27/04/2024 16:56
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Antes de analizar el documento Antonio Peña, doctor en historia, recuerda cuáles son según él los rasgos que mejor definían al Cardenal Dom Marcelo González y las circunstancias de su época.

Dom Marcelo González publicó una instrucción pastoral el 28 de noviembre de 1978 orientando a los católicos de cara al referendum sobre la Constitución. De las actuales generaciones de esta decadente democracia liberal muy pocos han escuchado hablar de Dom Marcelo. ¿Quién fue?

Fue ante todo un hombre de Dios, aunque con sus luces y sombras, que reseño según mi parecer. Comenzaré por lo que considero sombras.

Fue el típico obispo y cardenal conservador del Concilio Vaticano II, en el cual participó cuando era obispo de Astorga. Pasó por Barcelona y acabó en Toledo. En todas estas diócesis se dedicó a reorganizarlas para adaptarlas a los parámetros del Concilio (desde la división territorial a los colegios y seminarios pasando por los organismos diocesanos). El punto más importante para mí es, sin duda, la liturgia. En las diócesis donde estuvo promovió la implantación del Novus Ordo y el arrinconamiento del Vetus Ordo. No puedo hablar de aversión al Vetus pero sí que siguió las “directrices” posconciliares de postergación del Vetus Ordo e implantación del Novus más allá de lo que señala -SC- Sacrosantum Concilio (sobre la lengua, la música…). Al mismo tiempo -quizá como contraposición al Vetus Ordo- buscó la restauración de otros ritos ya olvidados, como el visigodo-mozárabe basándose en SC11, pero también reformó y actualizó éste rito para hacerlo más “conciliar”.

En Barcelona encontró la oposición de los sectores nacionalistas con la campaña “volem bisbes cataláns”, que ya sufrió Dom Modrego. Dom Marcelo “contraatacó” con un pacto con los monjes de Montserrat. Éste es, para mi, el típico ejemplo de mentalidad liberal-conservadora según la cual pactar con el nacionalismo -cediendo en algunas de sus exigencias- lleva al apaciguamiento. Pues el resultado fue que la campaña contra de Dom Marcelo arreció al punto de que el Papa intentó buscar la paz diocesana sacando a Dom Marcelo y poniendo al que considero un radical nacional-progresista eclesial: Jubany.

Voy a reseñar sus luces, pero no debemos perder de vista que Dom Marcelo era un liberal-conservador conciliar. Teniendo esto presente debo decir que en todos los puestos y diócesis donde estuvo defendió y promovió una interpretación doctrinal conservadora, intentándola casar con la doctrina tradicional. Fue contrario a esos “espíritus conciliares” destructores de la doctrina católica (del catecismo holandés y la teología de la liberación a las teologías entonces imperantes de los Rahner, Kung, Congar, Lubac, Schillebeeckx…). De tal manera Dom Marcelo siempre insistió en promocionar la formación doctrinal conservadora -dentro de los parámetros conciliares- mediante los seminarios mayores y menores, escuelas de catequistas así como con la fundación de escuelas de teología (Escuela de Teología de Cataluña, dos escuelas de teología para seglares en Toledo, Seminario Santa Leocadia…).

En la acción pastoral de Dom Marcelo hubo un punto característico: la reanudación y promoción de los procesos de beatificación de los mártires de nuestra Santa Cruzada de 1936. Entra aquí la cuestión política. En un tiempo de triunfo progresista-eclesial y político (desmontaje del Régimen de Franco desde dentro) el impulso de los procesos de beatificación de los mártires de 1936 fue un asunto de gran simbolismo eclesial y político.

Por lo que respecta a la posición política de Dom Marcelo, no es que fuese favorable al Régimen de Franco. Más bien su actitud caminaba en la defensa de un Estado que tuviese como base constitutiva a Dios y su Ley Divina (Diez Mandamientos) y, desde ahí; la doctrina social, económica y política católica.

Entonces, según esta versión, Dom Marcelo no era un franquista a marcha martillo…

En aquel momento lo más parecido a su ideal de Estado Católico era el Régimen de Franco, pero no creo que Dom Marcelo se negase a un proceso constituyente que mantuviese estas bases constituyentes del Estado. No hay que olvidar que Franco, en el fondo, era un liberal-conservador (como Dom Marcelo) con tintes anclados en la tradición. Detestaba al Tradicionalismo, a aquellos que sí defendían una España realmente Católica en toda su organización y funcionamiento político, económico y social. De hecho, el Tradicionalismo se vio abocado por el liberalismo a sostener tres guerras que la historiografía imperante llama “guerras carlistas”. Todas las generaciones desde la Restauración hasta la actualidad han sido educadas en la “maldad del Tradicionalismo”, provocador de esas tres guerras civiles. Pero la realidad es precisamente la contraria. Franco, como la inmensa mayoría de españoles, fue educado en este discurso. Por eso su aborrecimiento del carlismo, al cual siempre trató de -digamos- diluir.

Y no hay que olvidar que el Alzamiento Nacional se realizó por la República y bajo la bandera revolucionaria tricolor, por lo que en muchos lugares los carlistas se negaron a combatir bajo esa bandera y sacaron la bicolor. Caso claro es el de Barcelona, donde Fernández Burriel arengó a las tropas al grito de “viva la República”, ondeando la bandera tricolor. Los carlistas se negaron a seguirle bajo tal bandera. El alzamiento hubiese fracasado en todos sus puntos y la guerra se hubiese perdido de no ser por el carlismo, con sus 60.000 requetés combatiendo al grito de “Dios, Patria y Rey” (legítimo).

Es necesario tener todo esto presente a la hora de tratar sobre el tema de la continuidad reformada del Régimen o la Ruptura. Dicho todo esto es lógico que Franco prefiriese la línea sucesoria liberal de Don Juan en la figura de Juan Carlos. No hay que ser muy lince para saber qué iba a pasar sin la guía de Carrero Blanco y una vez muerto Franco: La felona dinastía familiar “alfonsina” iba a restaurar un régimen liberal masónico anticristiano. Y es que, para mí, esta línea familiar borbónica lleva el “mal inglés” en el tuétano. Y esto no tiene -ni tendrá- ni cura ni solución. Este fue el gran error de Franco.

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Todo esto no quita que el movimiento del 18 de Julio y Franco fueron esenciales para la salvación de la Iglesia Católica y de nuestra Patria. Este era el hábitat político de Dom Marcelo.

¿Hasta qué punto Dom Marcelo tuvo influencia entre los sectores católicos ante las transformaciones eclesiales y políticas en aquellos momentos? 

Decía sobre el hábitat político de Dom Marcelo, pero esa también era la visión de conjunto que tenía el sector conservador de la Iglesia –cañoneado por el “fuego amigo” del espíritu conciliar- y también era el hábitat de la inmensa mayoría de españoles. No estaban cerrados a la continuidad reformada del Régimen. Y la garantía de esta continuidad reformada –y de tener bien sujeto al “heredero”- era Carrero Blanco. Pero unos pocos -aunque con mucho poder eclesial y político- querían hacer tabla rasa/destruir todo para levantar una democracia masónica, liberal y anticristiana. Por eso, para los hijos de la “falsa luz” era esencial quitar de en medio a Carrero.

Recuerdo todo aquello, con las televisiones machacando día tras día las bondades patrias y católicas de la Constitución y de los “pérfidos búnkeres” que se oponían a la falsa reconciliación. Y todo edulcorado con canciones de “libertad sin ira”. Todo fue una sarta de mentiras que confundían a muchos católicos. Dom Marcelo se dio cuenta de todo ello.

Este es el contexto donde encaja la Instrucción Pastoral de cara al referendum de la Constitución de 1978. Este documento es la mayor condena que se ha hecho a las bases sobre las que se levanta el actual Régimen.

La Instrucción Pastoral de Dom Marcelo sacó a la luz pública el choque frontal que estaba teniendo lugar dentro de la Iglesia en España. Hay que tener en cuenta que tras el Concilio, la Iglesia en España ya estaba controlada por el progresismo eclesial con los Jubany, Tarancón, Bueno, Añoveros, Ubieta, Yanes… Pero Dom Marcelo hablaba críticamente sobre los malos pasos que se estaban dando y que llevaban a malos caminos. Y en esto falleció Franco. Y Dom Marcelo ofició el funeral. Por su parte, Tarancón ofició la entronización de Juan Carlos I y se hacía principal valedor eclesial del proceso de destrucción y del levantamiento del nuevo Regimen masónico que venimos padeciendo. Otros obispos como Guerra Campos, Barrachina, Mansilla, Temiño, Castán… se pusieron de parte de Dom Marcelo y su Instrucción Pastoral. Dom José Guerra emitió nota para todas las parroquias de Cuenca: “(…) como Pastor de la Diócesis de Cuenca hacemos también nuestras dichas orientaciones (…)”. Pero la mayoría de los obispos se pusieron de perfil y a verlas venir.

La Instrucción Pastoral de Dom Marcelo fue un documento que podríamos calificar de “profético”…

Efectivamente. Lo primero que destaca es la sencillez del documento, claro, directo, conciso y sin las florituras típicas de la dialéctica eclesiástica. Es un documento para que todo el mundo lo lea, lo entienda y reflexione. Lo segundo, es que todo lo que dice se ha cumplido con total precisión. Por desgracia no se le hizo caso y enseguida quedó olvidado. Y de esos barros en los que nos metieron aquella generación de españoles -por no escuchar a los más sabios pastores- estos lodazales en los que estamos hoy metidos y de donde nadie quiere sacarnos; ni los españoles mismos quieren salir.

¿Cuáles son los ejes de la Instrucción?

¿Cuáles son los ejes de la Instrucción?

Son cinco puntos que yo resumiría en uno: La omisión real, y no solo nominal, de toda referencia a Dios. Es la base de todo el problema constitucional. Todo el texto constitucional supura aceite gnóstico. Y así lo calificó Dom Marcelo. La gnósis propia de la masonería que asienta la cosmogonía de la incertidumbre. Las palabras y formulaciones pueden ser leídas e interpretadas según las circunstancias y según prefieran los poderes de la “falsa luz”. De tal manera la realidad es aquella que tales poderes quieran en cada momento. Así se puede construir (constructivismo) un Estado y una sociedad de vida psíquica, intersubjetiva, social y cultural emponzoñada siempre en barros movedizos donde todo puede ser legitimado y legalizado. Los siete constructores lo llamaron –y lo vendieron- como “consenso constitucional”.

A partir de aquí Dom Marcelo especifica que: No hay principios supremos. Los principios serán aquellos que deseen los hijos de las falsas luces y ,serán siempre cambiantes. Así, “las leyes y actos de gobierno quedan a merced de los poderes públicos turnantes” sin ninguna relación con la Ley Moral, la cual queda destruida. De tal manera se hace posible todo tipo de agresiones contra el ser humano, por mucho que la constitución hable de derechos y deberes fundamentales. Y esto ha llegado a extremos que nadie nunca se ha atrevido a hacer: nos pueden detener domiciliariamente durante meses sin acusación ni sentencia judicial, pueden eliminar nuestra liberad de movimientos, nos pueden obligar a llevar un bozal las 24 horas del día, nos pueden forzar (amenazar, coaccionar) para que nos inyectemos un “elixir” sin receta médica y sin consentimiento informado. Y muchas otras cosas. Por ejemplo: la destrucción del matrimonio hombre-mujer, de derecho divino y natural; o el aborto, “el artículo 15 (…) ¿Va a evitar esa fórmula que una mayoría parlamentaria quiera legalizar en su día el aborto?” Su respuesta fue No. Y Dom Marcelo concluye que todas las agresiones contra el ser humano, contra la sociedad y contra España son posibles porque esta constitución “no es conciliable con una sociedad de fundamento ético” y Moral.

Y el eje para que toda esta podredumbre sea posible es la Educación. Añade Dom Marcelo: “La orientación educativa de la juventud española caerá indebidamente en manos de las oligarquías de los partidos políticos” y las “tácticas marxistas” . Como decía Rodolfo Llopis “el ciclo revolucionario no termina hasta que la revolución no se haga en las conciencias. Y esa es la labor que tiene que hacer la escuela (…) hay que apoderarse del alma de los niños”. Así los hijos no son de los padres, son del Estado (Celaá). Y en el sistema educativo de esta infecta democracia todo es posible en los centros de des-educación y constructivismo, incluso transformar la propia identidad biológica. Con la educación de esta infecta democracia todas las agresiones contra el ser humano, contra la sociedad y contra España son posibles.

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Leyendo este documento, viendo que todo se ha cumplido y las consecuencias desastrosas de este régimen masónico, liberal y anticristiano ¿cómo es posible que haya una mayoría de católicos y de españoles que sigan apoyando a este Régimen y a la Constitución sobre la cual se asienta? ¿Cómo es posible que todavía crean que las cosas se pueden reconducir echando un trozo de papel en una caja de cristal cada cuatro años y dando apoyo a esos que dicen ser resistencias, pero que realizan nauseabundas genuflexiones ante un -oficialmente- rey lleva la chapita 2030 en la solapa?

Pues Dom Marcelo también tuvo respuesta para esto. El texto termina advirtiendo que la gravedad de esta Constitución es manifiesta, y que “los que por razones de orden político se inclinen a un voto positivo consideren ante Dios si realmente hay mayores males que justifiquen la tolerancia de un supuesto mal menor, sin olvidar que no es lo mismo tolerar un mal, cuando no se ha podido impedir, que cooperar a implantarlo positivamente dándole vigor de ley”. Sabias palabras de Dom Marcelo que deberían hacer reflexionar a todos esos “católicos posibilistas” y a todos esos españoles que creen sinceramente que desde la Constitución y las actuales reglas de juego se puede hacer algo para cambiar las cosas y, así, escuchan los “cantos de sirena” que reciben desde los partidos de colores verdes o azules. Y todos ellos llevan el “mal liberal” en los genes. Y no hay que olvidar que el liberalismo es pecado.

A esos que se llaman católicos y españoles constitucionalistas les repito las palabras de Dom Marcelo: “no es lo mismo tolerar un mal, cuando no se ha podido impedir, que cooperar a implantarlo positivamente dándole vigor de ley”. Cada vez que se colabora activamente con las estructuras políticas de este Régimen Malvado (partidos, votaciones, elecciones…) se está cooperando positiva y activamente con el Mal “dándole vigor de ley”. Y recuerden todos esos posibilistas que “ninguna actividad humana, ni siquiera en el dominio temporal, puede sustraerse al imperio de Dios (LG 36)”. Y es que esta Constitución tiene su fundamento, precisamente, en “la omisión real, y no solo nominal” de Dios. El exterminio de Dios es la raíz del Régimen de 1978. A ver si los españoles se dan cuenta de que España no se recuperará, no se restaurará desde/en el Régimen del 78. Eso es imposible.

¿Cuál es y cuál debe seguir siendo la relación entre España y la Fe Católica?

España no tiene sentido sin la Fe Católica. El ser de España es la Fe Católica. La misión de España ha sido y es la defensa de la Fe Católica y de los derechos de Dios y de la Iglesia. A lo largo de la historia cada vez que España ha abandonado esta misión o a perdido la Fe, se ha disuelto y a punto ha estado de su destrucción. Y esto es lo que hoy está pasando. Pero esta Santa Tierra es tierra de la Virgen María desde tiempos de Santiago a orillas del Ebro, y Nuestra Madre nunca nos ha abandonado.

España se restaurará cuando los españoles vuelvan su mirada a Dios, a Cristo Crucificado, a su Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de la Virgen María. Hay mucha gente (y organizaciones y partidos) que se llenan la boca de España y lleva banderas. Pero no tienen fe, no creen, y no se confiesan, no comulgan, ni rezan la más bella de las oraciones: el Santo Rosario. Y decir España sin alzar la vista a Cristo y a la Virgen María es querer cuadrar el círculo. Hoy en día los españoles nos arrodillamos ante el poder político, económico, empresarial, ante el poder de la Sinagoga de Satanás y de su Secta… ¿Y queremos que España vuelva a erguirse?. ¡Ilusos! ¡insensatos!

Uno sólo puede levantarse si está arrodillado. Sólo desde las rodillas España y los españoles podemos levantarnos. Arrodillados ante Jesucristo Crucificado en el Sagrario, arrodillados y suplicantes ante su Santísima Madre que también es nuestra Madre, la Santísima Virgen María. No podemos olvidar las promesas de Jesucristo al padre Bernardo de Hoyos: Reinaré en España por mi Sagrado Corazón y con más veneración que en otras partes. Y el Inmaculado Corazón de María triunfará.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Hakenkreuz

Buenas tardes.

Algunas puntualizaciones de un católico no demócrata, ni liberal y/o conservador ni, muchísimo menos, infernal progresista o marxista al que le pueden caer entre 3 meses y 1 año de cárcel por no acudir a las mesas electorales el pasado 23 de julio por disidencia con todo otro sistema que no sea de Cristiandad.

1º Franco, como muy bien señala Pío Moa sobre su encuentro con Vernon Walters, ya sabía bien lo que vendría sobre España a su muerte allá por 1971. Difícilmente pudo equivocarse. Pero él quiso que Carrero tomara el timón cuando él no estuviese. Y el magnicidio de éste último, católico ejemplar, por cierto, supuso el último clavo al ataúd de una España católica. Ahora solo Dios nos puede salvar.

2º Franco, como es obvio, no podía retirarse de la Jefatura del Ejército, del Estado, del Gobierno y del Movimiento nacional-católico, para dejar todo ello en manos del sucesor carlista de entonces, don Carlos Hugo de Borbón, a quien nadie conocía en España en plena Cruzada, por muy «legítimas» que fuesen las aspiraciones suyas. Los propios Requetés no opusieron mucha resistencia a que Franco no le dejase al mando de España. Parece un bastante ridículo pensar que el heredero carlista hubiese hecho de España algo mucho mejor que Franco.

3º Las negociaciones que hasta ultima hora llevaron a cabo los militares nacionales, cuyo «director» era el general de brigada y grande de España, don Emilio Mola Vidal (q. e. p. d.), confeso «republicano», y los Tradicionalistas de Navarra, principal feudo Tradicionalista, fueron negociaciones muy duras, pues estos se oponían, como es propio de todo verdadero católico, a una república de corte diferente a la que desde el primer día quisieron derribar. El problema estaba en que ni el Requeté (cuya presencia fuera de Navarra era bastante exigua), ni la Falange, ni los militares, tenían aún suficiente apoyo de millones de españoles para constituir una Nueva España católica y patriota en uno u otro sentido, por lo cual se impuso el sentido común: todos serían satisfechos en buena medida, pero no en la totalidad de sus aspiraciones, como era lógico. Lo primero era Dios y España, luego ya se vería cómo se alcanzaba un acuerdo entre católicos y patriotas. Y los Requetés, difícilmente podían imponer a su heredero carlista con la incomparable admiración que en España despertaba Francisco Franco. Lo de la bandera sí fue una gran aportación principalmente Requeté.

4º Lo de la sucesión real a Franco no obedecía a deseo de la inmensa mayoría de los españoles, sino a unos pocos monárquicos, eso sí, bastante poderosos e influyentes, incluso en el exterior, que ayudaron con su influencia y recursos a ganar la Cruzada, luego se hicieron acreedores, lo quisiese o no Franco, a una compensación. Pero además, se tuvo que buscar un sucesor a Franco para intentar dar una imagen exterior de España no tan afín a las naciones derrotadas en la 2ªGM y sí de un futuro supuesto en la maldita democracia, y así también atraer la ayuda exterior de USA y demás países europeos, superando el criminal aislacionismo y autarquía impuesta desde el exterior, instigada por el mundo marxista y el democrático del que se salió gracias a la guerra fría. Franco, no obstante, no pudo desenvolverse de manera más sabia. Incluso orientó su sucesión hacia el príncipe Juan Carlos, ninguneando al infante don Juan, que nada hizo por el bien de España.

5º Parece ser que todo el mundo sabía en España, incluso antes de 1969, qué tipo de persona era Juan Carlos de Borbón. Falange incluso no se privó de expresarse con toda libertad con aquello de «no queremos reyes….». Pero la dinámica del espectacular crecimiento económico (inédito cualitativamente en el mundo, solo superado cuantitativamente por el muy privilegiado Japón), además de la religiosa católica post conciliar, hicieron inviable lo que hubiese sido deseable para todo el que ama a Dios y a España, la continuidad del Régimen nacional y católico tras la muerte de Franco, para continuar la prosperidad sin merma moral poblacinal. No pudo ser. Y no pudo ser porque la cúpula de la Santa Iglesia Católica Apostólica, con el papa Pablo VI a la cabeza, que llevaba ya varias décadas de politización tras la infame Rerum Novarum, desembocó en el diálogo con el demonio. Y claro, cuando se dialoga con el demonio (marxismo y sus vástagos), ni los mismos elegidos pueden estar a salvo del engaño, como Eva y Adán. El postconcilio supuso un cambio radical de la cúpula católica respecto a España, tan amada por su fidelidad a Cristo y salvadora de la Iglesia en innumerables ocasiones de la historia. Franco sufrió la condena que sobre él y su régimen vino de Roma, tanto que acaso tales puñaladas que sufrió de fuera y alguna de dentro por parte de obispos, contribuyó más que nada a llevarle al sepulcro. España, tan católica, pasó de un apoyo abrumador al régimen en 1966, a un rechazo tan solo diez años después. Y en eso tiene la mayor parte de la responsabilidad el postconcilio, aparte de la hipnosis colectiva de un supuesto bienestar y «libertad» mayor por convertirnos en una democracia (el gran engaño, hoy plenamente constatado).

Hakenkreuz

6º Escriben ustedes sobre la no referencia a Dios en la Constitución Española de 6/12/1978. Menos mal que, al menos, encima no cometieron tan aberrante blasfemia en ese documento que es incoherente desde el artículo 1º. En menudo status que ha quedado el derecho y sus «profesionales» con tal aberración al más elemental sentido común. Nunca debió votarse por tantos españoles (que seguro que ni tan siquiera la leyeron y, mucho menos, pensaron en lo que votaban), pero la clave en términos de fe es que amplia y espaciosa es la senda a la perdición, y muchos la siguen, mientras que estrecho y angosto es el camino al Cielo, y pocos lo siguen. Además, fue una aplastante mayoría la que gritó ¡suéltanos a Barrabás!. Así que, vaya antecedentes para elegir ser una democracia.
Los Estados Unidos de América (USA) citan a Dios con aquello de «…one nation, under God, indivisible, with liberty and justice for all». Aquí tenemos el más perfecto engaño que supone la democracia a la que tantos aspiran. Y eso que hablamos de la más «ejemplar» según algunos. USA no tiene ni lealtad, ni fe, ni sometimiento a más «dios» que el que han apuntado en los billetes de dólar con el también blasfemo lema de «In God we trust». El mismo Señor nos enseña que no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero, pero los estafadores políticos de USA no tuvieron el más mínimo escrúpulo moral de asociar Dios al becerro de oro que respalda su papel moneda. Menudo ultraje a Dios mismo. Claro, que para USA hay panteísmo. A eso le llaman «libertad», a que uno puede adorar a Jesucristo y otros a Lutero, Calvino, etc., que la «libertad» consiste en poner en el mismo nivel idolatría que fe verdadera. Vaya concepto de libertad. Si el conocimiento de la Verdad (de Cristo) hace libre, ¿cómo es posible que se llame «libertad» a militar en todo tipo de sectas protestantes, más de treinta mil al gusto del «pecador»?. ¡Ay de esa nación nunca católica que ultraja a Dios hasta en sus leyes fundamentales!. Y de las demás naciones democráticas, ¡para qué hablar!. Y lo malo es que a ellas quiso equipararse España por medio de sus demoníacos embaucadores políticos y adláteres.

Nuestro Señor Jesucristo sí se pronunció sobre quién debía ser el primero entre todos nosotros, en quién debería recaer el poder para evitar la opresión que los grandes ejercen, el que fuera nuestro esclavo. En el Evangelio según San Mateo está nítidamente expresado. Lo dejó inequívocamente claro el mismísimo Señor. Ya se puede dar la vuelta a ello como se quiera, que el mandato de Dios es cristalino. Pero desde luego, lo que diferencia a Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre Verdadero, de todos los demás ídolos, incluidos los calvinistas, luteranos, anglicanos, ortodoxos de zares, reyes o presidentes autocráticos, es que el Señor vino a servir. Los demás cultos, todos falsos y vanos, no sirven más que a sí mismos, se sirven de la población para lograr el poder, con miedo, amenazas, chantaje espiritual, terror, etc., da igual que sean sintoístas, confucianistas, budistas, hinduístas, judíos, musulmanes, animistas, sectas diversas, herejes, etc. Todo lo que no sea Santa Iglesia Católica Apostólica, no es más que engaño e interés en servirse de otros, no en servir, incluso hasta la muerte. Y la CE1978 es un engaño monumental, de principio a fin. Y con ella todas sus instituciones y perpetradores políticos, judiciales, juristas, mediáticos, burocráticos, mercantiles o empresariales, etc., un magno engaño cuyas consecuencias todavía no han sido muchísimo peores porque Dios, en su infinita bondad y misericordia, nos ha protegido de ella (véase el art. 131, que legitima el comunismo soviético, que no es broma, que es tal cual).

8º Lo que no es admisible en alguien que sea de Dios, que conozca y ame a Cristo verdaderamente, no es ya no pecar, cosa prácticamente imposible. Hasta los más fervientes santos pecaron y tuvieron que recurrir horriblemente arrepentidos al sacramento de la penitencia una y otra vez. Pero para el pecado está la Pasión de Cristo si hay verdadera contrición, porque no hay pecado que no pueda ser perdonado, salvo el pecado contra el Espíritu Santo, el Paráclito, el Espíritu de la Verdad tal como el Señor lo define en el excelso evangelio según su apóstol amado, San Juan, el más profundo y cercano a Dios mismo, a su esencia inabarcable de bondad y misericordia sin término. El pecado tiene solución, lo inadmisible en un católico verdadero es vivir, aceptar, tolerar y ser transigente con la mentira, con los falsos profetas de los que el mismo Señor no para de advertir a sus apóstoles y discípulos, por medio de los Evangelios y en todo el NT. San Pedro y San Juan incluso inciden mucho en el enorme peligro que supone para toda criatura la figura de los falsos doctores y falsos profetas, que tergiversan toda la Palabra de Dios a conveniencia arrastrando almas con ellos a la perdición. Y esos falsos profetas se ven hoy, por poner un solo ejemplo, en los que afirman que el aborto es un «derecho», no un asesinato de un inocente entre los inocentes.
La mentira llevó a Eva y Adán, y con ellos a todos nosotros, a la muerte. Y vencida la muerte por la Resurrección del Señor, insistir en la mentira solo puede llevar a una segunda muerte, al lago de fuego y azufre que nunca se apaga. Parece mentira que hoy la mentira forme parte de la vida cotidiana de toda persona sin la más mínima respuesta, como si ya se diera por hecho que no es posible vivir sin mentir, en el trabajo, en el ocio, en las relaciones sociales, en la actividad empresarial, en la política no digamos ya, en la «ciencia» (especialmente en la «climatológica» ahora de moda), etc. Mentir o morir, parece ser el lema actual.
No es admisible en católico alguno que se engañe, que se mienta, que se manipule y que se sea hipócrita, como los escribas y fariseos que cometieron el infinito magnicidio de Dios mismo hecho hombre en la Cruz. Pero de los vástagos de satanás (políticos y adláteres, por ejemplo), padre de la mentira, no se puede esperar otra cosa, pero ¿y de los fieles al Señor?.
Resulta lamentabilísimo que en la España de 2023, en la que, entre innumerabilísimas salvajadas democráticas más, ya más de 3 millones de niños y niñas no nacidos han sido exterminados en carnicerías abortistas (tanto que muchos gustan de condenar a Hitler y su régimen anticomunista, ¿cuantos abortos su Alemania? ¿Se espera un juicio más benigno por parte de Dios para las democracias que para aquel régimen según el fruto de ambos?), en la que, por lo tanto, no se respeta el artículo 15 de la citada constitución española vigente, artículo fundamental sobre el derecho a la vida sin el cual es imposible ejercer ningún otro, en esta España en la que los más altos magistrados han cometido el delito criminal genocida de declarar constitucional esa masacre abortista, a un obispo español, a todo un obispo, que debería ser santo (al menos eso esperamos los fieles de ellos, quizá en valde), pues nadie debería ser obispo, arzobispo, cardenal y, mucho menos, papa, sin ser previamente santo, se le ocurra, tras 47 años de satánica democracia (lo de satánica por el grado perverso de transgresión de la Santísima Voluntad de Dios que ha llegado a perpetrar), con toda desvergüenza (me niego a creer que sea maldad), llamar a los católicos a que examinen los programas de los partidos políticos para votar al que más sea conforme a nuestra fe. Me parece que este tipo de «recomendaciones» eran comprensibles por aquellos años finales de los setenta del siglo pasado, en los que el engaño democrático sedujo a muchos con una fe bastante superficial y fundada en la política (a la que se atribuía, nada menos, que el carácter de la «más noble forma de caridad»), que no en Cristo, que es Camino, Verdad y Vida, pero hoy, 47 años de desgracias y de salvajadas más tarde, que todavía todo un obispo no se haya dado cuenta de que los programas de los partidos políticos tienen menos validez que los testimonios del sanedrín que juzgó al Señor la noche de Jueves Santo, en cualquier nación democrática de la tierra, en cualquier partido y en cualquier tiempo, es como para echarse a temblar pensando de en qué manos está la Santa Iglesia Católica Apostólica de Nuestro Señor Jesucristo, qué clase de mayordomos administran hoy la heredad del Señor en su ausencia, esperemos que por no mucho tiempo ya por la salvación de quién sabe si las pocas almas que luchan aún por serle fieles en medio de un incendio de herejías, blasfemias, apostasías, engaños, mentiras, etc. de proporciones similares a las del mismo infierno. Ya no se salva de la política de uno y otro signo ni la beatificación, totalmente politizada para escarnio de millones de santos, santas y mártires verdaderos por Jesucristo Nuestro Señor.

Alberto Mallofré

¿Por qué Dom y no Don?

Antonio Peña

Por puro puro realce a la persona de Don Marcelo. Dom como abreviatura de Dominus, Señor. Aprovecho para comentar otros puntos de los comentarios. Indudablemente una constitución como esa, esta, que hubiese citado a Dios (a semejanza de la norteamericana), poco o nada hubiese cambiado teniendo el articulado que tiene.
«Franco, como muy bien señala Pío Moa sobre su encuentro con Vernon Walters, ya sabía bien lo que vendría sobre España a su muerte allá por 1971». También me parece a mi pero, no lo sabemos porque es hacer historia-ficción. Indudablemente teniendo a ese tipejo impresentable Carlos Hugo como pretendiente carlista posiblemente las cosas hubiesen ido hacia el mal más rápidamente. Pero no hay que olvidar que ya para entonces Carlos Hugo ya había dado pasos para abandonar la Tradición y por lo tanto él mismo se desheredaba, quedaba fuera de la sucesión ipso facto. El 22 de septiembre de 1975 Sixto da el paso definitivo en cata a su hermano: «Hoy, después de la forzada abdicación de nuestro Padre, me obligas, con el documento que acabo de recibir, a definirme públicamente y tomar la firme decisión de mantener en alto la bandera de la Comunión Tradicionalista-Carlista que tú has abandonado». Y Don Sixto estaba recorriendo España pese a la orden del gobierno de expulsión de toda la familia real. Desde El Alcazar a Pensamiento navarro, la prensa recogía y apoyaba a Don Sixto. Y el oficial sucesor «Juanito» (llamado así por aquel entonces) y todos los prohombres del Régimen confabulados en la traición y el desmantelamiento del mismo, temían estaban «acoquinados» con la fuerza política y social de Don Sixto. No es extraño que ETA se encargase de liquidar uno a uno a los carlistas sixtinos en las Vascongadas. Y ahí que llegan (¿organizaron?) los sucesos de Montejurra para destruir políticamente a Don Sixto y el carlismo. 9 de mayo. Ahí estaba el traidor Carlos Hugo apoyado por los antaños y actuales enemigos de la Patria Hispana miembros del nuevo PCE, PSUC, PTE, PSOE, MC, ORT, ETA…. Es decir, los mismos hoy en día: socialistas, comunistas, independentistas, terroristas… Es claro de qué iba el nuevo Régimen que los traidores dentro del Régimen estaban pergeñando. En fin.
Dicho todo esto agradezco los comentarios y puntualizaciónes.

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