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El Correo de España entrevista al doctor Silvano Baztán Guindo, uno de los integrantes de Médicos por la Verdad, que habla sin tapujos y afondo de la pandemia, un punto de vista muy diferente al de la versión oficial, con el que coinciden un buen número de médicos que se atreven a cuestionarse cosas y a buscar respuestas.
¿Por qué decide formar parte de Médicos por la Verdad?
Desde el comienzo del proceso vivido en China a comienzos de este año, tal y como iban desarrollándose los hechos, con la falta de transparencia habitual en el gigante oriental, y la alarma que se detectaba en los medios de comunicación y en los políticos, avisando ya de una grave situación socio-sanitaria-económica global…con todo este conjunto de elementos, me vi cuestionando lo que estaba recibiendo como información de la realidad.
En la medida en que ese tsunami nos afectó ya en Europa, y más concretamente en España, desde los medios de comunicación percibí una voz homogénea, sin fisuras, con un mensaje desolador… que chirriaba en mi sentido común de médico de a pie. Y, en esa situación, fui viendo aparecer en las redes a dos médicos españoles que disentían abiertamente con ese mensaje único, abriendo interrogantes, contraponiendo informaciones, que ya se empezaban a escuchar desde algunas voces internacionales de prestigio médico-científico.
La aparición en escena de una Comisión Extraparlamentaria de Investigación sobre el tema en Alemania hizo que en España también se planteara la creación de algún tipo de movimiento sanitario que tomó forma como «Médicos por la Verdad». No tuve ninguna duda de que quería contribuir a buscar la verdad sobre lo que estaba sucediendo… y me apunté.
Háblenos de la importancia de que alguien cualificado como ustedes rompa el silencio y nos de una visión cabal y real sobre el covid 19.
Creo que ha habido y sigue habiendo un enmudecimiento de la profesión médica respecto al desarrollo de esta pandemia y a la realidad sanitaria que estamos viendo. Me indigna que no sólo mantengan un silencio cómplice del despropósito que estamos padeciendo sino que, además, amenacen con expedientes disciplinarios a los compañeros que se atreven a lanzar interrogantes y a plantear alternativas a la «verdad única» que nos están queriendo imponer.
No sé dónde se ha quedado el espíritu universitario en mi profesión; esa búsqueda del saber allá donde surgen interrogantes. Tristemente, estamos siendo testigos del mecenazgo mercantil de las instituciones médicas, no sólo nacionales sino internacionales, por parte del poder corporativo de la industria.
Ustedes defienden que la letalidad de la enfermedad está muy lejos de otras como el ebola, por ejemplo.
Está claro que esta afección ha traído consigo una mortalidad importante. Podemos verlo en las gráficas del sistema MOMO, tanto en España como en Europa, que son las que miro de vez en cuando. Gráficas que muestran una comparativa de la mortalidad de este año comparándola con la observada con años anteriores. En efecto, la mortalidad real ha superado con creces las muertes esperadas durante marzo y abril de este año.
Pero de ahí a asustarnos irracionalmente con unas tasas de letalidad-mortalidad enormes… pues va a ser que no. Todavía no se puede dar una cifra exacta de mortalidad; tendremos que esperar un cierto tiempo. Pero los datos que se van teniendo, suprimiendo una serie de sesgos que pudieran inflar la cifra, nos muestra que la mortalidad puede ser algo mayor que la gripe estacional pero muy por debajo de la virulencia de un Ébola, por ejemplo. Aunque no hay una tasa de mortalidad uniforme en los diversos brotes de Ébola que ha habido, en África podría rondar hacia un 50% de los casos. Nada comparable, repito, con esta pandemia actual en la que la mortalidad seguramente no llegará al 1%.
De hecho un porcentaje muy alto de fallecidos ha sido octogenarios y nonagenarios y la mayoría de personas jóvenes fallecidas tenía patologías previas…
Sí, es una foto fija en la que se puede ver la distribución estadística de las personas que han fallecido por esta pandemia: personas mayores y con multipatología. No es que una persona, por el hecho de ser joven, tenga garantía absoluta para no afectarse gravemente por este virus. Pero en términos estadísticos es muy, muy, muy improbable. Por esta razón, es no sólo increíble sino espeluznante la serie de medidas que se han tomado destinadas a la población general.
Con todos mis respetos a los fallecidos y a sus familias, estadísticamente hablando, si estas personas mayores no hubieran muerto en primavera por el coronavirus… habrían muerto en fechas siguientes (otoño, invierno) por cualquier otro empujón, infeccioso o no. Lo triste y dramático es en qué condiciones han fallecido estas personas: asustadas, aisladas y sin apoyo médico-sanitario. En una gran parte de casos, el apoyo médico se sustituyó con morfina.
Las personas asintomáticas no son enfermas como nos quieren hacer creer y muchas de ellas están confinadas estando sanas.
En este tipo de procesos respiratorios, nunca se puede asegurar que una persona sin síntomas no esté en esa fase previa de la enfermedad en la que un virus se esté desarrollando en sus mucosas… Pero esta situación se da en un porcentaje ínfimo de los casos.
Dicho lo cual, habría que diferenciar a las personas sin síntomas que a los pocos días van a comenzar con un catarro u otro cuadro respiratorio (personas presintomáticas) de las que no van a tener síntomas (personas realmente asintomáticas). Y, abundando en la misma idea, asegurar que una persona está infectada por un germen cuando no tiene ni va a tener síntomas, creando una alarma social totalmente evitable, en mi humilde opinión como médico, es una verdadera estupidez que está generando graves consecuencias en la psicología y estado mental de muchas personas.
Tampoco tiene precedentes haber confinado prácticamente a toda la población mundial, nunca se había confinado a los sanos.
Éste es otro aspecto que raya lo irracional en mi sentido común como médico. En los procesos epidémicos por vectores infecciosos, siempre se ha aislado a los enfermos con la instauración de las tradicionales cuarentenas. Y no quiero entrar en la controversia entre la importancia de las consecuencias sanitarias y las consecuencias económicas para tomar una decisión (salvar vidas o salvar la economía de un país). Los dos temas están interrelacionados. Pero, así como en España se ha optado por «primar la salud de la población», se ha comprobado que en algunas sociedades, en las que no ha habido un confinamiento tan estricto como el vivido en España, la evolución ha sido mejor.
No me cabe duda de que la realidad es multifactorial, y es una temeridad intentar simplificarla. Pero, dicho esto, quiero añadir que las sociedades en las que la cosa no les ha ido tan mal, han identificado los casos activos, los han confinado junto a sus contactos, y la vida de la población en general no se ha afectado de la forma tan radical como lo ha hecho en nuestro país. Es curioso que habiendo seguido un control férreo, mucho mayor que en otros países, la evolución en cuanto a morbi-mortalidad ha sido (está siendo) de las peores.
Tanto se haga un confinamiento, la asunción de otros tipos de medidas protectoras, como si no… las curvas de mortalidad descritas se corresponden con las curvas de afecciones respiratorias víricas. Algo tendremos que aprender, señores políticos y sus expertos de cabecera, ¿no?
Y es sospechoso que no se haya hecho autopsias de las personas fallecidas y en algunas personas pongan en el informe fallecida por posible covid.
En efecto. Tanto los mensajes desde la OMS como desde las autoridades sanitarias nacionales, evitaron realizar autopsias. Consecuencia: en los momentos más álgidos de la pandemia no se pudo conocer el verdadero funcionamiento de la enfermedad en nuestros tejidos. Y fueron algunos patólogos italianos, contraviniendo los «consejos» de las autoridades sanitarias, quienes se lanzaron a realizar las primeras autopsias, descubriendo el importante y desconocido papel de los cambios trombóticos en las muertes por Covid-19.
Está claro que cuando no había posibilidad de diagnosticar postmortem, ni tampoco se contaba con la capacidad operativa para diagnósticos serológicos o por aparataje, se apuntaron al saco de la Covid-19 muchos más casos de los que habrían sido, con total seguridad.
La propia OMS dijo que la mascarilla no era necesaria en espacios abiertos y sin embargo en España se ha impuesto.
La OMS, como aparente figura de autoridad sanitaria mundial, ha jugado un papel muy cuestionable en todo este asunto. Por un lado, con informaciones contradictorias y cambiantes sobre la contagiosidad aérea, de los asintomáticos…Por otro, ha mantenido la indicación de usar mascarillas en las personas en contacto con enfermos, poblaciones de alto riesgo, sitios cerrados sin ventilación… pero ha dejado a criterio de las naciones que tomen las medidas que mejor les parezca.
En España se han tomado, y se siguen tomando, medidas exorbitadas, totalmente exageradas, sin fundamento científico y con el agravante de infligir un castigo a través de multas no solamente injustas sino irracionales. Tengo la suerte de vivir frente al mar y ver cómo se obliga a la población a usar la mascarilla en sus paseos a la orilla de la playa, cuando ahí no va a haber ninguna posibilidad de contagio, nula transmisión de ningún virus respiratorio, es ridículo… y, a la vez, muestra un paisaje surrealista, consecuencia de la ineptitud de nuestros gobernantes.
Señores políticos (y sus expertos de cabecera): ¿por qué no muestran las bases científicas en las que se basan para tomar medidas como ésta?
Y está demostrado que se transmite el virus principalmente por la tos y estornudos.
Como afección respiratoria infecciosa, el contagio va a depender de dos factores: uno, la transmisión del patógeno entre personas; el otro factor es el estado inmunológico y, en general, el estado de salud de la persona que recibe el germen.
En cuanto a la transmisión del germen, para que invada a otra persona (y aquí ya no voy a tener en cuenta el otro factor comentado anteriormente) es necesaria la confluencia de dos condiciones «sine qua non»: en primer lugar, la expulsión de una carga viral importante, que se va a producir sólo por el lanzamiento brusco e intenso de aire al exterior (tos, estornudo, gritos muy cerca de la persona); y, por otro lado, la necesidad de que haya un tiempo suficiente en el que esa carga viral se mantenga en contacto con la persona receptora.
Como se puede comprender, en un cruce normal con una persona por la calle o en un lugar bien ventilado, no hay problema. Es evidente la necesidad de evitar gritar, toser o estornudar a una persona encima… pero eso ya es algo de sentido común. No es necesario usar la mascarilla en espacios abiertos si tenemos la precaución de mantener esa distancia de seguridad y evitamos esas actitudes que acabo de comentar. Sólo es cosa de alimentar el sentido común.
Sí que hay estudios en los que se generaron una serie de aerosoles artificiales y en los que se veía la transmisión de virus, pero estas condiciones experimentales artificiales nada tienen que ver con las condiciones normales en las que las personas nos relacionamos. No hay duda alguna sobre este tema.
El tema de la vacuna es un proceso de años, da que pensar que hablen de tenerla en meses.
Esto también es una cosa de sentido común. Como bien dices, un proceso completo de estudio y verificación para que una vacuna salga al exterior y se pueda aplicar en la población, dura unos cuantos años. Pero en estas próximas vacunas que se esperan con verdadera ansia, siendo aparentemente «la única esperanza» para vencer a la pandemia (cosa que no comparto, por supuesto), además de haberles permitido aligerar las condiciones de fabricación, ahorrando tiempo, y eximirles de la responsabilidad legal por las posibles reacciones adversas, además, existe un agravante: la propia estructura de las vacunas es muy novedosa, totalmente experimental.
Nunca antes se ha utilizado un fragmento de código genético artificial para incluirlo en las células inmunitarias del ser humano, con la intención de que identifiquen las estructuras víricas y se estimule la defensa adecuada. ¿Están seguros del efecto que van a obtener con dichas vacunas? Precisamente para observar eso es por lo que se necesita el tiempo suficiente como para realizar los estudios correspondientes. No se puede sacar una falsa impresión de seguridad por el hecho de que únicamente en unos meses, en un año, se esté observando a las personas sujetas a los estudios…
¿Cuánto tiempo sería necesario guardar para ver las consecuencias de una interacción genética en los seres humanos? ¿Cuándo podríamos llegar a ver, qué tiempo se necesitaría para observar cómo se aloja esa información genética en las células de las personas y cómo se transmite o no a la siguiente generación?… ¿La humanidad se va a atrever a dar ese paso con unos tempos de meses o un año? ¿En serio? Pues que no cuenten conmigo, ni con los míos. No me cansaré de desaconsejar semejante posible peligro, mientras se nos quiera imponer esa realidad de alto riesgo.
Por lo tanto, por todo lo dicho esta alarma social y restricción de libertades pareciera que obedece a un plan a nivel global.
No me tengo por conspiracionista… pero tengo que reconocer que nos lo están poniendo en bandeja. A cualquier persona que le resulte difícil entender lo que está ocurriendo, las preguntas que se formulen les van a llevar hacia vías que pueden confluir con los planteamientos conspiranoicos. Y lo veo muy claro.
Entonces, intentando responder a la pregunta que me planteas, veo que se está realizando un experimento global de control de la población que nunca pensaba pudiera ocurrir con la facilidad con la que ha sucedido. Aprovechando esta situación de actual falsa pandemia, estamos viviendo un experimento sociológico sin precedentes en la historia de la humanidad.
Como siempre siento la necesidad de informarme en cualquier ámbito de lo que me toca vivir, y sigo los diversos caminos que formulan posibles respuestas a las preguntas abiertas actualmente sin respuesta, también en este caso se me amontonan diversas motivaciones que pueden estar soterradas bajo esta situación, aunque no estoy en condiciones de asegurar nada.
Dejo al alcance de tus lectores, del público en general, informarse sobre los planteamientos de la agenda 2030, los planes de control digital sobre las personas, el dinero digital, las nuevas redes de telecomunicación, etc. Las propias previsiones que pueden verse en internet fechadas antes de que aparecieran los primeros pacientes en Wuhan, describiendo las condiciones calcadas de lo que ha ocurrido en esta pandemia. Por ejemplo, en el Evento 201… Incluso los Simpson nos lo adelantaron y nos lo mostraron sin tapujos.
Me parece increíble… pero no nos podemos permitir anclarnos a esa sorpresa, sino que necesitamos atravesar esa primera incredulidad para seguir buscando la verdad de lo que realmente está ocurriendo. como acabo de decir hace un momento, no estoy en condiciones de asegurar nada. ¡Qué más quisiera!
¿Considera que puede haber un nuevo confinamiento general y en ese caso cómo puede reaccionar la gente?
Si se continúan hinchando las cifras de casos nuevos a expensas de PCR positivos sin clínica, sin mortalidad, sí que podemos estar abocados a un nuevo confinamiento, no sé si parcial o total como el de primavera, cuando vayan apareciendo los primeros vestigios de la próxima gripe estacional. Pero todo esto es esperpéntico y surrealista. Mirad, por favor, las gráficas de incidencia de casos nuevos y compararlas con las gráficas de mortalidad. La fase epidémica se acabó ya en Mayo. Se acabó.
La orientación distópica de nuestros gobernantes, con sus expertos de cabecera, y con el silencio cómplice de los médicos en general, pueden llevarnos a una situación de colapso cuando vayan apareciendo los casos de gripe estacional. A lo mejor tenemos una sorpresa y el lecho ya ocupado por el coronavirus no deja mucho sitio para el virus de la gripe, pues son familias que comparten un mismo lecho y cuadros clínicos similares… Tendremos que esperar a ver qué ocurre.
En el caso de un nuevo confinamiento, no tengo ni idea sobre cómo puede reaccionar la población en general. De primeras, como ya he comentado anteriormente, tampoco hubiera sido creíble para mí la docilidad que ha mostrado la población ante las medidas draconianas a las que se le ha sometido… Con lo que ya no sé qué pensar. Veo mucho miedo y mucha sumisión irracional, sin criterio.
Quisiera acabar esta entrevista con un mensaje a mis colegas médicos: por favor, levantad la vista de los protocolos que os mandan y mirad con mente universitaria, abierta, la realidad que nos está tocando vivir; atreveos a plantear preguntas y a buscar respuestas.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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