18/05/2024 12:14
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El esperado discurso del nuevo Presidente del PP, don Alberto Núñez Feijóo, en Barcelona no ha hecho sino confirmar lo que ya se temía: que eligiera el juego y el lenguaje de los independentistas, el diálogo de tú a tú, el hecho diferencial, la autonomía histórica, los millones, las embajadas, lengua propia, policía propia (y nada del español, y nada de la Constitución, y nada del Rey y la Monarquía, y nada del orden público y las Leyes, ni nada de la policía y la Guardia Civil, ni nada del 155, ni nada de cierres de autopistas y autovías, ni nada de la justicia, ni nada de la República… todo eso no es bueno sacarlo a relucir, no sea que se vayan a enfadar). 

O sea, que estamos donde estábamos, aunque con caras nuevas. 

Pero, veamos lo que opina el experto don Federico Jiménez Losantos:  

En esos empresaurios, las lágrimas de cocodrilo esconden fauces de caimán. Lloriquean porque el golpe de Estado que dieron no gustó a los golpeados, la mitad de los catalanes y todos los españoles. Y va Feijóo y repite literalmente lo de Casado en RAC1 en las elecciones regionales: que quiere recuperar la señera, como si hubiera estado prohibida alguna vez, y hasta lo del bilingüismo cordial. Los asesores suevos de Feijóo reeditan el argumentario vándalo, igualmente bárbaro, de Casado. El resultado, que es medible en las encuestas, de aquel discurso de rendición fue que el PP pasó de 4 a 3 escaños y Vox de 0 a 12. ¿Y así pretende recuperar votos Feijóo? ¿O conseguir apoyos nacionalistas para un gobierno del PP en solitario, al estilo del Frankenstein actual, basado en el cordón sanitario contra Vox? 

 

Neocomplejismo suicida 

 

Feijóo habló, como Sánchez contra Ayuso, del «neocentralismo», pero desde el neocomplejismo. Halagó, como Sánchez, a los empresarios que quedaron en Cataluña, no a los miles que huyeron en 2017. Nada dijo de la cordial persecución al español, del cordial espionaje a los niños que lo hablan en el patio y a los profesores que lo usan en los pasillos. Ni del cordial desprecio a las sentencias del 25% en español, que hace unos días dijo que se debía cumplir, pero que ni se cumple, ni él lo reclamó ante los empresaurios. Que fue «un mal negocio», dijo, en vez de celebrar que, por sus conchabeos merecen la ruina y que sigan gimoteando y pordioseando

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¿Pero se ha olvidado Feijóo o pretende, también como Sánchez, que nos olvidemos del golpe de Estado de 2017? ¿Quiere emular a Soraya, que al frente de la Generalidad, se limitó a dejar pasar el tiempo en vez de aplicar el 155 desmantelando las bases del Golpe? ¿Desconoce, como finge hacerlo Sánchez, que una de esas bases eran Godó y los empresaurios? ¿Cuándo dice y repite lo de «nacionalidad» para Cataluña, ¿se olvida de la nacionalidad española, legal y lingüística, que se niega a los catalanes? ¿Ha cambiado algo en el nacionalismo catalán para que el PP no lo combata? 

 

«La Premisa» equivocada 

 

No sé si Feijóo ha leído 2017, de David Jiménez Torres, porque, aunque trabajador, no es de mucho leer. Pero ahí se explica muy bien y brevemente que el Golpe viene de lo que el autor llama La Premisa, que es la misma desde la Transición: pactar siempre con los nacionalistas, y ceder en todo, sin pretender nunca que eso se produzca en sentido contrario. Esa política de regalar parcelas del Estado a «nacionalidades y regiones», en menoscabo de la Nación, es lo que ha desembocado en el golpe de 2017, que muestra lo erróneo de La Premisa, pero que, sin embargo, no abandona la casta política. Sánchez ha pasado a acaudillar el golpe atacando a las instituciones desde dentro. ¿Y qué pretende Feijóo? ¿Entregarle el CGPJ para que remate la faena? ¿Rematarla él? 

 

 

Un guiño de humillación (Oscar Benitez, El Liberal

 

Esta veta autonomista ha sido exhibida hoy por Feijóo ante los empresarios catalanes durante la reunión anual del Cercle d’Economía, en la que el dirigente gallego ha llegado a hablar de la «nacionalidad catalana». Feijóo ha tenido palabras muy duras contras el procés, que ha definido como «un pésimo negocio» que ha «dividido a la sociedad, deteriorado las instituciones» y que representa un «objetivo que los secesionistas saben que es imposible». Sin embargo, a continuación ha lanzado un inequívoco guiño al catalanismo con estas palabras: «Para una nacionalidad como la catalana, la opción más acorde para la preservación de la estabilidad y de su identidad es la recuperación de su liderazgo en España y la contribución a un estado y a una UE vigorosa». 

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O sea, que estamos donde estábamos, aunque sean otros perros y otros collares. 

¿Y España?… ¡¡Eso es cosa de VOX!! 

Nosotros somos un partido de gente moderada, el PP es un partido de Centro que no quiere guerras con nadie. 

Ya lo ven. Centro, moderación y nacionalidad catalana… Está loco. Este hombre no se ha dado cuenta que el «tempo» del diálogo con los rebeldes que se sublevaron contra el Estado, que son los mismos de 2017 y con medios y más odio, son los mismos de entonces y que ahora ya le han perdido el miedo a la cárcel. 

Lo malo, además, es que cuando el señor Feijóo se dé cuenta de que le han tomado el pelo ya será demasiado tarde. Al tiempo. 

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.