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Un tal José Ignacio Torreblanca ha publicado el 12 de diciembre en El Mundo, un breve artículo con ese estilo propio de quienes quieren quedar bien sin comprometerse. Quedar bien implica en este caso criticar una propuesta de la Agenda 2021 de VOX “DEVOLUCIÓN inmediata al Estado de las competencias en Educación, Sanidad, Seguridad y Justicia, limitando en todo lo posible la capacidad legislativa autonómica, como paso previo a la creación de un Estado unitario, administrativamente descentralizado”. Pero es una crítica tramposa porque pone en mayúsculas “devolución” lo que en el lenguaje de la comunicación se interpreta como gritar, para así dejar caer que VOX es un partido vociferante. También porque ha suprimido la parte final de la propuesta de VOX “que promueva la igualdad y la solidaridad entre españoles”, que es su justificación esencial. Cabe pensar que a Torreblanca le debe parecer muy bien lo que está pasando con ese niño en Canet pero seguramente considera que esa barbaridad, propia de los nazis, no es argumento para pedir la devolución de las competencias de Educación.

Tampoco entra Torreblanca en analizar si se están respetando los tres primeros artículos de la Constitución, “soberanía del pueblo español, indisoluble unidad de la Nación española y el castellano como la lengua española oficial del Estado”. Igualmente desconoce que la Constitución de 1978 buscó el consenso y “la convivencia democrática” y que estamos muy lejos de ello. También elude cualquier referencia al funcionamiento del Estado autonómico, costosísimo en políticos y funcionarios, y sobre todo fragmentado e insolidario. Eso sí, dice que “la nación de VOX es una amenaza a la nación política surgida de la Constitución del 78, no su garantía” pero no nos explica qué es esa “nación política”. No parece que sea España puesto que ante los graves intentos de fragmentación que se están produciendo, tolerando e indultando, el señor Torreblanca no se pronuncia. Puede, en ejercicio de su libertad de expresión, despotricar contra VOX, ante la pasividad de la dirección de El Mundo, pero sus palabras carecen del menor rigor analítico. Por otra parte, cuando habla de la reforma de la Constitución parece ignorar que las delegaciones de competencias que se hicieron en el marco constitucional se pueden avocar por procesos similares. No se da cuenta de que jurídicamente el 155 de Rajoy, plenamente constitucional, lo posibilitaba, aunque luego le faltó visión y coraje para encauzar la situación de Cataluña dentro de la nación española y se quedó apenas en suspender, por un tiempo, las “embajadas separatistas” que tiene la Generalitat establecidas por el mundo.

En cuanto a la reforma de la Constitución no le debe quedar duda de que es posible pues si lo piden los separatistas, ¿por qué no la vamos a querer los que queremos una España unida, en plena convivencia democrática, y en la que las especificidades regionales tengan perfecta cabida? Por tanto, los artículos 167 y 168 son susceptibles de ser propuestos por unos y por otros. Mientras tanto hay que deshacer las tendencias y realidades rupturistas. Recuerde, Torreblanca, que “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española”, y que hay otros medios para rectificar todo lo que está atacando a es principio inequívocamente constitucional. También debería leerse, además del 155, las posibles leyes de armonización del 150.3. No vocifere, Torreblanca, argumente y tome posición y así podremos saber de qué va, aunque indiscutiblemente su plumero parece sanchista o casadista. El desgarramiento en que se haya la España actual se ha producido a lo largo de 40 años. La ingenuidad y la buena voluntad de la gran mayoría de ciudadanos, entre los que me incluyo, la ha permitido. Hoy felizmente VOX nos ha despertado y nos hace ver que es posible reconstruir esa España solidaria y unida en la que una gran mayoría soñábamos en 1978

Autor

Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado.
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