09/05/2024 15:10

En su Centésimo aniversario

PICASSO Y

EL MUSEO DEL PRADO

Fue nombrado Director por Azaña, pero nunca vino a Madrid a tomar posesión del cargo

Acababa de comenzar la Guerra y los dos bandos (El “Frente Popular” y los “Nacionales”) movían todas sus cartas para atraer a sus filas no sólo a los Gobiernos sino también a personajes que tuviesen nombre e influencia a nivel mundial. Entre los intelectuales, artistas o escritores, naturalmente, estuvo desde el primer momento el nombre de Pablo Ruíz Picasso sobre la mesa. Un Picasso que ya era famoso en el mundo del arte y que en París era Dios. Por tanto, desde el 18 de julio ya estaban los diplomáticos intentando convencerle para que pusiera su nombre al lado de la II República y entre las cosas que le ofrecieron para atraerlo fue la Dirección del Museo del Prado.

Pablo Ruíz Picasso

Picasso no dijo ni que sí ni que no de entrada, aunque siempre había soñado con hacer una obra que mereciera estar al lado de “Las Meninas” de Velázquez o “La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol” o “Los fusilamientos” de Goya (según contaría más tarde la musa del “Guernica”, Dora Maar, y la que le cautivó y fue su amante durante una etapa de su vida), pero los republicanos, y especialmente el más astuto de los republicanos, y siendo ya Presidente de la República, se adelantó y sin más le nombró Director del Museo del Prado, pensando que a ese cargo no le diría NO, el que ya era figura mundial del arte. Nombramiento que reproducimos se hizo público el día 26 de septiembre de 1936. Se sabe que en aquellos momentos algunas personalidades de la época como Wenceslao Ronces o Joseph Renau se trasladaron a París para incitarle activamente a que viniese a Madrid e hiciera explícito su apoyo a la República. Picasso, sin embargo, no viajó a Madrid y nunca celebraría su toma de posesión formal del cargo.

Título de Director del Museo Nacional Del Prado

a favor de D. Pablo Ruiz Picasso

Don Manuel Azaña y Díaz.

Presidente de la República Española.

Por cuanto, atendiendo al mérito, servicios y circunstancias de Pablo Ruiz Picasso, he tenido a bien nombrarle por Decreto de diecinueve del actual, Director del Museo Nacional del Prado, con el sueldo de quince mil pesetas anuales y con las facultades que están concedidas a este empleo por las Ordenanzas, Instituciones y órdenes vigentes, o con las que en lo sucesivo se señalaren.

Por tanto, mando a todas las autoridades, así civiles como militares, que en el uso y ejercicio de su cargo no se le ponga impedimento alguno, antes bien le guarden y hagan guardar todos los derechos y consideraciones que le corresponden y deben ser guardados. Y en el presente Despacho ha de constar con arreglo a lo dispuesto en el artículo 23 del Reglamento para la aplicación de la Ley de Bases a los funcionarios de la Administración civil de 22 de julio de 1918, la toma de posesión por su inmediato Jefe, sin cuyo requisito no se le acreditará el sueldo señalado al mencionado destino.

Dado en Madrid a veintiséis de septiembre de mil novecientos treinta y seis”

(El nombramiento está firmado y sellado por Manuel Azaña, Presidente de la República y Jesús Hernández, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes)

Manuel Azaña

A este respecto se cuenta que cuando Salvador Dalí (otro de los grandes pintores españoles del siglo XX) supo lo del nombramiento de Picasso como Director del Prado no pudo resistir una de aquellas carcajadas con las que solía aplastar a sus contertulios y dijo: “Ja, ja, ja, ilusos ¿y creen que Picasso que vive en París y en la Costa Azul como un Dios y rodeado de mujeres y pintando sus palomitas de la paz va a cambiar su trono de oro por las bombas que están cayendo sobre Madrid?… ¿Todavía no se han dado cuenta que don Pablo Ruiz Picasso es un señorito y ve un miliciano, y más una miliciana, y sale corriendo?”.

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También se cuenta una anécdota sobre Dalí y Picasso. Dicen que cuando un día le hablaron del comunista Picasso, el Dalí de los grandes bigotes hechos a mano, también se echó a reír y exclamó:

Salvador Dalí

Dicen que Picasso es un gran pintor,

y yo también.

Dicen que Picasso ha triunfado a nivel mundial,

y yo también.

Dicen que Picasso vive como un señorito andaluz,

y yo también.

Dicen que a Picasso le gustan mucho los percebes de Galicia y las anchoas de Santander,

y a mí también.

Dicen que Picasso daría su vida por España,

y yo también.

Dicen que Picasso es comunista,

pues, YO TAMPOCO”

También sobre este tema hablaría y mucho con el periodista Antonio D. Olano, el hombre que más llegó a conocerle en los últimos tiempos de su vida y a quién le contó lo que no le había contado a nadie. Entre otras cosas que Picasso se hizo comunista porque ser del PCF en aquellos años (y sobre todo después del triunfo de la Revolución Rusa de Lenin y sus Marxistas) era el modo más seguro para triunfar y que su obra tuviera apoyos en todo el mundo no había más remedio que hacerse comunista. “Antoñito, mi galleguiño, si no te apoyan los del “agitprop” estás perdido y si te incluyen en sus listas negras ya te puedes volver a Málaga”… y otro tanto diría sobre la Dirección del Museo del Prado cuando los republicanos le nombraron Director del Museo (aquel Museo del Prado que había sido siempre y más durante los tiempos que estuvo en Madrid su sueño, su envidia y sus deseos).

Antonio, si lo de mi nombramiento como Director del Prado hubiese sido sólo cosa de Azaña y los republicanos, no habría aceptado, ya sabes que yo odio la violencia, y por tanto las guerras… pero, decirle que no al primer comunista que entra en un Gobierno de España (el otro fue Vicente Uribe), Jesús Hernández, hubiera sido mi muerte civil como pintor y a esas alturas no iba yo a perder todo lo que tanto trabajo me había costado conseguir, además Jesús Hernández era muy inteligente y me habló con tanta sinceridad que me convenció. En una conversación que tuvimos en mi casa de París me dijo:

  • Don Pablo, le voy a ser muy sincero, a usted no se le quiere nombrar Director del Museo porque ello sea fundamental para salvar lo que hay dentro, para ello hay otros medios y puede haber otras personas, pero la verdad es que la República quiere tenerle a su lado, porque su nombre de por sí vale más que un Ejército.

  • Pero, señor Hernández, yo no puedo abandonar mi Obra en estos instantes que tengo cola de todos los Museos del mundo y que solo con los posibles clientes de Estados Unidos tendría para toda una vida.

  • Don Pablo, si yo no le pido que se vaya mañana mismo a Madrid… es más, ni siquiera le voy a pedir que vaya a tomar posesión, pero no diga que no a su nombramiento y luego Dios dirá.

  • Pues, querido don Jesús Hernández, puestas así las cosas ya puede decirle al señor Azaña que firme el nombramiento.

  • Gracias, don Pablo y le aseguro que España, la República y en especial el Partido Comunista le agradecerán su gesto.

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El hecho es que, ciertamente, Pablo Picasso fue Director del Museo del Prado desde el 26 de septiembre de 1936 a… y esto sí que es curioso, ya que él mismo lo diría entre risas muchas años después, terminada ya la Guerra y con Franco en pleno Poder “Pues, no os riais amigos míos –les dijo un día mientras comían percebes gallegos a Luis Miguel Dominguín y Antonio D. Olano cuando hablaban de la Plaza de Toros sobre la que Picasso ya estaba trabajando para llevarla a cabo en España bajo su dirección y no solo como arquitecto, sino también como pintor, escultor, decorador y tapicero y todo que se llamaría “Plaza de Toros Picasso” (curiosamente hasta Franco había dado ya su visto bueno al Proyecto)-porque aunque no os lo creáis todavía sigo siendo Director del Museo del Prado ya que yo sepa a mí nadie me ha cesado, por tanto soy el “Director Vitalicio” del Museo del Prado”.

También se sabe que entonces ordena a través de sus abogados, que “El Guernica” que él había depositado en el “Museo MoMa de Nueva York”, volviese a España y especialmente al Museo del Prado. Según Olano, Picasso tenía la ilusión de que su obra por las medidas y por el éxito que había tenido a nivel mundial figurase entre las obras de Velázquez y Goya (por tanto, es de suponer que si hubiese sabido que su obra iba a parar a otro Museo se habría opuesto).

(Palabras recogidas de la Obra inédita de don Antonio D.Olano: “El Picasso de la intrahistoria”)

Por la transcripción

Julio Merino

Periodista y Miembro de la Real Academia de Córdoba

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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