04/05/2024 21:39
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Cristofobia, la gran conjuración anticatólica

Celebro que mi amigo José Antonio Bielsa continúe porfiando en su obra literaria, ya notable y que dada la juventud y talento del autor, intuyo y deseo que vaya mejorando con los años como el buen vino. Él viendo la situación actual de la Iglesia y del mundo es bastante pesimista y no le falta razón. Humanamente hablando todo es un drama y solo la esperanza católica nos hace sobrevivir en el nauseabundo desierto de la postmodernidad, que es una cloaca de inmundicia y buscar pequeños vergeles de agua cristalina y aire puro.

Una vez contaba un misionero que al encontrarse con un joven en el avión, como es costumbre, le dio a besar el crucifijo y él joven le respondió, tras negar con la cabeza, mirando al crucifijo: te odio.

Ese joven ya había decidido que partido tomar en esta vida. No puede haber pecado mayor que el odio a Dios porque Dios en esencia es amor. Es ciertamente el pecado de los condenados que libremente han decidido rechazar el amor de Dios y vivir toda la eternidad maldiciendo.

Considero que el tema del libro es clave porque una de las características esenciales de la postmodernidad es la animadversión hacia Dios en sus múltiples manifestaciones, ya sea de manera fría con la indiferencia o de la manera caliente, que es propiamente el odio.

El objetivo de la Sinagoga de Satanás no es otro que dinamitar la cristiandad, esto es cuando el buen olor de Cristo impregna todo el orden temporal. Primero se echa a Cristo de la vida pública, relegándolo a las sacristías y luego de toda la sociedad prohibiendo su presencia y haciendo desaparecer todo signo católico.

Por eso es más oportuno que nunca este libro porque la cristofobia es el signo de los tiempos. A veces no nos damos cuenta, pero continuamente se derriban cruces, se profanan templos y hay manifestaciones “artísticas” blasfemas. La mayoría de ellas pasan desapercibidas y solo cuando tienen cierta relevancia en los medios nos enteramos de ellas.

Por eso es importante denunciar con contundencia todos estos gravísimos atropellos contra los derechos de Dios y de su buen nombre. Muchos presentan a Cristo como un revolucionario o un hippie, ese Cristo cae simpático, pero por una razón, no es el verdadero Cristo, es una burda caricatura del Cristo verdadero, que dividió la historia y que vino en la plenitud de los tiempos a redimir al género humano y a darnos ejemplo.

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Quien no acepte la cruz y se niegue así mismo no puede ser discípulo de Cristo. ¿Cuántos hoy en día están dispuestos a aceptar este mensaje que es radicalmente contrario a los deleites pecaminosos que nos propone el mundo?

Cristo es signo de contradicción y por eso o se le ama con pasión o se le odia con rabia, no hay término medio, pues la tibieza es precisamente lo que más abomina el propio Cristo que vomitará de su boca a los que así obren.

La cristofobia no es un subproducto «casual» fruto del relajamiento de las costumbres, la decadencia de las sociedades o la impiedad de las nuevas generaciones (adictas al materialismo hedonista imperante): se trata de una ingeniería social sutilmente diseñada desde las logias masónicas (sin duda alguna bajo el control de la Sinagoga de Satanás); la cristofobia aspira a banalizar el deicidio de Cristo por la vía de un neomodernismo ponzoñoso, aupado en la reescritura de la Historia y la inversión total de valores.

La cristofobia es esencialmente la manifestación del poder limitado de Satanás sobre las masas de la ciudad del mundo, que apostatan bajo la sombra de una nueva ordenación masónica del mundo que propicia dicho descenso. Para proceder al borrado definitivo de Cristo de la vida de los pueblos, es cardinal atacar primero la vida del espíritu, y a continuación destruir el cuerpo físico en su estructura visible (quema de iglesias, profanación de sagrarios, pintadas, etc. como parte del tinglado). Este ataque se fomenta también en la satanización de la figura del sacerdote católico (véase acusaciones difamatorias de pederastia, etc.), con un doble rasero en las más peregrinas cuestiones legales-jurídicas.

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La cristofobia opera de tres maneras complementarias:

-Por omisión de Cristo en la vida civil (laicismo moderado)

-Por odio visceral contra Cristo en ídem (laicismo radicalizado)

-Por corrupción/perversión del Dogma bajo la apariencia de «tolerancia» y acomodo a los tiempos (infiltración anticatólica)

*La más lesiva de estas maneras es la tercera, pero todas ayudan en mayor o menor grado (Ver, p. ej., las diferencias entre la «Escuela sin Dios» y la «Escuela contra Dios» según el P. Ruiz Amado).

Las manifestaciones de la cristofobia pueden sistematizarse en base a la siguiente ordenación dual:

-De parte de los enemigos externos (Nuevo Orden Mundial, nuevo izquierdismo –con todos sus lobbies adictos: feminismo, homosexualismo, ecologismo, etc.–, islam, judaísmo talmúdico, sionismo, etc.)

-De parte de los enemigos internos (corruptores de la doctrina católica, «lobos disfrazados con piel de cordero»)

Para conseguir el libro:

http://www.letrasinquietas.com/cristofobia/

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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