16/09/2024 20:17

“Haz turismo invadiendo un país”

Celtas Cortos

Hay debates que está viciados en su raíz desde un primer momento. La inmigración es uno de ellos. Se trata de una problemática que, rápidamente, se infecta de prejuicios y que se contamina de estupideces.

Mientras que ciertos debates, los que más, atacan la inmigración irregular (ilegal, descontrolada o como quiera llamarse) -que siempre ha representado un mínimo porcentaje de la total inmigración- se vela la inmigración regular (legal, controlada o como quiera llamarse).

Pero es esa última inmigración, la inmigración masiva la que, sibilinamente, colma y satura todos los espacios (físicos y mentales) de las sociedades occidentales que se muestran frágiles, débiles, porque están estropeados todos los dispositivos que las blindaban como sociedades estructuradas (la familia, la iglesia, los valores, el trabajo, las certezas, el consumo, la sanidad, la educación, las ambiciones, los objetivos existenciales, etcétera). Nada, ni nadie, comenta nada (nada interesante) sobre esa inmigración principal, la importante, la masiva. Y así el debate, como con los cenotafios, se celebra sin estar el muerto en el lugar.

Se trata, evidentemente, del choque violento entre dos modelos antitéticos:

-Uno, el del arcaico modelo occidental, periclitado y decayendo aceleradamente donde el trabajo tiende a desaparecer (entonces ¿para qué tantos inmigrantes?), donde la reproducción se ha vuelto aversión por la tasa de natalidad, donde la familia se disipa, y donde el sujeto ha perdido toda finalidad telúrica o trascendental. No nos vamos a extender.

Es ese modelo precario y degradado el que se encuentra en cuestión y al que estamos asistiendo a su últimos esténtores. Un modelo ya que nadie quiere pero que todos desean mantener por inercia, por reflejo o porque no hay ninguna alternativa: se reproduce en su propio vacío. Acosado por una desestructuración sistemática, calculada, la operativa en curso no consiste más que en una estrategia de exterminación biológica y material del modo de vida analógico judeo-cristiano y del capitalismo clásico (sociedad de consumo y de bienestar).

-Y el otro, el modelo disruptivo y digital, que no procede de los países de la inmigración, sino del seno de nuestro misma geografía mental y técnica que se ha transustanciado para alcanzar lo universal y lo abstracto como norma y fin: de ahí ese rechazo visceral a todo lo singular, a todo lo anómalo y de todo aquello que resiste denodadamente en medio de las turbulencias de las transmutaciones que se han desplegado como nuevas plagas (fin del trabajo, fin del sexo, fin de Dios, fin la familia, fin del sujeto, fin de la vida, fin de las aspiraciones…) manteniendo, siempre, al Estado como referencia incuestionable (pero, evidentemente, ya no se trata del Estado precapitalista, ni el Estado capitalista, sino un Estado de nueva conformación, el Estado digital).

Para esta nueva matriz digital de la existencia la población representa una variable que carece por completo de valor alguno (antes nutría las fábricas, se reclutaba para los ejércitos, era fin de reproductividad de la familia, fue causa de la producción y del consumo, la razón de los dioses, de las guerras y de las grandes aspiraciones…). La población, para este nuevo modelo, adolece de diferencias, de matices o de singularidades: homogeneidad absoluta de individualidades segregadas que ya no es capaz de forman una unidad, una nación.

Todos se han convertido en individuos idénticos y equivalentes en su expresión dispar que se constituye en el medio exterior para embridar y confirmar una identidad profunda: la de ser equivalentes, prescindibles, sustituibles… un pañuelo guasch de usar y tirar. Tratamos, pues, con una población integrada para el uso en modelos polivalentes (demanda en la economía, electorado en la representación, creyente en la religión, psicótica para la psicología, hombre/mujer simultáneo, paciente en la medicina, criminal para la seguridad, educando para la educación, etcétera). Este modelo concibe la población, pues, como un factor universal y abstracto, neutro e indiferente, donde se diluyen las diferencias que antes formaba en precario una unidad cultural y étnica, una unidad de producción y de reproducción en permanente desequilibrio… por eso es prescindible.

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Por ese motivo, para formular una hipótesis rigurosa hemos de atrevernos a integrar el fenómeno de la inmigración inserta dentro de esas coordenadas espaciales y temporales en que occidente se pasma con una torsión fabulosa: la de un choque de modelos (analógicos y digitales) y la de las consecuencias desgarradoras que se producen en todos los ámbitos y en todos los intersticios (personales y colectivos).

Todo sea para comprender la estrategia de las élites (ultra tecnológicas) que marcan el curso y el progreso del proceso del modelo digital y que se centra en la culminación de sus fines programáticos contenidos en la Agencia 2030, entre cuyos objetivos la ‘migración’ constituye un punto central: una demografía neutra (purgada de diferencias), universal (equivalente para todo el ámbito del planeta), y abstracta, dotada de las mismas subjetividades que la constituyen… maleable para cualquier experimento que se diseñe.

Por tanto, sobre el tema de la inmigración en Europa (que hemos de extender a todo Occidente), con independencia de que sea controlada o no, las hipótesis que propongo son, muy brevemente, estas:

1.- La inmigración es atraída hacia aquellos países donde, correlativamente, se producen bajas tasas de natalidad;

2.- La inmigración es aceptada, inversamente, por aquellos países donde los procesos de automatización están acelerados;

3.- La inmigración es fomentada, en correlación inversa, en los países donde todas las estructuras de parentesco empiezan a dejar de funcionar;

4.- La inmigración es un fenómeno que viene de fuera (exógeno) para desregular las estructuras comunitarias del interior ya deterioradas y, por tanto, a partir de una masa crítica genera un impacto endógeno irreversible trastornando todos los dispositivos preexistente, públicos y privados, colectivos o individuales, etcétera (el requisito para una inmersión inmigratoria masiva no es otra que los países receptores adolezcan de proyectos y de fines colectivos sólidos y que sean imbeles);

5.- La inmigración, como opción política, no depende del ámbito de decisiones democráticas parlamentarias (por eso no se debate sino que se impone en todos los ámbitos) y es trans-política.

La política migratoria se produce en contra del criterio de la población endógena y en su perjuicio porque, esto es esencial, depende de las élites políticas (Meloni, la Presidenta del gobierno italiano, claro, está en contra de la inmigración …¡pero de la inmigración ilegal o descontrolada! Pero guarda silencio de la inmigración controlada inmensamente mayoritaria en su país, como sucede en el resto de los países miembros de la Unión Europea).

6.- La inmigración es inasimilable y genera un modelo de sociedad dual de grupos (integrados/no integrados) tensionados pero que permite favorecer la solidez y proclamar al Estado democrático autoritario como poder dirimente del conflicto.

Es completamente cierto que el nuevo Estado digital construye la sociedad a su imagen y semejanza desde arriba. Operar de forma inversa, sin duda, es perder el tiempo. Así tenemos por cierta que la ilusión de una ‘revolución de los nuevos progres reaccionarios’ se organiza desde arriba contra los de abajo.

7.- Las élites políticas (como representantes de los grandes grupos tecnológicos, financieros y económicos que tienen su proyecto mundial en la Agenda 2030) sostienen radicalmente la necesidad de la inmigración (sin que sea necesaria desde el punto de vista estrictamente económico o desde cualquier otro que se pretenda) porque les guía la estrategia de un proyecto operativo tendente a modificar radicalmente la demografía y las características de sus poblaciones (imponer la inmigración como medio para realizar su proyecto de exterminación del modus vivendi de la población preexistente).

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Esas variables pueden darse todas conjunta y simultáneamente o no, unas sí y otras no, todo ello dependiendo de la naturaleza y del grado de digitalización de cada nación como de la intensidad de las resistencias que presentan (así tenemos, por ejemplo, España y Polonia donde comprobamos diferencias notables en la resistencia que ofrece el catolicismo organizado).

Estas serían algunas de las hipótesis que permiten aproximarse, en un primer intento, al fenómeno de la inmigración en Occidente, un fenómeno novedoso y que no ha existido antes nunca jamás. Sí ha existido inmigración entre y dentro de los países occidentales, migración entre países del entorno cultural, entre el campo/ciudad, etcétera.

La inmigración derivada de la esclavitud, siendo cierta y abundante en algunas zonas de universo geográfico de la primera economía-mundo capitalista, respondía a finalidades primordialmente de abaratar costes de producción. También podemos evocar las migraciones de pueblos nómadas (invasoras, en general) hacia zonas sedentarias. Lo dejamos aquí apuntado sin agotar todos los hechos del elenco histórico de los desplazamientos de las poblaciones en la historia.

Sin embargo nunca ha existido inmigración, en concepto reciente, con la intensidad de los flujos que se detecta actualmente, entre países extraños y sin una causa precisa y, además, sin compartir una mínima unidad étnica y cultural (la excepciones que puedan alegarse, justifican la regla, siendo muy discutible que la inmigración que se produjo, por ejemplo, después de la independencia de Argelia hacia Francia fuera ‘exógena y extraña’).

Sostener que la inmigración actual es causada por el calentamiento global es puro analfabetismo. Los motivos sobran: 1) habría que reconocer una mentira, por la cual el calentamiento o el cambio climático es cierto; 2) tendríamos que desconocer la historia de nuestra especie desde el paleolítico superior. Pero sobre todo tendríamos que ignorar los dispositivos reguladores internos de las poblaciones de origen y, sobre todo, desconocer que en las sociedades sedentarias las soluciones para sus excesos demográficos o al déficit de recursos no serían los fenómenos migratorios sino el acuerdo (comercio, tratados) y, cuando falla, la invasión (la guerra). Es ignorar, por último, que el crecimiento de todas las poblaciones sigue el modelo denominado ‘transición demográfica’ que supone una reducción progresiva de la curva que traza la tasa vegetativa a lo largo del tiempo hasta ser negativa.

Así pues, la inmigración no requiere un debate sobre sus consecuencias sino sobre sus causas. Y la primera de ellas, sin duda, estriba en comprender y en aceptar que existe inmigración desde el instante en que los países receptores y sus élites políticas la contemplan como una “necesidad”. Aquí no intervienen las poblaciones de los países receptores, al quedar excluidas, porque las finalidades políticas últimas consisten en exterminar el modus vivendi de las poblaciones endógenas.

Por tanto, el debate sobre la inmigración es y seguirá siendo una gran farsa mientras se realice y se proyecte sobre las consecuencias y no sobre las causas últimas que, ya lo hemos dicho, son estrictas y necesariamente políticas y que derivan del imperativo del modelo digital que actúa como proyecto para la nueva conformación de las poblaciones.

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Jose Sierra Pama
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Engracia Carcelero

EL GOBIERNO SOCIALCOMUNISTA ESTA PERMITIENDO LA ILEGALIDAD, FACILITANDO A LAS ONG MAFIOSAS DE LAS QUE ELLOS FORMAN PARTE FORRARSE DE DINERO, ESTO HAY QUE DENUNCIARLO AL TRIBUNAL DE DERECHOS HUMANOS POR TRATARSE DE MERCADEAR CON ESCLAVOS DE LA NEGRERIA A LOS QUE ENGAÑAN PROMETIENDOLES LO QUE NO LES VAN A DAR NUNCA Y MALVERSANDO MILLONES DE EUROS DE LAS ARCAS DEL ESTADO.

Lord Enzo

No habría que mezclar el de los gobernantes de asegurar el bien común de sus naciones con las exigencias que la misericordia impone hacia quien nos solicita auxilio. Y este no debe confundir- se con su acogida sin condiciones, sin hacer caso a la razón.
Pío XII escribió que: «Todos tienen derecho a un espacio vital familiar en su lugar de origen; en caso de que aquél se frustre, tienen derecho a emigrar y ser acogidos en cualquiera otra nación que tenga espacios libres». Por ello el derecho a emigrar es subsidiario.
Unamuno: «¿Qué hace la comunidad del pueblo, sino la religión? ¿Qué lo une por debajo de la historia, en el curso oscuro de sus humildes labores cotidianas? Los intereses no son más que la liga apa- rente de la aglomeración, el espíritu común lo da la religión . La religión hace la patria y es la patria del espíritu». Según de J M de Prada, la liga aparente de la aglomeración la pueden mantener artificialmente durante algún tiempo los intereses económicos, o la fuerza coactiva de las leyes; pero esta liga tiende siempre a la disgregación. Y, desde luego, las avalanchas inmigratorias la erosionan, generando tensiones que, tarde o temprano, la hacen saltar en mil pedazos.

Lrf

Los efectos también son importantes. Subyace una preocupación en la sociedad sobre : vivienda -okupas- , precariedad laboral, falta de recursos en sanidad, prestaciones gratuitas – sociedad del bienestar- etc., consecuencia de la inmigración?. O eres un buen anfitrión o decides no serlo, pero ya sabemos que todo depende del que tiene que abrir la puerta…y seguirá siendo así.

Alberto

Los razonamientos sobre la inmigración manifestados por el autor son prácticamente ciertos en su totalidad y coincidentes con una mayoría de ciudadanos y con una minoría que por su ideología o intereses políticos o simplemente porque no les preocupa o porque de momento no les afecta directamente piensan distinto.
Pero la inmigración ilegal y no controlada es un serio problema para Europa.

Fernando

Creo que en general estoy de acuerdo en algunos puntos de vista, la inmigración ya no es ni ir a explorar y repoblar nuevos lugares…sitios donde se vive mejor, Ni mucho menos debido a mejores lugares debido al cambio climático etcétera creo que la inmigración hoy x hoy es más cuestión política tanto en países emisores guerras, persecución política economía y demás y en los países receptores sobre todo porque creo que en algunos sitios interesa ya que es mano de obra barata que natalidad y aunque parezca mentira votos
(sin más tenemos a una política nuestra que lleva tiempo diciendo que se legalicen aprox. 500.000 personas irregulares)
Estoy de acuerdo en que esa inmigración sea por lo menos controlada dentro de las normas que tenga cada país y no al contrario intentar la adaptación nuestra cultura familias religión etc y encima se les una vez llegados una serie derechos equiparable a nosotros a toda esa inmigración que llegue…
Es lo que de momento pienso..
Y por todo lo anterior no creo que ciertos políticos se den prisa en solucionarlas..

Lola

Está claro que el tema de inmigración hoy en día está politizado como muchos otros. Ésta ya no es una inmigración buscando mejorar tú situación personal o familiar y buscando un nuevo horizonte donde crear un porvenir, mediante el trabajo y la adaptación a la cultura y sistema del país al que se emigra.
Eso quedó atrás, muchos años atrás cuando nuestros antepasados emigraban a Francia, Alemania, etc……
Nuestros políticos lo han convertido en un negocio para satisfacer sus necesidades, y los propósitos de éstos nada tienen que ver con las del país en cuestión que soporta una carga exagerada de población sin futuro.
Yo entiendo que las personas vayan de un país a otro en busca de un mejor nivel de vida, pero no comparto lo que nuestro país y más concretamente algunas ciudades de nuestro país tienen que soportar, sin tan siquiera una buena infraestructura.
En resumen una manipulación y un despropósito es lo que me parece.

navarjm

Hoy por hoy, solo conocemos los primeros pasos de la oscura agenda 2030. Por lo que se ha visto hasta la fecha, oligarcas del mundo entero, incluidos y principalmente occidentales, se ponen de acuerdo para CONTROLAR el mundo aprovechándo la era digital, Pero controlar el mundo, por mucha migración controlada o incontrolada por políticos de dudosa étlica, no CAMBIA EL MUNDO. Será complicado, no digo que no, la humanidad siempre ha dado 2 pasos atrás y 1 delante, «torres más altas han caido», solo tenemos que remontarnos a nuestra historia pasada, seguramente que pasarán décadas, pero a bien seguro que la sensatez, acabará saliendo a la luz en el momento que las libertades de la población se vean mermadas; saltarán tal y como ya ha sucedido en las ciudades Inglesas llamadas de los 15 minutos y que ahora se quieren implantar en nuestro pais, el caso no es otro que el de restringir libertades. Espero que más temprano que tarde, la población despierte de este mal sueño por el bien de la humanidad

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