
Estos días en los que la corruptela sociata asola a España y que, si algún día, se investiga de verdad, empezando por los Ayuntamientos, los españoles no sabremos donde meternos, me vienen a los recuerdos opiniones e incluso debates en los que alguna vez participé y que me permitieron conocer, de cerca, la opinión de muchas personas, incluso amigos, mediatizadas por aquella corriente populista o populachera que inundó España tras la llegada de la miserable podemía.
Todos aquellos y aquellas, más de las segundas que de los primeros, vocingleros y vocingleras -hay que ser inclusivos- que, pretextando que defendían la dignidad de la mujer, pretendían que llamarle a una mujer guapa por la calle fuera constitutivo de delito; incluso, volverse para mirarle las piernas, cuando las tenía bonitas, o, simplemente, girar la vista en la playa ante el paso garboso de una hermosa “biquinera” o “toplesera”, tenía que estar condenado casi con pena de muerte. ¿Se acuerdan?
Allí teníamos a la otrora “favorita”, cuyos favores los ganó bien sabe ella dónde, y a todo el harén del “macho alfa” que, por cierto, siguen viviendo del dinero de todos los españoles, exigiendo se corrigieran de inmediato esos desmanes machistas propios de la derecha cavernaria y señalando con el dedo acusador a todos los que osásemos cometer tan graves desmanes, contra lo que aquellos miserables podemitas consideraban agravios a las féminas.
Sin embargo, cómo cambia la cosa cuando se trata de mantener la poltrona, las prebendas y los privilegios. ¿Dónde están ahora la “picotuda” de los modelitos de Fene; la otrora “favorita” o esa con ojos de gata loca, para exigir el respeto que merecen todas las mujeres, incluso las prostitutas?
No hemos oído a ninguna de ellas levantar la voz y exigir al sátrapa que dimita o, simplemente, abandonarlo a su suerte, tras haber escuchado a sus más estrechos colaboradores, sus manos derechas, hablar con desprecio al referirse a determinadas mujeres:
“Tengo preparada una. La Ariatna está bien, está recién, está perfecta. Y la colombiana nueva” o aquella otra, más elocuente todavía, “no sé, la Carlota se enrolla que te cagas”, frases que ponen de manifiesto el trato de objetos sexuales con que los sociatas, tan feministas ellos, distinguen a estas mujeres.
Incluso la perla que el tal Koldo, un matón de barrio chino, dirige a toda una presidenta de una de las empresas más importantes de España, “joder, pues cuando te he visto con el pantalón de traje así, estás buenísima” y a la individua en cuestión, incluso le hace gracia.
Tampoco nadie alzó la voz, ni tan siquiera la propia interesada, para exigir respeto, cuando el sátrapa del pantalón de pitillo, al referirse a una de sus ministras la tildó de “pájara”. Todo un “halago” a la que recibió el insulto le hizo hasta gracia.
Todo esto es el colmo de la hipocresía. No podemos olvidar aquella carrera desaforada, de sociatas y podemitas, para eliminar de un plumazo la prostitución. Sin embargo, no nos aclararon que tan solo se referían a la prostitución de perfil bajo, esa a la que pueden recurrir las clases populares, no así la de alto standing, de la que tiran ellos para sus juergas, pagadas con el dinero de todos, en especial con el de esas clases populares mencionadas, fritas a impuestos.
¿Dónde está ahora la maldita podemía y toda esa caterva de sinvergüenzas que parecen callados como petos?
La podemía y sus marcas blancas siempre me produjeron un asco incapaz de superar; de hecho, los tuve que sufrir gobernando La Coruña y aun los sufrimos gracias a la individua sociata, muy amiga del “galgo de Paiporta”, que gobierna actualmente la ciudad, fiel seguidora de aquellas miserables políticas sectarias populistas.
Lo cierto es que no deja de ser llamativo que toda la podredumbre podemita no salte, como un resorte, viendo los desprecios con los que esta caterva de maleantes trata a las mujeres, como hicieron con aquel del famoso beso en la final del mundial, que tanto escandalizó a toda la pijopreogresía y al que persiguieron a muerte. ¡Qué escándalo!
Sabíamos que todo aquello de castigar los piropos o volverse en la calle para mirar a una mujer, no dejaba de ser una suerte de pretender igualar a la baja, ya que, como a las ultraizquierdosas no hay quién las mire y mucho menos las piropee, por razones más que evidentes, ¿ cómo se nos iba a permitir mirar y piropear a las demás?
Con todo, queda mucho por investigar. A tenor de la identidad de los cuatro pasajeros del famoso Peugeot, tres de ellos con un pie en el banquillo, convendría indagar un poco más en lo sucedido en aquel raid automovilístico por media España, pues a lo mejor nos llevamos alguna sorpresa.
Y una cosa más. Toda la podemía, sumar y toda esa morralla, tienen ahora la ocasión para demostrar que todo aquello que decían no era palabrería barata para engañar a los votantes y poder obtener un puesto y así vivir de la sopa boba. No tienen más que darle la espalda a los corruptos que tienen como socios. Sin embargo, el dinero lo compra todo, incluso voluntades y más las siniestras.
Penoso.
Autor

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José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.
Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.
Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.
Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.
Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022
Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)
"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)
"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)
"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).
"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).
"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).
Otras publicaciones:
"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)
"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).
"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).
"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).
"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
"En el silencio de la noche. Relatos Relatos frente al fuego" (SND Editores 2024)
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