19/09/2024 05:00

En Internet, más concretamente en Facebook, existe un foro – grupo con el título de “La otra memoria histórica”. La misión del mismo es contrarrestar la ley que nos trajo el revanchista ZP, lleno de odio y rencor por haber tenido un abuelo que fue fusilado en agosto de 1936 por el Bando Nacional. No voy a contar aquí la vida militar de dicho señor-, no es esa la intención de este artículo. La ley de Memoria Histórica y su continuidad con la nueva Ley de Memoria Democrática, están sirviendo para volver a reabrir heridas ya cicatrizadas, y también para enfrentar de nuevo a los españoles. Al ser ambas leyes sectarias y reconocer sólo las victimas de un lado y olvidar las del otro, una buena parte de los españoles ha querido reivindicar a todos aquellos que fueron fusilados, torturados y a muchos otros que siguen enterrados en fosas comunes.

Con una izquierda resentida y vengativa que ostenta el poder gracias a los partidos independentistas y golpistas, más la siempre actitud acomplejada y sumisa del PP, en España se ha inoculado a la ciudadanía la mentira de que el Bando Rojo lo componían los defensores de la democracia y la libertad, en contraposición al Bando Nacional, catalogados como los ogros de la “película” –valga la expresión coloquial.

La HISTORIA (lo escribo con mayúscula) debe ser asunto de análisis y estudio para historiadores e investigadores, y no una imposición y un revisionismo emanados de un Gobierno compuestos, en este caso, de unos partidos que tuvieron su parte de culpa en lo que aconteció en aquella Segunda República.

La Ley de “Memoria Democrática” ha sido aprobada por todos los partidos enemigos de España, y sólo recoge lo ocurrido desde el 18 de julio de 1936 hasta el 31 de diciembre de 1983, -hasta ahí ha llegado la traición de Sánchez a su propio partido, permitiendo que también se incluya en la ley más de un año del Gobierno de Felipe González-, olvidándose así de todo lo que pasó en España, no solo desde el 14 de abril de 1931 al 18 de julio de 1936, sino, incluso, a años anteriores a la proclamación de la Segunda República. Me refiero a los años 20 del pasado siglo.

En la llamada “La otra memoria histórica”, la gente cuenta experiencias de familiares que fueron masacrados por el Bando Rojo; el genocidio (el único que en verdad responde al significado del término) llevado a cabo contra la Iglesia Católica y los miles de muertos que ocasionó entre la gente que profesaba dicha religión, desde obispos a curas, desde monjas a cualquiera que por el hecho de asistir a misa, era objeto de los famosos “paseos”, suele salir con frecuencia entre los temas que surgen en dicho foro; también destacado son las torturas y crímenes que se llevaban a cabo en las famosas CHECAS, y los fusilamientos y horrores que los republicanos cometieron en Madrid y en otros puntos de la geografía española.

Los partidos de izquierdas y los nacionalistas, emulando aquel Frente Popular de los años 30, se han unido y han aprobado una ley totalmente inconstitucional, donde distinguen españoles con derechos y reconocimientos y otros que no lo tienen. Donde por ley imponen a la ciudadanía la existencia de españoles que fueron los buenos y que lucharon contra el “fascismo” y los malos malísimos que querían implantar una dictadura criminal. Una versión de la guerra civil totalitaria, tergiversada y muchas veces manipulada.

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Un tío mío murió en la guerra civil, mi abuela, mi madre y mis dos tías nunca recibieron el cuerpo y casi 90 años después sigo sin saber donde están sus restos. No consta que fuera llevado al Valle de los Caídos, al menos no aparece en las lista de los allí enterrados. Ni sé dónde pueden estar sus restos, para él, como para otros muchos, caídos en el Bando Nacional, no hay una ley de reconocimiento. Sí, estimado lector, existen fosas comunes de fusilados por el Frente Popular, muchas descubiertas y vueltas a tapar, habrá tiempo para referirme a unas cuantas.

Hace unos cuantos meses, la Alcaldesa de mi pueblo, Sanlúcar de Barrameda, doña Carmen Álvarez, fue entrevistada en una radio de ámbito local y perteneciente a un club deportivo. En esa entrevista salió el tema de la nueva Delegación de Memoria Democrática, que su gobierno iba a constituir y que, la misma tendría un presupuesto para cubrir los objetivos y fines de la misma. Le pregunté a través del locutor de dicha emisora, sí yo, como familiar de un desaparecido en la Guerra Civil, podía acogerme a las ayudas para encontrar los restos de mi tío. Ante la pregunta se le vio inquieta y nerviosa, titubeaba sin saber qué contestar, hasta que ya un poco acorralada, manifestó claramente que la ley tenía unos fines concretos, que eran los de reconocer las víctimas del franquismo. Es decir, que los muertos, que lucharon en el Bando Nacional, no les interesan.

Al poco tiempo escribir un artículo y le expuse que mi tío, como otros tantos jóvenes, que lucharon y murieron en la guerra en el Bando Nacional, también fueron victimas de Franco, pues fueron llevados a luchar a la fuerza. Mi tío murió en 1938, había nacido en 1920 y estuvo luchando al poco de cumplir los 16 años. El fue uno más, aunque le tocó luchar en el Bando Nacional, como aquellos pertenecientes al Bando Rojo, la inmensa mayoría menores de edad – los de la famosa Quinta del Biberón- reclutados a la fuerza y llevados al frente.

Hoy, en Sanlúcar, existe un monumento con los nombres de los caídos en el Bando Republicano, no todos fueron fusilados o represaliados por el franquismo, pues la lista sobrepasa los 100, y en el libro titulado “Guerra Civil y Represión en Sanlúcar de Barrameda, (1936-1945), de los sanluqueños José María Hermoso Rivero y Rafael Montaño García, habla de unos 88 fusilados, dato basado en el libro del escritor sanluqueño Manuel Barbadillo Rodríguez.

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No estoy en contra de que exista un monumento con los nombres y apellidos de los sanluqueños fusilados o que murieron luchando en el frente, pero creo que sería de justicia levantar otro monumento de aquellos, también sanluqueños, que fueron fusilados por el Bando Republicano y por los que murieron luchando en el Bando Nacional. Sanluqueños eran unos y eran otros. Y cuando digo esto no sacarme siempre el mismo mantra de las cruces de los caídos, porque aquellas cruces la estáis derribando todas, y en la lápida que acompañaban a las mismas, no iba recogido los nombres de los caídos con nombres y apellidos, sino un reconocimiento general. En Sanlúcar, por ejemplo, los distintos gobiernos municipales bajo la dictadura franquista, nunca llegaron a colocar un monumento público en el cual se detallara los nombres de los sanluqueños que fueron fusilados o cayeron en la guerra en el Bando Nacional.

El único recuerdo que existe, y con vuestra malvada “Memoria Democrática” queréis eliminar, es una lápida que se encuentra en el patio de la Basílica de la Caridad, Patrona de Sanlúcar de Barrameda, esa que puso el Casino de Artesanos a sus socios caídos en la Guerra Civil. Un ente privado que quiso reconocer a sus asociados y que tuvo hasta la elegancia de ponerlo en un sitio sagrado y no en la vía pública, además de ser costeado por dicha entidad y no por el consistorio. Ni el régimen franquista se atrevió a colocar todos los sanluqueños que murieron en su bando, fusilados o muertos en combate, en una lápida o monumento en la vía pública, con sus respectivos nombres y apellidos.

Creo que los familiares de todos aquellos fusilados y muertos en la Guerra Civil que lucharon en el Bando Nacional, tendríamos que unirnos para también erigir un monumento en homenaje a los que dieron su vida, porque también lucharon por España. Constituir un foro que puede llamarse “La otra memoria histórica para que sus nombres sean también conocidos, porque en la actualidad sufren el olvido y también se les consideran, en buena medida, como los malos de la historia.

Enrique Romero Vilaseco

Autor

Enrique Romero Vilaseco
Enrique Romero Vilaseco
Fotógrafo, amante de la historia y de la poesía. Desde muchos años vinculado a los medios de comunicación social. Colaboró en Radio Sanlúcar de la Cadena SER, donde dirigió el programa SER COFRADE. En COPE Jerez fue durante un año corresponsal del Programa Vamos a la Playa y de las retransmisiones de Semana Santa de Sanlúcar. En la Televisión Local durante muchos años ejerció de comentarista en las procesiones de glorias y también dirigió un programa cofrade. En prensa es columnista desde hace más de 30 años.
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Wilfredo Astid

Habría que pedir las indemnizaciones correspondientes, a este crímen y barbarie de asesinatos, de toda esa rojeria asesina, con pancartas y manifestaciones frente a la moncloa.

alberto mallofré

Lo de la «dictadura franquista» sobra. NO era una dictadura.
Y lo de las mismas también sobra.

Blanca Rodríguez

Yo creo que los de derechas somos muy tibios. Deberíamos de acudir a las conferencias y exposiciones sobre los líderes del Frente Popular y explicar allí sus crímenes, además de denunciar en Europa el genocidio de católicos y las torturas en las checas.

Hakenkreuz

NO se puede ser bueno con satanás y con sus vástagos, que no saben hacer otra cosa que mentir. Mienten hasta callados.
NO es cualquiera el que habla de trigo o hijos de Dios y cizaña o hijos del Maligno, sino Dios mismo, Jesucristo Nuestro Señor. ¿Alguien tiene más razón que Él?¿Quienes somos nosotros para contradecirle?.
No es voluntad humana, sino de Dios mismo, nuestro Creador, la enemistad entre la estirpe de la mujer y la estirpe de la serpiente que acecha su calcañar y cuya cabeza será aplastada por la Mujer (Virgen Santísima María, Madre de Dios y Nuestra).
NO puede haber paz. Empezando con eso. Que NO, que no os engañéis. Que el infierno no es paz, sino sufrimiento indescriptible continuo. Y muchos quieren el infierno ya aquí con su conducta. Y no hay modo de convencerles de que desistan.
Si se está con Cristo, no hay paz con los que están contra Él. Nunca ha ocurrido ni ocurrirá. Por mucho decreto municipal, orden autonómica, ley nacional o europea, que no son más que engaño en papel. No va a haber paz. Jamás. Por desgracia NO es posible el entendimiento, no puede haber convivencia pacífica, como no la hay entre la Bienaventuranza y el pecado. Son y serán siempre incompatibles, eternamente incompatibles.
No se engañe con lo mismo de siempre, con la «buena voluntad» de la «paz» y de la «democracia que nos hemos dado», con la «reconciliación entre españoles», con el «buenismo», con el «convivencionismo», con el «convivir en paz unos con otros» (propio solo del Reino de Dios, no del infierno), con el «concordismo», porque es Dios mismo el que estableció la enemistad entre predestinados y réprobos, entre los que son como Jacob y los que son como Esaú y los que son trigo y los que son cizaña. Y eso no lo va a cambiar por su vanidad desmedida político alguno, ni nación alguna, ni ideología alguna milagrera que no existe y que su asunción solo atraerá muchas más desgracias. Solo Dios puede segar el mundo y recoger el trigo en el granero (Reino de Dios) y quemar en el fuego que no se apaga la cizaña (infierno eterno).

La falsa «paz» es cosa de mercaderes y empresarios, mayoría de ellos conservadores y liberales, que quieren rojos como clientela y trabajadores, es decir, como interés en mantener sus empresas y negocios, pues son fuente de su patrimonio y riquezas, por eso les interesa. Por eso quieren «paz», una «paz» falsa, vana, injusta, opresora, pervertida, falsa, que solo logra enriquecer a esos conservadores empresarios que viven de «pacíficos» (de momento) rojos y antiespañoles por su conveniencia, pues lo único que les interesa es eso, el dinero, sus inversiones. Incluso aplaudiendo las ideologías lgtbi+ y las de género por interés en un beneficio mayor. Por eso, incluso quieren «paz» con la macro genocida comunista China, a la que ni un susurro le levantan por sus incontables genocidios (sí contra Maduro o los Castro, qué curioso, donde no han invertido ni un céntimo).

No va a haber paz NUNCA, por mucho que así lo anuncien en sus medios, entre los que lucharon, murieron y fueron asesinados, familias enteras incluso, por que la Santa Iglesia Católica Apostólica, la de Dios que es Padre, Hijo Jesucristo y Espíritu Santo Paráclito y sus miembros religiosos o no consagrados, fieles laicos, sobreviviese de un exterminio desencadenado a partir de 1931 por un lado, y los que no hicieron otra cosa que intentar exterminarlos y destruir todo su patrimonio histórico, incluso el que servía a los más pobres e indefensos (orfanatos, hospitales, centros de salud, bibliotecas, escuelas profesionales, colegios, institutos, universidades, centros de formación, organizaciones de ayuda a trabajadores, etc., cuya labor era invalorable) , los rojos y sus cómplices antiespañoles (incluidos los de la secta del PNV, no católicos, no de Cristo, sino de esa secta regional politizada por el odio a España y los españoles).
No va a haber paz NUNCA entre los que fusilaron monjes, frailes, sacerdotes, seminaristas, fieles de ciudades y pueblos denunciados por sus propios vecinos rojos, por un ODIO contra Dios que hicieron pagar en sus fieles, que se jactaron incluso de fusilar el Sacratísimo Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles de Madrid y en muchos otros lugares, destruyendo un patrimonio histórico, cultural y religioso invalorable (el que se salvó atrae hoy a millones de turistas y de ingresos para sus ciudades), y los que trataron de defenderse de ese ODIO porque ya no les quedó otra alternativa salvo ser implacablemente exterminados, como en Rusia.
No va a haber paz NUNCA entre los que aman España y su incomparablemente gloriosa historia, particularmente en cuanto a fe en Cristo de generaciones de sus hijos, la nación que más ama y más ha amado a Cristo según los hechos han demostrado, y los que odian a España, a los españoles y a su historia tan marcadamente misionera, evangelizadora de continentes, de soldados de Cristo y de santos, santas y mártires cuya sangre apenas hay rincón en la tierra que no haya sido regado por ella.
No va a haber paz NUNCA entre los que están con Cristo, sin duda pecadores como toda criatura de Dios con la excepción de la Santísima Virgen María, entre los que, con todos sus pecados y defectos, anteponen a Cristo, cada vez menos, a toda otra persona y consideración, y los que están contra Cristo y hacen pagar su odio a Él en los que le siguen.
Que no engañen, QUE NO, que no va a haber paz jamás. La paz verdadera, la que Cristo nos dio por medio de su Espíritu Santo, esa paz, se alcanza solo en el Reino de Dios, el que pedimos en el Padrenuestro y que llegará sin duda cuando sea Santísima Voluntad de Dios, no por obra de políticos conservadores o progresistas, que lo único que traen es más llamas del infierno, que no paran de echar gasolina al fuego. Solo Dios trae la paz verdadera, nadie más.

Así que, si sacan leyes que criminalizan a Dios y su pueblo y a los que aman a España, si destruyen cruces, monumentos a los mártires de la Cruzada, si vilipendian a sus víctimas religiosas o laicas otra vez, como en los años treinta del siglo pasado (el mal no cesa hasta el infierno), si ensalzan asesinos milicianos rojos siervos de Stalin, pro etarras, pro secesionistas catalanes, si hacen monumentos a la barbarie, el crimen en masa de los vástagos de Stalin, su verdadero líder, si ensalzan el genocidio revolucionario, el odio a Dios y a España, etc., si lo traen a la memoria para incendiar España de odio, que es lo que pretenden, no es de extrañar. La raza de Belial hace su trabajo, y, desgraciadamente, muy bien. Y no va a parar mientras le dure el aliento, mientras dure esta dura prueba para todos los cristianos que tenemos que soportarles como a nuestra cruz final, nuestro calvario.

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