Esbirros del poder los hubo siempre. Por Ernesto Ladrón de Guevara

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No debemos juzgar como perversos y malnacidos a todos los policías del Cuerpo Nacional de Policía. Mis más sinceros apoyos a esos policías que llevan impreso en su placa el deber de defender al pueblo y de cumplir y hacer cumplir las leyes y la Constitución con lealtad al Rey.

Pero las imágenes de unos salvajes apaleando y gaseando a ciudadanos de toda edad y condición, pacíficos e indignados, que ejercen su derecho y deber legítimos contra la felonía de Sánchez y su partido -que subvierte el orden constitucional dando una patada en el trasero al poder judicial, tal como lo manifiesta el Consejo General del Poder Judicial-, es deleznable. Siempre hay cipayos dispuestos a cumplir órdenes con saña de un Delegado del Gobierno que actúa como miembro fiel del aparato del Foro Sao Paulo en España, actuando contra el pueblo. Cada vez nos acercamos más al modelo de Venezuela.

Mis más sinceros agradecimientos a los sindicatos de policía que han censurado a las fuerzas represivas actuantes en Ferraz, mientras infiltrados provocaban incidentes al margen de la voluntad de los manifestantes. La actuación de esa mala policía fue desproporcionada, imprudente porque podrían haber producido víctimas mortales, e inoportuna. Y lo único que ha logrado es que las siguientes manifestaciones hayan tenido más asistentes indignados y dispuestos a no permitir más atropellos contra el pueblo y el orden jurídico, y el Estado de Derecho constitucional.

Esos policías que no ejercieron su obligación de no cumplir órdenes injustas y contrarias al Derecho deshonran a sus compañeros y echan un baldón de descrédito a unos cuerpos policiales cuyo deber es cumplir y hacer cumplir las leyes y proteger a los ciudadanos libres e iguales.