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Por mucho que a alguno le pueda sorprender, la calle del General Millán-Astray de Madrid no tiene su origen en los años posteriores a la cruenta y fratricida Guerra Civil Española. Ni siquiera fue resultado del merecido tributo para la posteridad que, bajo cualquier tipo de presión o insinuación al ayuntamiento madrileño, las autoridades municipales o nacionales podrían haber otorgado al fundador de la Legión por una serie de circunstancias acaecidas a lo largo de su impecable trayectoria militar.
 
Según el «Nomenclátor Toponímico» de Luis Miguel Aparisi ─del que el extinto comisionado de la «conciliadora» Ley de Memoria Histórica tuvo un ejemplar en su lugar de reuniones en la Plaza de la Villa─, la verdadera cronología de la calle nos traslada a la página 489 de la citada «biblia» del callejero madrileño para salir de dudas y, de esta forma, haber evitado el ridículo en la vista judicial de alguno de sus «expertos», además de los lógicos e injustos inconvenientes de todo tipo originados a la mayor parte de los vecinos y comerciantes que, alrededor de un 90%, abogaba por mantener el nombre de su calle ante la nula credibilidad de las razones argumentadas por un comité de expertos posteriormente vapuleado tras una demoledora y ejemplar sentencia del Juzgado Número 7 de lo Contencioso-Administrativo con fecha 31 de mayo de 2018. El tiempo vuela pero, a día de hoy, se cumplen casi tres años del fallo de dicha sentencia que impugnaba el acuerdo de 4 de mayo de 2017 relativo a la supresión del nombre de la calle tras la actuación administrativa de la junta de gobierno de la ciudad de Madrid.
 
En la página 490 del libro en cuestión, se nos indica que fue el 30 de junio de 1969 cuando la calle del General Millán-Astray sustituyó a la Avenida de Cuatro Vientos en lo que, actualmente, es su ubicación actual en el Barrio de Latina tras la absorción de la antigua Plaza del General Millán-Astray, sita en el Barrio de Carabanchel Bajo y citada en la Guía Oficial de ese emplazamiento ¡desde el año 1927!, casi una década antes del inicio de la guerra. Puede, incluso, que haya una errata porque esa referencia anual podría ser anterior, a 1924, si nos atenemos a las actas municipales de entonces, a los artículos publicados en prensa años atrás y al documento probatorio avalado por la directora del Archivo de la Villa de Madrid. 
 
Por otra parte, en el «Nomenclátor Toponímico», también se indican las razones por las que, a mediados de la década de 1920, Madrid otorgó esa calle al General Millán-Astray: «…En 1896, con tan sólo 17 años, intervino como alférez en la Guerra de Filipinas. Fundador del Tercio de La Legión, que mandó siendo Teniente Coronel. Cuatro heridas en combate; en la tercera perdería un brazo, y en la cuarta un ojo. Gravemente mutilado fue hasta su muerte jefe del Cuerpo de Mutilados de Guerra». Por lo tanto, las pruebas que desdicen aquella sospechosa versión del comisionado en lo referente a que la calle fue otorgada por su participación en la Guerra Civil están a años luz de los argumentos expuestos por el consistorio con mucha antelación respecto al marco de la LMH; circunscrito al alzamiento, guerra y represión, como se sostiene en el contenido de la sentencia.
 
Además, si echamos un vistazo a periódicos de esos años, en la página 19 del ABC del miércoles 11 de febrero de 1925, fecha anterior incluso a la referida en el libro de Aparisi, se nos habla de la «Inauguración del Barrio de La Legión», sito en la carretera de Carabanchel junto a los terrenos de los Mataderos, «donde el entonces Coronel Millán-Astray acudió para inaugurar unas casas de un piso y un vasto edificio que hacía las veces de escuela». Destaca la noticia la presencia de oficiales legionarios y la adquisición de los terrenos a pagar en ventajosos plazos de 5 años. 
 
De igual forma, esta noticia también fue recogida con el mismo titular el martes 10 de febrero de 1925 en el periódico La Época; en La Voz bajo el titular «En Carabanchel Bajo» y en El Siglo Futuro con el título «El barrio de La Legión». En este último, de hecho, se mencionan a aquellas personas que hicieron uso de la palabra ─los señores Usera, Lemaur, Fuentes y el propio Millán-Astray─ clamando por la «prosperidad y engrandecimiento del barrio de La Legión» y de las 450 casas y 1.500 habitantes que lo componían.
 
Posteriormente, un par de años más tarde, el ABC del sábado 9 de julio de 1927 se hizo eco en «El General Millán-Astray y el Barrio de La Legión» de la suscripción popular llevada a cabo por los vecinos del barrio «para demostrar sus simpatías al heroico militar y ofrendarle la faja representativa del grado (General) al que tan merecidamente había sido ascendido». Esos donativos fueron recogidos en la escuela nacional y en los establecimientos de D. Donoso Ortega, sito en la Plaza del General Millán-Astray, y en el de D. Nicolás Mardomingo, en la calle de José María Rey, 23.
 
En consecuencia, la hemeroteca y aquel libro de cabecera del comisionado son pruebas evidentes de la vinculación del General Millán-Astray con el barrio, del año del otorgamiento de la calle, de su emplazamiento y de las simpatías que, desde sus inicios, le mostraron los primeros vecinos en aquella década de 1920. Cualquier otro motivo aducido, como desgraciadamente los hubo, no fue más que una cortina de humo para cubrir el sesgo ideológico vertido contra la insigne figura del héroe de Filipinas y Marruecos, el enésimo ataque por la espalda a la dignidad del fundador de la Legión y, desde un punto de vista técnico, la falta de rigor académico entre miembros que, en algún caso, ostentaban una cátedra universitaria. 
 
La chapuza de aquel equipo de «expertos» con esta calle, como con algunas otras, sólo sirvió para evidenciar el uso de la mentira y la falsedad histórica en un sectario intento de adaptar hechos y actuaciones al artículo 15 de la Ley 52/2007 de 26 de diciembre y su marco cronológico para, de manera sibilina y caprichosa, eliminar parte de la historia de este barrio y de la ciudad de Madrid al mismo tiempo que la infamia y la indignidad cubrían las gestas del héroe.