La historia política en España ha dado grandes personajes, auténticos patriotas que dieron lo mejor de sí para hacer una gran nación y que los españoles se sintieran orgullosos de lo que nuestra patria fue a lo largo de su dilatada existencia y también en nuestros días. Igualmente, la política actual ha dado una innumerable cantidad de políticos tanto en las administraciones locales como en las provinciales, autonómicas y nacionales que han hecho de la política su modus vivendi y desde luego les importa una higa la historia de España, su grandeza, su actualidad y su futuro. Son todo, menos un ejemplo a seguir. Más claro, son unas auténticas cargas públicas pero muy bien remuneradas cuando están en activo y cuando pasan al retiro.
Uno de los más claros ejemplos de lo que digo es María Jesús Montero Cuadrado, factótum no sólo en el gobierno actual sino además en el partido que presume de cien años de honradez.
Marisú como es conocida en sus ambientes es médico de profesión, como otro vividor de la política Gaspar Llamazares Trigo, pero les recomiendo a los lectores que no vayan nunca a las consultas ni de la doctora Montero Cuadrado ni del doctor Llamazares Trigo porque seguro que ambos no distinguen la gimnasia de la magnesia.
Marisú lleva en política desde poco tiempo después de licenciarse en Medicina y formó parte de la Junta de Andalucía en los albores del siglo XXI pues en 2002 ya era viceconsejera de Salud y años después, sin solución de continuidad, consejera de Sanidad y posteriormente de Hacienda. Afortunadamente, el partido de los cien años de honradez salió botado del Palacio de San Telmo que, si no, Marisú como vale para cualquier cargo, la hubieran nombrado consejera de Marina por aquello de que el Guadalquivir es navegable hasta el mar.
La doctora Montero Cuadrado se forjó en la dura y ejemplar política autonómica socialista con compañeros de la integridad moral y competencia profesional como Magdalena Álvarez (lady Aviaco), Manuel Chaves, José Antonio Griñán, Carmen Calvo, Gaspar Zarrías, Luis Planas, Susana Díaz y también la académica Bibiana Aído. Sólo le faltó compaginar su cargo con otros dos ilustres socialistas andaluces de nombres Felipe y Alfonso hoy denostados por la cúpula de su partido de la que Marisú es vicesecretaria general. El poder que atesora hoy día Marisú sólo es comparable al que tuvo en su día “mihenmano” Alfonso.
Con la llegada al poder del felón Sánchez aparece en el Consejo de ministros la inefable Marisú con la cartera de Hacienda- sin duda la más adecuada a una médico de formación–pero además con el cargo añadido de portavoz del gobierno. En este último cargo es cuando verdaderamente se dio a conocer al público en general pues semanalmente hacía acto de presencia tras los consejos de ministros.
En sus comparecencias en el palacio de la Moncloa, en los pasillos del Congreso y en los mítines de su partido hemos conocido a la verdadera Marisú. Una portavoz con una prosodia vergonzosa y nefasta; un vocabulario ramplón muy propio de jóvenes marginales; unas actitudes en la bancada del gobierno propias de una persona provocadora , arrogante y hasta incluso macarra; unos gestos ordinarios , zafios y groseros cuando está en actos de su partido; unas declaraciones absurdas que acompaña con reiterados tics cuando ella sabe que no dice nada o cuando está mintiendo como el día que espetó sin rubor que el asesino de soldados españoles desplegados en el Sahara, Brahim Ghali, había entrado en España no con una identidad falsa sino con una identidad distinta.
Esta es la vicepresidente primero del gobierno de España: fiel reflejo de su jefe al que idolatra y guarda absoluta sumisión pues es su “puto amo”.
El colmo de la desvergüenza de esta desastrosa madre, médico y ministra – otra tan calamidad como la de Sanidad – han sido las recientes declaraciones que pronunció en la emisora sevillana de la SER cuando se postuló como candidata a la Junta de Andalucía en las que dijo sin rubor alguno que se sentía muy orgullosa de Pepe Griñán y Manolo Chaves. Textualmente dijo:” Es un orgullo que me relacionen con Chaves o Griñán pues ellos fueron los que modernizaron Andalucía. Los ERE,s fueron un invento, un intento por parte del Partido Popular de desbancar por la vía no democrática a los gobiernos socialistas”.
Después de escuchar o leer esta barbaridad uno piensa que esta mujer, trilera donde las haya o gestora de una tómbola de feria, una vez más, a los españoles nos toma por imbéciles. Se enorgullece de haber compartico sillón y mandato con unos delincuentes que estafaron a los andaluces decenas de millones de euros y que fueron condenados y lo que es tanto o más grave, le culpa al partido de la oposición. No pide tan siquiera que devuelvan lo robado a los andaluces. Es de esperar, que en la misma cadena de radio de Sevilla que en otro tiempo fuera la Sociedad Española de Radiodifusión, – hoy pueden cambiar “española “por “estatal” o “gubernamental” – Marisú se apresure a explicar el porqué de su trato de favor a los catalanes desde Hacienda en perjuicio del resto de los españoles, incluidos obviamente sus paisanos andaluces.
A veces me pregunto, ¿vivo en España, nación de la Europa occidental y comunitaria o en una república de corte bolivariano?
El doctor “cum fraudem” – no solamente él – tiene por costumbre premiar no solo con altísimas condecoraciones sino con espléndidas canonjías tanto a sus incondicionales como a los que no lo fueron tanto, ahí están las nefastas y algo más que sectarias Nadia Calviño, Carmen Calvo, Teresa Ribera y el académico, ilustrado y gran deportista Iceta. Es su día, también fueron elevadas a mejor gloria económica las eminentes Bibiana Aído y Leire Pajín sin duda por los encomiables servicios prestados a España.
No quiero imaginarme qué canonjía puede reservar el autócrata de Sánchez a su más leal, fiel y sumisa colaboradora, factótum tanto en el gobierno como en el partido cuando deje el ministerio de Hacienda y no consiga sentase en la poltrona que ocuparon en su día sus admirados y queridos Pepe Griñán o Manolo Chaves.
¿Será algún alto cargo en “Uropa como dice Marisú? ¿Tal vez como acreditada y reputada médico que es, en la OMS? ¿Acaso, como ferviente feminista en la ONU? ¿O, cómo excelente ministra de Hacienda que es, en el Fondo Monetario Internacional? Puede incluso que Begoña, la mujer del “puto amo”, su incondicional jefe, la ofrezca la dirección de una ONG para las que busca fondos.
Esperen cualquier disparate del felón y de la trilera. A ambos indeseables se les puede decir :” Quad natura non dat, Salmantica non praestat”.
Al tiempo.
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