan propuestas y propuestas a cada cual más ridícula y grotesca con el fin de justificar sus elevados sueldos.  Nos proponen de todo lo que no nos hace falta y nunca nos proponen lo esencial. La fórmula para crear algunos puestos de trabajo. 
 
Nos estamos convirtiendo pues en un país infantilizado, con gente con la piel muy fina a la que le ofende cualquier fruslería. No se soporta al talento y a la excelencia porque nos acompleja y traumatizan los logros de las personalidades excepcionales. Vean como un ejemplo de esto la cacería que se está preparando contra Amancio Ortega por parte de los demagogos y los envidiadores profesionales. El veneno del igualitarismo está dando sus malos frutos.
 
Pero paradójicamente a la vez somos un país viejo. Los abortos y la baja natalidad están creando una pirámide poblacional espeluznante. Nuestros enemigos se frotan las manos y preparan ya la invasión de nuestro país a medio plazo. Un gravísimo problema, pues su solución es más difícil que la del paro, la subida de los precios de las energías y otros problemas coyunturales. 
 
En este envejecimiento de España tiene que ver también que a las viejas castas oligárquicas expoliadoras se les han sumado con un afán latrocinador mayor aún si cabe, las nuevas castas políticas, podemitas incluidos. Ávidos de pegarse la gran vida todas estas gentes, numerosas cual plaga de langostas, se dedican a robarnos y expoliarnos por medio de los medios más sutiles e ingeniosos. Y viene un decaimiento moral que tiene lastrado e incluso castrado al país. Nadie tiene ilusión por hacer grande al país por medio de su trabajo pues ven los frutos de sus esfuerzos siendo saqueados por activa y por pasiva. Es decir, la moral del país está por los suelos y no quedan ni fuerzas para protestar siquiera por los excesos de nuestros gobernantes.
 
Todo esto que les estoy contando son males morales. Enfermedades del espíritu nacional. Muy difíciles de curar si no es con medidas radicales. No es un problema de números, que se solucionen con un cambio de ciclo económico. El mal es endémico, que va más allá de la simple coyuntura. 
 
Creo que vienen muy malos tiempos para nosotros si no reaccionamos a tiempo. Hay que cambiar la vieja España por la nueva España. Y esto no se logra con paños calientes.  Solo se logrará con una revolución.
 
Porque con el actual régimen, solo nos espera más de lo mismo y el convertirnos en los pedigueños de Europa es necesario el dejarnos de eufemismos y  decir al pan pan y al vino vino.
 
Y esto es decir que solo con una revolución Nacional sindicalista se podrán adoptar las medidas drásticas y radicales necesarias para cambiar el rumbo hacia el abismo que lleva nuestro país.
 
Por supuesto que estas medidas han de ser la supresión de las autonomías, la prohibición del aborto, la prohibición del botellón ( ojo, esto no es ninguna tontería), la reducción del estado, la supresión de las castas políticas latrocinadoras, la reducción de impuestos, la repoblación, la reindustrializacion, la elevación del espíritu Nacional (importantísimo) mediante la educación en las escuelas, el reforzamiento de nuestras fuerzas armadas, la promoción de la natalidad y la distribución ecuánime de la industria nacional por todos los territorios. 
 
Para todo esto serán necesarios también grandes planes hidrológicos, de carreteras, de infraestructuras y del resto de las comunicaciones. 
 
Por ello el fomento de la holgazanería que actualmente se complacen en otorgarnos  nuestras castas expoliadoras, ha de ser perseguido y exterminado.
 
Como pueden ver, todo esto de que les hablo es inconcebible dentro de los marcos del actual régimen.  Por ello es necesario, vuelvo a repetir, una revolución. Esto se está fraguando ya en otros países pero es más necesario en nuestro país. El que les habla a ustedes vive en un pueblo despoblado de la provincia mas despoblada de la región mas despoblada del país mas despoblado de Europa.  Es decir, sabe de lo que les está hablando.
 
Ante la hipócrita pasividad de los sindicatos ante lo que nos viene encima, ante lo que tenemos encima mejor dicho, por que el latrocinio está llegando a cuotas espantosas, no queda más salida que las mentes preparadas del país pidan esa revolución, pues a mi poco caso se me hará. Por ello suplico a aquellos que están intelectualmente preparados y que sufren por la situación de decadencia que vivimos, que digan de una vez que el rey va desnudo y que se urja a la revolución de una manera descarada y abierta.
 
Si no queremos ser un país islámico en un futuro no muy lejano es necesario aplicar todas estas medidas que les he comentado cuanto antes, para cortar de cuajo la deriva decadente de nuestra patria. El régimen del 78 ni quiere oír hablar de ellas. Ya saben ustedes cuál es la otra opción. No hay otra. 
 
Y ya me despido de ustedes por hoy. Disfruten de estos maravillosos y soleados días pues pronto llegará el frío, y con el la percepción evidente del estado comatoso en que nos encontramos. Mañana por la tarde iré a recoger nueces y a ver si veo alguna seta. Las castañas quieren caer del árbol ya. Ojalá la fruta de la revolución madure pronto y nos salvemos de esta situación calamitosa.

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