20/05/2024 16:42
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Como no hay bien que por mal no venga, y nuestra época no iba a ser una excepción, la epidemia vírica que padecemos, sin duda un grandísimo mal, está sirviendo al menos para un primer bien: conocer directamente y sin paliativos la inmoralidad, ineptitud y falta de seso de los dirigentes y militantes marxistas que nos desgobiernan, así como la de sus aliados secesionistas de cualquier pelaje.

Las varias intervenciones de Sánchez; las declaraciones de sus ministros, asesores y demás paniaguados que le rodean; la de los dirigentes socialistas y comunistas en general; las de las feministas y la de no pocos militantes de base, ponen en evidencia sus manifiestas discapacidades mentales, su anacrónica visión del mundo actual, de la realidad, su ensimismamiento y permanencia en actitudes y conceptos propios del primer cuarto del siglo pasado siempre fracasados; en absoluto “progresistas”, sino retrógrados, rancios y caducos.

Sánchez ya no sabe qué hacer para intentar salir del pozo vírico en que se ha sumido por mor de su estupidez, soberbia, ineptitud y desfachatez. Iglesias campa a sus anchas creyéndose que está en la antesala de 1917. De los ministros para qué hablar, pues ya lo han hecho ellos y no sabemos si dan más risa que pena. Incluso antiguos dirigentes, como Leguina, no han perdido oportunidad para rebuznar tachando de “fascista” el confinamiento, cuando encerrar a sus ciudadanos fue marca exclusiva del marxismo en todos los países donde tuvieron la mala suerte de conocer el “paraíso socialista”; ni la Italia fascista, ni la Alemania nazi impidieron a sus ciudadanos salir o entrar del país, residir donde quisieron, viajar y comerciar. A Torra y a los proetarras vascongados les hemos visto intentar impedir que las FFAA o las fuerzas policiales cumplan con su labor, en este caso además sólo humanitaria, porque ya sabemos que no hay nada más inhumano que las enfermizas ideologías separatistas. La caterva de sindicalistas de clase y de militantes de base, con su silencio cómplice ante la debacle del Gobierno, dan también un ejemplo de su baja ralea. Las feministas, ong,s y demás satélites de la dictadura que nos somete, que ha convertido España en una prisión descomunal, se arrastran cual gusanos a la espera de emerger tras el apocalipsis para intentar lavar la cara a los que la tienen más sucia que el carbón. En definitiva, el marxismo y su encarnación frentepopulista bis se muestra tal cual es: heredero directo de aquel primero que, además de alimentarse de la miseria del momento, sin intención de ponerle remedio, no dudó en causar una cruenta guerra civil, porque para el marxismo la vida de los demás, incluso de los propios, nada vale. Porque para él, el hombre es sólo materia, un trozo de carne y huesos, menos aún que los animales, algo de usar y tirar.

No hay que dar tregua a esta pandilla de indeseables. No se puede entrar en su juego como está haciendo, de nuevo, el PP; no así VOX, menos mal. No les interesa terminar con la pandemia. Pero sí la ruina subsiguiente, porque se alimentan del dolor y de la necesidad de los demás para encaramarse al poder con el único fin de disfrutar de todo tipo de prebendas e imponer totalitariamente sus ideas aberrantes, degeneradas, destructivas. Hay que forzar la dimisión inmediata de este Gobierno, de esta cuadrilla de matarifes. Hay que echarlos ya. Hay que salvar a España, a los españoles –incluso a los que no lo quieren–, hay que reconducir no sólo la nefasta gestión de la crisis vírica, sino el subsiguiente rumbo de nuestra patria. No sólo nos va en ello la economía, sino incluso la vida. Hay que ponerse manos a la obra para erradicar para siempre de nuestro suelo patrio cualquier posibilidad de que estos descerebrados levanten cabeza. Sólo así volveremos a hacer de España una nación libre de verdad, orgullosa de sí misma, plena de humanidad, orden, justicia, prosperidad y paz.

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Francisco Bendala Ayuso
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