El Gobierno saca el comodín de la "ultraderecha" contra los agricultores

La inepcia y la miserable concepción moral , personal y política de cada miembro de este desgobierno socialcomunista, vuelve a sacar el comodín de la ultraderecha aprovechando la manada carroñera de los medios de comunicación prostituidos para anatemizar a los ciudadanos honrados que hoy colapsan las carreteras de España hartos de la asfixia soportada desde que Pedro Sánchez asaltó el poder con mentiras.

En los últimos días, el Gobierno ha dado un giro en su enfoque hacia las protestas de los agricultores, pasando de un tono conciliador a una postura más contundente. Mientras los ministros de Agricultura y Transición Ecológica, Luis Planas y Teresa Ribera, expresaban su apoyo a los agricultores, otros miembros del Gobierno han adoptado un discurso más duro, llegando incluso a vincular a los manifestantes con la «ultraderecha». Al mismo tiempo, se ha ordenado a las fuerzas del orden intensificar la represión, lo que ha resultado en enfrentamientos violentos con los trabajadores del campo.

Teresa Ribera había mostrado empatía hacia la lucha de los agricultores al inicio de las manifestaciones, destacando la importancia de apoyar al sector primario. Por su parte, Luis Planas también había expresado su compromiso con los agricultores y ganaderos, asegurando que el Gobierno entendía sus preocupaciones y estaba dispuesto a buscar soluciones junto a ellos.

El Gobierno ha sido incapaz de calmar la revuelta de los agricultores a pesar de anunciar nuevas medidas y ayudas para 140.000 agricultores. La protesta en Madrid, programada para este sábado en la calle Ferraz, sede del PSOE, está ganando fuerza. La organización por las redes sociales está desbordando el dispositivo desplegado por Marlasca a nivel nacional. El Gobierno, al llegar el jueves, reconoce que las palabras no detienen la revuelta de los agricultores y cambia radicalmente su tono.

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El perfil conciliador de Planas y Ribera cede paso a la postura más firme de Óscar Puente, quien advierte que si las protestas bloquean el país, las fuerzas del orden deben actuar. Puente afirma que las protestas están violando la ley y señala que el objetivo real no es el Gobierno de Sánchez, sino la Unión Europea. También sugiere que hay personas que se aprovechan de las legítimas reivindicaciones para desestabilizar el país.

El llamamiento de los agricultores para dirigirse a Ferraz genera nerviosismo en Moncloa, como reconoce la vicepresidenta Montero. Además, Montero desafía a los agricultores afirmando que no permitirán que Ferraz se convierta en un lugar de insultos e intolerancia por parte de sectores de ultraderecha.

Ante la intensificación de las protestas y los enfrentamientos con la Policía Nacional y la Guardia Civil, el Gobierno ordena una mayor contundencia en la actuación policial. Se registran escenas de tensión en carreteras españolas y enfrentamientos directos en varios puntos del país, con heridos y detenciones tanto entre los manifestantes como entre las fuerzas del orden. El Ministerio del Interior ha dado instrucciones para no escatimar en fuerza ni medios para reprimir las protestas y levantar bloqueos, llegando incluso al uso de fumígenos y lanzadores de pelotas para dispersar a los agricultores en Antequera (Málaga).

Contrasta la porfía y el despliegue de la Fuerzas de Seguridad del Estado con la dejadez y connivencia para el asalto de las playas españolas y la inmigración descontrolada que está llegando sin disimulos, en una estrategia oscura de este gobierno de malhechores que en cinco años ha transformado España en un campo de batalla por la supervivencia.

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En Don Benito los agricultores se abrazaron a los policías que previamente habían cargado contra ellos. Un gesto de comprensión y respeto por el trabajo que realizan unos y otros entendiendo las protestas. Si se unieran los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a las protestas legítimas y desesperadas del sector primario, no habría nada que defendiera a este gobierno que ha destrozado la estabilidad y la convivencia y pondría pies en polvorosa a esta pandilla minoritaria de mangantes que ha enfrentado a la España honrada contra sí misma.

Ni Sánchez ni su gobierno pueden pisar las calles sin que el pueblo encorajinado los busque para expresar una indignación, sin sesgo político, cada vez más incontenida.