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Francia es uno de los países de la UE con una economía desastrosa, se analice por donde se analice. Nosotros hablamos desde la lejanía y bajito porque comparada con la nuestra que es una ruina total, su economía es de sueño. Pero hablando en serio, la gestión de Macron, el globalista corrupto recién reelegido ha sido totalmente ruinosa a todos los niveles. Ha conseguido disparar el déficit público de forma estratosférica. La deuda per cápita supera los cuarenta y cinco mil euros por francés. Los precios de las mercancías habituales para la vida cotidiana y de primera necesidad como la comida se han disparado como nunca se conoció. La luz, el gas, etc. La situación de la seguridad física de las personas en determinados barrios de las grandes y medias ciudades no existe. Incluso la policía francesa, que siempre ha tenido fama de ser muy dura y contundente, no se atreve a personarse en determinados lugares convertidos en guetos.
Durante las primeras olas del COVID el ínclito Macron insultó a su pueblo y, lo que es más grave, amenazó a todos aquellos ciudadanos que libremente decidieron no inocularse el siniestro experimento con joderles. Bien y después de todos estos ejemplos, sin hablar de los chanchullos personales del corrupto Macron con ciertas empresas ¿Cómo es posible que a un tipo como este le renueven la confianza para seguir destrozando Francia con cinco años más de margen para su dispendio, ruina para su pueblo y ganancias millonarias para él y sus amiguetes? Pues porque, aunque el pueblo estaba en un porcentaje alto hasta el gorro del tipejo, la opinión pública y sus medios, bien regados con dinero de todos los franceses, han metido miedo a la sociedad civil con la cantinela de que viene la extrema derecha y la gente, aunque cada vez menos, ha comprado el mensaje.
Los franceses se merecen toda la ruina que tienen encima y la que les va a caer. Llamar extrema derecha al partido de Marine Le Pen, da mucha risa. Su partido, Agrupación Nacional, es una especie de PP francés y además abortista. Macron, aparte de corrupto, también lo es y es además un globalista militante que ve con buenos ojos tanto las leyes LGTBI, que apoya decididamente, como la eutanasia y sus terribles resultados. Un 58,5% de votos de Macron contra un 41%5 de Le Pen, es el triste resultado de unas elecciones que aplauden con las orejas desde la UE y también, como no podía ser menos, por el imbécil de Sánchez, que es una terrible fotocopia del mandatario galo. Ahora resulta que la extrema izquierda de Jean Luc Melenchón, amenaza con un frente «rojo» para las próximas legislativas del 12 y 19 de junio. Espero que tanto Marine Le Pen como Eric Zemmour, tengan una respuesta en consecuencia ¿Qué tal una alianza y acudir juntos? Veremos.
Autor
- Nace en Madrid en 1958. Estudia en Los Escolapios de San Antón. Falangista. Ha publicado 4 libros de relatos. Apasionado del cine y la lectura. Colaborar en este medio lo considera un honor.