En una realidad paralela, Pedro Sánchez estaría detenido y listo para ser juzgado

Vergüenza mundial: Pedro Sánchez está más que calado.

En una realidad paralela donde España hubiese aprendido de los antecedentes de sus capítulos más aciagos y conviniese en Justicia valorar con dignidad la Historia que tanto ha costado escribir, habría una operación conjunta policial y militar para desalojar al criminal que se aferra al sillón de La Moncloa después de dejar un rastro pestilente de traición y criminalidad, desafiando los propios designios elementales del mérito democrático; no se permitiría que un corrupto criminal siguiera sujetando las riendas de un país para manipularlo al antojo delicuescente. En otra dimensión donde España no se dejase sobrepasar por las artimañas y fullerismo de un delincuente común que ha demostrado una ilimitada carrera delictiva bajo el disfraz de la política, se contemplaría intervenir el consejo de ministros mediante una directiva europea consciente de que la podredumbre tiránica de un país miembro afecta al conjunto de la Unión. Sus aliados y cómplices quedarían neutralizados para ser investigados en el conjunto criminal que habría pretendido pudrir el Estado de derecho y normalizar la acción, desde la disimulada intención del delito, con rango de decreto ley.

En un mundo más ordenado, coherente y defensivo frente al Mal, los servicios secretos de los países que miran con recelo la corrupción sanchista extendida en pleno al PSOE, trabajarían extensivamente para cercenar de un tajo las cabezas de esta Hydra en que se ha convertido Sánchez como amenaza desde el gobierno secuestrado de España. En otros lares espacio-temporales con paralelismos dimensionales según los criterios cuánticos, Pedro Sánchez habría sido apeado del poder para llevarlo en volandas ante un complejo tribunal establecido para cubrir el sin fin de causas acumuladas transgrediendo la totalidad del Código Penal y con la inclusión del delito de alta traición que, de ser juzgado con grado sumarísimo, comportaría las penas más severas para el mayor criminal político surgido en España desde los tiempos de la Guerra Civil.

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Debería ser en otras realidades paralelas que las artimañas de un grupúsculo de desalmados y cizañeros se viesen revertidas como los múltiples planes de disensión y malignidad que colapsan la vida de millones de ciudadanos dirigidos por una minoría política constituida por forajidos de toda especie, parásitas alimañas que socavan el natural devenir de la convivencia e imponen el Mal por encima de los valores históricos del Bien, siendo así que parecen discípulos de ese Satanás desatado sobre la tierra del que se habla en las profecías apocalípticas.

De no ser tan imperfecta, cobarde, consentidora y con un punto de gilipollas, esta España perjudicada desde hace seis años por el trilerismo de mediocres ventajistas sin escrúpulos, ya habría tomado las medidas que demanda una emergencia nacional con la defensa práctica de una supervivencia frente al peor enemigo infiltrado contra la propia supervivencia de un histórico país pleno de heroicidades civilizadas que pretenden anatemizar.

Sería en otro mundo, otra dimensión más perfecta, otro tiempo donde se filtrara la carroña que no hubiese un Pedro Sánchez facilitando la diversidad del crimen y la siembra de la cizaña, pero como vivimos en esta tierra del año 2024, estamos obligados a la defensa de la libertad, del sentido común, del criterio del Bien frente a la malignidad y a obrar con decisión histórica para librarnos de un sinvergüenza que en el poder hace y deshace para encubrir fechorías, corrupción y delitos del que no se libra ni un solo miembro del consejo de ministros, ni la bancada social comunista que le secunda para eternizarse en un gobierno secuestrado a la España real.

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Así pues, obren los servicios secretos internacionales su venganza, si así tercia, y saquen a la luz la inmundicia de Pedro Sánchez hasta enterrarlo política y personalmente. Si acaso, le asome la cabeza para retratarlo de frente y perfil, así quede para la postrera historia la verdadera foto que debería prevalecer por encima de todas las que este narcisista sin conciencia se ha hecho a costa del sacrificio de los ciudadanos de bien.

Si no hay realidad paralela, venga con Justicia la única, honrada y decente que merece España.