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En cualquier arrabal de Barcelona o cualquier barriada conflictiva de España, a determinadas horas no puedes deambular sin riesgo de ser atacado, violada, o asaltado.
En vida del Caudillo, la seguridad ciudadana estaba garantizada con una serie de Cuerpos de Orden Publico a saber: Policía Armada: para seguridad ciudadana en las zonas metropolitanas, Guardia Civil: especializados en las zonas rurales y pueblos, Policía Municipal: dependiente de los Ayuntamientos, El Sereno y El Vigilante.
Estos dos últimos, se sufragaban con aportaciones de los comerciantes del barrio.
Todas las noches del año, entre las 22:00 y las 06:00, “El Sereno”, patrullaba las calles del barrio que tenía encomendadas, con el auxilio de: un silbato, una linterna y un palo de madera. A través del silbato, se daba la alarma de cualquier incidente y esto era escuchado por los otros Serenos que patrullaban en calles colindantes, los cuales acudían a la llamada en soporte de este. Evidentemente una de las funciones de “El Sereno”, era llamar al 091, número telefónico de la Policía Armada, en caso de que el incidente fuera a mayores. De todas maneras, la presencia de un hombre uniformado, enarbolando un palo, creaba en sí misma una sensación de seguridad saludable, que envolvía nuestras noches en los barrios de España.
“El Vigilante”, era otra modalidad de servicio de seguridad; este, así misma tenia también encomendadas una serie de calles a vigilar y patrullar. Su equipo consistía en un palo, un silbato, una linterna y una pistola. Tenían los mismos cometidos que “El Sereno” siendo este último una figura con mayor antigüedad en el servicio. Se prestaban igualmente apoyo y auxilio los unos a los otros.
La delincuencia en vida del Caudillo era prácticamente inexistente.
Robos, asaltos, violaciones, secuestros, agresiones, homicidios, pederastia, eran prácticamente testimoniales, no se daban. El Terrorismo no existía, el pandillerismo no existía, las violaciones grupales no existían, la trata de mujeres no existía, el tráfico de drogas no existía, el narcomenudeo no existía, ¿la pornografía? no existía…….
Cualquiera podía pasear por la calle, ejerciendo de manera real y efectiva el derecho deambulatorio, que tanto cacarean los demócratas y que a determinadas horas y en determinados lugares no se puede ejercer, sin que te roben, te agredan o violen a una mujer después de robarla y agredirla salvajemente.
La cultura de seguridad en vida del Caudillo, alcanzaba incluso a los taxistas, los cuales cuando llevaban en su pasaje a una mujer a altas horas de la noche, se esperaban con el coche frente al portal hasta que la mujer entraba y estaba a salvo. Hubo casos en que el taxista tuvo que llamar a la policía a través de la emisora e incluso intervenir, en situaciones de intentos de robo (ocasionales la verdad), ya que la inmensa mayoría portaba en el taxi un objeto destinado a su defensa propia. Los ciudadanos españoles en general, eran muy solidarios en este aspecto y no dudaban lo más mínimo en salir a la calle a auxiliar a cualquier víctima de algún acto anti social.
Hoy, se limitan a grabarlo con el móvil y colgarlo en las redes……….
En 1945, el Caudillo, vuelve a organizar el cuerpo del “Somaten Armado”, que había sido disuelto por la Republica en 1931.
El Somaten Armado estaba formado por un cuerpo de voluntarios civiles, que como principal misión tenían el combate contra “el maquis”, y la estrecha colaboración en funciones de seguridad ciudadana, con la Guardia Civil y la Policía Armada. El Somaten ostentaba el carácter, policial, local y militar.
Los miembros del somatén eran vecinos voluntarios, que reunieran las condiciones de prestar servicio. Todos tenían la obligación de poseer armas y periódicamente eran instruidos militarmente. El somatén jugo, un papel importante como policía de las buenas costumbres, la moral y la ética; perseguían la blasfemia. Los somatenes estaban adscritos a la vocación de la Virgen de Montserrat, que era su patrona y siempre acudían a las misas de campaña.
En palabras del General Primo De Rivera:
“El somatén y la Unión Patriótica están perfectamente organizados y tiene tal fuerza de cohesión, tal decisión para actuar noble y ciudadanamente, que no creo ya que con la existencia de estas entidades puedan volver a España días de turbulencia, de inquietud y de zozobra, como los que hemos conocido”.
Este somatén franquista tenía asignados fusiles en los puestos de la guardia civil y licencia de armas cortas. Nunca podían actuar en solitario, siempre acompañados por la guardia civil. Eran un grupo de soporte y apoyo a las Fuerzas de Orden.
Con la llegada de la democracia se disuelve el Somaten en 1978; y se da paso a la entrada de lo mejor de Europa y el mundo; las drogas, la pornografía, la prostitución, la delincuencia, el anti catolicismo, el deambular libremente de los degenerados, los asaltos callejeros, las violaciones, el aborto, el divorcio, los separatismos, el odio a España, los altercados, las huelgas revolucionarias, etc.
Al parecer molestaba a alguien la presencia de los Somatenes; supongo que a los de siempre; a esa especie de raza aparte, independiente pero muy prolífica y abundante conformada por los sinvergüenzas.
Garantizar el sosiego publico era una de las principales funciones de los Somatenes; la antítesis de lo que actualmente existe en la calle donde, ante el asalto o la brutal paliza a un transeúnte para arrebatarle el reloj de mano de vagos y maleantes; el público observa expectante e impertérrito, grabándolo con la cámara del móvil. “A la cobardía la llaman prudencia” ….
Ante cualquier acto de delincuencia o inmoralidad ahí estaba el Somaten, para auxiliar al indefenso, de manera altruista y gratuita. Para auxiliar a las fuerzas del orden público.
España, pues, contaba para la seguridad ciudadana, con: La Policía Armada, La Guardia Civil, La Policía local, El Sereno, El Vigilante y el Somaten Armado.
Todos con el único objetivo de salvaguardar la paz y tranquilidad de los ciudadanos, donde no había droga en las calles, delincuentes, vagos y maleantes se escondían por el temor que infundían estos cuerpos de seguridad, los ciudadanos podían deambular con confianza y tranquilidad, las personas que trabajaban de noche podían regresar a sus casas con absoluta seguridad. Ahora existe la Paz…. la Paz los cementerios…
Autor
- Andrés Céspedes Ruiz, es Graduado en Gestión y Derecho de la Seguridad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Director y Jefe de Seguridad acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Es así mismo, Perito Judicial en Seguridad Privada e investigación de incendios y Docente de Formacion de seguridad privada, acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Mecánico Armero y Especialista en Armamento y Tiro. Director del Centro de Formacion Onboard Security Academy. Presidente de la "Red Internacional de Profesionales En Seguridad” en 2022, compuesta por veintidós países. Conferencista Internacional. Presidente de "El Foro" de Agentes de Seguridad Privada de Hispano América. Ostenta el Galardón Internacional a la Excelencia, por el trabajo, dedicación y compromiso, en pro del conocimiento y capacitación de los Agentes de Seguridad Privada de Hispanoamérica. Asesor de Seguridad para diversas entidades públicas y privadas de Costa Rica. Instructor de Defensa Personal Integral. Tiene en su haber más de treinta años de experiencia en seguridad privada desde la escala más básica hasta la alta dirección en seguridad. Director del programa sobre seguridad, "Zona Protegida", de ÑTV. Caballero de honor de la F.N.F.F.
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