22/11/2024 02:33
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El sociata Antonio Miguel Carmona, nombrado vicepresidente de Iberdrola España, nuevo cargo ad hoc en la filial la “villareja” Iberdrola que preside el siniestro Ignacio Galán. Puertas giratorias, asunto tan sobado como sórdido. Ya sea como asesores, consejeros, directivos o incluso consejeros delegados y presidentes, Red Eléctrica de España (REE), Endesa, Ibedrola, Gas Natural-Fenosa y Acciona han nutrido sus cuadros de exgallifantes y exdirigentes nacionales. PSOE y PP, la misma mierda es, fuentes nutricias. Por empresas, REE ha empleado a José Folgado, Jordi Sevilla, Miguel Boyer, Beatriz Corredor, Ángeles Amador, Santiago Lanzuela, Luis Atienza, José Manuel Serra, Alberto Nadal y Luis Valero, entre otros. En Iberdrola, Ángel Acebes, Braulio Medel, Ignacio López del Hierro y Manuel Amigo Mateos han prestado amables servicios. José María Aznar, Luis de Guindos, Narcís Serra, Miquel Roca y David Madí han “currado” para Endesa, al igual que Felipe González lo hizo para Gas Natural-Fenosa. Lo dicho, pura putrefacción, indistinguibles y mutuamente necesitados Gran Leviatán y Gran Capital.

Altos precios de la luz (y del agua y de todo)…

Mediados los noventa, mula ciega de la liberalización del sector eléctrico Generación y comercialización, pues. Un servicio tan básico, prostituido. Los precios de la factura lumínica, por las nubes (y lo que te rondaré morena). Los abusos (tarifarios y no tarifarios) de las eléctricas, sistémicos y sistemáticos. Sus opacas y especulativas prácticas, el cuento de jamás acabar. Sus beneficios, eso sí, muy suculentos. 6000 millones, 2020, plena PLANdemia. Y sus robos, insuperables: un ejemplo, vuela teclado, los 3.500 millones de euros que cobraron indebidamente en conceptos de Costes de Transición a la Competencia (CTC).

Al incrementarse  el precio de la energía con la que se produce o transporta casi cualquier cosa que consumimos vamos directos hacia un devastador colapso de la clase media. Hacia su paulatina e irreversible depauperación. Y con la farsa climática pululando en atmósfera, geoingeniería mediante,  inexorablemente, todo a peor. El planeta entero. No es que tal persona, o tal empresa, o tal municipio vayan a ir a peor, de hecho habrá gente, compañías y localidades que mejoren, pero en su conjunto el planeta fluirá hacia un ocaso que afectará a unos muchísimo más que a otros. LO de siempre, toda la puta igual: memento La Polla Records. Recuerden, también, diabólica Agenda 2030, » No tendrás nada y serás feliz». Pues eso.

Lo peor siempre está por llegar

Y rememorando la clarividente conferencia que ofreció en Santander el 20 de octubre de 2016 el catedrático en economía, Santiago Niño Becerra, donde nos ofrecía exterminador estudio de Société Générale del año 2005 donde se alertaba a sus accionistas que la verdadera y profunda crisis comenzaría en 2020 (¿Casualidad?¿Causalidad?) y que no se detendría hasta 2050.

Niño Becerra, culmen. Glosando, industria 4.0 mediante, el oscurísimo mundo que se avecina, de pufo en pufo, de  inducida conmoción a provocado shock, desde la masiva destrucción del empleo por los robots y la concentración salvaje de riqueza, hasta la limosnera renta básica, los perpetuos cortes de suministro o la legalización de la marihuana para adormecer a la masa sobrante

…Y como siempre, Gran Capital y Gran Leviatán, pura psicopatocracia, necesitándose mutuamente. Ninguno somete al otro. Una tiránica hidra de dos cabezas. El porvenir, aterrador, mi amada libertad definitivamente ida. Hiperinflación, colapso económico, fascismo, comunismo, genocidio. Y la peña, mientras, extrema pobreza. Y hambre, obvio. En fin.

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Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.