23/05/2025 02:30

Ya no lo niegan, sino todo lo contrario, y en el colmo de su soberbia han dejado muy claro que todos los obispos españoles, por unanimidad –también los “eméritos” y jubilados, que conste–, apoyan el acuerdo firmado tras arduas negociaciones entre la Iglesia representada por el Vaticano, la Conferencia Episcopal Española y el arzobispado de Madrid-Alcalá, con el Diablo, es decir, con el actual Gobierno que cuenta con el respaldo unánime también de los partidos ateos y por ello tradicionalmente anticatólicos protagonistas de la que fue, en proporción, la mayor persecución que ha sufrido la Iglesia a lo largo de toda su historia; la cual, si llega a triunfar, la hubiera borrado de la faz de nuestra Patria por décadas. Que conste que la próxima profanación de la Basílica del Valle de los Caídos, porque eso de “resignificación” es un eufemismo diabólico, se va a hacer ante todo por culpa de la jerarquía, de toda ella y por unanimidad según han confesado, y por la colaboración del clero que con su silencio otorga.

El “acuerdo de los 30 euros de plata”, como ya se le conoce, que la jerarquía quiso e intentó en su estupidez y desvarío que permaneciera oculto, ha sido desvelado en todo su alcance por la otra parte, cómo no, encantada además de hacerlo para dejar en evidencia a esa Iglesia que llegada al fondo del pozo se afana en escarbar.

El pacto, realmente infernal, ha quedado por fin al descubierto. Los antiCristo se comprometen a retrasar, que no a cancelar, el pago por la Iglesia de las indemnizaciones por los casos de pederastia –en un noventa por ciento sodomítica– de sacerdotes y religiosos; a retrasar, que no a cancelar definitivamente, la imposición del pago del IBI a los inmuebles de la Iglesia; a mantener las cuantiosas subvenciones que recibe por varias causas, entre ellas la todopoderosa Cáritas; y, no lo olvidemos, a contar con el respaldo explícito de la Iglesia a la sistemática regularización, o sea, legalización y posterior nacionalización, de todos los inmigrantes ilegales que están en España, que lleguen o que puedan llegar sin límite ni de número ni de tiempo. Por su parte, la Iglesia se ha comprometido no sólo a permitir, sino también a figurar activamente en la comisión que va a profanar la monumental, icónica y maravilla del mundo que es la basílica del Valle de los Caídos que, como se barruntaba, los antiCristo y la antiEspaña quería no sólo desacralizar, sino más aún derribar su emblemática cruz que es, no se engañen, lo que odian con la misma saña como lo hace Belcebú.

Estamos ante un pacto de naturaleza mefistofélico sin parangón, sin precedente, pero que lo sienta para otros venideros, pues a no tardar mucho se ampliará, porque Satanás no se conforma con algo, sino que siempre lo quiere todo. Y es que el hilo conductor está también claro. Conseguida la profanación de los restos de Francisco Franco, que no olvidemos reposaban en la misma basílica, o sea, y esto es lo importante, en sagrado, y conseguido profanar los de los allí enterrados de uno y otro bando, entre ellos no pocos mártires –sobre cuyas reliquias, prueba de su heroísmo martirial, han escupido como los fariseos contra el rostro de Nuestro Señor–, los esbirros de Mefistófeles han ido a por el templo en sí, su cruz incluida, sabiendo que enfrente tenían una jerarquía entregada por dócil, adocenada, decadente, mundanizada, que no quiere problemas y menos es capaz de dar la cara, para qué hablar de la vida, por Cristo, porque en realidad no creen, de ahí su deriva desde hace décadas entregados a todo tipo de modas, ideologías, usos y costumbres, y aggiornamientos, que no sólo no iban a defender el Valle de los Caídos, su basílica y los allí enterrados, sino que incluso lo que querían era quitarse de una vez por todas tal problema, tal causa de incomodo recurrente que les impedía vivir en la indolencia a la que son adictos. Así es que, en realidad, el Gobierno sabía que la cosa pintaba fácil, que bastaba con apuntar a la cruz, que es lo que más se ve, para que cedieran en todo lo demás, como así ha sido. Lo que ocurre es que también saben que en unos años conseguirán la cruz porque el que cede un poco, cede poco a poco, como viene haciendo la Iglesia, y al final lo cede todo. Porque saben que, como dice precisamente el Evangelio, quien no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo mucho.

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El problema, la cuestión, es aún más grave si tenemos en cuenta que para llegar a firmar el pacto diabólico las dos partes han tenido muy en cuenta que podían contar con los “fieles”, o sea, con los que se dicen católicos, los cuales llevan décadas siendo trabajados por ambos, y más si cabe aún por la propia Iglesia, por su jerarquía y clero, habiendo sido reducidos hoy en día a una masa informe, aborregada, deficiente, estulta, discapacitada intelectual y doctrinalmente, manipulable hasta lo indecible, dispersa y sesteante que traga con todo con tal de que la dejen en paz, que no aspira nada más que a pasar los días convencida de que ni Satanás ni el infierno existen, de que la misericordia de Dios es infinita hasta el punto de que todos sin excepción y hagamos lo que hagamos nos salvamos e incluso también de que tras la muerte no hay nada, ni Dios, ni Cielo, ni Infierno, sino que nos desvanecemos en esa misma nada de la que un día vinimos. Y es que la labor de zapa de unos, y la de dispersión de los otros, cumple ya medio siglo, e incluso más, y ha sido muy eficaz, porque el Maligno tiene inteligencia, capacidad de aprender de sus errores y es un gran profesional de los suyo que, además, nunca se toma vacaciones, por lo que no ha cesado de trabajar en perder a los pastores consciente de ser la mejor forma de hacerlo con las ovejas.

Ante lo que vemos, lo que tenemos que hacer los que conservamos, gracias a Dios, la Fe, es no dejarnos llevar por tan malos pastores, aprovechar de ellos sólo los sacramentos, que nos son vitales, aún a pesar de que el Señor los sigue depositando en sus manos por muy sucias que las tengan, y mantenernos firmes, aprovechando la gran oportunidad que se nos ofrece de ganarnos el Cielo, o al menos el Purgatorio, precisamente porque en tiempos de desolación, de persecución, como son estos, ambos se ponen, en realidad, más baratos con tal de que no tengamos miedo, estemos incluso alegres y perseveremos; que cada cual tendremos que responder, cuando nos sentemos en el banquillo de los acusados, sólo de lo nuestro, no de lo de ellos.

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Francisco Bendala Ayuso
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Hakenkreuz

Hoy, 7/4/2025, Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Orhiuela (Alicante), ha hablado en el programa Sexto Continente de Radio María sobre el contencioso del Valle de los Caídos y sobre las deliberaciones que la Conferencia Espiscopal ha mantenido al respecto de la tan citada y manipuladora «resignificación»: Los términos en los que Mons. Munilla ha hablado difieren radicalmente de los que ud., señor Bendala Ayuso, expone en este artículo Le animo a que lea lo que santa Brígida de Suecia dice del estado de la Iglesia en la Roma del siglo XIV, para cerciorarse de que el mal comportamiento de la jerarquía, no invalida en absoluto la solidez de la Iglesia Católica, victoriosa e imperecedera ante el mundo y el infierno entero. Que pierda la esperanza de derrotarla todo enemigo suyo, incluso los de dentro.

Pido a Dios Todopoderoso que, por el bien eterno de sus almas elegidas y por su Santa Iglesia Católica Apostólica, que no es solo sus prelados o jerarquía, sino millones de hombres y mujeres que aman a Cristo por encima de todo,castigue el trabajo de satanás (me niego a citarle con mayúsculas), dividiendo incluso a los mismos católicos, política, satánica política, como siempre, de por medio. ¿A quién somos fieles realmente, a Dios, o a la política de unos u otros a conveniencia de nuestros propios intereses?¿Por qué ha de defender la Santa Iglesia Católica Apostólica una u otra opción política y no alejar a sus fieles de todas ellas, pues la Palabra de Dios no es política en ningún sentido?. Maldita sea la política, sea del signo que sea. Que Dios erradique de todo corazón todo tipo de política, siempre embustera, siempre al servicio de satanás, padre de la mentira, es decir, de la política, o que queme en el infierno de una vez a todos los falsos doctores que la propagan (políticos y adláteres de cualquier tipo) y arrastran tras de sí a millones de incautos creyentes, por amor a las almas por las que sufrió su Pasión y Muerte Redentoras y Salvadoras, a las que quiere salvar, puede y va a salvar.

1º El Valle de los Caídos es Patrimonio Nacional, cuya gestión corresponde al Estado, no a la Iglesia. Es una de las cosas que el gran católico y ejemplar español, Francisco Franco Bahamonde, de gratísimo y agradecidísimo recuerdo entre nosotros, los católicos como él, no dejó «atado», y mucho menos «bien atado». Ojalá hubiese dejado el Valle de los Caídos en manos de la Santa Iglesia Católica Apostólica, pero no es así por desgracia. Por todo ello, la competencia sobre el Valle, corresponde, desgraciadamente, al Estado. Pero como patrimonio nacional es de TODOS los españoles, no solo de los partidos políticos en el poder, por lo que ningún derecho tiene gobierno alguno para enajenarlo, destruirlo o transformarlo a su gusto. «Resignificar» el Valle de los Caídos sería tanto como eliminar toda pintura católica del Museo del Prado porque la democracia es «aconfesional».

2º Recordamos que entre 1931 y 1939 aquí, en España, se asesinaron a más de 8.000 sacerdotes, religiosos y religiosas, se asesinaron a más de 60.000 fieles católicos, se torturaron a centenares de miles de españoles y españolas católicos (por ir a misa, signo «fascista» según rojos y antiespañoles. Todo ello sin saberse de una sola apostasía) y se destruyeron más de 7.000 templos, iglesias, catedrales, monasterios, abadías, basílicas, escuelas, institutos católicos, etc. ¿Tuvieron la culpa los obispos españoles de entonces de todo ello, fueron unos iscariotes o vendieron la Iglesia entonces a la «República» y abandonaron a nuestros antepasados entonces? Que se sepa, solo Fracesc Vidal y Barraquer, obispo de Tarragona, no se sumó al apoyo a los católicos españoles que lucharon contra rojos y antiespañoles en aquella Cruzada por la supervivencia de la Santa Iglesia Católica Apostólica y de la propia España como nación libre del infierno soviético, y todo por agradecimiento al genocida antiespañol Lluís Companys, que lo salvó de ser ejecutado por los anarquistas en Barcelona, no así a su obispo auxiliar. Culpar a los obispos de la pérdida de patrimonio católico es tal disparate que pone muy en duda la fe de los que los atacan por tal causa, que no por lo de la política, que ahí está la clave de todo, la seducción de la maldita política, que eso es lo que ha lastrado a toda la Iglesia y no otra cosa.

3ºLos obispos no tienen armas ni fuerza militar con la que defender un patrimonio de TODOS, que no solo del satánico, criminal, antiespañol y genocida PSOE y sus adláteres rojos y antiespañoles vascos y catalanes (que piden la «independencia» para sus regiones, pero que exigen destruir el patrimonio español. Menuda «coherencia» «independentista»). Es la Guardia Civil, la de aquel capitán Cortés que defendió durante meses heroica y católicamente el Monasterio de Santa María de la Cabeza en aplastante inferioridad contra carros de combate soviéticos y contra una aplastante superioridad de rojos al asalto de aquel lugar sagrado.
¿Dónde está hoy la Guardia Civil? Acusar a los obispos de no defender el Valle de los Caídos y callar la actuación de Guardia Civil y Ejército español, que son los que deberían defender el Patrimonio Nacional, el de todos los españoles, repito, que no solo de rojos y antiespañoles… ¿Luego la «resignificación» del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, profanarán las tumbas de los reyes del pasado, etc.? Y el ejército español, ¿ qué hace?¿Qué hace la Legión, que tanto decoro exhibe con el Cristo al hombro?¿Dónde está la Legión española tanto que se acusa a los obispos de cobardía y de traición?

4º Monseñor Munilla ha dejado bien claro que el gobierno rojo y antiespañol actual, como siempre, es un maestro de la manipulación. Que está acosado por un puñado de causas judiciales de macro corrupción, incluso en los miembros de la familia del corrupto y criminal presidente, y que trata de desviar la atención de los españoles hacia otros frentes que abre a conveniencia manipuladora. Ha puesto también la grabación de las declaraciones recientes del bolchevique anticristo mediático «Gran Wyoming» quejándose de la «bajada de pantalones» ante la Conferencia Episcopal de los miembros del gobierno, incluso después de que el corrupto y putero ministro canario Torres afirmase el año pasado que la comunidad benedictina tenía que abandonar el Valle de los Caídos. ¿Se van a ir del Valle los benedictinos o se van a quedar?¿Y el P. Santiago Cantera, ha sido expulsado del Valle o solo ha perdido el priorato?

Los obispos españoles, como los de tantas naciones del mundo, han sido satánicamente seducidos por la política. Y ahora cosechan las consecuencias. Han llegado a caer en el engaño aristotélico de que la política es «la búsqueda del bien común del pueblo», cuando el «bien común» (término falaz y político), no es otra cosa que la salvación eterna de las almas, así lo denominan todos los santos, la élite verdadera de la Santa Iglesia Católica Apostólica, hoy, por desgracia para las almas, tan denostados, despreciados y relativizados, pero no derrotados, pues su triunfo acaecerá con el de los verdaderos fieles.
Los obispos han creído que por medio de la política, el diálogo (con satanás y su estirpe) y la diplomacia, se lograría el «bien común» del pueblo. Han llegado a calificar la política de «caridad», incluso de la «forma más noble de caridad». Y no solo eso, sino que han caído en el engaño de incluir en el magisterio lo que denominan «doctrina social de la Iglesia», es decir, una «orientación» (más bien división y desorientación) para los católicos ante «problemas sociales» de la modernización, desde la desafortunadísima y aclamadísima Rerum Novarum (1891) de León XIII. Evidentemente se trata de un engaño que no viene de Dios, ni de ninguno de sus elegidos, no es Revelación, sino instrumentalización política de la Iglesia, con sus horrorosas consecuencias que hoy pagamos más que nunca. Se trata de una satánica seducción que ha engañado incluso a los mismos elegidos de Dios. Y ahora sufre toda la Iglesia las consecuencias de semejante engaño.

Si se politiza la Palabra de Dios, al modo como el judaísmo politizó la Revelación de Dios al pueblo judío desde los patriarcas, no es de extrañar que la Cristiandad quede dividida, surjan cismas, divisiones, como la de ahora respecto al Valle de los Caídos, pues lo que se puede deducir de la aceptación de la política entre los fieles es que la Iglesia ya no propague la Palabra de Dios, sino que se convierta en un foro de tendencias opuestas y se trate de instrumentalizar la Iglesia a la conveniencia política de cada cual, es decir, se protestantice la Iglesia del mismo Señor, la Santa Iglesia Católica Apostólica. De ahí la condena a los obispos por creerlos demasiado «blandos» o por creer que ceden ante el Gobierno.

6º Dios impida que se toque una sola piedra del Valle de los Caídos y que se deje en paz a la comunidad benedictina y de fieles que allí celebran misa, pero fuera divisiones políticas de la Iglesia Católica. Sirva este contencioso para desterrar ya de una vez la política de los corazones de los fieles. En nadie podemos confiar en la política. Solo podemos confiar en el Señor, que no quiere una Iglesia dividida o instrumentalizada en uno u otro sentido. Que el Señor nos ayude y libre al Valle de los Caídos de sus enemigos.

Maruja Montenegro

CLARO, YA LO DIJO LA SANTISIMA VIRGEN EN LA SALETTE (FRANCIA). «ROMA PERDERA LA FE Y SE CONVERTIRA EN LA SEDE DEL ANTICRISTO»

Lupulo

Necesitamos una iglesia nacional, y no esta inmundicia romano-católica.

N.B:otro logro no pequeño de Putin ha sido recuperar la iglesia ortodoxa. No era fácil; lo pudo hacer en la medida en que es una iglesia nacional.

Hakenkreuz

Sería tan extremadamente satánico someter a la Santa Iglesia Católica Apostólica a los dictados y caprichos de los políticos progresistas como a la de los conservadores, todos ellos siervos de satanás, como bien claro ha dejado la historia de la salvación con respecto a la responsabilidad democrática tanto de progresistas, como de conservadores, en la expansión del comunismo de Rusia por el mundo, extremo que Nuestro Señor y su Santísima Madre quisieron evitar por la persecución que de los verdaderos fieles se llevaría a cabo de producirse tal cosa y sus horribles consecuencias en orden a la salvación eterna de incontables almas. Tan culpables son de la expansión de los errores de Rusia por toda la tierra los conservadores como Churchill y Eisenhower, como el progresista FDR, en contra de lo que los enemigos acérrimes de Dios y futuros inquilinos del infierno creen o les han hecho creer con engaño desde los años treinta del siglo pasado.

La Santa Iglesia Católica Apostólica es de Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, que eligió a sus Apóstoles por propia y Santísima Voluntad. Fue Jesús quien eligió a sus Apóstoles, incluso al traidor Iscariote, no los Apóstoles al Señor.
Una firme tradición apostólica, por lo tanto, exigiría que solo los elegidos de Dios, los santos, pueden ser prelados de su Santa Iglesia Católica Apostólica, nadie más. De lo contrario, todos aquellos que quieren instrumentalizar la Iglesia en beneficio propio, en beneficio de los que se buscan a sí mismos, de sus intereses mundanos en la política o los negocios, pondrán como prelados a sus ministros políticos o empresariales, no a los de Dios, sino a los de los intereses mundanos. Esto es un ultraje extremo a Dios Nuestro Señor, pues lo que el Señor nos prescribió es que difundiésemos el Evangelio por toda la tierra, a todas las criaturas, haciéndolos discípulos de Jesucristo Nuestro Señor por medio de los sacramentos, comenzando por el Bautismo, y no prescribió política alguna, siendo Él mismo víctima de los políticos de su época, que le consideraban un peligro por su influencia.

Por todo ello, la Iglesia Católica ha de ser enemiga mortal de todo régimen político, excomulgar a políticos, mercaderes y votantes que traten de instrumentalizar la Palabra de Dios en beneficio propio, como hicieron los judíos con la Verdad Revelada por Dios a los patriarcas y a Moisés, convirtiéndola en el político mesianismo denominado judaísmo, infiel a Dios y a sus Mandamientos, por mucho que lo honren solo con los labios.
No se puede politizar la Palabra del Señor, sus mandamientos, pues de tratar de hacerlo, se incurriría en herejía protestante o de cualquier otro tipo, en falsa doctrina y en enseñanzas vanas que tendrán su correspondiente pago en el infierno. Ya hemos sido advertidos de los falsos profetas y doctores. El NT está lleno de alusiones, empezando por las advertencias del Señor contra la levadura de los fariseos.
Por todo ello, la Santa Iglesia Católica Apostólica, que es una, santa, católica y apostólica según la profesión de fe, no puede ser una «iglesia nacional» al servicio de políticos (y votantes) anticristos como Vladimir Putin, Stalin, Enrique VIII y sucesores, los príncipes alemanes, Mahoma, etc. No puede ser un nido de falsos obispos y falsos doctores cismáticos, que lo único que han provocado es cisma tras cisma. Y eso el Señor jamás lo quiso y rezó para mantener la unidad de su Santa Iglesia, que es la Católica Apostólica. Los cismas son queridos por el demonio y los suyos, no por Dios. Dios lo que quiere es la vuelta del hijo pródigo y la comprensión del hijo fiel cuando se convierta.

Todo católico quiere íntegro el Valle de los Caídos, su Cruz, su Basílica, todas las construcciones y símbolos religiosos y no religiosos y quiere que los monjes benedictinos, con el Prior Santiago Cantera, sigan allí hasta el Juicio Final rezando por España y los españoles, de hoy y del pasado, que tantísima falta hace. Todo católico quiere que se respete porque significa muchísimo para todos nosotros y sufre lo indecible ante estas embestidas de los siervos del demonio envenenados de odio, sedientos de hacer daño y como si les faltase tiempo para sus fechorías diabólicas, que no pueden soportar al Señor, a su Palabra y a los símbolos de nuestra fe (ya han retirado incontables cruces y han borrado nombres de caídos por Dios y por España de incontables pueblos y ciudades, lo cual es un ultraje a todos los católicos verdaderos y a Dios mismo que no pasa desapercibido), pero lo que no pueden ni deben lograr jamás esos enemigos de Dios y de España, que son los mismos, es la apostasía de los fieles por culpa de los errores de sus prelados seducidos por la mentira y el engaño de la política, el diálogo con satanás y sus siervos y la diplomacia. La soberbia no debe prevalecer. No se puede renegar de la Santa Iglesia Católica Apostólica por culpa de papas, cardenales, obispos o sacerdotes que hayan sido infieles al Señor, bien por engaño, bien por cobardía, bien por falta de fe. No se puede uno escudar en sus infidelidades para abandonar al Crucificado, que es el único que puede frenar a las huestes del infierno que ahora acosan al Valle de los Caídos para disimular sus crimines masivos y su corrupción a sus propios correligionarios, tan endemoniados como ellos mismos.
Por ello, que todos los católicos pidan a esos mismos prelados de España: nuncio, cardenales, arzobispos y obispos, todos ellos, que consagren España, una vez más y una vez cada año de ahora en adelante (insistiendo como la viuda al juez), al Inmaculado Corazón de María Santísima y al Sacratísimo Corazón de Jesús. Es una petición que todo católico verdadero debería hacer a los obispados y a la Conferencia Espiscopal que en modo alguno puede ofender la más mínima sensiblidad entre los fieles y entre los prelados, dando gloria a Dios con ello, que no escatimará su Imprescindible Ayuda. Solo Dios une, la política divide. Recurramos a Dios, no hagamos lo que hicieron los que en el pasado debieron consagrar Rusia y no lo hicieron a tiempo de evitar lo que vino y lo que hoy acontece no solo en España, sino en el mundo entero.
Que los prelados de España en su totalidad consagren sin excusa alguna España al Sacratísimo Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, hasta que se haga efectiva la promesa que el Señor hizo al Beato Bernardo de Hoyos, a san Antonio María Claret y a Santa Maravillas de Jesús. No se puede despreciar esta petición hecha por el rebaño de Dios. Lo necesitamos más que el aire que respiramos. Pídase por parte de todos los católicos a los obispos sin complejos, sin prejuicios, sin temor y sin soberbia o autosuficiencia. Quien cree en Dios, cree que solo Dios todo lo puede. Solo Dios nos puede auxiliar y ayudar en esta hora oscura como ninguna. Apremio.

Hakenkreuz

La Virgen Santísima, en sus apariciones de La Sallette (Francia) a los dos pastorcillos franceses, no les dijo nada sobre Roma en absoluto. Lo que los luteranos o calivinistas, con sus decenas de miles de sectas al gusto del pecador (consumidor), endiosados por su subjetiva interpretación a su gusto, inventan es propio de su servidumbre a satanás, inequívocamente, y muy propio de los últimos tiempos, pues viendo sus errores ahora que las supersticiones herejes quedan al descubierto, les falta humildad para convertise y pretenden morir matando, poseídos por el demonio debido a su soberbia.

La Virgen Santísima se quejó llorosa allí de la falta de fidelidad de la gente del pueblo, que ya no iba a misa ni los domingos, que en Cuaresma, los viernes, comían carne como perros sin respetar la vigilia, que habían sufrido un castigo por su pérdida de fe en sus cosechas de trigo y que si no se enmendaban vendrían castigos peores (filoxera, p. ej.), etc. Les reprochó su falta de fidelidad al Señor. La Santísima Virgen María estaba muy afligida por ello y pretendió evitar sufrimiento al pueblo. Pidió que se diera a conocer las ofensas que se profieren contra Dios por su infidelidad en un pueblo que lo abandona y rechaza, para que cambiasen de actitud y volviesen arrepentidos a la Iglesia. Pero no les reveló nada de nada de los prelados de Roma o de cualquier otro lugar a los dos pastorcillos. Como tampoco afirmó tales cosas en sucesivas apariciones que en los dos últimos siglos, desde 1830 a santa Catalina Labouré, viene realizando. Incluso en Fátima afirmó que el Santo Padre tendría que sufrir mucho, lo que da de pensar en si realmente los papas son libres o están cautivos de otros poderes mundanos y por eso, y porque tienen que callar, sufren lo indecible, quizá para prevenirnos de un intento de exterminio de todos los católicos por parte de los demás, que son muchos más y al servicio de satanás.
Sólamente, en unas supuestas apariciones que la Iglesia todavía ha calificado como «no consta», pero que están abiertas a investigación y que gozan de respaldo de santos insignes como san Pío de Petrelcina, en San Sebastián de Garabandal (Santander, España), la Santísima Virgen afirmó a cuatro niñas, supuestamente, que «muchos cardenales, obispos y sacerdotes van camino de la perdición, y arrastran con ellos a muchos». Desde luego que los acontecimientos que se han repetido con desgraciada frecuencia en el post concilio, especialmente en Europa, invitan a pensar que tal afirmación puede ser cierta, aunque habría que matizar el porqué y en qué contexto lo dijo, quizá se refería a los cardenales, obispos y sacerdotes infiltrados por ideologías satánicas políticas que han protagonizado todo tipo de escándalos, como los hubiese protagonizado Pedro Sánchez o los de su ideología satánica si en lugar de la política, la internacional socialista les hubiese exigido entrar en un seminario, como todo el mundo puede entender. La Iglesia no excluye a nadie y no puede hacer un exhaustivo proceso de selección de sus miembros de la curia, pues ya sabemos lo que ocurrió con el Iscariote. ¿Acaso se puede culpar al Señor de haberle elegido entre los doce? Y eso que el Señor ya sabía quién le habría de traicionar.

Los escándalos protagonizados por falsos prelados o falsos sacerdotes infiltrados por satanás para hacer daño desde dentro a la Santa Iglesia Católica Apostólica, han alejado a muchos fieles de la Iglesia, muchos con heridas muy grandes, pero lo cierto es que la Iglesia ha sido víctima de esos escándalos tanto como el Señor lo fue de la traición de Judas Iscariote, sin invalidar en absoluto la incomparablemente bella Verdad contenida en los Evangelios. No importa lo que unos mortales hagan o digan, importa lo que Dios revela y haga. Y Dios solo se expresa y actúa por medio de los santos, todos ellos católicos apostólicos fieles a Jesucristo y sus apóstoles, con san Pedro, sepultado en Roma, a la cabeza.

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