
El 17 de enero de 1961, en su famoso discurso de despedida, el presidente estadounidense Dwight David Eisenhower afirmó: “Nos hemos visto obligados a crear una industria armamentística permanente de vastas proporciones. Además, tres millones y medio de hombres y mujeres trabajan directamente en el sector de la defensa […] Esta conjunción de un inmenso estamento militar y una gran industria armamentística es nueva en la experiencia estadounidense. […] debemos protegernos de la adquisición de influencia injustificada, ya sea buscada o no, por parte del complejo militar-industrial. […] No debemos dar nada por sentado. Solo una ciudadanía alerta e informada puede lograr la correcta integración de la enorme maquinaria industrial y militar de defensa […] para que la seguridad y la libertad prosperen juntas”.
Poco después, John Fitzgerald Kennedy nombraba a Robert McNamara secretario de Defensa, y ese mismo año, el vicesecretario de Defensa, Roswell Gilpatric transmitía al canciller de la República Federal Alemana, Ludwig Erhard, que su país debía hacer frente al costo de mantener tropas estadounidenses en el territorio de la Alemania Federal. Conviene recordar que en 1961 EEUU tenía más de 180.000 militares en Alemania Occidental, 400.000 en toda Europa y estaba involucrado en Vietnam, aunque oficialmente la guerra no empezaría hasta 1964.
El 13 de agosto de 1961, la Alemania comunista levantó el Muro de Berlín y, en este contexto, Bonn accedió a comprar material de guerra estadounidense por valor de 1.300 millones de dólares durante un período de dos años, que sería renovado sucesivamente cada dos años. Entre las armas adquiridas por la RFA cabe citar en lugar destacado los más de ¡900! aviones de combate F-104 Starfighter, desgraciadamente más conocidos como “widowmaker” –witwenmacher en alemán– por su alta siniestralidad. Recordemos que los alemanes perdieron en accidentes ¡292! de las 916 aeronaves adquiridas y ¡116 pilotos! entre 1961 y 1989.
La presión de la empresa aeronáutica Lockheed para hacerse con dicho contrato daría lugar a un gran escándalo1, pero, al margen de este y otros detalles, como afirmó el estadounidense George Thayer en su libro The War Business (1971), lo cierto es que el Gobierno de la RFA fue forzado por los EEUU a incrementar enormemente su gasto militar y, más específicamente, a adquirir material estadounidense: “A pesar de que McNamara negó repetidas veces que Alemania Occidental se hubiese convertido en un almacén de armas estadounidenses, queda claro ahora que los EEUU estaban forzando a las fuerzas armadas de Alemania Occidental a aceptar armas que ésta no necesitaba”2.
Una circunstancia que tendría por consecuencia un grave desajuste de la economía alemana y la caída del Gobierno de Ludwig Erhard, ya que el aumento del gasto transgredía la ley alemana que prohibía el déficit. En palabras del propio Thayer: “En el verano de 1966, Alemania preveía un déficit presupuestario de 1.000 millones de dólares para 1967. Pero los alemanes tenían que comprar armas que no les hacían falta con un dinero que no tenían, a pesar de que la Constitución alemana, además, prohibía el déficit presupuestario. […] Erhard no tuvo más remedio que proponer un aumento de impuestos […] los ministros del Partido Demócrata Libre retiraron su apoyo al Gobierno y así cayó el Gobierno Erhard, en apariencia por causa de un aumento de impuestos, pero en gran medida debido al gasto forzoso a que fue obligado por los Estados Unidos del presidente Lyndon B. Johnson. […] En 1967, con Kurt Georg Kiesinger en el poder, Alemania accedió a comprar Bonos del Tesoro Estadounidense a plazo medio por valor de 500 millones de dólares en vez de más armas que no necesitaba”3.
Pocos años más tarde, el 26 de marzo de 1964, el comerciante de armas Haywood Henry Hunter4 fue llamado a testificar ante un subcomité del senado estadounidense para la Investigación de la Delincuencia Juvenil. Ante al senador demócrata Thomas Joseph Dodd5, Haywood declaró lo siguiente: “Yo siempre he creído que Alemania occidental no era ni más ni menos que una parte de los Estados Unidos, al menos por lo que se refiere al control de los Estados Unidos”6.
Finalizada la Guerra Fría, en 1989 cayó el Muro de Berlín y se inició la reunificación de Alemania.
El 23 de febrero de 2025 se celebraron elecciones en Alemania. El candidato de la coalición de cristianodemócratas (CDU) y socialcristianos (SCU), Friedrich Merz, obtuvo el 28,5% de los votos; Alternativa por Alemania alcanzó el 20,8 %; los socialistas del SPD un 16,4%; los verdes un 11,6 % y los comunistas un 8,77 %.
Menos de un mes después, el 18 de marzo de 2025, el Bundestag o Cámara Baja del Parlamento aprobaba trapaceramente una reforma de la Constitución para aumentar el gasto en defensa con los votos de la CDU-CSU, SPD y ecologistas. Una modificación que prevé el endeudamiento masivo para provisionar un fondo de 500.000 millones de euros en doce años para defensa, infraestructuras y ¡la protección del clima!, y que el presidente Merz justificó por la “guerra de Vladimir Putin contra Europa” 7.
Dicha reforma constitucional se aprobó con 517 votos a favor y 207 en contra, sirviéndose de la configuración del Bundestag anterior a las elecciones. Y es que con la nueva relación de fuerzas parlamentarias no se habría podido alcanzar la preceptiva mayoría de dos tercios. Ateniéndonos a los resultados electorales del 23 de febrero de 2025, los partidos que habían reformado la constitución (CDU-CSU, SPD y ecologistas) sumaban sólo el 56 %; muy lejos del 66 % exigido.
Los paralelismos entre las causas del aumento del gasto militar alemán y la modificación de la Constitución al dictado de intereses extranjeros en 1961 y 2025 son más que evidentes: la subordinación de Alemania a los EEUU tras la II GM y la traición a su nación por parte de unos políticos al servicio de dichos intereses8. La principal consecuencia: el endeudamiento de los alemanes y, por lo tanto, una mayor dependencia de sus acreedores.
Filípides
1 Según la declaración del lobista de Lockheed en Alemania, Ernest Hauser, el ministro de Defensa de Alemania Occidental entre 1956 y 1962, Franz Josef Strauss, y su partido (la Unión Social Cristiana), habían recibido al menos 10 millones de dólares como soborno para la compra de los F-104. Por desgracia, esta afirmación no pudo confirmarse porque los documentos oficiales relativos a la cuestión desaparecieron misteriosamente en 1962.
2 El negocio de la guerra. Plaza y Janés, Barcelona, 1971, p. 252.
3 Op. Cit., pp. 255-56. Véase también Christian Osterman, Between containment and rollback: The United States and the Cold War in Germany, Stanford University Press, Stanford, 2021.
4 Socio de George W. Rose, vinculado al Partido Demócrata.
5 No confundir con su hijo, Christofer Dodd, también senador demócrata.
6 Op. Cit. p. 137.
7 Ver noticia: https://www.dw.com/es/alemania-aprueba-hist%C3%B3rica-reforma-constitucional-para-aumentar-gasto-en-defensa/a-71962226
8 Véase Friedrich Merz, un directivo de Black Rock, y Ursula von der Leyen, vinculada a Pfizer. Véase la noticia: https://es.euronews.com/salud/2024/05/30/el-denunciante-del-pfizergate-pide-la-destitucion-de-von-der-leyen
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