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A millones de católicos y no católicos en el mundo, nos ha sorprendido que el Papa no haya afirmado, al unísono con el perdón, el extraordinario legado católico de la conquista de México, que es lo que debería haber dejado claro. Lo que nos lleva a pensar que el Papa ha sido dirigido maléficamente por el señor López Obrador, presidente de México.

Y siendo esto así, no podemos dejar de referirnos a la gran enemiga de la Iglesia católica, a la Masonería, de la que ningún pontífice habla, aunque Pablo VI se refirió a ella sin nombrarla explícitamente. Fue el 29 de junio de 1972, cuando absolutamente desolado dijo: “… por alguna rendija misteriosa el humo de Satanás entró en el templo de Dios”. Constatando sus enormes consecuencias: “Hay duda, incertidumbre, problemática, inquietud, insatisfacción, confrontación”. Para segur diciendo: “Ya no se confía en la Iglesia. Se confía en el primer profeta pagano que vemos que nos habla en algún periódico, para correr detrás de él y preguntarle si tiene la fórmula para la vida verdadera. Entró, repito, la duda en nuestra conciencia. Y entró por las ventanas que debían estar abiertas a la luz”.

    Fue el papa León XIII, en la encíclica “Humanum Genus”, de 1884, la más extensa y reveladora de las encíclicas que expone lo que es la Masonería, quien desveló el engaño masónico y sus verdaderos objetivos. Sus afirmaciones son rotundas y no dejan lugar a engaño:

El fin de la Masonería es derrocar el orden religioso y político del mundo que ha producido la enseñanza cristiana y sustituirlo por un nuevo orden de acuerdo con sus ideales.
Sus ideas proceden de un mero “naturalismo”. La doctrina fundamental de naturalismo es que la naturaleza y la razón humana deben ser dueñas y guías de todo.
La Masonería reclama ser la religión “natural” del hombre. Por eso dice tener su origen en el comienzo de la historia.
El concepto masón de Dios es opuesto al de la Iglesia Católica. No aceptan de Dios sino un conocimiento puramente filosófico y natural (Dios es entonces imagen del hombre. Por eso no tienen una clara distinción entre el espíritu inmortal del hombre y Dios).
Niegan que Dios haya enseñado algo.
No aceptan los dogmas de la religión ni la verdad que no puede ser entendida por la inteligencia humana.
Poco les importan los deberes para con Dios, que pervierten con opiniones erradas y vagas.
La Masonería promulga un sincretismo que mezcla desde los misterios de la cábala del antiguo oriente hasta las manipulaciones tecnológicas del modernismo occidental.
El emblema masónico del compás y el cuadrante son símbolos de un racionalismo que pretende identificarse con todo lo que es “natural”.
Enseña que la Iglesia Católica es una secta.
Su oposición a la Iglesia Católica antecede a la oposición de la Iglesia contra ella.
La Masonería promete la perfección por medio solo del orden natural y ve el orden natural como el más alto destino. Mientras que el Catolicismo es una religión revelada y esencialmente sobrenatural.

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Afirmaciones que ratifica la declaración sobre las asociaciones masónicas de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, de 26 de noviembre de 1983, en la cual se afirma con toda claridad: “Se mantiene, por tanto, inmutable el juicio negativo de la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, ya que sus principios han sido considerados siempre inconciliables con la doctrina de la Iglesia y por ello la adscripción a las mismas permanece prohibida. Los fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden acceder a la Sagrada Comunión”. 

Destruir la civilización cristiana viene de muy atrás. De tan atrás, que el propósito de destruir a la Iglesia fundada por Cristo se inicia dentro de esas aproximadas quince horas de agonía que padeció Nuestro Señor Jesucristo desde que es detenido, hasta el instante que muere en la Cruz.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha