17/05/2024 02:57
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Al individuo que ostenta el título de presidente del Gobierno de España:

He estado tratando de encontrar las palabras adecuadas para dirigirme a alguien como tú, pero no puedo evitar sentir una mezcla abrumadora de traición y preocupación por el futuro de mi patria. Me encuentro en la difícil tarea de expresar mi desilusión hacia alguien que ha demostrado ser tan poco ético y desleal.

Creer que la ley está a tu disposición y, además, participar en actos premeditados para debilitarla, es una afrenta no solo a las instituciones de este país, sino también a la confianza depositada en ti como representante de la gente que te ha votado, entre los que gracias a Dios no me encuentro ya que el daño y la decepción serían insoportables.

Es necesario recordar que la confianza y el respeto de los ciudadanos se ganan a través de la integridad y la adhesión a los principios que sustentan nuestra sociedad. No se pueden ignorar las acciones repugnantes que has llevado a cabo. ¿Realmente esperabas que alguien creyera tu hipócrita afirmación de que te preocupas por tu país?

Un presidente del Gobierno que ante las numerosas encuestas sobre su disminución de popularidad veía difícil mantenerse en el poder, con una maquinación maquiavélica, manipula el sistema convocando elecciones con la clara intención de evitar una derrota prevista; revela un desprecio flagrante por los principios básicos de la soberanía popular, elecciones basadas en una reunión con prófugos de la justicia para socavar las leyes si la derrota fuera un hecho, es algo que no puedo pasar por alto.

Mientras negabas al pueblo que se cumpliera su decisión en las urnas, descubrimos que ya tenías todo preparado con el prófugo de la justicia que ha burlado al Estado español. Es una traición tan descarada que me cuesta comprender cómo puedes mirarte al espejo cada mañana.

La cereza en el pastel de tu inmoralidad es el hecho de que has entregado nuestro dinero y la unidad de nuestra patria para mantener una posición que implica asociarte con aquellos que nos han causado un daño irreparable. ¿Qué tipo de persona hace eso? ¿Cómo puedes justificar semejante traición a quienes, supuestamente, le importas? Un presidente del gobierno debe preocuparse no solo por los que le votan, sino por todos los ciudadanos.

Resulta especialmente impactante que a pesar de tu retórica constante sobre la llamada democracia, estás demostrando una indiferencia flagrante hacia los principios que deberían ser fundamentales para cualquier líder.

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Hablar con entusiasmo sobre la democracia y, al mismo tiempo, actuar con avaricia desmedida y dejar patente que estamos ante un sistema manipulable por seres sin escrúpulos para salvaguardar sus propios intereses, revela una desconexión alarmante entre tus palabras y acciones. Si bien, muchos sabíamos que nuestro sistema era débil, lo has acabado de debilitar; nadie había llegado a hundirlo: la ruptura con la transparencia, la justicia y el respeto por la voluntad del pueblo que has demostrado ha llegado a límites que nadie podría esperar.

Tu conducta actual no solo debería ser decepcionante para los que te entregaron su confianza, que insisto, que yo no lo hice, sino también perjudicial para la confianza que la sociedad deposita en sus líderes. Te jactas de hablar de concordia y convivencia, y tu propia participación en actos diseñados para socavar la ley, desintegra la confianza pública y ha conseguido debilitar los cimientos de dicha convivencia hasta llegar a una ruptura total.

Quisiera recordarte que el verdadero liderazgo implica un compromiso auténtico con los valores universales y una responsabilidad hacia aquellos a quienes representas. Espero que reflexiones sobre el daño que estas acciones causan no solo a tu reputación personal, sino también a nuestro país, pues los demás estados que nos rodean lo ven como una república bananera, gobernada por una especie de Francis Underwood de «House of Cards». Que ha llegado a imponer lo peor que se puede imponer a un pueblo: el intento de forzar una especie de perdón hacia aquellos que han arrebatado la vida de sus compatriotas y sentarlos en la mesa del poder a decidir el devenir de la patria que han intentado hundir, manchados de sangre.

Un perdón que nos obligas a aceptar, a alguien que no se arrepiente de sus actos y que, por tanto, no lo ha pedido. Un perdón que solo sería unidireccional, porque ellos volverían a actuar igual si con eso consiguiesen sus objetivos. ¿Realmente crees que se puede perdonar a alguien que ha causado tanto sufrimiento y que no se arrepiente? Tus expectativas son tan desatinadas como tus acciones.
No hay justificación para tu comportamiento.

No hay excusa para la falta de ética que has demostrado.

No hay tiempo que pueda remediar el daño que estás haciendo a este país, y no sé ni cómo puedes mirarte a ti al espejo, ni a tu familia al sentarte a la mesa con ellos.

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Cómo mirar a la cara a alguien que es capaz de restregar a su prójimo, a los ciudadanos que representa, el día que para los suyos es el más importante de los últimos 100 años; el día en que el pueblo aprobó la Constitución de la «concordia», el pasado 6 de diciembre.  La canción de Luis Eduardo Aute, y que no es más que una Oda a un Terrorista, una canción bañada en sangre, en la sangre de inocentes, a los que un día que prometía ser un día más, alguien decidió acabar con su vida, y por ende con la vida feliz de sus familiares. Hay que ser realmente mezquino para elegir esa canción que no agrede a los españoles de un “solo color” si no a todos los españoles. La guerra del terrorismo no tenía colores.

No vas a ser presidente del Gobierno siempre y has estigmatizado a tu familia para siempre. Si alguna vez has pensado en tus hijas, desde luego lo has hecho erróneamente.

Yo estoy orgulloso de mis padres; han demostrado y me han inculcado la ética y el honor de una persona de bien, una persona que ama a Dios, a su patria y a su prójimo. Sin embargo, realmente me da mucha pena que alguien haya transmitido que todo se puede comprar, hasta un país, y que vaya alardeando de ser una persona que no es, que lo primero es uno mismo, sin pensar y que el fin justifica CUALQUIER medio.

No esperes una reconciliación rápida o fácil.

Las palabras de perdón son insuficientes cuando las acciones revelan una falta tan fundamental de integridad y no hay arrepentimiento.
Quisiera creer que estas acciones no quedarán impunes y que, en algún momento, el peso de la ley caerá sobre quienes han actuado de manera tan irresponsable. Es crucial que la justicia prevalezca y que aquellos que han socavado las instituciones democráticas enfrenten las consecuencias de sus acciones.

Con la decepción más profunda,

IODLC

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