20/05/2024 19:47
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Amigos míos, yo no sé si habréis seguido con atención el viaje del Rey a Barcelona el pasado sábado, pero yo he procurado verlo todo y leerlo todo, por pura curiosidad, por ver qué pasaba, cómo se comportaba el Dictador Sánchez, los violentos y hasta el propio Rey… y la conclusión, mi conclusión, no puede ser otra que la que ya vengo anunciando desde hace meses: La Monarquía actual tiene los días contados, incluso con fecha fija de caducidad (leer mi artículo «Las maletas del Rey y los «idus» de Abril», publicado en este mismo periódico) y que estamos inmersos en un verdadero Golpe de Estado, aunque yo ya diría, viendo como se está comportando el Sr. Presidente del Gobierno, que más que un Golpe es un Autogolpe, o sea el Golpe que se está dando a sí mismo para cambiar el Régimen, República por Monarquía, y ser él el  Presidente ( de lo cual, como siempre hay antecedentes en la Historia de España: ¿o no fue un Autogolpe el que se dio a sí mismo el Rey «Felón» a su vuelta de un exilio dorado para volver a su Absolutismo?). Pero, también he visto claro que estos caballeros (Don Pedro y Don Pablo) están siguiendo al pie de la letra la pauta del general Bonaparte  («Querido Conde,no lo olvide, el Arte de un Golpe de Estado está en darlo sin perder la apariencia de legalidad»… y así lo hizo aquel 18 Brumario que le llevó al Imperio y a la Dictadura). O sea, lo de Don Torcuato en 1976: «Desde la Ley a la Ley sin romper la Ley». Abajo el Régimen del 78 Viva la Tercera República.

 

Y los hechos lo están demostrando como estamos viendo, cada día que pasa ponen una nueva mina bajo los pies de Don Felipe, cada día que pasa lo humillan un poquito más (¿esperando tal vez que otro día cualquiera el Rey se canse y siga el ejemplo de su bisabuelo Alfonso XIII, el de Don Amadeo o el de Doña Isabel II, también su antepasada? ¿o acaso deseando que el Rey cometa un error democrático y puedan destronarlo democráticamente?…¿o sibilinamente provocarle hasta que un día   –como aquel 13 de septiembre de 1923- no aguante más humillaciones «legales» o «ilegales» y se decida llamar a un General?), cada día que pasa los ataques son más directos…

Miren ustedes, cuando uno ve que se ahorca a un muñeco disfrazado de Rey Don Felipe en su presencia, cuando en las calles se queman impunemente  fotografías del Rey, cuando las Autoridades catalanas le dan la espalda y le dicen que no es Rey de Cataluña… y se exhiben pancartas como las que se vieron por la tele de toda España con mensajes como estos. «REY FORRADO, REY AHORCADO»… «JUAN CARLOS PRIMERO; FELIPE ÜLTIMO»…»TÚ NO ERES EL REY DE CATALUÑA»… o el clásico «BORBONES AL PAREDÖN»…(¡Dios, que mal lo debe pasar mi admirado Luis María Ansón cuando vea en lo que ha quedado su «Monarquía de todos»)  y no pasa nada, y el Gobierno se escuda en lo de la libertad de expresión, para permitirlo todo, es que aquí está pasando ¡¡todo¡¡. Así  que, en verdad, en verdad, Don Felipe debe ir preparando las maletas, porque para «los idus de Abril» solo faltan ya unos meses y no quisiéramos ningún mal para él ni para su familia. Si no se toman medidas hoy, mañana, como siempre,  puede ser demasiado tarde. ¡Y que conste en actas, que esto lo estoy escribiendo en septiembre-octubre del 2020!.

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Pero, hoy, amante de la Historia como soy, me van a permitir que les reproduzca una escena de la obra de teatro de  Don Juan Valera, titulada «Jaque al Rey». Creo que merece la pena y hoy puede ser oportuna. Lean.

 

 

Jaque al Rey

 

Don Antonio.  Y usted, don Práxedes, ¿cómo ve el futuro de la Monarquía?

 

Don Práxedes.  Muy mal, don Antonio, muy mal. Hay demasiado autoritarismo… y eso a los españoles les molesta. El español, y eso lo sabe usted muy bien, ama la libertad tanto como desprecia el «garrote y tente tieso». Y todavía hay algo que le molesta más: que se le dé gato por liebre. Que se le diga que hay libertad y luego no pueda moverse sin llevar un policía detrás… Por ese camino, la Monarquía tiene sus días contados, don Antonio.

 

Don Antonio.  Deme una Monarquía tan robusta como la inglesa, no discutida por nadie, y la Monarquía podrá dar tantas libertades como la más democrática República. Pero, ése no es el caso de España, don Práxedes. Y yo le aseguro a usted que una Monarquía débil, tímida y cobarde es una Monarquía suicida. Yo le aseguro a usted que en España sólo es posible una Monarquía: la que sepa conjugar libertad y autoridad… pues si bien es cierto que el español ama la libertad no lo es menos que ama el orden y la tranquilidad, y eso, eso, amigo mío, es imposible sin autoridad. Como le aseguro otra cosa: las gentes de bien darían «jaque mate» al Rey, si el Rey no se preocupa de mantener a toda costa el imperio de la Ley. Recuerde usted lo que le pasó a la República y lo que vino con ella. El desorden, el libertinaje, los cantonalismos separatistas y los asesinatos… y usted vivió aquello en primera línea… fueron en realidad, los que hundieron la República y la democracia.

 

Don Práxedes.  Lleva usted razón, don Antonio. Pero ¿y la libertad? ¿Dónde deja usted la libertad?

Don Antonio.   En su sitio, don Práxedes, en su sitio. Que la libertad no está reñida con la autoridad. Deme usted  orden y tranquilidad y yo le devolveré bienestar… sí, una España próspera y rica. ¡Ay, amigo mío, que usted sabe lo difícil que es evitar el «jaque mate» cuando el Rey se queda al descubierto y sin protección! Ayúdeme usted a proteger la Monarquía y yo podré salvar el «Jaque al Rey» de hoy…¡ E incluso a evitar el «Jaque mate» de mañana!.

Don Práxedes.  Pero ¡ eso es imposible, Don Antonio!. Aquí, defender la Monarquía es exponerse a quedarse sin un partidario…

Don Antonio.   Entonces, ayudemos al Rey. Don Alfonso es una buena persona y un buen Rey. Un Rey que se está dejando la vida en unir a las dos Españas y para que se olviden los odios de ayer. Su único afán es ser Rey de TODOS los españoles y poder atar lo que la Revolución de Septiembre desató.

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Don Práxedes.  Pues que lleve cuidado, Don Antonio, que lleve cuidado. Porque por atarlo todo tan bien se está quedando sin cuerda. Las Españas de Alcolea todavía tienen abiertas las heridas… y mire lo que le pasó a Don Amadeo.

Don Antonio. Don Amadeo no era español.

 Don Práxedes.  Eso es verdad. Pero también lo es que se atuvo en todo momento a la Constitución.

Don Antonio.  Por encima de la Constitución está España. La Constitución no puede ser una jaula. Y el Rey, aunque sea constitucional, tiene que ser siempre el Rey. Don Amadeo se olvidó de esto y España se le fue de las manos… entre la anarquía y el desorden, aunque sea con libertad, y el bienestar de los españoles, aunque sea con menos libertad, un Rey de España no puede dudar.

 

Don Práxedes. ¡Ay, Don Antonio…Don Antonio… qué difícil nos va a resultar a los dos evitar que este «Jaque al Rey! sea  el «Jaque mate» definitivo!. Sin libertad no hay nada que hacer…

Don Antonio.  Y  sin autoridad, tampoco.

Don Práxedes.  Entonces… ¡que Dios nos coja confesados!. A usted, a mí…y al Rey.

Don Antonio.  Déjese de «confesiones», Don Práxedes, lo que hay que hacer es actuar…¡Y pronto!. Mire, yo le voy a ser muy claro. Mi oferta es la siguiente. Usted ayuda al Rey y, por tanto, a la Monarquía, y yo… le cedo a usted la Presidencia del Gobierno.

Don Práxedes… Hombre, eso es otra cosa. París bien vale una misa. Yo, con tal de ser Presidente, apoyo hasta el Rey. Hecho, Don Antonio.

Don Antonio.   Pues manos a la obra. El Rey se lo merece y España también. La Monarquía es más importante que la Presidencia del Gobierno. Se acabó el «Jaque al Rey»… Al menos, de momento. Mientras haya peones, alfiles, caballos y torres…hay esperanza.

Don Práxedes.   Pues, hágaselo saber así al Rey… para que no descuide tanto a sus servidores. Sobre todo a los caballos, porque sin caballos la partida se pierde siempre.

 

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.