23/11/2024 11:22
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Al fallecer el anciano y buen gobernante que durante cuarenta años había regido los destinos de Saphan, los enemigos -internos y externos- del Reino aprovecharon la ocasión para hacerse con el total control del Estado utilizando a una familia de fantoches, perjuros, corruptos, libertinos, crápulas impúdicos. Familia que desde entonces fue presentada ante el pueblo como la cara amable del Reino de Saphan.

Un Reino organizado y gobernado, desde las profundidades, por una mafia la cual estableció una tiranía absoluta bajo el manto de supuestas elecciones libres, para contento de un pueblo que se había convertido en crédulo y sumiso. Desde entonces hasta ahora el devenir del Reino de Saphan es una historia de repetidos abusos, extorsiones, fraudes, depredaciones y crímenes que constituyen el modus vivendi acordado por toda la oligarquía política y económica del Reino.

La ligadura que ata a toda la oligarquía de Saphan es el Pacto de Silencio sobre los desmanes cometidos por unos y otros. Pacto de Silencio sobre el que se asienta la organización de este Reino y que tutela las relaciones y actuaciones de sus instituciones en todo orden de cosas políticas y económicas, judicial, policial, militar. Este Pacto de Silencio es el engranaje fundamental entre el aparato del Estado y la oligarquía de Saphan.

Sin embargo, a medida que va pasando el tiempo los miembros de la oligarquía se van haciendo viejos. Y la vejez trae cansancio y abre bocas que deberían estar cerradas. Y esto se convierte en un problema para continuar disfrutando del lucro sin límites. Así, los antiguos colaboradores van resultando muertos o desaparecen.

Los negocios -como espectáculo- no pueden parar por lo que las actividades de la oligarquía de Saphan y su Estado Profundo requieren continuar matando en insólitos accidentes en carreteras sin curvas, o de tiros en las cabezas a empresarios o políticos díscolos, o reventando coches.  Y por si alguien duda del poder de esa oligarquía, se hacen volar varios trenes llenos de ciudadanos de Saphan. Y la culpa siempre es de otras manos ejecutoras, según requieran las circunstancias de cada momento. Y es que en el Reino de Saphan todo puede ser justificado bajo el manto ideológico.

Una parte de la trama mafiosa del Estado Profundo del Reino de Saphan está especializada en hacer desaparecer y eliminar por encargo a personas concretas, por el simple hecho de que suponen un problema para alguien o para corporaciones económicas y políticas. Los integrantes de esta rama mafiosa del Estado Profundo no han desdeñado en integrarse en la mafia internacional, denominándose como “sección” o “célula” de Saphan. Lo característico de esta sección mafiosa es que sus miembros se relacionan mediante notas manuscritas. Hay que ser imbécil para dejar por escrito, de puño y letra, las ordenes de asesinato y desapariciones, los requerimientos a otros para buscar y contratar asesinos o para hacer intermediaciones políticas y allanar dificultades. 

¿Cuánto tiempo más podrán aguantar los ciudadanos de Saphan toda esta orgía? La mafia del Reino tiene bien comprados a los medios de comunicación que no dan una sola noticia sobre la situación. Sin embargo, hoy es muy difícil controlar todos los resortes de comunicación que los ciudadanos de Saphan tienen a su disposición. Es así como las denuncias públicas están extendiéndose por todo Reino y cada vez hay más ciudadanos que les prestan oídos.

Es cierto que la culpabilidad que todos los mafiosos llevan a cuestas engrasa el Pacto de Silencio. Pero el transcurso del tiempo produce cansancio en unos protagonistas cada vez más viejos. Y la vejez lleva al “chocheo” y produce locuacidad y errores de cálculo que son los elementos que siempre rompen los Pactos de Silencio. En el Reino de Saphan al poco ya no será suficiente la compra de voluntades, las amenazas de muerte y el asesinato para tapar toda la orgía desatada durante más de cuarenta años, desde que falleció aquel buen y prudente que fue sustituido al frente del Estado por una familia de felones y corruptos libertinos. Al poco ya será difícil dar cobertura a tantos desmanes. Al poco ya no se podrán acallar las voces y las miembros de la oligarquía mafiosa de Saphan ya no podrán disfrazarse de buenos y salvadores, ni ocultarse bajo la máscara de demócratas “de toda la vida”, ni ponerse bajo la sombra de esa familia de mindundis que un día pusieron al frente del Reino para dar cobertura a sus desmanes.

¿Qué podemos aventurar sobre el futuro próximo del Reino de Saphan? Algunos miembros de la mafia del Estado Profundo de Saphan han comenzado a traicionarse: unos son detenidos y cantan algunas cosas en tribunales de justicia, como aviso a navegantes antaño colegas en el crimen. Otros se ponen nerviosos y se denuncian entre ellos a las mafias internacionales. Algunos comienzan a vivir en sus propias carnes la posibilidad de acabar “tiesos” y “tiesas”. Otros son, sencillamente, prescindibles. Este proceso puede acelerarse si el Pacto de Silencio se rompe definitivamente, entonces todo puede acabar estallando. Cuando en el Reino de Saphan se llegue a este punto, el pueblo bien pudiera despertar de su de su letargo. Si tal sucediese tal sería la cólera popular que algunos capitostes optasen por deshacerse de la familia que un día pusieron al frente de ese Reino, como cobertura para sus desmanes, y los entregarán al pueblo ofuscado y embrutecido. Entonces tales capitostes vociferarán: “¡muera la monarquía y su mafia!, ¡viva la República!”. La pregunta es ¿tragará, de nuevo, el pueblo de Saphan? Pero esto ya es asunto para otro cuento sobre el Reino de Saphan.

Autor

Antonio R. Peña
Antonio R. Peña
Antonio Ramón Peña es católico y español. Además es doctor en Historia Moderna y Contemporánea y archivero. Colaborador en diversos medios de comunicación como Infocatolica, Infovaticana, Somatemps. Ha colaborado con la Real Academia de la Historia en el Diccionario Biográfico Español. A parte de sus artículos científicos y de opinión, algunos de sus libros publicados son De Roma a Gotia: los orígenes de España, De Austrias a Borbones, Japón a la luz de la evangelización. Actualmente trabaja como profesor de instituto.

 
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