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Los timovacunados poseerían su propia dirección IP individual que aparece en la pantalla de cualquier teléfono inteligente (excepto el iPhone de Apple) cuando se activa el bluetooth y se escanean los alrededores en busca de dispositivos accesibles. Todas las direcciones poseen el mismo formato: doce dígitos separados por dos puntos, una combinación de números y caracteres alfabéticos. Algunos ya hemos comprobado el asunto sobradamente.

Inquietantes signos

Dispositivo bluetooth accesible en la pantalla. Veamos. Normalmente se obtiene el nombre del dispositivo y un símbolo que muestra qué tipo de dispositivo, por ejemplo, auriculares, teléfono, equipo de alta fidelidad para el automóvil, y largo etcétera. Cuantas más personas hay, más números aparecen y la lista cambia de segundo a segundo. El hecho de que los números vayan modificándose con la gente que pasa por la rúe solo tiene sentido cuando estas mismas personas “vacunadas” son ellas mismas los dispositivos electrónicos. Indaguen otra plausible explicación.

Primero descubrimos que las timovacunas covidiotas estaban afectando a los no “vacunados” por la sencilla razón de hallarse cerca, probablemente a través de las variadas transmisiones de frecuencia. A continuación, se descubre que imanes y objetos metálicos se adherían al lugar del chute del Matarratas, generalmente en la parte superior del brazo, y se decía que la mortífera inoculación contenía nanopartículas metálicas (como óxido de grafeno autoensamblable) o hidrogel magnético.

Ahora, tenemos evidencia temprana de un fenómeno completamente nuevo (que aún necesita ser plenamente verificado): una posible «vacuna bluetooth»: dondequiera que un kakunado se dirija  los dispositivos en las cercanías intentan «conectarse» … con él. Leyeron bien: los dispositivos intentan conectarse con él. Todo dispositivo electrónico tratando de conectarse con el menda que lleva sobre sí el tóxico brebaje de Gates. En el coche, en casa, el ordenador, el teléfono: la omnipresente y deletérea y liberticida conectividad. He ahí.

Primer paso hacia el transhumanismo

 

Detrás de todo ello, obvio, camino hacia el transhumanismo. La ineludible conexión de la genocida Operación Coronavirus-nanotecnología: intuirán que esta es otra pista más de que las timovacunas estarían introduciendo en los cuerpos de los chutados algún tipo de biosensor para dar comienzo al turbio proceso de transformar a la gente en nodos de la red eléctrica «inteligente».

Y es dable recordar: desde el punto de vista de la siniestra agenda transhumanista ninguno de los fenómenos referidos es realmente extraño en absoluto. Tienen absoluto sentido y están en total consonancia con la agenda de convertir al hombre en máquina, hibridándolo. De hecho, esto es solo el inicio. No hace falta ser un genio para predecir que habrá muchos más fenómenos de este tipo que aflorarán en las próximas semanas, meses y años.

 

Podría ser, por ejemplo, que alguien descubra que de repente tiene una parte del cuerpo sintética o metálica dentro de sí que nunca supo que existía. Puede ser que alguien sienta que algo se mueve debajo de su piel. Podría ser que alguien de repente vea algún tipo de fibra semi-viva que sobresale de su cuerpo (ya sabemos que hay fibras extrañas que recuerdan a morgellons en algunos bozales. Podría ser que las personas comiencen a sentir sensaciones, información o mensajes transmitidos al receptor biosensor incrustado en sus cuerpos.

Los funestos diseñadores del genocida NOM no estaban bromeando cuando hablaron hace años del Internet de las cosas (IoT) para trabajar en conjunto con 5G. El genocida Klaus Schwab no estaba bromeando cuando en su Foro Económico Mundial (WEF) habló recientemente sobre el Internet de los Cuerpos (IoB). Estas distópicas transformaciones orwellianas están llegando muy rápidamente a nuestra realidad y sería mejor que resistamos. El siniestro anhelo transhumanista de convertirnos a toda la peña en Humanos 2.0 está sucediendo ante nuestros ojos. No se cortan ni un pelo.

 

Todos los que reciben la vacuna de la muerte – no el placebo – están conectados al “Internet de las cosas” inmediatamente después de su primera dosis. Lector Bluetooth, pues. Como ya les comenté por estos lares, la doctora Carrie Madej explicó esta “conexión” de IA/vacuna con gran pormenor. Y tal “conexión” de Inteligencia Artificial y Transgénico Matarratas fue corroborada  más tarde por un pirata informático ruso en mayo de 2021 cuando pirateó el sistema informático que enumeraba todos los datos biométricos y de identificación de los rusos a los que se les inyectó la repugnante – como todas – «vacuna» Sputnik.

Cada “vacunado”: un número hexadecimal de 12 bits

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Los números que presenta el citado Bluetooth se encuentran en formato de dirección MAC, excepto por un detalle. En una dirección MAC (Media Access Control, dirección física y única para cada dispositivo) verdadera, los primeros seis caracteres hexadecimales siempre identifican al fabricante del dispositivo (siempre serán los mismos en función de un código de fabricante establecido) y los últimos seis identifican el dispositivo en sí (como una tarjeta de red en un ordenador… son únicos en función de cada dispositivo).

Entonces, en este caso, los 48 números binarios (cada número hexadecimal representa cuatro unos o ceros) parecen estar identificando a una sola persona. El KaKunado, claro. Grosso modo: cada chutado con el veneno de marras se identifica con un número hexadecimal de 12 bits. Único y exclusivo para él. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.